Kenia, despu¨¦s de Ava Gardner
Un recorrido cinematogr¨¢fico por el pa¨ªs en el 25? aniversario de 'Memorias de ?frica'
Aquellos panoramas desde una avioneta, con banda sonora de Mozart (y de John Barry), forman parte de nuestra memoria ¨ªntima. Colinas galopadas por ant¨ªlopes y gacelas, matas de t¨¦ en la inh¨®spita sabana, horizontes sin l¨ªmite como un oc¨¦ano de instintos animales y pasiones humanas. Memorias de ?frica, la pel¨ªcula protagonizada por Meryl Streep y Robert Redford que se estren¨® en diciembre de 1985 y obtuvo ocho oscars, celebra sus bodas de plata. Desde entonces no ha dejado de asomarse asiduamente a las pantallas de los televisores, es un cl¨¢sico.
Sobre todo en Nairobi, y muy especialmente en la casa museo de Karen Blixen. La escritora danesa lleg¨® a Kenia en 1913 y pas¨® all¨ª m¨¢s de veinte a?os. Public¨® el libro que sirvi¨® de gui¨®n a la pel¨ªcula en 1937, bajo el seud¨®nimo de Isak Dinesen. Su granja, en el ahora llamado barrio Karen, es el museo m¨¢s popular de Kenia, con m¨¢s de 50.000 visitantes al a?o. La casa se abri¨® al p¨²blico cuando se estren¨® la pel¨ªcula (que no se rod¨® en su interior, sino en una copia exacta a pocos kil¨®metros). Es la zona m¨¢s elegante de Nairobi, con varios parques de animales y atracciones para turistas, adem¨¢s de la obligada excursi¨®n a las colinas de Ngong, donde sigue la tumba del amante de Karen, Denys Finch-Hatton, dicen que velada cada noche por una pareja de leones.
GU?A
Dormir
? Mount Kenya Safari Club (00254 20 22 65 000; www.fairmont.com/kenyasafariclub). Nanyuki. Hotel museo, puede visitarse el orfanato animal William Holden Wildlife Educational Centre. La doble, desde 250 euros.
? The Norfolk (00254 20 22 65 000; www.fairmont.com/norfolkhotel). Harry Thuku Road, Nairobi. Lujoso hotel colonial. Desde 200.? Casa museo de Karen Blixen (www.museums.or.ke/content/
blogcategory/13/19).
Informaci¨®n
? Casa museo de Karen Blixen (www.museums.org.ke/content/blogcategory/13/19).
? Turismo de Kenia (www.magicalkenya.com).
Son aquellas las tierras m¨¢s f¨¦rtiles del pa¨ªs, territorio de los kikuyu, la etnia dominante; tierras que se extienden hasta el monte tot¨¦mico que da nombre a la naci¨®n, el monte Kenia, un gigante que rebasa los 5.000 metros y se cubre de nieves perpetuas (como el Kilimanjaro, que domina la sabana keniana desde Tanzania). A los pies del coloso hay un hotel de sabor colonial que tiene mucho que ver con el cine, el Mount Kenia Safari Club. Lo cre¨® el actor William Holden con dos socios en 1959 como un selecto club de caza, y por all¨ª han pasado actores de Hollywood, celebrities, presidentes y testas coronadas.
Pero ya hac¨ªa a?os que la gente del cine hab¨ªa puesto el ojo en los m¨¢gicos escenarios de Kenia. Se rodaron muchas pel¨ªculas y algunas son ya cl¨¢sicas, como Las minas del rey Salom¨®n (1950); Las nieves del Kilimanjaro (1952), sobre la novela hom¨®nima de Hemingway; Mogambo (1953), de John Ford, con el tr¨ªo explosivo de Ava Gardner, Grace Kelly y Clark Gable; Hatari (1962), de Howard Hawks, con John Wayne y la m¨²sica inolvidable de Henry Mancini... Aquellos decorados forman parte de nuestro propio ¨¢lbum de estampas, de nuestra fantas¨ªa y sed de aventuras.
Ca?ones volc¨¢nicos
Im¨¢genes nost¨¢lgicas, melosas, que el tiempo mineraliza como un f¨®sil. El t¨®pico de la sabana africana ha ido siendo desplazado en a?os posteriores por otros paisajes no menos deslumbrantes. Los ca?ones volc¨¢nicos de Hell's Gate, junto a Naivasha, sirvieron de fondo a pel¨ªculas como Nacida libre, Sheena, Queen of the jungle (la primera hero¨ªna del celuloide procedente del c¨®mic) o su colega Lara Croft: Tomb Raider, otra hero¨ªna (Angelina Jolie) nacida esta vez del videojuego. El lago de Naivasha -una ciudad entregada al cultivo de rosas y pensionados de estudiantes-, as¨ª como los lagos vecinos de Nakuru y Elementeita, con millones de flamencos rosas y otras aves y fieras, han sido un tel¨®n irresistible para filmes de todas las ¨¦pocas.
Lo novedoso ha ido m¨¢s all¨¢ del cambio de decorado. Tambi¨¦n las sensibilidades han evolucionado. Los filmes que se ruedan ahora son m¨¢s comprometidos, por decirlo de alguna manera. El jardinero fiel (2005) muestra las orillas mef¨ªticas y colores met¨¢licos del lago Turkana, fuera del circuito tur¨ªstico, y se aventura incluso en el gueto de Kibera, el mayor poblado chabolista de ?frica, junto a Nairobi; pero sobre todo plantea un asunto oscuro: la supuesta acci¨®n de grandes farmac¨¦uticas frente a la poblaci¨®n africana, seg¨²n trama de John le Carr¨¦. Un tema similar al de La pesadilla de Darwin (2005), que hace del lago Victoria escenario del tr¨¢fico de armas. Con La masai blanca (2005), la directora Hermine Huntgeburth plantea una apor¨ªa universal, la de c¨®mo sacar a las etnias de su atraso sin destruir su entidad. Otra cineasta, la francesa Claire Denis, aborda en White material (presentada en el Festival de Venecia del a?o pasado, sobre un libro de Doris Lessing) el tema inc¨®modo de las nuevas ecuaciones de poder entre negros y blancos.
La gran novedad, sin embargo, no es que nuestros cineastas nos muestren ?frica de forma diferente, sino que ?frica ha comenzado a mostrarse a s¨ª misma. Hollywood ya no es la segunda potencia mundial en la industria del cine, por detr¨¢s de Bollywood, India (seg¨²n cifras de la Unesco que atienden solo al n¨²mero de pel¨ªculas producidas, no a su difusi¨®n o beneficios). Hollywood ha sido desplazada a un tercer puesto por Nollywood, la industria nigeriana, con m¨¢s de 300 productores que fabrican hasta 2.000 pel¨ªculas al a?o. Nollywood no est¨¢ aislada, la industria africana cuenta con la veteran¨ªa de Egipto (que empez¨® en 1896 y tuvo una edad de oro en los a?os cuarenta y cincuenta), Sud¨¢frica (Invictus da prueba de su empuje, y promete taquilla un pr¨®ximo biopic sobre Winnie Mandela), Ghana, Tanzania y, por supuesto, Kenia.
Son muchos los kenianos j¨®venes, o no tanto, que procuran una visi¨®n cr¨ªtica de su pa¨ªs, un cine independiente y artesano que se vende en circuitos cortos, pero r¨¢pidos, en formato DVD (en Kenia, como en Nigeria y otros pa¨ªses africanos, apenas hay cines). Una directora como Wanuri Kahiu ha conseguido que su ¨²ltima pel¨ªcula, Pumzi (Aliento, 2009), sobre el calentamiento global, fuese programada a principios de a?o en el alternativo Sundance Film Festival. La tecnolog¨ªa digital, m¨¢s asequible, facilita el empe?o de j¨®venes realizadores y promete un futuro esperanzador.
Kenia ya no ser¨¢ el clich¨¦ f¨¢cil de las verdes colinas de Ngong, o las sabanas henchidas de trofeos para c¨¢maras de turistas. Podr¨¢ ser, en cambio, un escenario m¨¢s complejo donde quepan adem¨¢s monta?as y tierras altas, selvas ecuatoriales, volcanes apagados y ca?ones, glaciares alpinos y lagos majestuosos, desiertos implacables o playas tropicales. Y ciudades. Todo ello transitado por hombres de carne y hueso, pertenecientes a 42 culturas diferentes, con problemas y ambiciones que son m¨¢s o menos los nuestros, los de todos. ?frica se despierta sin que ello suponga romper -todo lo contrario- el sue?o que muchos urdimos en cines de barrio y sesi¨®n continua, cuando ¨¦ramos tan peque?os como el mundo, entonces.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.