Cita secreta con el hombre que hace temblar al Pent¨¢gono
Es la pesadilla de la todopoderosa inteligencia militar de EE UU. Se llama Julian Assange, tiene 39 a?os y una profesi¨®n: reventar a escala mundial los mayores secretos oficiales
Julian Assange vive en un universo de secretos. Secretos eran los 400.000 documentos sobre la guerra de Irak que liber¨® ayer. Secretos son los 30 env¨ªos que cada d¨ªa recibe el portal que dirige, inagotable fuente de denuncia a escala planetaria. Secretas procuran ser sus comunicaciones, sus entradas y salidas. Su organizaci¨®n tambi¨¦n vive envuelta en el m¨¢s absoluto de los secretos.
Secreta por tanto ten¨ªa que ser la cita con el hombre que se ha convertido en serio enemigo del todopoderoso Pent¨¢gono. El hombre que fund¨® en diciembre de 2006 un sitio web tambi¨¦n es la pesadilla de grandes bancos, multinacionales y gobiernos. Ciento veinte personas, pertenecientes al llamado gabinete de crisis Wikileaks, trabajan en los alrededores del Pent¨¢gono para contrarrestar los efectos de las filtraciones del combativo portal.
"La sociedad civil est¨¢ muerta. Hay una amplia clase de gente que lo sabe y est¨¢ aprovechando para acumular riqueza y poder"
"He le¨ªdo m¨¢s documentos filtrados que nadie. Cre¨ª que sab¨ªa c¨®mo funciona el mundo. Nada me prepar¨® para lo que he encontrado"
"Yo fui un activista. Hay muchos intentos de llamarme ahora 'hacker' para devaluar mi trabajo de periodista"
"Peri¨®dicos y televisiones se han convertido en seleccionadores de contenidos tutelados"
"Dado el estado de impotencia actual del periodismo, me parecer¨ªa ofensivo que me llamaran periodista"
"El Estado de seguridad oculto se est¨¢ extendiendo por el Imperio occidental. Su centro de gravedad est¨¢ en EE UU"
Pregunta. Le¨ª un titular que pon¨ªa en su boca la frase: "Soy un periodista activista". ?Lo es?
Respuesta. Yo soy un editor. Y como editor, tambi¨¦n dirijo, y soy portavoz de mi, nuestra, publicaci¨®n. He estado involucrado en periodismo desde que ten¨ªa 25 a?os, cuando cofirm¨¦ el libro Underground, y actualmente, dado el estado de impotencia del periodismo, me parecer¨ªa ofensivo que me llamaran periodista.
P. ?Por qu¨¦?
R. Por los abusos del periodismo.
P. ?A qu¨¦ abusos se refiere?
R. El mayor abuso es la guerra contada por los periodistas. Periodistas que participan en la creaci¨®n de guerras a trav¨¦s de su falta de cuestionamiento, su falta de integridad y su cobarde peloteo a las fuentes gubernamentales.
Assange y los suyos publicaron ayer la que es considerada la mayor filtraci¨®n de documentos secretos en la historia del Ej¨¦rcito de EEUU, los papeles de Irak. En abril liberaron los papeles de Afganist¨¢n, 77.000 documentos desclasificados que destapaban la muerte de cerca de 20.000 afganos. Denunciaron ejecuciones extrajudiciales en Kenia y se llevaron por ello un premio de Amnist¨ªa Internacional. Tambi¨¦n pusieron en jaque al mayor banco island¨¦s, The New Kaupthing, destapando un documento oficial que evidenciaba la irresponsable gesti¨®n de sus administradores, que meses despu¨¦s sufrieron penas de c¨¢rcel. Y sacaron a la luz manuales secretos de la Iglesia de la cienciolog¨ªa.
Secretos. Tambi¨¦n est¨¢ llena de secretos la investigaci¨®n de la que est¨¢ siendo objeto Assange. Dos chicas le denunciaron en una misma semana de finales de agosto por acoso sexual en Suecia. El lunes se conoc¨ªa que el pa¨ªs escandinavo, al que hab¨ªa acudido a protegerse dado su r¨¦gimen garantista para la prensa, le ha denegado el permiso de residencia. Assange nos dice que est¨¢ pensando instalarse en alg¨²n sitio de Sudam¨¦rica.
Cita amarrada, hora concreta, lugar secreto. El lunes, en Londres, a las 12.00. As¨ª de escueta es la informaci¨®n del mensaje que nos entra en el m¨®vil y que anuncia que por fin podremos hablar con el hombre que ha estado y est¨¢ en el ojo del hurac¨¢n informativo.
El verano de Assange ha sido fino. Esta entrevista fue solicitada por primera vez el 19 de julio pasado. El propio Assange respond¨ªa tres d¨ªas m¨¢s tarde, el 22, emoticono incluido: "Sorry. no time for a few weeks" (lo siento, sin tiempo por unas cuantas semanas); emoticono de pena.
La noche previa al encuentro recibimos un mensaje con la direcci¨®n de un restaurante al norte de Londres. All¨ª nos recibe a las 12.00 en punto la persona que le lleva las relaciones con la prensa. Nos conduce a un callej¨®n y nos sube a unas oficinas. Un retrato de Nelson Mandela preside esta sala con largas mesas rectangulares de trabajo y paredes en tonos verde claro.
Julian Assange no est¨¢. No ha llegado. Se le espera. Preguntamos si hay alg¨²n otro miembro de la organizaci¨®n con el que podamos hablar. Al poco, por la puerta entra un hombre alto y fornido, chaqueta y pantal¨®n negros, jersey gris de cuello alto, ojos azules, pelo canoso. Es Kristinn Hrafnson, periodista island¨¦s que trabaj¨® durante 20 a?os en la televisi¨®n estatal y que se ha enrolado en el pelot¨®n de Assange: "Ten¨ªa ganas de trabajar en historias que crean grandes olas en el mundo", explica. Hrafnson particip¨® durante cinco meses en la elaboraci¨®n de Collateral Murder -Asesinato colateral-, el v¨ªdeo que dio la vuelta al mundo y que gener¨® 3.000 titulares de prensa en 48 horas. Fue visto por m¨¢s de cuatro millones de internautas en las 72 horas posteriores a su publicaci¨®n en YouTube.
Seguramente recuerden ustedes las escalofriantes im¨¢genes. Dieron la vuelta al mundo a principios de abril. Un helic¨®ptero Apache del Ej¨¦rcito de Estados Unidos sobrevuela un suburbio de Bagdad. Se ve a varias personas andando por la calle, una de ellas, fot¨®grafo de Reuters, lleva una c¨¢mara al hombro. Los militares piensan que es un arma de fuego. Desde el Apache se dispara a todos los que por all¨ª pasan en ese momento. La secuencia es espeluznante. "Keep shooting -sigue disparando-". R¨¢faga. "Keep shooting". R¨¢faga. "Keep shooting".
Personas que caen fulminadas al suelo. Otras que huyen de los disparos. Dos hombres que intentan auxiliar al fot¨®grafo herido. El Apache dispara contra ellos. Y contra la furgoneta, en cuyo interior hay dos ni?os.
Balance: doce personas fulminadas. La frialdad de la guerra expuesta. Las risas del soldado que acaba de disparar. La grosera conversaci¨®n entre los soldados. El insulto a los que yacen muertos. "Bastards". Y en el suelo, las v¨ªctimas del tiro al bulto, eso que en estos tiempos modernos se ha dado en llamar "da?os colaterales".
Llega Assange. El pelo aplastado y pegado a la cabeza; el casco de la moto bajo el brazo. Entra en la sala y Hrafnson le comenta algo. Se disculpan y se retiran a una sala contigua, asuntos urgentes, asuntos secretos. "Disculpe, esto siempre es as¨ª", dice cariacontecido el sol¨ªcito hombre de prensa.
Assange se sienta por fin frente a la grabadora. Es un hombre muy alto, fuerte, magn¨¦tico. Su anta?o pelo largo totalmente blanco, que este verano dio paso al pelo corto casta?o claro, es ahora una mezcla de esas dos fases. A sus 39 a?os, desprende un carisma indiscutible. Dos personas que han trabajado con ¨¦l y que no quieren identificarse le describen como un hombre extremadamente inteligente. ?M¨¢s calificativos?: Valiente; trabajador; divertido. El ¨²ltimo h¨¦roe del periodismo combativo elige sentarse en la mesa que le permite tener el retrato de Mandela detr¨¢s de ¨¦l: "Es importante tener bien guardadas las espaldas", bromea.
P. Su actividad en Wikileaks le est¨¢ granjeando una creciente colecci¨®n de enemigos. ?Cu¨¢l es en estos momentos su peor enemigo?
R. En t¨¦rminos de recursos dedicados a seguir nuestros pasos, el Ej¨¦rcito de Estados Unidos. Dicho lo cual, tenemos buenos amigos all¨ª, hay gente buena. Y tambi¨¦n mala. Hay un equipo, supuestamente, de 120 personas en el llamado Wikileaks warroom -equipo de crisis/de combate- dedicado 24 horas al d¨ªa a ocuparse de nosotros. Est¨¢n dirigidos por un se?or nombrado por Gates -secretario de Defensa norteamericano-. Son, predominantemente, miembros de la agencia de inteligencia militar y del FBI.
P. ?Qu¨¦ otros enemigos tiene?
R. Bancos. La mayor parte de los ataques legales que hemos recibido son de bancos. Tambi¨¦n los ha habido procedentes de China poco despu¨¦s de liberar material cr¨ªtico sobre determinadas actividades del Gobierno. Tambi¨¦n hemos recibido ataques de cultos, de sectas abusivas, como la Iglesia de la cienciolog¨ªa, los mormones...
P. Esos enemigos que tiene ?hacen que tema usted por su vida?
R. Alguna gente, como Daniel Ellsberg -el hombre que desvel¨® en 1971 los papeles del Pent¨¢gono sobre la guerra de Vietnam-, ha sostenido que mi vida est¨¢ en peligro.
P. ?Y usted qu¨¦ cree?
R. Creo que hay un peque?o, pero no insignificante riesgo, s¨ª. Lo que hay es un peligro significativo de procesamiento y de detenci¨®n. Est¨¢n intentando crear un caso de espionaje contra m¨ª y otros miembros de la organizaci¨®n, y contra gente que ha tenido relaci¨®n con nosotros en Estados Unidos.
El analista de inteligencia del Ej¨¦rcito de Estados Unidos Bradley Manning fue detenido por la filtraci¨®n del v¨ªdeo de la matanza de Bagdad. "El FBI ha visitado a gente en Boston y otras ciudades americanas conectadas con Bradley Manning o nosotros", explica Assange. "Seg¨²n mis fuentes, el fiscal general del Estado australiano aprob¨® permisos para interceptar las comunicaciones de nuestra gente en Australia. El Gobierno de Suecia ha sido presionado a nivel de inteligencia por Estados Unidos, seg¨²n dicen mis fuentes en inteligencia. El Gobierno de Islandia tambi¨¦n ha sido presionado por Estados Unidos, seg¨²n mis fuentes en Islandia y en el Senado norteamericano; y al embajador de Islandia llegaron a preguntarle si ya se hab¨ªan dado pasos para asegurarse de que Islandia no se convierta en un refugio para Julian Assange".
Assange habla de ¨¦l en tercera persona. Es un hombre que mide las palabras como nadie. No dice nada sin hab¨¦rselo pensado cuatro veces. Habla despacio, con continuas pausas que invitan al entrevistador a colar una pregunta que ¨¦l nunca responde porque sigue con su largamente articulada respuesta. Assange, no habla: dicta. Le gusta tener el control.
El adalid del periodismo combativo contin¨²a relatando la persecuci¨®n de la que ha sido objeto la organizaci¨®n que, con pulso firme, dirige. Un miembro de Wikileaks sufri¨® una emboscada en un parking de Luxemburgo en 2008. Dos abogados defensores de los derechos humanos que trabajaron con Wikileaks en Kenia fueron asesinados en marzo de 2009.
Y desde el Pent¨¢gono no se andan con chiquitas. El pasado 3 de agosto, el portavoz de Defensa estadounidense, Geoff Morrell, comparec¨ªa brevemente ante los medios. Solicitaba a Wikileaks que devolviera los documentos filtrados. "Si hacer lo correcto no es suficiente para ellos, entonces miraremos qu¨¦ alternativas tenemos para obligarles a hacer lo correcto", anunci¨® Morell.
"Fue extremadamente desagradable", dice Assange, "una manera extremadamente extra?a de pronunciarse. Hemos llegado a la conclusi¨®n de que esa rueda de prensa fue dise?ada para preparar posteriores ataques legales".
Assange sabe cultivar los silencios. Habla mirando al horizonte, sus ojos se mueven de izquierda a derecha y de derecha a izquierda mientras busca la palabra precisa. Su voz grave, levemente quebrada, y su querencia por el susurro, m¨¢s propio de la confidencia que de la entrevista, confiere a¨²n mayor intensidad a sus palabras. Habla tan bajo que conduce al interlocutor a un compromiso de escucha insoslayable. O aguzas el o¨ªdo, o no te enteras.
Cuenta que la organizaci¨®n ha recibido cien "ataques legales". Dos de cada cinco demandas/querellas acabaron en juicio. Asegura que salieron victoriosos en todos los casos. Tambi¨¦n destaca los ataques que le han dirigido los medios de comunicaci¨®n. Se queja de que los medios replican las mentiras que otros deslizan y se retroalimentan ad infin¨ªtum manchando su biograf¨ªa. "Ha habido 15 ataques contra nosotros completamente fabricados de arriba abajo", asevera, "vendidos como filtraciones de gente de dentro de la organizaci¨®n. Se ha llegado a decir que llevo una vida de lujo en Sud¨¢frica. Nunca he estado en Sud¨¢frica".
P. ?Piensa usted que las acusaciones que contra usted pesan en Suecia por acoso sexual est¨¢n conectadas con todo esto?
R. No lo sabemos. Prefiero hablar de esto en otro momento, no puedo hablar en mi nombre y en nombre de la organizaci¨®n al mismo tiempo.
Assange es un hombre acosado. Tiene que protegerse. El pasado 27 de septiembre su equipaje fue requisado cuando abandonaba Estocolmo. La hip¨®tesis de que alguien est¨¦ intentando vigilar sus pasos o interferir en sus comunicaciones no resulta descabellada. Todas las comunicaciones que realiza por tel¨¦fono o mail est¨¢n encriptadas, es un excelente cript¨®grafo, tiene un pasado de hacker. Los protocolos de seguridad que debe seguir son estrictos. En algunos lugares, confiesa, debe moverse con guardaespaldas.
Nunca se sabe d¨®nde est¨¢, d¨®nde dormir¨¢ esta noche, o en qu¨¦ anda. Su vida nada en los secretos. Se mueve r¨¢pido y procura no dejar rastro.
La existencia un tanto n¨®mada no es algo que le resulte ajeno. "Nuestra familia produc¨ªa teatro profesional y televisi¨®n y como resultado, ¨ªbamos de gira por el pa¨ªs muy a menudo", recuerda. Assange naci¨® en 1971 en Townsville, ciudad de la costa noroeste australiana. Cuando ten¨ªa ocho a?os, sus padres se separaron. La madre inici¨® una relaci¨®n con un m¨²sico con el que tuvo otro hijo. "Durante una parte de mi adolescencia tuve que lidiar con este hombre del que se sospechaba estaba conectado con el culto de Anne Hamilton-Byrne", cuenta. Una secta en la que algunos miembros convenc¨ªan a las madres para que ofrecieran a sus hijos reci¨¦n nacidos a la l¨ªder del movimiento. Ni?os que se convert¨ªan en hijos adoptivos de la suma sacerdotisa, que ordenaba te?irles a todos el pelo de rubio y a los que se suministraban todo tipo de drogas, incluidas ceremonias de iniciaci¨®n al LSD cuando apenas eran adolescentes.
Lleg¨® un momento en que no qued¨® otra salida que huir. Huir de las garras de aquel hombre. Assange, su hermanastro y su madre estuvieron tres meses cambiando constantemente de domicilio. Vivir a la fuga.
Secretos y fugas. Dos conceptos que gobiernan la vida de Julian Assange. Leaks significa fuga. Y tambi¨¦n fuga de informaci¨®n, filtraci¨®n.
Por aquellos a?os dif¨ªciles naci¨® su fascinaci¨®n por los ordenadores. Su pericia, sus dotes como programador, le convirtieron en un notable hacker. Su nombre de guerra: Mendax. All¨ª comenz¨® su lucha: la informaci¨®n est¨¢ para ser compartida.
Como hacker, lleg¨® a penetrar en los sistemas de la compa?¨ªa telef¨®nica canadiense Nortel, motivo por el cual lleg¨® a ser encausado. El juez acab¨® sentenciando que detr¨¢s de su intentona se escond¨ªa el simple placer de ser capaz de penetrar en sistemas ajenos. Tuvo que pagar una peque?a multa. "Yo fui un activista", asume. "La investigaci¨®n de la que fui objeto se acab¨® cuando yo ten¨ªa 20 a?os; aunque el proceso durara seis a?os m¨¢s, hasta 1997. Ahora hay muchos intentos de llamarme hacker, basados en mis actividades como hacker de hace veinte a?os, para devaluar mi trabajo como periodista. Con ello se pretende adem¨¢s despojarme de las protecciones legales de cualquier periodista; van contra m¨ª personalmente, y contra esta organizaci¨®n. No obstante, es cierto que he sido un activista de la informaci¨®n libre durante mucho tiempo. Esos intereses de adolescente, aunque relativamente poco sofisticados, reflejan la consistencia de mi car¨¢cter".
La informaci¨®n libre. Los secretos destapados. La transparencia. Toda la informaci¨®n secreta debe estar a disposici¨®n del ciudadano. Varios medios, entre ellos, The New Yorker, le han acusado de venerar la transparencia en todas partes menos en el seno de su organizaci¨®n.
El presupuesto actual de Wikileaks es de un mill¨®n de d¨®lares anuales (en torno a 712.000 euros). Desde enero, cuentan con un sistema de donaciones an¨®nimas de modo que no est¨¢n influidos por los intereses de quienes donan, explica Assange. Durante los cuatro primeros a?os, el portal se nutri¨® de las aportaciones de Assange y algunos m¨¢s. El n¨²mero total de donantes actual es de 10.000 personas. Ninguna donaci¨®n sobrepasa los 20.000 euros.
Assange asegura durante la entrevista que ya son 12 personas fijas y que pronto ser¨¢n 20. El n¨²mero de colaboradores asciende a 800. Seguidores en Twitter: 150.000.
El portal de Wikileaks se reabri¨® el viernes tras una larga temporada cerrado. En la p¨¢gina alegaban motivos de mantenimiento para justificar el cierre. Assange explica que se debi¨® a la gran reorganizaci¨®n en la que est¨¢n inmersos. Un periodista que ha trabajado estrechamente con ¨¦l sostiene que el portal ha estado cerrado por la rebeli¨®n interna que ha sufrido la organizaci¨®n en los ¨²ltimos meses. Manifiesta que los m¨¦todos autoritarios de Assange han disuadido a varios integrantes del equipo. Que algunos de los t¨¦cnicos han llegado a boicotear internamente la Red para evitar que Assange lo controle todo. Hrafnson, el portavoz island¨¦s, niega cualquier atisbo de rebeli¨®n interna.
Otro periodista de una cabecera internacional, que tambi¨¦n prefiere ocultar su identidad, dice que, efectivamente, Assange es un tanto autoritario. Pero sostiene que en una organizaci¨®n como Wikileaks, sometida a tanta presi¨®n, es normal que haya debate y tensi¨®n. Y es l¨®gico, por tanto, que haya un momento en que alguien tenga que tomar una decisi¨®n que no guste a todo el mundo. "Hay unos que son m¨¢s partidarios de la acci¨®n que otros", describe.
P. Daniel Domscheit-Berg, su ex portavoz en Alemania, que ha abandonado la organizaci¨®n, dijo a Der Spiegel que usted actu¨® con ¨¦l como fiscal, juez y verdugo. Sostiene que usted no tolera las cr¨ªticas.
R. Daniel Domscheit-Berg fue suspendido de esta organizaci¨®n por un n¨²mero de razones serias. Como muchas personas que son suspendidas, elige criticar las decisiones del que les emplea. Creemos que la confianza, la confidencia y actuar con integridad son componentes esenciales de nuestro trabajo. Por ese motivo decid¨ª no criticar a Domscheit-Berg, a pesar de que sus declaraciones no nos han ayudado nada en estos momentos de dificultades.
Daniel Domscheit-Berg coge el tel¨¦fono en Berl¨ªn. Al o¨ªr lo que Assange ha dicho sobre su salida a este peri¨®dico, se revuelve, indignado. "En primer lugar, yo no soy su empleado. En esta organizaci¨®n no se paga a nadie. En mi caso, adem¨¢s, yo puse dinero en el proyecto", exclama, notablemente irritado.
El ex portavoz se declara estupefacto por su despido, que se produjo en septiembre. Asegura que al menos cinco personas han abandonado Wikileaks por estar en desacuerdo con los modos de Assange. "La gente no quiere que un dictador est¨¦ al frente de una organizaci¨®n tan poderosa, que maneje una informaci¨®n tan sensible. Julian se est¨¢ comportando como un dictador y yo no trabajo para dictadores, yo lucho contra los dictadores".
El activista alem¨¢n, de 32 a?os, afirma que sus palabras no son fruto de una "vendetta personal". Y se?ala que Wikileaks ha ido perdiendo algunas de sus se?as de identidad. "Yo no s¨¦ si el Pent¨¢gono estar¨¢ o no en estos momentos detr¨¢s de Julian. Pero el hecho de que pueda estarlo demuestra que se ha cometido el mayor de los errores: Wikileaks naci¨® como una organizaci¨®n en la que estaba involucrada mucha gente de modo que nunca pudieran ir a por una sola persona. La gente deber¨ªa ser intercambiable, lo importante es el proyecto, es un movimiento. ?Qu¨¦ es Wikileaks ahora, una organizaci¨®n o el show de Julian Assange?".
El controvertido fundador de Wikileaks no deja indiferente a nadie. Fascina a unos, irrita a otros. Para unos es el ¨²ltimo h¨¦roe del periodismo, un hombre que desaf¨ªa la l¨®gica de un mundo c¨ªnico en busca de la m¨¢xima transparencia. Para otros, un idealista naif que cree que todo se puede contar, cuando hay cosas que el sentido com¨²n indica es mejor no publicar. Por ejemplo, aquellas que pongan en peligro la vida de las personas. De eso le acusan desde varios frentes. De haber revelado la identidad de informantes afganos que ahora son blanco f¨¢cil para los talibanes.
P. Su decisi¨®n de publicar los nombres de informantes afganos al hacer p¨²blicos los papeles de Afganist¨¢n levant¨® polvareda. Bill Keller, director de The New York Times, dijo: "Su decisi¨®n de hacer p¨²blicos los datos tuvieron consecuencias potenciales que, creo, cualquiera, sea cual sea su visi¨®n de la guerra, encontrar¨ªa lamentables". ?Considera que cometi¨® alg¨²n error, que puso en peligro alguna vida?
R. Al publicar 76.000 de 90.000 documentos clasificados, hay muchas cosas de las que hablar. Esos documentos revelaron la hora, fecha, lugar y circunstancias de la muerte de cerca de 20.000 personas. Y punto. En los dos meses desde que el material fue publicado, hasta donde se puede determinar hoy, ning¨²n civil afgano ha sido da?ado por la publicaci¨®n de los papeles. Eso no quita para que estos sean temas muy serios e interesantes, y por ese motivo retiramos uno de cada cinco documentos. El hecho de que Bill Keller tenga necesidad de dedicar su tiempo a hablar de este tema, que no est¨¢ asociado a la muerte de nadie, comparado con los temas que han llevado a la muerte de cerca de 20.000 personas, y la muerte de cientos en los ¨²ltimos dos meses, es un reflejo de la dificultad que tiene The New York Times para criticar al Ej¨¦rcito en Estados Unidos.
P. Alan Rusbridger, director de The Guardian, nos dec¨ªa hace unos d¨ªas con iron¨ªa que los medios tradicionales han abandonado el periodismo de investigaci¨®n porque es caro y no muy sexy. ?Est¨¢ de acuerdo?
R. S¨ª, lo han abandonado casi por completo, es cierto. El peaje que pagas es caro: te crea enemigos, genera gastos en prevenir ataques judiciales, y se producen ofensivas contra los intereses de los editores. Yo creo que los lectores s¨ª demandan periodismo de investigaci¨®n, pero el coste por palabra en relaci¨®n con otras formas de periodismo es alto, especialmente, el periodismo subvencionado por intereses especiales.
P. ?Pero cree que la mayor parte de los grandes medios de comunicaci¨®n occidentales est¨¢n subvencionados por intereses especiales?
R. Eso no es exactamente lo que yo quer¨ªa decir. Ese tambi¨¦n es un factor. Yo me refer¨ªa a los miles de millones de d¨®lares que el Ej¨¦rcito de EE UU gasta al a?o en su comunicaci¨®n de asuntos oficiales para producir contenido tutelado como v¨ªdeos, fotos y notas de prensa que al final son historias gratis para que los periodistas les pongan la firma. Y similares contenidos tutelados producidos por empresas y Gobiernos. En ese sentido, los peri¨®dicos y las televisiones se convierten en seleccionadores de contenidos tutelados.
P. ?Cree usted que esto va a cambiar? ?Cree que la revoluci¨®n digital e iniciativas como Wikileaks traer¨¢n periodismo independiente?
R. Podemos ir en las dos direcciones. Puede que lleguemos a un sistema en que haya una mayor fiscalizaci¨®n y acuerdos internacionales para suprimir la libertad de prensa o puede que vayamos a un nuevo est¨¢ndar en que la gente espere y demande material que exponga m¨¢s a los poderes; y un entorno comercial en que este tipo de exposici¨®n sea rentable; y un entorno legal en que esto est¨¦ protegido.
P. ?Es usted optimista al respecto?
R. Estamos en el cruce de caminos entre esos dos futuros. Por eso es tan importante y tan interesante estar involucrado en esto. Con nuestras acciones de ahora determinamos el destino del entorno medi¨¢tico internacional de los pr¨®ximos a?os.
Assange se muestra como un entrevistado rebelde. Resulta muy dif¨ªcil conseguir colar una pregunta en medio de sus pausados discursos. Eso s¨ª, muchas de las cosas que dice son sustanciosas. Si no, v¨¦ase su reflexi¨®n sobre lo que le ha supuesto su experiencia en Wikileaks:
"Cada persona tiene una trayectoria ¨²nica en la vida, pero, en los ¨²ltimos tres a?os y medio, yo he tenido una experiencia realmente ¨²nica. He le¨ªdo m¨¢s documentos filtrados, posiblemente, que ninguna otra persona en la tierra. De muy distintos temas. Igual hay gente que ha le¨ªdo muchos, pero tal vez no de tantas y tan distintas organizaciones a lo largo de mundo. He obtenido m¨¢s filtraciones internas que ninguna otra persona y he dirigido una organizaci¨®n que ha recibido muchos ataques de organizaciones poderosas, de secretos y neur¨®ticos cultos. Antes de estar metido en esto, cre¨ª que sab¨ªa bastante de c¨®mo funciona el mundo, he hecho cosas significativas e importantes antes que esto. Pero nada me prepar¨® para la realidad con la que me he encontrado. Mi perspectiva ha cambiado mucho".
P. ?Y qu¨¦ ha visto?
R. No s¨¦ si es posible comunicar lo que he aprendido. Hay dos cosas que me vienen a la mente. La primera, la muerte a escala mundial de la sociedad civil. R¨¢pidos flujos financieros, por transferencias electr¨®nicas de fondos que se mueven m¨¢s r¨¢pido que la sanci¨®n pol¨ªtica o moral, destrozando la sociedad civil a lo ancho del mundo. El poder econ¨®mico permite a oportunistas en cualquier sociedad conectada al sistema financiero global extraer riqueza robada con un comportamiento inmoral para llevarla a destinos lejanos o a oscuros y opacos veh¨ªculos financieros dif¨ªciles de atrapar. En este sentido, la sociedad civil est¨¢ muerta, ya no existe, y hay una amplia clase de gente que lo sabe y est¨¢ aprovechando que saben que est¨¢ muerta para acumular riqueza y poder.
P. ?C¨®mo...?
R. Y la segunda cosa que he visto, que opera en combinaci¨®n y en oposici¨®n a esta, es que hay un enorme y creciente Estado de seguridad oculto que se est¨¢ extendiendo por el mundo, principalmente basado en Estados Unidos. Cualquier Estado, si quiere sobrevivir, tiene que inscribirse con uno de los tres proveedores de inteligencia y sistemas armados. Los proveedores son el Imperio occidental, Rusia, antiguo Imperio sovi¨¦tico, y China, que a¨²n no es un imperio, pero empieza a moverse en esa direcci¨®n. El Estado de seguridad oculto que se est¨¢ extendiendo por el Imperio occidental tiene su centro de gravedad en Estados Unidos, pero es una red de tutelaje que existe en todos los pa¨ªses occidentales y conecta a todos los pa¨ªses occidentales. En EE UU, a pesar del colapso financiero, su poder econ¨®mico ha crecido: su porci¨®n de recursos econ¨®micos ha crecido entre 250% y 300% desde los noventa. Para dar un ejemplo concreto, y en este caso cito a Dana Priest -dos veces ganadora del Pulitzer-, de The Washington Post, hay 817.000 personas trabajando en labores de seguridad top secret.
P. ?Y esas estructuras velan fundamentalmente por salvar al capitalismo?
R. Las grandes corporaciones han penetrado tanto ese Estado de seguridad opaco y el sistema pol¨ªtico que se est¨¢n llevando todo el valor a?adido por los contribuyentes.
Assange afirma que en Estados Unidos hay ahora una tensi¨®n entre el sistema nacional de seguridad paralelo y lo que denomina anarcocapitalismo, es decir, las grandes empresas. Compara el Estado de seguridad paralelo norteamericano con el que construy¨® Putin para dominar a los oligarcas.
Para terminar, Assange, que no deja t¨ªtere sin cabeza, reserva su traca final para los complacientes medios de comunicaci¨®n. "Los medios de comunicaci¨®n internacionales son un desastre. Estamos en una buena posici¨®n para verlo porque nos llega material pol¨ªtica e hist¨®ricamente significativo, lo liberamos, y vemos cu¨¢ntos medios se hacen eco y con qu¨¦ rigor. Podemos ver tambi¨¦n los esfuerzos para suprimir la informaci¨®n que damos. Mi conclusi¨®n es que el entorno de los medios internacionales es tan malo y tan distorsionador que nos ir¨ªa mejor si no hubiera ning¨²n medio, ninguno".
Se acaba la entrevista. Assange se levanta y muta. Se convierte en otra persona. Se desprende de un plumazo de toda su intensidad y gravedad. Se vuelve ligero, encantador, sonr¨ªe. Rejuvenece. Lo ¨²ltimo que dice, una vez apagada la grabadora. "No creas a nadie. No creas a nadie. No creas a nadie. Te estar¨¢n mintiendo.
Las tripas de Wikileaks
? WikiLeaks es un sitio web para la publicaci¨®n an¨®nima de documentos secretos o delicados. Una conexi¨®n cifrada permite a cualquier usuario subir v¨ªdeos, documentos o audios confidenciales sin dejar rastro.
? Se ha convertido en la gran plataforma de las filtraciones -leaks, en ingl¨¦s-, en el lugar en el que se cuestionan las grandes verdades oficiales.
? Julian Assange, australiano de 39 a?os, teme que los Estados Unidos le abran una causa por espionaje por la filtraci¨®n de los 'papeles de Afganist¨¢n'. En Suecia, que le acaba de negar el permiso de residencia, tiene abierta una investigaci¨®n por presunto acoso sexual.
Cinco episodios clave
El de ayer fue el golpe m¨¢s impactante en la carrera de Wikileaks como plataforma de filtraci¨®n de contenidos secretos. Desde su fundaci¨®n en diciembre de 2006, el portal dirigido por Julian Assange ha levantado papeles en distintos puntos cardinales del planeta, aunque los que m¨¢s ruido han hecho han sido sin duda los relacionados con el Ej¨¦rcito norteamericano.
Las ejecuciones extrajudiciales en Kenia, el esc¨¢ndalo del banco island¨¦s The New Khaupting y los 'papeles de Afganist¨¢n' son tres de sus m¨¢s duros golpes.
Pero tambi¨¦n han recibido cr¨ªticas por no editar suficientemente el material que les llega y publicar datos de car¨¢cter privado. Ocurri¨® con el episodio de las ¨²ltimas conversaciones de las v¨ªctimas del 11-S y con la publicaci¨®n de nombres y direcciones de miembros del Partido Nacional Brit¨¢nico.
EJECUCIONES EN KENIA. Noviembre de 2008. Wikileaks filtra un documento silenciado hasta la fecha en el que la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos de Kenia denuncia la ejecuci¨®n extrajudicial de 500 j¨®venes opositores al r¨¦gimen.
VERTIDOS T?XICOS. Murieron seis personas. 85 necesitaron cuidados. Wikileaks public¨® que la empresa Trafigura hab¨ªa pagado a una empresa local de Costa de Marfil para que se deshiciera de 40.000 toneladas de gasolina de baja calidad.
LA INTRAHISTORIA DEL 11-S. Noviembre de 2009. Wikileaks publica llamadas, mensajes SMS y correos electr¨®nicos enviados hacia y desde las Torres Gemelas el 11-S. La publicaci¨®n desata la pol¨¦mica sobre el respeto a la intimidad.
NOMBRES Y RAZA. Octubre de 2009. Wikileaks da a conocer un listado con los nombres, apellidos, direcciones y tel¨¦fonos de miles de personas pertenecientes al Partido Nacional Brit¨¢nico, de corte racista. M¨¢s cr¨ªticas sobre los l¨ªmites de la publicaci¨®n de datos.
MATANZA EN BAGDAD. /b> Abril de 2010. Wikileaks libera un v¨ªdeo que refleja la matanza de 12 civiles en Bagdad. Entre ellos, dos ni?os. Un helic¨®ptero Apache dispara a un fot¨®grafo de Reuters (pensando que lleva un arma) y a todos los que por all¨ª andan en ese momento.
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