Tony Judt, historiador experto en la Europa del siglo XX

Tony Judt, uno de los historiadores e investigadores de la Europa de finales del siglo XX m¨¢s respetados en su profesi¨®n, falleci¨® el viernes en su residencia de Nueva York, seg¨²n confirm¨® la Universidad de Nueva York, para la que trabajaba como profesor. Ten¨ªa 62 a?os y hab¨ªa padecido, durante casi dos a?os, los devastadores efectos de la enfermedad de Lou Gehrig, o esclerosis lateral amiotr¨®fica.

Judt naci¨® en el seno de una familia jud¨ªa de Reino Unido en 1948. En su juventud vivi¨® en un kibutz en Israel. La experiencia en la granja colectiva constituy¨® una etapa importante de su formaci¨®n y le marc¨® como sionista de izquierdas durante algunos a?os. Lleg¨® a servir como conductor voluntario en la Guerra de los Seis D¨ªas, que enfrent¨® a Israel con la coalici¨®n de pa¨ªses ¨¢rabes en 1967.

En un texto de 2003 proclam¨® que Israel era un "anacronismo"

Critic¨® la pol¨ªtica exterior de EE UU y el peso de sus instituciones jud¨ªas

Aquel fervor sionista de juventud, sin embargo, no le dur¨® mucho. Pronto cambi¨® su izquierdismo con toques radicales por unas posturas m¨¢s socialdem¨®cratas. Y en sus textos critic¨® no solo el poder y la prominencia internacional de Estados Unidos, sino el peso de las instituciones jud¨ªas dentro de la arquitectura pol¨ªtica norteamericana.

Su obra m¨¢s famosa, publicada en 2005, es Posguerra: Una historia de Europa desde 1945, una cr¨®nica monumental del continente en los a?os posteriores a la II Guerra Mundial. En su an¨¢lisis, Judt afirma que la cooperaci¨®n de los pa¨ªses europeos en los 30 a?os posteriores a la ca¨ªda de Adolf Hitler da muestra de que el pacifismo y el multilateralismo pueden engendrar una estabilidad y una prosperidad duraderas. Con Posguerra qued¨® finalista al Premio Pulitzer en 2006.

"Am¨¦rica tendr¨ªa el mayor Ej¨¦rcito y China crear¨ªa m¨¢s productos, y m¨¢s baratos", escribe en la conclusi¨®n del libro. "Pero ni Am¨¦rica ni China dispon¨ªan de un modelo ¨²til que sirviera para la emulaci¨®n universal. A pesar de los horrores de su reciente pasado -y en gran medida gracias a ellos-, eran los europeos los que ahora estaban genuinamente posicionados para ofrecerle al mundo alg¨²n modesto consejo sobre c¨®mo evitar repetir los errores del pasado. Pocos lo habr¨ªan dicho hace 60 a?os, pero puede que el siglo XXI pertenezca a¨²n a los europeos".

Era profesor de la Universidad de Nueva York desde 1987. En esa instituci¨®n ayud¨® a fundar el Instituto Remarque, donde investigaba y ense?aba historia reciente de Europa. Judt cuenta con nueve libros, sobre todo an¨¢lisis respetados en ese campo. Aparte, colaboraba con la revista New York Review of Books, en la que consagr¨® su cambio de ideas sobre el conflicto ¨¢rabe-israel¨ª.

En un pol¨¦mico an¨¢lisis de 2003, proclam¨® que Israel era un "anacronismo" y pidi¨® la creaci¨®n de un Estado binacional para ¨¢rabes y jud¨ªos. Uno de sus ¨²ltimos art¨ªculos defend¨ªa que las cr¨ªticas a los actos de fuerza del Ejecutivo de Israel no est¨¢n motivadas por el antisemitismo y que, adem¨¢s, el abuso de este calificativo es peligroso para la memoria del Holocausto.

En oto?o de 2008 se le diagnostic¨® esclerosis lateral amiotr¨®fica (ELA), que provoca una progresiva par¨¢lisis de los m¨²sculos. Se trata de la misma enfermedad degenerativa que padece el cient¨ªfico Stephen Hawking. Judt estaba paralizado de cuello para abajo. Le costaba tragar, hablar, incluso sujetar la mand¨ªbula. Necesitaba ayuda para pr¨¢cticamente todo.

A lo largo de sus ¨²ltimos meses, escribi¨® acerca de su enfermedad y sobre sus impresiones de la vida, lo que supuso un giro a su carrera y la inauguraci¨®n de una nueva etapa de reflexiones mucho m¨¢s personales. En cuesti¨®n de meses, Tony Judt se convirti¨® en tetrapl¨¦jico, necesitado de un tubo de ox¨ªgeno para respirar. Su mente, sin embargo, estaba intacta, y sigui¨® produciendo sus l¨²cidos an¨¢lisis sin mella alguna casi hasta su ¨²ltimo d¨ªa de vida.