Normalizar el cr¨¦dito
Las lecciones de la m¨¢s severa crisis financiera desde la que origin¨® la Gran Depresi¨®n empiezan a ser asimiladas. La semana pasada, adem¨¢s del acuerdo sobre la estructura de supervisi¨®n financiera en el seno de la UE, se han conocido los t¨¦rminos en los que el Consejo de Supervisores Bancarios ha acordado las exigencias de capital que han de afianzar la solvencia de los operadores bancarios. El G-20 dar¨¢ probablemente su apoyo definitivo a esas nuevas definiciones de capital necesario para operar como entidad bancaria.
Llevan raz¨®n quienes desde la observaci¨®n de los destrozos originados por los errores de los bancos y sus supervisores -en todo el mundo, pero fundamentalmente en EE UU- reclamaban una regulaci¨®n mucho m¨¢s estricta y, en todo caso, de m¨¢s urgente aplicaci¨®n. Los contribuyentes a uno y otro lado del Atl¨¢ntico siguen sufragando las, en el mejor de los casos, torpezas en la gesti¨®n de los riesgos de los bancos. En algunos otros, las actuaciones directamente al margen de la ley. En todos, el paro sigue erosionando el bienestar. El tama?o de los operadores bancarios (la trampa del "demasiado grande para dejarlo caer") o el mero hecho de que la intermediaci¨®n financiera es esencial para el normal funcionamiento de las modernas econom¨ªas justifica esos desembolsos de dinero p¨²blico que han contribuido al aumento del d¨¦ficit p¨²blico en muchas econom¨ªas de la OCDE.
Espa?a no es precisamente el m¨¢s destacado de esos casos de transferencia de dinero del contribuyente a los bancos, ya que las actuaciones de las autoridades se han concretado en garantizar a las entidades bancarias las operaciones de salida a los mercados o en la adquisici¨®n de algunos activos espec¨ªficos. Las pruebas de esfuerzo que se hicieron en julio pasado sobre la pr¨¢ctica totalidad del sistema bancario espa?ol ya anticipaban la solvencia diferencial frente a la mayor¨ªa de los sistemas bancarios europeos. Con datos ahora disponibles, la aplicaci¨®n de esos requerimientos de capital que exigir¨¢ Basilea III no deja en una situaci¨®n particularmente complicada al conjunto del sistema bancario, siempre que no se compliquen la vida con inversiones de riesgo dudoso o en decisiones de crecimiento excesivamente ambiciosas para las posibilidades de crecimiento econ¨®mico que se manejan en todo el mundo. Para evitar eso est¨¢ el Banco de Espa?a, que ha de velar no solo porque las entidades peque?as sean estables y prudentes en la asunci¨®n de riesgos, sino tambi¨¦n porque las menos peque?as contribuyan a que el cr¨¦dito fluya a las empresas. Esta es la gran asignatura pendiente del sistema bancario espa?ol. Sigue sin normalizar su funcionamiento, acelerando en algunos casos esa mortalidad empresarial que, como la elevad¨ªsima tasa de paro, caracteriza a la econom¨ªa espa?ola.
La dilatada tradici¨®n de buen hacer del Banco de Espa?a se est¨¢ poniendo a prueba en esta crisis, no solo en la aplicaci¨®n de rigurosas inspecciones a entidades de menor tama?o, sino m¨¢s relevante, en que el conjunto de los bancos, cajas y cooperativas de cr¨¦dito vuelvan a cumplir la funci¨®n para la que est¨¢n creados. De no ser as¨ª, el peor impacto de Basilea III habr¨ªa empezado ya a trav¨¦s de una tolerancia de pr¨¢cticas bancarias poco compatibles con la recuperaci¨®n del crecimiento necesario para que la econom¨ªa espa?ola deje de destruir empleo. -
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.