Tres modelos de mortaja
Slavoj Zizek, una de las referencias intelectuales europeas de hoy, ha diferenciado entre las tres d¨¦cadas anteriores, cuando los recortes econ¨®micos se limitaban a breves periodos y se aplicaban prometiendo que las cosas pronto volver¨ªan a la normalidad, y esta nueva ¨¦poca en que la crisis, o m¨¢s bien cierto estado de emergencia que precisa de toda clase de medidas de austeridad, es permanente y se convierte "en pura y simplemente una forma de vida". Lo que ocurre en Europa as¨ª lo acredita: una oleada acompasada de ajustes que contrasta con lo de EE UU o los pa¨ªses emergentes que m¨¢s crecen. La desavenencia se reproducir¨¢ en el G-20 de Se¨²l: estabilizar para crecer, o crecer para estabilizar, este es el debate.
El debate es estabilizar para crecer o crecer para estabilizar
Adem¨¢s de esta pol¨¦mica se extiende otra m¨¢s cotidiana: si la austeridad que se exige est¨¢ bien distribuida por clases sociales y si es protagonizada por aquellos que m¨¢s tienen y quienes est¨¢n en el origen de la crisis. La respuesta de la calle es n¨ªtida: hay una sensaci¨®n de amargura por la injusticia del reparto de las cargas. Y la de los sondeos: los ciudadanos se quejan de la calidad de las pol¨ªticas (innumerables recursos para facilitar la normalidad financiera y sacrificios en la econom¨ªa real) y, sobre todo, de la distribuci¨®n de los esfuerzos. Ello se manifiesta en la desafecci¨®n ciudadana frente a la democracia. Ante la presentaci¨®n del ajuste en Gran Breta?a, su Instituto de Estudios Fiscales dictamin¨®: la mitad m¨¢s pobre del pa¨ªs aporta m¨¢s que la mitad m¨¢s rica en el conjunto de medidas, ergo se trata de un paquete "regresivo". No hay austeridad compartida.
No todos los planes de ajuste tienen la misma intensidad ni id¨¦ntico recorrido. Ahora mismo hay tres modelos de rigor. El m¨¢s brutal es el de Gran Breta?a, que contiene el despido de medio mill¨®n de personas en el sector p¨²blico (el equivalente a tres millones en EE UU, seg¨²n Krugman). Seg¨²n muchos observadores, la coalici¨®n de los conservadores con los liberal-dem¨®cratas aprovecha la necesidad de reducir el d¨¦ficit para imponer un adelgazamiento del Estado de bienestar que ni siquiera pudo hacer Thatcher a partir de 1979. Con dos caracter¨ªsticas a?adidas: la reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico del 11% del PIB al 3% se quiere hacer en cinco a?os, y no en tres como en Espa?a; y se establece un impuesto permanente a la banca, que ha necesitado m¨¢s muletas para sobrevivir en Reino Unido (una parte de ella permanece nacionalizada) que en otras partes de Europa.
Tanto en Gran Breta?a como en Francia hay una voluntad de los conservadores de dome?ar la influencia de los sindicatos, con los que no se ha consultado. Se trata de sindicatos de escasa afiliaci¨®n pero con un alto grado de representatividad... En Francia la principal diferencia es la resistencia en la calle (siguiendo los pasos, por ejemplo, de las movilizaciones que torcieron la reforma de la Seguridad Social que quiso imponer Jupp¨¦ en 1995 o el contrato de primer empleo de De Villepin en 2006) y la presencia de los estudiantes en la protesta, con un eslogan que m¨¢s parece un principio filos¨®fico que una demanda concreta: no queremos vivir peor que nuestros padres.
En Espa?a, el Gobierno ha implantado una reforma laboral centrada en el abaratamiento del despido (y no en la calidad del empleo y en la lucha contra la dualidad del mercado de trabajo) despu¨¦s de dos a?os de negociaciones frustradas con los sindicatos y la patronal, y en una reforma de las pensiones, que trata de consensuarse en el Pacto de Toledo. Consciente de que despu¨¦s de la "huelga general de baja intensidad" el poder de los sindicatos se ha debilitado, Zapatero ha nombrado a un ministro de Trabajo cercano a la sensibilidad de las centrales, y anuncia una "agenda social" para los afectados por el recorte, que recomponga la correlaci¨®n de fuerzas.
Las preguntas son, al menos, dos: ?hay diferencia entre votar a uno u otro partido?, y ?no tiene opini¨®n Rajoy de los recortes protagonizados por sus correligionarios en Gran Breta?a y Francia?
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