L¨¢stima de adaptaci¨®n
Sobre el papel todo indicaba que ten¨ªa que funcionar. Vida privada, la novela emblem¨¢tica de la Barcelona de los ¨²ltimos a?os de la dictadura de Primo de Rivera y los primeros de la Rep¨²blica que Josep Maria de Sagarra public¨® en 1932 causando controversia por c¨®mo retrata la alta sociedad barcelonesa y la m¨¢s baja a partir de la saga de los Lloberola -el comportamiento de la aristocracia m¨¢s rancia cargada de t¨ªtulos y deudas, la avidez de dinero de la de nueva hornada, las artima?as de las prostitutas m¨¢s desvergonzadas-, parec¨ªa un material id¨®neo para que Xavier Albert¨ª desarrollara otro collage esc¨¦nico de esos que a ¨¦l se le dan tan bien.
El mosaico de escenas que convierten Vida privada en una especie de reportaje o cr¨®nica rosa, m¨¢s que en una novela en el sentido tradicional de planteamiento, nudo y desenlace alrededor de un personaje principal, permite en principio la inclusi¨®n de cupl¨¦s y temas musicales de la ¨¦poca a modo de banda sonora. Y eso es lo que ha hecho Albert¨ª: seleccionar y priorizar unos personajes por encima de otros, e intercalar una veintena de canciones que los int¨¦rpretes cantan y bailan acompa?ados al piano por Efrem Garc¨ªa.
VIDA PRIVADA
De Josep Maria de Sagarra. Adaptaci¨®n libre y direcci¨®n: Xavier Albert¨ª. Int¨¦rpretes: Pere Arquillu¨¦, Imma Colomer, Xavier Frau, Oriol Gen¨ªs, Miquel Malirach, ?urea M¨¢rquez, Al¨ªcia P¨¦rez, Mont Plans, Alba Pujol, Xavier Pujolr¨¤s, Aina S¨¢nchez, Toni Vall¨¨s, Efrem Garcia. Escenograf¨ªa: Lluc Castells. Vestuario: Maria Araujo. Iluminaci¨®n: Albert Faura. Coreograf¨ªa: Roberto G. Alonso. Teatre Lliure, sala Fabi¨¤ Puigserver. Barcelona, 3 de noviembre.
Xavier Albert¨ª intercala canciones que los int¨¦rpretes cantan y bailan
Sin embargo, el conjunto no acaba de cuajar. El texto de De Sagarra se ve en escena demasiado fragmentado y cada fragmento escogido resulta demasiado exhaustivo y narrativo. La adaptaci¨®n es, adem¨¢s, desigual (la primera parte se va a las casi dos horas, mientras que la segunda no llega a una, cuando el n¨²mero de p¨¢ginas de cada una viene a ser equivalente). Y aunque los temas musicales enfatizan la iron¨ªa con la que De Sagarra habla de la estupidez de una sociedad hip¨®crita y de su empe?o por figurar, y el trasfondo de Vida privada -ese descenso a los rincones m¨¢s marginales, estrechos, malolientes y perversos de la ciudad y del alma de sus protagonistas- se ajusta al g¨¦nero del cabaret y del music-hall, el vodevil y la farsa no encajan bien.
Los int¨¦rpretes, perfectamente caracterizados de vedettes del Paralelo con sus plumas, lentejuelas y muslos al aire, ponen voz y movimiento coreografiado a los cupl¨¦s. En esta disciplina unos tienen m¨¢s gracia que otros -Oriol Gen¨ªs y ?urea M¨¢rquez, por ejemplo, destacan por su desenvuelto descaro, y Conxa Pujol, por su voz de acento cubano-, y el desnivel que se da entre ellos a la hora de cantar y bailar no es el problema de un montaje de marcado car¨¢cter festivo. S¨ª lo es a la hora de largar el texto, las largas parrafadas de cada uno, que en alg¨²n caso ni siquiera se acaban de entender bien. Afortunadamente, se contaba con el buen hacer de Pere Arquillu¨¦ -a pesar de alg¨²n traspi¨¦ la noche del estreno-, Imma Colomer y Alba Pujol.
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