Un futuro m¨¢s negro que el carb¨®n
Los 52 mineros amotinados en Palencia llevan 11 d¨ªas reclamando sus n¨®minas
Hartos. Hartos tras dos meses sin cobrar y el runr¨²n cada vez m¨¢s sombr¨ªo que llega de Bruselas y Madrid. A Eleuterio se le acerc¨® el vigilante el primer d¨ªa de septiembre para quejarse de que tres de sus compa?eros se negaban a abandonar la mina del Pozo Las Cuevas. "?Pero qu¨¦ hacen ¨¦stos?", se pregunt¨®. Entonces hubo un revuelo general y al final un mot¨ªn despu¨¦s de que uno de los 52 mineros que siguen encerrados proclamara el ya cl¨¢sico "o todos o ninguno". "?Y la que se arm¨®!", dice Eleuterio, a quien le falta menos de un mes para jubilarse y que se ha erigido como portavoz.
Once d¨ªas despu¨¦s, a los mineros encastillados en la excavaci¨®n de Velilla del R¨ªo Carri¨®n la hulla les ennegrece el rostro, la condensaci¨®n del aire les dificulta la respiraci¨®n y las nulas perspectivas de que el sector carbonero sobreviva les carcome la moral. No atienden a los sindicatos, que les invitan a protestar pero no antes de la negociaci¨®n con Industria del mi¨¦rcoles, cuando se decidir¨¢ si se prorrogan las subvenciones. Y cuentan con el apoyo -no declarado- de su patr¨®n, Victorino Alonso, el mayor empresario minero del pa¨ªs, que el viernes carg¨® nada menos que contra las el¨¦ctricas y los eurodiputados en el Hotel Ritz de Madrid.
"Pedimos un futuro para las cuencas: dos n¨®minas no solucionan nada"
Los representantes sindicales se re¨²nen el mi¨¦rcoles con Industria
Propietario de un grupo con 2.000 trabajadores repartidos en las cuencas de Le¨®n, Palencia y Asturias, Alonso -investigado por fraude en 1996- persigue las subvenciones que permitan prolongar la respiraci¨®n asistida del sector y pagar las dos n¨®minas que adeuda. Industria tilda de "injustificable" el impago. Pero los mineros aseguran que esa no es su guerra. "Pedimos un futuro para las cuencas. Con lo que cobramos, dos n¨®minas no solucionan nada", dicen.
Dif¨ªcil empresa. La UE ha decretado el cierre todas las explotaciones carboneras que precisen de ayudas p¨²blicas para 2014. Y el Pozo Las Cuevas las necesita.
Abajo, tras 1.200 metros de traqueteo a bordo de un viejo todoterreno que lleva al campo base de los 52, no reina precisamente la alegr¨ªa. Los mineros guardan silencio, leen peri¨®dicos o combaten las ganas de fumar jugando a las cartas. Los que hablan destilan el marcado acento propio del noroeste de Castilla y Le¨®n. De vez en cuando se permiten un trago de cerveza, un orujo. Y se deprimen, y se enfurecen entre ellos y con los medios de comunicaci¨®n, que han insinuado que el suyo es un encierro de sal¨®n.
En el Pozo Las Cuevas la vida nunca es f¨¢cil. "Quien cuestione las condiciones que tenemos, que venga a compartirlas con nosotros", advierte Eleuterio. Los mineros hablan con sus familiares, que se manifiestan en el exterior y les proporcionan comida, y reciben alguna que otra ayuda de los vecinos de Velilla. La humedad ha empapado casi todos colchones y algunos han tenido que abandonar el enclaustramiento por problemas de tensi¨®n. La mayor¨ªa parece no tener fuerzas.
Pero si algo les eleva la moral es saber que no est¨¢n solos. Otros 13 hombres llevan siete d¨ªas confinados en el Pozo Casares de Tremor, en Le¨®n. En esta provincia, en la zona de Bembibre, m¨¢s de un centenar de mineros lleva d¨ªas cortando carreteras y v¨ªas f¨¦rreas. Quiz¨¢s estas acciones se deban a la capacidad combativa de un gremio cuyo parte de defunci¨®n en Espa?a se pronosticaba ya en 1933; un pesimismo que se top¨® siempre con la lucha tenaz de los mineros. Abajo, pese a la baja moral y a la falta de fuerzas, todos perjuran que no saldr¨¢n si no es con el resto. "Nuestra profesi¨®n es as¨ª, codo con codo. Entre nosotros hay cosas que no conocen ni nuestras mujeres".
Augusto Pires, responsable de miner¨ªa de CC OO en Castilla y Le¨®n, baj¨® el viernes al campo base para invitarles a salir. Respeta el encierro pero no lo comparte. "Les hemos propuesto una huelga nacional de al menos 48 horas si fracasa la reuni¨®n con Industria por lo de sus n¨®minas, la entrada en vigor del Real Decreto y el Plan del Carb¨®n". Pires no lo consigui¨®. Lo ¨²nico que logr¨® fue que los mineros se rebotaran contra sus representantes sindicales.
El Real Decreto garantizar¨ªa la compra de carb¨®n por parte del Estado hasta la funesta fecha, 2014. El Plan del Carb¨®n va m¨¢s en la l¨ªnea de los 52 encerrados: pretende la reconversi¨®n industrial del sector, lo que rescatar¨ªa la actividad de la comarca, hundida no solo por la amenaza que pende sobre las minas, sino, sobre todo, por la que se cierne sobre la central t¨¦rmica de Velilla del R¨ªo Carri¨®n, sobre toda la zona. Casi una utop¨ªa para los tiempos que corren, para la ¨¦poca de austeridad que vive Espa?a, que vive Europa.
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