Las cartas secretas del carnicero de Mauthausen
El m¨¦dico de las SS Aribert Heim, el nazi m¨¢s buscado y odiado del planeta, se comunic¨® durante d¨¦cadas con su familia desde su escondite en Egipto donde supuestamente muri¨®. El PA?S revela el contenido de su correspondencia ¨ªntima.
Querida Gerda. Tienes que ponerte en contacto con la familia Thyssen para que te confirmen que viv¨ª en el verano de 1942 unas semanas o dos o tres meses all¨ª, el tiempo preciso no me acuerdo. Estoy seguro de que los entonces j¨®venes que ahora tienen mi edad pueden acordarse... Te deseo mucha salud. Supongo que es lo m¨¢s importante. Saludos a todos".
Aribert Heim, el Carnicero de Mauthausen, escribi¨® esta carta el 15 de octubre de 1982 desde su escondite en El Cairo (Egipto) donde se ocult¨® 20 a?os antes. La justicia alemana le acusaba de asesinar a 300 presos con inyecciones de benceno en el coraz¨®n durante su paso por el siniestro Revier, la enfermer¨ªa del campo de concentraci¨®n donde trabaj¨® como m¨¦dico de las SS. El nazi quer¨ªa demostrar que estuvo en Mauthausen en 1941 y no en 1942 como afirmaban algunos testigos.
"Ponte en contacto con la familia Thyssen para que te confirmen que viv¨ª con ellos en el verano de 1942"
"Se vive solo una vez y no hay que olvidar el humor. La salud es lo m¨¢s importante", dec¨ªa a su hermana
"No entiendo a la madre de los ni?os. Deber¨ªa tener m¨¢s madurez para activar la autoestima de nuestros hijos"
"Tengo tantas cosas que me interesan que si el d¨ªa tuviese 28 horas no ser¨ªa suficiente para hacer lo que quiero"
El Doctor Muerte , hijo de un polic¨ªa y un ama de casa austriacos, fue detenido al terminar la guerra y sometido a un proceso de desnazificaci¨®n en una mina de sal de los Aliados. En 1947 qued¨® libre y un a?o despu¨¦s conoci¨® a Frield, m¨¦dico perteneciente a una rica familia alemana, y se cas¨® con ella. En 1955 los Heim se instalaron en el palacete de los padres de ella en Baden Baden (Alemania) y ejercieron de ginec¨®logos. Viv¨ªan en paz hasta que a?os m¨¢s tarde aparecieron los primeros testigos que le se?alaban como uno de los criminales de Mauthausen. La visita de un polic¨ªa a su villa interes¨¢ndose por su pasado provoc¨® su fuga en 1962. En aquella ¨¦poca empezaron en Alemania los juicios de Auschwitz.
El clan de los Thyssen y la familia de Frield ten¨ªan casa en Lugano (Suiza) y, como otros apellidos influyentes, acogieron durante la guerra en sus domicilios a oficiales de las SS. "Entonces era un honor tener alojado a un soldado alem¨¢n en tu casa", afirma R¨¹diger, el hijo del oficial de las SS, mientras prepara una taza de caf¨¦ en la mansi¨®n familiar de Baden Baden, ciudad de 55.000 habitantes donde reside con su madre, una anciana de 88 a?os.
El bar¨®n Hans Heinrich, el marido de Tita Cervera, ya fallecido , y sus primos eran probablemente los j¨®venes Thyssen a los que se refiere el nazi en su carta. Ten¨ªa entonces 21 a?os. Su t¨ªo Fritz financi¨® la llegada de Hitler al poder, aunque a?os despu¨¦s se enfrent¨® a ¨¦l y acab¨® confinado junto a su esposa en Dachau, Buchewald y en un campo en el Tirol. Goering, antes su amigo, se qued¨® con su colecci¨®n de obras de arte, y Fritz termin¨® condenado en un juicio de desnazificaci¨®n en N¨²remberg donde le obligaron a dar el 15% de su fortuna a las v¨ªctimas del nazismo.
El Doctor Muerte escribi¨® a su familia 21 cartas manuscritas a las que ha tenido acceso EL PA?S y que han sido entregadas por su hijo R¨¹diger al juez Neerforth de Baden Baden que investiga el paradero del criminal y su supuesto fallecimiento en 1992 en Egipto. Un misterio abierto, ya que su cad¨¢ver no ha aparecido. "Son otra prueba de que mi padre vivi¨® all¨ª", dice su hijo, que le visit¨® en secreto y neg¨® hasta hace muy poco conocer su paradero.
Gerda, la persona que deb¨ªa localizar a los Thyssen para que intercedieran por ¨¦l, era en realidad su hermana Hertak, el familiar que m¨¢s ayud¨® al fugitivo, una mujer atractiva y elegante, de vida social trepidante, que se movi¨® en los c¨ªrculos de la aristocracia alemana y frecuent¨® la mansi¨®n de los Thyssen en M¨²nich. "Ser¨ªa suficiente una confirmaci¨®n, me refiero a la de Von Thyssen porque ser¨ªa la m¨¢s f¨¢cil ya que t¨² tambi¨¦n viviste all¨ª, y ellos pueden confirmar que estuvimos en el verano de 1942 durante dos o tres meses... Si logras la confirmaci¨®n de los Thyssen, podr¨ªa incorporarla en el an¨¢lisis de mis testimonios y enviarla".
Desde 1978 hasta 1985, Aribert Heim dirigi¨® a Hertak la mayor¨ªa de sus misivas repletas de claves secretas, frases cr¨ªpticas, gui?os y mensajes en los que ped¨ªa dinero, criticaba a veces a su ex mujer e hijos y reclamaba que localizara a testigos o a jud¨ªos "no sionistas" para defenderse de "los horribles horrores" que relataron sobre ¨¦l varios presos de Mauthausen. No hay en ninguna de ellas ni un ¨¢pice de autocr¨ªtica o arrepentimiento.
El Doctor Muerte preparaba sus cartas con la ayuda de un cuaderno comprado en Egipto de color burdeos donde apunt¨® los nombres en clave de 12 personas para evitar que la polic¨ªa las identificara si los documentos ca¨ªan en sus manos. Lyda era en realidad Hilda, su otra hermana; Dora, su ex esposa Frield; Gretl, su hijo peque?o R¨¹diger; Rainer, su abogado Steineker; Lattle era Wiesenthal, el cazanazis jud¨ªo preso en Mauthausen que dirigi¨® su acusaci¨®n y sigui¨® su rastro hasta su muerte; Carola, una amiga.
Las misivas de Heim est¨¢n escritas con pluma y tinta azul, en una letra peque?a e inclinada hacia la derecha. El m¨¦dico acusado de extraer los ¨®rganos de sus v¨ªctimas y colocar sus cr¨¢neos como pisapapeles trufaba sus cartas con mensajes filos¨®ficos sobre la vida, la salud y la felicidad: "La lucha de la vida hay que tomarla como un deporte pase lo que pase", "se vive solo una vez y no hay que olvidar el humor...". "Quedarse tranquilo ayuda a la salud, lo m¨¢s importante en la vida", recomendaba a Hertak cuando se iba a separar de su marido, un mujeriego.
Las 21 cartas llegaron a su destino desde El Cairo gracias al sistema de seguridad que ide¨® el criminal nazi. Iban siempre a la direcci¨®n de un peque?o pueblo de Baviera donde viv¨ªa un matrimonio de amigos que se trasladaba hasta Fr¨¢ncfort y las entregaba en mano a Hertak. Esta ¨²ltima respond¨ªa desde los pa¨ªses que visitaba para hacer turismo, esquiar o visitar amigos.
En la misma carta en la que el SS pidi¨® a su hermana que localizara a los Thyssen, el fugitivo le rog¨® que contactara con los Bauersachs, otra saga alemana. "Tendr¨ªas que visitar a otra familia que conoces en N¨²remberg. Por supuesto, la vieja pareja habr¨¢ muerto, pero su ¨²nica hija seguir¨¢ en la misma villa, en una colina de la periferia llamada R?mer Berg (la monta?a romana). A lo mejor se ha casado. Puedes encontrar la direcci¨®n en una vieja gu¨ªa de tel¨¦fono... La hija se acordar¨¢ de m¨ª porque sobrevivimos a un bombardeo a¨¦reo sobre N¨²remberg. Ella ten¨ªa mi edad".
El 26 de julio de 1979 Heim escribi¨® una larga carta a Lothar Sp?th, ministro-presidente del land (Estado), en la que criticaba que las autoridades filtraran al semanario Der Spiegel los autos de un tribunal de Berl¨ªn. El nazi aseguraba que su estancia en Mauthausen dur¨® siete semanas, entre octubre y noviembre de 1941, y que el proceso para embargarle un edificio de 34 apartamentos que ten¨ªa en Berl¨ªn se basaba en el testimonio de Otto Kleing¨¹nther, quien se?al¨® que el doctor Krebsback dio en la enfermer¨ªa del campo una orden, en abril o mayo de 1942, para que se pusieran a los presos inyecciones de bencina y se extrajeran ¨®rganos internos con o sin anestesia. "No puedo ser responsable de unos hechos que se produjeron en 1942... Los terribles horrores que yo habr¨ªa hecho a los presos extirpando sus ¨®rganos solo pueden salir de la fantas¨ªa de un sionista fan¨¢tico... La autojusticia de Wiesenthal est¨¢ pagada por el lobby sionista de EE UU", dec¨ªa.
La primera acusaci¨®n contra Heim la formaliz¨® este tribunal de Berl¨ªn, facultado para expropiar a viejos nazis y creado por los Aliados al terminar la Segunda Guerra Mundial. Le multaron con 510.000 marcos alemanes, el valor del edificio que fue embargado, y le acusaron de haber asesinado a 300 presos durante su paso por Mauthausen. A los administradores en ausencia de esta casa el fugitivo les defin¨ªa en sus cartas como "una banda muy mala tipo Far West".
La causa penal contra Heim la dirigi¨® el comisario Aedtner, el sabueso que dedic¨® su vida a perseguirle. Busc¨® testigos en todo el mundo; entre ellos intent¨® localizar sin ¨¦xito a nueve ex presos espa?oles de los 26 que fueron operados por Heim en 1941, seg¨²n consta en el libro de operaciones de la Cruz Roja. Ocho murieron en Mauthausen y Gusen, campo pr¨®ximo, y cinco de ellos, en fechas pr¨®ximas a la intervenci¨®n. Cre¨ªa que su testimonio era vital para la acusaci¨®n.
El polic¨ªa Aedtner localiz¨® a los ex presos Lotter, Hohler, Kauffman, Sommer y Rieger, que describieron los cr¨ªmenes de Heim sobre los que todav¨ªa se sustenta la acusaci¨®n del nazi m¨¢s buscado. Los cinco casos que recoge la acusaci¨®n son estremecedores. El escrito del fiscal es demoledor: "Seleccion¨® para su liquidaci¨®n f¨ªsica a presos incapaces de trabajar o enfermos graves. Tambi¨¦n a presos sanos, j¨®venes y jud¨ªos para el tratamiento especial. Bajo la cooperaci¨®n de funcionarios presos (kapos) y otros ayudantes del Revier (enfermer¨ªa), los anestesi¨® con ¨¦ter para simular un examen m¨¦dico. En este estado de indefensi¨®n, les aplic¨® con sus propias manos inyecciones de cloruro de magnesio en el ventr¨ªculo del coraz¨®n y provoc¨® su muerte inmediata. El n¨²mero exacto de asesinados no es conocido porque se evit¨® registrar a las v¨ªctimas". Seg¨²n el fiscal, Heim actuaba por "libre decisi¨®n" y sus operaciones "sorprendieron al personal sanitario ya acostumbrado a la inhumanidad".
En sus cartas, Heim se describe a s¨ª mismo como una persona diferente del terrible monstruo que retratan sus v¨ªctimas, incluso como un benefactor de los jud¨ªos y los enfermos a los que atendi¨® despu¨¦s de la guerra. "En nuestro club de hockey Englamann hab¨ªa jugadores jud¨ªos, y tambi¨¦n el contable fue jud¨ªo. Yo mismo invit¨¦ a un estudiante de medicina hebreo, el doctor Robert Braun, en el verano a mi casa... Cuando ten¨ªa 10 a?os tocaba el viol¨ªn en un concierto de la escuela musical de mi pueblo junto a una alumna jud¨ªa que tocaba el piano... En la guerra ayud¨¦ a conocidos jud¨ªos en el l¨ªmite de lo que me fue posible como demuestra la carta de la doctora Pauline Kachelbacher presentada en el proceso de desnazificaci¨®n en 1947".
En su carta al ministro Sp?th, el m¨¦dico de las SS llama ex criminales a los presos que le denunciaron y da una peculiar explicaci¨®n sobre su fuga: "En 1962 no solo me fui al extranjero por una lesi¨®n de columna, sino porque necesitaba probar mi inocencia en caso de un proceso, por los testigos presentados contra m¨ª (ex criminales); tambi¨¦n por mis hijos de 6 y 12 a?os. Su escuela estaba junto a la prisi¨®n y el tribunal, lo que habr¨ªa impedido que siguieran all¨ª si yo me hubiera quedado".
Y concluye su misiva present¨¢ndose como un benefactor. "He perdido ocho a?os por la guerra y la prisi¨®n al servicio del Estado, despu¨¦s trabaj¨¦ por una miseria en cl¨ªnicas y hospitales en turnos nocturnos de ginecolog¨ªa, as¨ª que puedo con todo derecho sostener que he practicado cristiandad toda mi vida por el bien del pr¨®jimo".
Aribert Heim escribi¨® desde su refugio a su amigo jud¨ªo y compa?ero de estudios el doctor Robert Braun para que intercediera por ¨¦l. Lo hizo el 26 de octubre de 1979, y le explic¨® por qu¨¦ entr¨® en las SS. "Al principio de 1940 tom¨¦ la decisi¨®n, tras terminar mis estudios, de ir a las SS porque pod¨ªa elegir yo mismo la fecha de entrada, y el 17 de abril de 1940 empec¨¦ mi servicio". El oficial nazi describi¨® su paso por la cl¨ªnica de Oranienburg, por el campo de Buchenwal y "al final siete semanas en Mauthausen, como m¨¦dico de las tropas, pero tuve que trabajar en la enfermer¨ªa con los presos lo que ahora ha llegado a ser el punto central de mi vida... Despu¨¦s llegaron los testimonios preferentemente por parte de comunistas".
El Doctor Muerte relat¨® a su colega los horrores que le atribu¨ªan los testigos -extirpaciones de h¨ªgados, inyecciones letales en el coraz¨®n- y apostill¨®: "Comprender¨¢s que algo as¨ª sin sentido y tan bestial jam¨¢s lo habr¨ªa hecho un m¨¦dico". En su misiva omiti¨® que otros doctores de las SS perpetraron cr¨ªmenes similares en Maut- hausen.
Heim pidi¨® a Braun que escribiera una carta sobre su etapa universitaria y deportiva (jug¨® en el equipo nacional de hockey) e incidi¨® en que en 1938 y 1939 nunca le hab¨ªa visto con el uniforme negro de las SS. "A lo mejor tienes relaci¨®n influyente en c¨ªrculos jud¨ªos, no sionistas, que critican a Wiesenthal y me aconsejan algo que pueda serme ¨²til. Quiero afrontarlo de modo deportivo y no rendirme. No quiero que estas acusaciones destruyan el final de mi vida. Gracias por tu ayuda. Pronto tendr¨¢s noticias de mi hermana". Braun envi¨® una carta notarial, aunque a?os despu¨¦s matiz¨® su apoyo a Heim.
Adem¨¢s de los Thyssen, el oficial de las SS pidi¨® a su hermana Hertak que localizara al doctor Rieger, asistente sanitario en la enfermer¨ªa de Mauthausen y uno de los cinco testigos que le se?alaron. Lo hizo en una carta, con fecha de 26 de noviembre de 1979. "No le hag¨¢is una oferta de dinero para no inducirle a un testimonio falso. Es el m¨¢s decisivo en mi causa, dec¨ªa cosas positivas, pero tambi¨¦n negativas, especialmente las inyecciones, algo para m¨ª totalmente nuevo y que a lo mejor pudo ser practicado despu¨¦s de mi estancia porque en la ¨¦poca de la eutanasia funcion¨® de manera distinta. Yo llegu¨¦ a Mauthausen bien instruido desde Oranienburg, donde todo funcionaba normalmente. ?C¨®mo pod¨ªa yo haber hecho eso?", se preguntaba.
Las cartas del criminal nazi Heim reflejan, en ocasiones, ¨¢cidas cr¨ªticas a su ex mujer e hijos por su falta de autoestima y taca?er¨ªa. En especial, una de fecha 14 de agosto de 1982 que dice as¨ª: "Pido que me digas si mis cartas de oto?o de 1980 han llegado o no porque te has permitido el lujo de no escribirme desde enero de 1980. Ped¨ª tambi¨¦n que mi familia me mandara anualmente 6.000 francos, 500 francos mensuales, y si cada miembro pusiera 125 francos cada mes, que no ser¨ªa demasiado sacrificio, las transferencias anuales ser¨ªan f¨¢ciles y no tendr¨ªa esta preocupaci¨®n... He ahorrado dinero toda mi vida para que mis hijos tengan una casa aqu¨ª (hab¨ªa comprado un terreno en Alejandr¨ªa para construir cuatro apartamentos). No creo que sea pedir demasiado si por parte de mi familia recibo algo de lo que ahorr¨¦ en Alemania".
O la misiva del 24 de diciembre de 1982: "No entiendo a la madre de los ni?os. Deber¨ªa tener m¨¢s madurez para activar la autoestima de nuestros hijos y para promover la independencia de alma y esp¨ªritu en su entorno. Ser¨ªa dif¨ªcil en una situaci¨®n de pobreza, pero no es el caso. Al rev¨¦s, la riqueza les ha seducido a vivir de manera privilegiada, ociosa, sin hacer nada. T¨² dec¨ªas que si hubieras sido su madre no les dar¨ªas ni un c¨¦ntimo... Me interesa el libro de Arthur Koestler The Thirteenth Tribe porque regal¨¦ el que ten¨ªa. Mi viejo amigo el h¨²ngaro Naghy agradecer¨ªa veros. Le puedes llamar al n¨²mero 8593... Feliz A?o Nuevo". El libro que reclam¨® Heim cuestiona el origen de los jud¨ªos y asegura que descienden de los kazares, un pueblo del C¨¢ucaso, una tesis que expon¨ªa el nazi en sus cartas.
En esa carta, el oficial de las SS preparaba la visita que su hermana Hertak le har¨ªa poco despu¨¦s en su refugio. El amigo Naghy no era h¨²ngaro, sino un egipcio con el que el nazi se hab¨ªa asociado para comprar un terreno en la playa de Alejandr¨ªa. Su hijo R¨¹diger lo hab¨ªa conocido durante las visitas secretas que hab¨ªa hecho a su padre en El Cairo en 1975 y en 1980. En la ¨²ltima, Heim hab¨ªa cambiado su identidad por la de Tarek Farid Husein, se hab¨ªa convertido al islam y trasladado a vivir al hotel Kasr el Madina de El Cairo, propiedad de la familia Doma. "Naghy te esperar¨¢. Cuando saludes, lleva un peri¨®dico en la mano derecha y as¨ª ser¨¢s m¨¢s visible. S¨¦ discreta con ¨¦l y no des detalles. El mejor tiempo es abril, no hay que luchar contra la nieve, el viento y el hielo" (se refer¨ªa a que en otras fechas en Egipto hac¨ªa demasiado calor).
La vida de Heim en Egipto es un enigma. En sus misivas no aporta datos de sus actividades. "L¨¢stima que no tengas una distracci¨®n que te mantenga ocupada. Yo aqu¨ª tengo tantas cosas que me interesan que si el d¨ªa tuviese 28 horas no ser¨ªa suficiente para hacer lo que tengo que hacer", explicaba a su hermana Hilda. "Mi padre hac¨ªa fotograf¨ªas a deportistas, le¨ªa art¨ªculos de medicina, escuchaba la BBC, estudiaba ¨¢rabe y reparaba las bicicletas de los Doma", asegura su hijo R¨¹diger.
Las comunicaciones por carta de Heim terminaron en 1985. Desde entonces hasta 1992, fecha de su supuesta muerte, el fugitivo contact¨® con su hermana y su hijo a trav¨¦s del tel¨¦fono de Naghy, su socio egipcio. Cuando muri¨® su hermana Hilda, los polic¨ªas acudieron al cementerio. Cre¨ªan que el fugitivo acudir¨ªa a despedirla. "Si quiere limpiar su conciencia, ll¨¢menos", espet¨® un agente a la hija de la fallecida en una llamada telef¨®nica.
En una reciente declaraci¨®n judicial, R¨¹diger, el hijo menor de Heim, asegur¨® al juez Neerforth que su padre muri¨® junto a ¨¦l en el verano de 1992, a los 78 a?os, en la habitaci¨®n de su hotel, en el n¨²mero 414 de la calle Port Said, v¨ªctima de un c¨¢ncer de colon. Declar¨® que, a petici¨®n de su padre, entreg¨® el cad¨¢ver a un hospital para donarlo a la ciencia, pero que a?os m¨¢s tarde, al regresar a El Cairo, comprob¨® que ese deseo no hab¨ªa sido cumplido. Seg¨²n su versi¨®n, no sabe en qu¨¦ cementerio de an¨®nimos fue enterrado. R¨¹diger se neg¨® a facilitar al juzgado una muestra de su propio ADN.
La justicia alemana aguarda que las autoridades egipcias respondan a una comisi¨®n rogatoria (ayuda judicial) y examina una maleta con documentos que Heim guardaba en el hotel donde vivi¨® en El Cairo. Los Doma, due?os del establecimiento, han corroborado la versi¨®n de R¨¹diger, pero el cuerpo no aparece y el misterio contin¨²a.
"No quieren aceptar que ha muerto", se queja R¨¹diger en el jard¨ªn de su casa de Baden Baden. La familia Heim, a trav¨¦s de un abogado, ha pedido que se cierre el caso, pero los jueces y la polic¨ªa no est¨¢n dispuestos a archivar la causa del nazi m¨¢s buscado. Hoy tendr¨ªa 95 a?os.
"Le abri¨® el vientre sin anestesia y sac¨® el h¨ªgado"
"Seleccion¨® para su liquidaci¨®n f¨ªsica a presos incapaces de trabajar o enfermos graves", dice el escrito de acusaci¨®n contra Aribert Heim del fiscal Wieser, de Baden Baden (Alemania), fechado el 11 de junio de 1979. Un documento plagado de horrores y de testimonios escalofriantes de testigos que trabajaban en la enfermer¨ªa de Mauthausen: Lotter, Kaufmann, Kohler y Rieger.
La acusaci¨®n fue redactada cuando el m¨¦dico de las SS llevaba 17 a?os huido en Egipto y asegura que, entre el 8 de octubre y el 29 de noviembre de 1941, Heim ejerci¨® como m¨¦dico oficial de las SS en la enfermer¨ªa del campo de concentraci¨®n de Mauthausen, donde "seleccion¨® a presos sanos, j¨®venes y jud¨ªos para tratamiento especial tanto en el campo como en la enfermer¨ªa. Con la colaboraci¨®n de otros funcionarios presos y ayudantes de la enfermer¨ªa, los anestesi¨® con ¨¦ter y cloroformo para simular un examen m¨¦dico. En este estado de desamparo les aplic¨® con sus propias manos una inyecci¨®n de cloruro de magnesio en el ventr¨ªculo del coraz¨®n que tuvo el efecto esperado de la muerte inmediata de la v¨ªctima".
"Se desconoce el n¨²mero exacto de los asesinados porque se evit¨® un registro de las v¨ªctimas... Las v¨ªctimas jud¨ªas fueron holandeses en su mayor¨ªa, y su asesinato, decidido por los nazis. La capacidad corporal o una eventual enfermedad durante el trabajo no influyeron en la decisi¨®n de matarlos. El acusado habr¨ªa tomado la decisi¨®n de matar presos jud¨ªos mediante inyecciones de veneno por libre decisi¨®n y bajo exclusi¨®n de cualquier obligaci¨®n".
Caso n¨²mero 1: "Tras la llegada de un transporte de jud¨ªos desde Holanda, el acusado eligi¨® dos chicos j¨®venes y, despu¨¦s de haber comprobado su dentadura perfecta, les prometi¨® la libertad si se dejaban hacer una peque?a operaci¨®n inofensiva. Fi¨¢ndose de que un oficial de las SS ser¨ªa fiel a su promesa, los citados se dejaron intervenir. En la sala de operaciones de la enfermer¨ªa, el acusado los anestesi¨® y abri¨® el t¨®rax y el vientre para sacarles los ¨®rganos internos. Cuando la primera v¨ªctima, a la que extrajo el coraz¨®n, hab¨ªa muerto, hizo lo mismo con la segunda y la asesin¨® con una inyecci¨®n letal. Despu¨¦s cort¨® la cabeza a los dos cad¨¢veres y las quem¨® en el crematorio del campo para exhibirlas como pieza de exhibici¨®n".
Caso n¨²mero 2: "Preso de 35 a 40 a?os, jud¨ªo, sano... En la mesa de operaciones, el asistente sanitario coloc¨® al joven. Cuando el preso comprendi¨® cu¨¢l era su destino, le dijo al acusado: 'Bueno, asesino de masas, haz lo que tengas que hacer'. El acusado le golpe¨® con el pu?o, despu¨¦s le puso la inyecci¨®n letal en el coraz¨®n y abri¨® el cuerpo para extraer el h¨ªgado".
Caso n¨²mero 3: "Un preso jud¨ªo de Praga se present¨® con una hinchaz¨®n en la pierna izquierda. El acusado le dijo que le iba a operar. Cuando el hombre desnudo estuvo sobre la mesa de operaciones, le abri¨® el vientre sin anestesia y sac¨® el h¨ªgado, el intestino y el bazo. La v¨ªctima muri¨® sufriendo de modo atroz".
Caso n¨²mero 4: "Un viejo preso jud¨ªo se present¨® en la enfermer¨ªa con una hernia abdominal. En vez de operar la hernia, le abri¨® el vientre, hurgando en la cara intestinal y, mortalmente herido, lo asesin¨® con una inyecci¨®n letal".
Caso n¨²mero 5: "Un joven jud¨ªo de 14 a?os. En la mesa de operaciones se despidi¨® espiritualmente de su madre con las manos en posici¨®n de rezo. El acusado le hab¨ªa explicado por qu¨¦ ten¨ªa que morir: 'Los jud¨ªos son culpables de la guerra'. Tras un intercambio de palabras, le asesin¨® con una inyecci¨®n letal, como a otros presos hebreos que se presentaron all¨ª que fueron igualmente asesinados".
Objetivo principal de los cazanazis
Simon Wiesenthal, preso en Mauthausen y perseguidor implacable de Aribert Heim, fue una de las obsesiones del criminal nazi, seg¨²n se desprende de la lectura de las 21 cartas que envi¨® a su familia desde su refugio secreto en El Cairo (Egipto). El m¨¦dico de las SS le define como un "sionista fan¨¢tico" y se queja por la atenci¨®n que prestan a sus denuncias la justicia y la prensa alemana. En varias de sus misivas, Heim critica al Estado alem¨¢n y plantea posturas revisionistas. "El pueblo, el soldado, el hombre com¨²n tiene que pagar si en la guerra ha obedecido al Estado", se queja en una de ellas.
La caza de Aribert Heim ha sido una de las principales misiones del Centro Simon Wiesenthal y tras la muerte de su fundador, Efraim Zuroff, tom¨® el relevo en la b¨²squeda del fugitivo. Heim y otros relevantes nazis desaparecidos son el objetivo de la campa?a ?ltima Oportunidad, impulsada por Zuroff.
La ¨²ltima pista del cazanazis fue Waltraut B?ser, una qu¨ªmica de 66 a?os, posible hija de Heim, nacida de una relaci¨®n despu¨¦s de casado con una atractiva mujer ya fallecida y enterrada en un cementerio austriaco. En el cuaderno de notas donde el m¨¦dico de las SS anot¨® los nombres secretos de las personas con las que se carte¨® aparecen algunas citas sobre esta relaci¨®n sentimental.
La supuesta hija de Heim se cas¨® con un empresario, tiene tres hijos y reside en Puerto Montt, una ciudad de unos 200.000 habitantes situada a 1.000 kil¨®metros al sur de Santiago de Chile. Asegura no haber tenido ninguna relaci¨®n con su padre.
La reciente revelaci¨®n de que el criminal nazi muri¨® en Egipto en 1992 ha dado un vuelco a la investigaci¨®n policial y judicial que ahora intenta acreditar su fallecimiento. Zuroff duda del testimonio de R¨¹diger, el hijo menor del m¨¦dico de las SS, que durante a?os le visit¨® en secreto y neg¨® conocer su paradero. "Si ha mentido durante tantos a?os, no deber¨ªamos creerle ahora", sostiene el cazanazis.
Colabor¨® con revistas cient¨ªficas espa?olas
Aribert Heim recomend¨® a su hijo peque?o, R¨¹diger, que estudiara en Espa?a, un pa¨ªs que conoc¨ªa bien, a juzgar por una carta enviada a este desde su refugio en El Cairo (Egipto), el 31 de diciembre de 1985. El joven hab¨ªa estudiado en Pisa (Italia), pero dej¨® sus estudios y se instal¨® en Copenhague en 1979, donde mont¨® un restaurante de ¨¦xito. En 1984 dej¨® Dinamarca y pens¨® en instalarse en Espa?a. "Puedo facilitarte informaci¨®n sobre Espa?a y te aconsejo que compres all¨ª una segunda vivienda porque puedes sentirte como en tu casa de verdad a causa de los turistas y por la hospitalidad del pa¨ªs, que sabe tambi¨¦n apreciar el dinero. Las relaciones interesantes se hacen con personas de educaci¨®n acad¨¦mica y por eso podr¨ªas estudiar en Espa?a para lograr ser apreciado como tal. No olvides los estudios de econom¨ªa nacional que podr¨ªas tambi¨¦n hacer en Berl¨ªn o en otra parte en caso de que encuentres dificultades en Espa?a para que te acepten. En verano pod¨ªas empezar los estudios aunque solo sea para mejorar el idioma como ya hac¨ªas en Italia". Heim conoc¨ªa Espa?a. Cuando se fug¨® en 1962 sali¨® en coche de su casa en Baden Baden (Alemania), atraves¨® Francia y recal¨® en Barcelona, donde permaneci¨® varios d¨ªas. Frecuentaba el restaurante Los Caracoles, que recomend¨® a su hijo a?os despu¨¦s, y pase¨® por las Ramblas. El m¨¦dico de las SS tuvo contactos profesionales durante su ¨¦poca de ginec¨®logo con el doctor espa?ol V. Salvatierra, profesor adjunto de la c¨¢tedra de Obstetricia y Ginecolog¨ªa de la Facultad de Medicina de Valencia, seg¨²n se desprende de un tarjet¨®n de agradecimiento enviado por este ¨²ltimo en julio de 1954. Al parecer, Heim colabor¨® entonces con revistas cient¨ªficas espa?olas. La carta del fugitivo a su hijo terminaba con consejos muy personales: "Lleva una vida higi¨¦nica, y en nuevos encuentros utiliza un preservativo porque el sida puede ser transmitido por todos. Mejor una buena cena que una alianza incierta. Buen fin de a?o y saludos a todos". "Fue la ¨²ltima carta que me escribi¨®. A partir de entonces, los contactos fueron por tel¨¦fono y personales cuando acud¨ª a verle y en los ¨²ltimos d¨ªas de su vida en el verano de 1992", asegura su hijo en su casa de Baden Baden.
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