'Bona nit'
Cuando uno habla de s¨ª mismo parece que ignora a los dem¨¢s y as¨ª se suele juzgar, equivocadamente creo, la experiencia y la voluntad que la sustenta. La Duras dec¨ªa yo sin pensar que ese yo val¨ªa m¨¢s que otros, sabiendo que su presencia en el discurso no era m¨¢s que un testigo. No se puede acusar de ego¨ªsmo a todo lo que se escribe en primera persona, con su propia voz; habr¨ªa que presentar una acusaci¨®n mejor, tal vez naturalismo sea el crimen que hemos cometido quienes decimos nuestro nombre. La palabra escrita sujeta la huella de una intenci¨®n, como la caligraf¨ªa (que es la forma y a la vez su contenido), por eso se escribe y a quien escribe se le puede negar todo menos la posibilidad. De un ni?o se puede decir que falla en su caligraf¨ªa, pero eso no nos excusa a la hora de aceptar su existencia. Las palabras, mal o bien escritas, son algo. Las voluntades, por torpes que nos parezcan, existen.
"Existen hoy sensibilidades diferentes bajo el mismo marco"
Raro es que sigamos hablando cuando al parecer hablar no sirve de nada y no deja de ser formidable que casi todas nuestras cuestiones sigan a d¨ªa de hoy leyes verbales. Equivocar un enunciado sigue lastimando cualquier proposici¨®n, un paso en falso en la composici¨®n de una renuncia nos condena a un futuro diferente. El Estatut bastar¨ªa como prueba, pero antes de las grandes propuestas tambi¨¦n hab¨ªamos titubeado entre nosotros, condicionados por la limitaci¨®n de nuestras expresiones. Alguien podr¨ªa preguntarse, no sin cierta raz¨®n, si la ley son solo palabras. Cuesta mucho imaginar otra norma que rija lo com¨²n m¨¢s all¨¢ de la formulada y corregida y despreciada o aceptada de acuerdo a la potencia y exactitud de su formulaci¨®n.
Es decir, cada palabra se considera si se opone al estado de las cosas.
Qu¨¦ locura, pensar¨¢n algunos catalanes, si la verdad adem¨¢s de sentirla hay que decirla, y sin embargo se dan ahora cuenta, nos damos ahora cuenta todos, de que no hay otra forma de emoci¨®n que la emoci¨®n articulada.
La derrota del Estatut es, creo, la derrota de su articulaci¨®n, o la derrota del texto al que se enfrenta. Una de estas dos causas precisa de un matiz que a¨²n no se ha producido.
Desde la paz de la raz¨®n se puede ver que el conflicto se produce cuando la letra se equivoca. Lo dif¨ªcil es dilucidar cu¨¢l de estas dos letras opuestas merece m¨¢s respeto, qu¨¦ verdad se sujeta, qu¨¦ raz¨®n se sumerge y cu¨¢l progresa.
Existen hoy sensibilidades diferentes bajo el mismo marco, y el trabajo de quienes supuestamente nos cuidan es acercar posiciones, toda negociaci¨®n se produce entre los l¨ªmites no deseados del desastre.
Patria y Dios no son realidades sino aspiraciones, meras voluntades, tal vez solo sue?os, pero si alguien las persigue como causas, habr¨ªa tal vez que escucharles al menos mientras hablen. Otra cosa ser¨¢ que quienes manejan estas causas y estos dioses no manejen m¨¢s que su propio inter¨¦s o su propia locura, pero, insisto, incluso al m¨¢s loco de nuestros deseos hay que tenerle cierto respeto, pues ha sido concebido entre la cl¨¢usula m¨¢s peque?a y por tanto m¨¢s grande de nuestras libertades.
No conviene olvidar que la libertad se crea para proteger lo peque?o y diferente. Para asegurar lo grande y obligatorio ya exist¨ªa la fuerza.
El fallo del Tribunal Constitucional parece desde aqu¨ª, desde donde yo lo veo, una desgracia bien repartida, eso que en Norteam¨¦rica se llama when the shit hits the fan, que traducido viene a decir: cuando la mierda alcanza el ventilador?
Algo me dice que la gente que cobra, y mucho, por arreglar estas cosas de uno y otro y otro lado (hay m¨¢s de mil lados en este y en cada conflicto), las est¨¢n arreglando muy mal.
En fin, que en este asunto de Espa?a y Catalu?a no hemos hecho m¨¢s que empezar y nos deseo a todos lo mejor.
Como bien sab¨ªa Marguerite Duras, se puede decir yo sin pretender insultar a nadie, sin reclamar m¨¢s condici¨®n que la propia.
Mientras unos y otros lo comprenden, bona nit.
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