?Que viene el banco!

Las grandes productoras estadounidenses saben cu¨¢l es el ¨²nico negocio (casi) seguro de hoy d¨ªa para la industria cinematogr¨¢fica: las pel¨ªculas infantiles de animaci¨®n en tres dimensiones. P¨²blico asegurado, en familia, en masa. Cierto que el dueto Pixar-Disney lleva el tim¨®n con una comodidad insultante, pero tras la apertura de las divisiones animadas de Fox y Sony, adem¨¢s de Dream-Works, todos ellos con productos de ¨¦xito, aqu¨ª llega el primer trabajo de la casa Universal: Gru, mi villano favorito, una desmitificaci¨®n del malvado cl¨¢sico, reciclado aqu¨ª en un tipo borde al estilo House, que a la fuerza debe convertirse en padrastro de unas ni?as hu¨¦rfanas. Una obra notable que destaca en una de sus tramas colaterales: el asentamiento en versi¨®n candorosa de la extendida idea de que el ¨²nico y verdadero maligno de nuestros tiempos es el banco.

Si los cr¨ªos lo van a entender o no es otro asunto (ya tendr¨¢n tiempo de ello), pero queda claro que el adulto acompa?ante se ver¨¢ identificado con el protagonista cuando, decidido a cumplir su gran sue?o de villan¨ªa, el robo de nada menos que la Luna, se dirige al ¨²nico lugar que puede superar en perfidia a su prop¨®sito: el Banco del Mal, que le debe conceder un cr¨¦dito para conseguir la infraestructura necesaria para ejecutar su plan.

As¨ª, Gru, mi villano favorito, fresca y ¨¢gil, aunque quiz¨¢ algo complaciente en el dise?o gr¨¢fico de algunos de los personajes secundarios, se convierte en incuestionable producto de unos tiempos agitados por la crisis econ¨®mica global. Ya no hay ogros, cocos, brujas ni hombres del saco. Solo est¨¢n los bancos.