"Me cueste lo que me cueste", asegura Zapatero para anunciar m¨¢s sacrificios
El presidente del Gobierno rechaza la petici¨®n de Rajoy de convocar elecciones anticipadas - El l¨ªder del PP elude presentar alternativas frente a la crisis
Sacrificios, sacrificios y sacrificios. "Tomar¨¦ las decisiones que Espa?a necesita aunque sean dif¨ªciles. Voy a seguir ese camino cueste lo que cueste y me cueste lo que me cueste", asegur¨® en tono grave Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero.
El presidente del Gobierno se present¨® a su quinto debate sobre el estado de la naci¨®n buscando el tono de gobernante responsable que asume la decisi¨®n de adoptar reformas impopulares por el bien del pa¨ªs y a costa de su propio futuro pol¨ªtico. Y sali¨® mejor de lo que entr¨® en el hemiciclo. Sin autocr¨ªtica por sus compromisos incumplidos del pasado y dejando vislumbrar que la de las pensiones ser¨¢ la siguiente reforma dolorosa que abordar¨¢, solo o en compa?¨ªa de otros. Y, por supuesto, sin posibilidad de forzar la convocatoria de elecciones anticipadas antes de concluir esas reformas, aunque para entonces se haya inmolado definitivamente.
CiU, ERC e ICV culpan a Zapatero del recorte del Estatuto catal¨¢n
Apunta que la pr¨®xima reforma ser¨¢ la de las pensiones
El presidente ofrece recuperar art¨ªculos anulados por el Constitucional
La izquierda le acusa de dejar el progresismo; el PNV de falta de palabra
El presidente dice que todo gobernante se adapta a las circunstancias
No menciona el impuesto para rentas altas que anunci¨® para este mes
"Si hubiera contradicci¨®n entre los intereses del PSOE y lo que necesita Espa?a, yo optar¨¦: lo que necesita Espa?a", dijo con ¨¦nfasis. Y fue muy aplaudido por los suyos, a pesar de que la frase no admite contradicci¨®n, por lo que cualquier pol¨ªtico estar¨ªa obligado a suscribirla p¨²blicamente.
Frente a ¨¦l, Mariano Rajoy ten¨ªa todas las condiciones para ganar el debate y desaprovech¨® la ocasi¨®n. Llevaba debajo del brazo el t¨ªtulo que quer¨ªa para el debate y lo solt¨®: la petici¨®n de elecciones anticipadas. Esa fue su ¨²nica aportaci¨®n. Y la ¨²nica coincidencia entre ambos fue la b¨²squeda del aplauso de los suyos.
Esta vez, el presidente del Gobierno se present¨® sin sorpresas, ni ocurrencias, ni propuestas populistas desveladas en el ¨²ltimo momento. Ya no hay posibilidad de desplegar planes imaginativos como hizo el a?o pasado, porque su credibilidad ha quedado muy tocada y, sobre todo, porque la coyuntura exige abandonar las medidas de est¨ªmulo para centrarse en la reducci¨®n del d¨¦ficit.
Esta vez tambi¨¦n evit¨® los pron¨®sticos y los augurios de optimismo desmedido. Escarmentado de sus reiterados errores, a lo m¨¢s que lleg¨® es a decir que hay datos que muestran "signos alentadores". Pero esta vez a su tradicional discurso optimista le pudo la llamada al "esfuerzo colectivo".
Tampoco hubo autocr¨ªtica por sus promesas pasadas de no acometer recortes sociales. Su argumento fue que el gobernante ha de adaptarse a las circunstancias cambiantes, como han hecho en el resto de pa¨ªses. "En esta crisis, hay quien ha sido capaz de prever varias veces el pasado, incluso poni¨¦ndole mucha convicci¨®n. A los Gobiernos, sin embargo, iron¨ªas del destino, no nos ha quedado m¨¢s remedio que ser humildes e ir reaccionando a los acontecimientos con los medios a nuestro alcance", dijo.
Su relato de las medidas adoptadas vino a ser el del mal menor: "Congelamos las pensiones, para no reducirlas. Redujimos los salarios p¨²blicos, para no recortar prestaciones sociales a otros ciudadanos. Limitamos los beneficios farmac¨¦uticos, para evitar las llamadas al copago".
Hizo una defensa de su reforma del mercado laboral, porque "la situaci¨®n de nuestro mercado laboral es incompatible con el nuevo modelo de econom¨ªa innovadora y competitiva al que aspiramos". Pero no explic¨® por qu¨¦ hace solo un a?o neg¨® una reforma que ahora juzga tan necesaria. Incluy¨® un gui?o a los sindicatos que le han convocado una huelga general para el 29 de septiembre, como defensores de los intereses de los trabajadores. Las cuatro reformas para las que pidi¨® apoyo son la del sistema financiero, la del mercado laboral, la del sistema de pensiones y la de "sectores espec¨ªficos vinculados con la competitividad". Y apunt¨® la de las pensiones para elevar la edad de jubilaci¨®n, reducir las prejubilaciones y aumentar el periodo de c¨¢lculo.
No hizo propuestas sobre impuestos a la espera de los Presupuestos y ni mencion¨® el tributo para las rentas m¨¢s altas del que hace apenas un mes dijo que estar¨ªa listo en "breves semanas". Nunca m¨¢s se supo de ese anuncio. Solo un asunto le cambi¨® el paso y le apart¨® del argumento del sacrificio: el Estatuto de Catalu?a. En su discurso inicial fue directo al grano y abord¨® las consecuencias de la sentencia del Tribunal Constitucional desde el principio para centrarse luego en la crisis. Su mensaje en ese asunto fue el de la disposici¨®n a buscar con la Generalitat de Catalu?a una salida para recuperar los aspectos del Estatuto que, por razones de forma, anul¨® la sentencia y pueden abordarse mediante una ley. Por ejemplo, el Consejo del Poder Judicial de Catalu?a.
Hizo el gesto a Jos¨¦ Montilla del reconocimiento a la aspiraci¨®n de mayor autogobierno; critic¨® veladamente el retraso del alto tribunal en emitir sentencia y reproch¨® abiertamente al PP su recurso global. Pero el grueso de su discurso fue ayer el del sacrificio, el que muchos le pidieron hace un a?o y ¨¦l no quiso hacer. "Podemos negarnos a acometer esta modernizaci¨®n y correr el riesgo de languidecer, de quedarnos descolgados. O podemos afrontar la necesidad de los cambios para dirigirlos en la mejor direcci¨®n, hacer de la necesidad virtud y crear nuestro propio destino. Porque este est¨¢ en nuestras manos. Aunque nos cueste esfuerzos", enfatiz¨®.
El l¨ªder del PP, Mariano Rajoy, se present¨® con una sola idea: atacar la credibilidad de Zapatero. Y una sola propuesta: la convocatoria de elecciones anticipadas. Atascado en la cr¨ªtica global y sin temor a ser tachado de catastrofista que no aporta soluciones ni propuestas, Rajoy no hizo ni intenci¨®n de presentar alternativas. Su ¨²nico objetivo era examinar a Zapatero. El l¨ªder del PP desaprovech¨® la ocasi¨®n para decir lo que propone sobre pensiones, sobre reforma laboral o sobre cualquier otra medida. Sabemos contra qu¨¦ est¨¢, pero no sabemos a favor de qu¨¦ est¨¢.
El l¨ªder del PP situ¨® a Zapatero frente a sus contradicciones y el presidente respondi¨® situando a Rajoy frente a sus exageraciones, en un agrio debate, jaleado por los diputados bulliciosos de los dos grupos mayoritarios.
Rajoy culp¨® a Zapatero de crear con el Estatuto de Catalu?a una "grave crisis institucional" y el presidente del Gobierno le record¨® su recurso global y sus apelaciones a que se romp¨ªa Espa?a, la recogida de firmas y las frases vaticinando que no habr¨ªa m¨¢s Presupuestos Generales del Estado y hasta que desaparec¨ªa el Ministerio de Econom¨ªa. "Ustedes cabalgaron sobre el anticatalanismo", le respondi¨®. Si Rajoy acus¨® a Zapatero de "ejercicio de travestismo pol¨ªtico", Zapatero le respondi¨® que s¨®lo le preocupa su inter¨¦s y no el de los espa?oles.
Al titular buscado por el PP de la petici¨®n de elecciones para "acabar con este calvario", Zapatero respondi¨® que "pocos gobernantes ser¨ªan responsables si convocaran elecciones en momentos en que hay reformas en discusi¨®n". Le ret¨® de nuevo a presentar una moci¨®n de censura y asegur¨® que no lo hace por no tener programa ni votos en la C¨¢mara. El presidente, mucho mejor en la r¨¦plica que en el discurso inicial, utiliz¨® un tono duro, casi de enfado, con argumentos preparados que fueron premiados con la ovaci¨®n de los suyos en pie.
El resto de grupos que intervinieron ayer mantuvieron la distancia con el Gobierno. Pero con m¨¢s matices que en anteriores debates. As¨ª, Josep Antoni Duran i Lleida (CiU) mantuvo su petici¨®n de elecciones anticipadas, una vez concluidas las reformas, pero en un tono m¨¢s suave que el reciente cuando dio por amortizado al presidente. Su discurso volvi¨® a ser constructivo y cargado de propuestas econ¨®micas pero, esta vez, dedic¨® una parte importante al Estatuto, a lamentar la sentencia y culpar a Zapatero. "No comparto su empe?o en minimizar el impacto de la sentencia", le dijo. La proximidad de las elecciones catalanas plane¨® sobre el hemiciclo y Joan Ridao (ERC) y Joan Herrera (ICV) hicieron responsable directo a Zapatero del recorte del Estatuto. "Yo le acuso. La izquierda espa?ola ha cometido un error colosal, hist¨®rico porque solo puede gobernar de la mano del catalanismo y su partido se debate todav¨ªa entre el espa?olismo castizo que hace seguidismo canino y ca?¨ª del PP y de larga tradici¨®n jacobina; y el miedo al qu¨¦ dir¨¢n". Ridao, siempre sobrado en las met¨¢foras, a?adi¨®: "A usted se le ha quemado el embrague de hacer marcha atr¨¢s. Empez¨® con ¨ªmpetu bravo en el Sant Jordi con el 'apoyar¨¦' y ha acabado como un escurridizo Poncio Pilato lav¨¢ndose las manos".
Y no hubo matices en la dura cr¨ªtica de Josu Erkoreka (PNV), que con la puerta abierta a negociar los Presupuestos lanz¨® contra Zapatero frases como "su proyecto pol¨ªtico se ha desplomado" o "la Espa?a plural y la Espa?a social est¨¢n hechas unos zorros". Tambi¨¦n sin matices la izquierda representada por Gaspar Llamazares (IU) y Joan Herrera (ICV), para los que Zapatero se ha ido definitivamente del progresismo.
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