Luna de hiel

Junio de 2000. Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero promete al PSOE caminar decididamente hacia un Estado laico cuando le gan¨® las elecciones primarias a Jos¨¦ Bono. Julio de 2005. La Conferencia Episcopal calific¨® la legalizaci¨®n del matrimonio entre personas del mismo sexo como el hecho m¨¢s grave para la Iglesia cat¨®lica "en sus dos mil a?os de historia" y los prelados salen a la calle en airada manifestaci¨®n, encabezados por el cardenal Rouco. Queda apenas memoria de aquellas disputas. Zapatero ha ordenando cancelar sus proyectos laicistas y el episcopado ya no encuentra motivos especiales de preocupaci¨®n, salvo los habituales por la descristianizaci¨®n en toda Europa. Por el camino, se han resuelto algunos de los contenciosos entre Espa?a y el Estado de la Santa Sede, como el conflicto de la ense?anza religiosa en la escuela y la cuesti¨®n del dinero. Tambi¨¦n se ha arrancado de Zapatero la promesa de no tocar la muy conservadora Ley Org¨¢nica de Libertad Religiosa, de 1980.

Los estrategas creen que enfrentarse a la Iglesia cuesta dos millones de votos

Pero no es una luna de miel, sino de hiel, y el sabor amargo incomoda sobre todo a los gobernantes socialistas. En esta legislatura, la Iglesia romana apenas ha sufrido en Espa?a otras derrotas que las de costumbre en el resto de la UE: una m¨¢s amplia despenalizaci¨®n del aborto, el acceso sin control a la llamada p¨ªldora del d¨ªa despu¨¦s y la utilizaci¨®n de c¨¦lulas madre con fines terap¨¦uticos. En cambio, el Gobierno renuncia a resolver el conflicto, ya judicializado, de los s¨ªmbolos religiosos en los espacios p¨²blicos (los nuevos ministros todav¨ªa han jurado sus cargos ante un crucifico), y ha concedido a los obispos lo que los Gobiernos de Su¨¢rez, Calvo Sotelo, Felipe Gonz¨¢lez y Aznar les hab¨ªan negado: la cancelaci¨®n de su compromiso de autofinanciarse con las aportaciones de sus fieles, elev¨¢ndoles incluso un 34% el porcentaje de la cuota del IRPF de cada declarante cat¨®lico.

?Por qu¨¦ esta luna de hiel, donde cada parte renuncia a posiciones que parec¨ªan ¨¦ticas? En el caso de los obispos, lo ha ordenado el Papa, pont¨ªfice m¨¢ximo. Sobre la cancelaci¨®n de la v¨ªa Zapatero para acabar con la actual confesionalidad encubierta del Estado (no otra cosa puede llamarse el que un Estado pague los salarios de obispos y sacerdotes), el motivo es electoral. Los estrategas del PSOE creen que un enfrentamiento severo con la Iglesia de Roma cuesta dos millones de votos. Como ya asumi¨® el cl¨¢sico, Paris bien vale una misa.