Pulp Ficci¨®n
Los equipos se han impuesto a las individualidades y, en consecuencia, los seleccionadores y sus t¨¢cticas han cobrado el protagonismo que, salvo a la hora de propinarles la patada, se les escatima. As¨ª como se recuerdan los errores de ¨¢rbitros y de porteros m¨¢s que los aciertos, al entrenador se le suele hacer responsable de las derrotas. Pues bien, ha llegado el momento de recapacitar y, si acaso, rectificar. En Sud¨¢frica, donde los jugadores m¨¢s medi¨¢ticos han visto mitigado su aur¨ªfero fulgor, se ha puesto de manifiesto quienes son, por derecho propio y m¨¢s all¨¢ de habilidades circenses, los mejores jugadores del mundo: aquellos que, al servicio de un equipo y bajo la batuta de un entrenador, han llegado a disputar esta fase final. La mejor pel¨ªcula no es necesariamente la que re¨²ne m¨¢s famosas y cotizadas estrellas, como parece creer alg¨²n prepotente presidente de club. Hasta en el f¨²tbol ha llegado la hora de reivindicar la importancia del guionista. Aunque, para que el espect¨¢culo no decaiga, siempre habr¨¢ mandatarios balomp¨¦dicos que acaben fichando al pulpo agorero y, enfund¨¢ndole la camiseta de sus gloriosos colores, lo presenten ante una cohorte orquestada de hinchas enfebrecidos. Con la soberbia desfachatez de quien, si las cosas van mal, culpar¨¢ de sus decisiones al entrenador de turno que, flagrante desprop¨®sito, ¨¦l mismo ha contratado.
En Francia les cae mejor La Roja que La Naranja, pero les preocupan m¨¢s sus Azules y 'la revoluci¨®n de terciopelo'
En cuanto a m¨ª, comentarista de tres al cuarto, las circunstancias han querido que viera las semifinales de Sud¨¢frica en Par¨ªs. Ello me ha proporcionado una rara perspectiva desde la que el espacio y el tiempo se comprimen y el bal¨®n pateado por el holand¨¦s Van Bronckhorst, a 30 metros de la porter¨ªa uruguaya, atraviese como una exhalaci¨®n el esc¨¢ndalo Bettencourt (una especie de G¨¹rtel a la francesa) y se incruste de forma inapelable en las redes de la porter¨ªa germana por el prodigioso y providencial cabezazo de Superman Puyol, mientras Moriarty Sarkozy se lava las manos a la manera de Pilatos Rajoy, como medida preventiva ante el posible recrudecimiento de otro tipo de contagiosa gripe A, cuyo virus a sus respectivas sombras se ha propagado.
En Francia les cae mejor La Roja que La Naranja, pero se preocupan m¨¢s de sus Azules. En coloquios y telediarios, las especulaciones sobre la posible selecci¨®n que les representar¨¢ dentro de cuatro a?os ha relegado el actual Mundial a segundo plano. A fin de cuentas, hace tiempo que para ellos ha terminado y se disponen a emprender lo que han dado en llamar "la revoluci¨®n de terciopelo". Para nosotros, en cambio, la revoluci¨®n ya se hizo en 2008 y estamos a punto de culminarla con ¨¦xito, aunque la pelota de la Final todav¨ªa est¨¦ en el tejado. Para Lizarazu, ex jugador del Bayern de M¨²nich, Espa?a es la favorita a pesar de que, seg¨²n ¨¦l, cuatro o cinco de sus jugadores no est¨¦n al nivel habitual. El caso es que, aunque seduzca menos, la Espa?a de Shrek Del Bosque mete miedo. En 54 partidos solo ha perdido dos. Por cierto, ante selecciones meritoriamente voluntariosas, con perd¨®n, como Estados Unidos y Suiza. Ante la primera, falt¨® fuerza. Ante la segunda, estrategia. Dos partidos que, dicho sea de paso, si volvieran a jugarse no se volver¨ªan a perder y que han servido, eso espero, de experiencia a no repetir ante Holanda. Y, si las piernas flojearan, no olvidemos que pensar r¨¢pido tambi¨¦n confiere velocidad al bal¨®n. En ¨²ltima instancia, confiemos en que, sin pens¨¢rselo dos veces, vuelva a aparecer Superman Puyol del fondo de nuestros televisores para, conjurando cat¨¢strofes y fulminando corrupciones, desordenando el espacio con su hirsuta y rizosa cabellera y taladrando la pantalla con su rostro esculpido a martillazos, ponga las cosas en su sitio y el bal¨®n entre los palos.
Y, cuando todo haya acabado, una pregunta flotar¨¢ en el aire: ?qui¨¦n se ha comido el pulpo del Mundial?
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