Belleza
Paul Dirac naci¨® en Bristol, hijo de un suizo cat¨®lico y de una inglesa metodista. ?l se declar¨® ateo convencido siempre que tuvo ocasi¨®n de hacerlo. Su padre era profesor de idiomas y hab¨ªa nacido en el Valais. Pretendi¨® imponer el franc¨¦s como lengua familiar, decisi¨®n que provoc¨® situaciones tan chocantes como que ¨¦l y su hijo Paul comieran en el comedor mientras su mujer y sus otros dos hijos, F¨¦lix, que se suicidar¨ªa en plena juventud, y Betty, com¨ªan en la cocina. Paul recordar¨ªa m¨¢s tarde aquellas comidas en franc¨¦s como una tortura. Jam¨¢s sinti¨® aprecio por su padre y tampoco por la lengua francesa. La otra lengua extranjera que conoc¨ªa, el alem¨¢n, tambi¨¦n se neg¨® a utilizarla tras la llegada de Hitler al poder. Manifest¨® simpat¨ªas por la revoluci¨®n sovi¨¦tica, aunque su inter¨¦s por la pol¨ªtica fuera muy limitado. En cualquiera de los ranking que se elaboran sobre los mayores cient¨ªficos de la historia, Paul Dirac siempre est¨¢ presente. En 1933 se le concedi¨® el Nobel de F¨ªsica. Ten¨ªa 31 a?os.
Parece que hablaba tambi¨¦n muy poco en su lengua materna, el ingl¨¦s. Prefer¨ªa escuchar y sus intervenciones se limitaban a responder "yes" o "no", y, cuando se explayaba, "I don't mind", y hay quienes le han diagnosticado postmortem haber padecido el s¨ªndrome de Asperger, una forma de autismo, extremo que otros ven discutible. En sus art¨ªculos y libros sobre f¨ªsica cu¨¢ntica desarroll¨® un estilo de una claridad y precisi¨®n deslumbrantes, cualidades que tambi¨¦n destacaban en sus exposiciones orales. Sus gustos culturales eran muy limitados y hay una an¨¦cdota suya en G?ttingen con su amigo de por vida Robert Oppenheimer que merece ser contada. A este ¨²ltimo le gustaba tambi¨¦n la poes¨ªa, incluso la practicaba, una afici¨®n que a Dirac le resultaba extra?a, as¨ª que le espet¨® que no entend¨ªa c¨®mo pod¨ªa compaginarla con la F¨ªsica: "En la ciencia uno trata de decir algo que antes nadie conoc¨ªa con palabras que pueda entender todo el mundo, mientras que en poes¨ªa est¨¢s abocado a decir algo que todo el mundo sabe ya con palabras que nadie entiende". Sin embargo, si alg¨²n criterio hubo que guiara todo su quehacer cient¨ªfico no fue otro que el de la Belleza.
Para Dirac, ninguna ecuaci¨®n, ninguna teor¨ªa, pod¨ªa ser verdadera si no era bella en s¨ª misma. Pensaba que si una teor¨ªa fea era confirmada por la observaci¨®n eso no pasaba de ser una mera coincidencia, o que si, al contrario, una teor¨ªa bella no era confirmada por la experimentaci¨®n era ¨¦sta la que fallaba. A Freeman Dyson, cuando le pidi¨® su opini¨®n sobre los nuevos desarrollos en electrodin¨¢mica cu¨¢ntica, le respondi¨® que podr¨ªa pensar que las nuevas ideas eran correctas si no fueran tan feas. Hubo un poeta, John Keats, que escribi¨® en una de sus odas aquello de que "la belleza es verdad, la verdad belleza". Para el poeta era la Imaginaci¨®n la fuente de esa identidad. ?Habr¨¢ tambi¨¦n una belleza no sensible, una belleza percibida por el Intelecto, que sea un indicio de verdad?
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