500 mundos cercanos, ninguno como la Tierra
La b¨²squeda de planetas extrasolares da pasos acelerados y abre una nueva ventana al universo - Conocer m¨¢s cuerpos en torno a otras estrellas ayuda a averiguar c¨®mo se form¨® el sistema solar
En el universo, en torno a estrellas como el Sol, o m¨¢s grandes, o m¨¢s peque?as, o m¨¢s viejas, o m¨¢s j¨®venes..., debe haber millones de mundos. Se han encontrado ya m¨¢s de medio millar y la lista crece a un ritmo fren¨¦tico. Los descubrimientos empezaron hace pocos a?os y el alcance de los telescopios y de las t¨¦cnicas de observaci¨®n son a¨²n limitados, pero mejoran de modo espectacular. Y las perspectivas son enormes: puede haber planetas en ¨®rbita en un tercio o incluso en la mitad de las estrellas, aunque esta sea una estimaci¨®n muy especulativa, advierten los cient¨ªficos.
?Habr¨¢ planetas como la Tierra? ?Ser¨¢n habitables? Los cient¨ªficos intentan contestar estas preguntas obvias, pero todav¨ªa no est¨¢n en condiciones de hacerlo. De momento ni siquiera ven esos otros planetas, en la inmensa mayor¨ªa de los casos, sino que deducen su presencia indirectamente.
Europa y EE UU compiten en la caza de cuerpos en ¨®rbita de otros astros
"Todos nos preguntamos si estamos solos", dice Eva Villaver
La mayor¨ªa de los exoplanetas son como J¨²piter y calientes como infiernos
Para ver si hay vida en otros mundos primero hay que dar con los 'habitables'
"Si nuestra galaxia fuera una ciudad de tipo medio, la zona en la que estamos encontrando exoplanetas ser¨ªa nuestro propio bloque de viviendas y el m¨¢s cercano (a 10 a?os luz de la Tierra) estar¨ªa en nuestro descansillo", explica Ignasi Ribas, del CSIC y del Instituto de Estudios Espaciales de Catalu?a. Con el s¨ªmil, Ribas pone en perspectiva el territorio de esta cacer¨ªa cient¨ªfica de objetos celestes que se parezcan m¨¢s o menos a nuestro mundo, aunque a esta altura "hemos aprendido ya a llevarnos una sorpresa tras otra en el campo de los planetas extrasolares", dice Carlos Eiroa, astr¨®nomo de la Universidad Aut¨®noma de Madrid (UAM).
Las distancias reales son abrumadoras y la comparaci¨®n de la ciudad y la casa se agradece para digerir el hecho de que los 505 planetas extrasolares descubiertos est¨¢n en un radio de unos pocos centenares de a?os luz a nuestro alrededor, y la V¨ªa L¨¢ctea, con 300.000 millones de estrellas, tiene un di¨¢metro de 100.000 a?os luz. Por cierto, hay cientos de millones de galaxias en el universo.
La cacer¨ªa est¨¢ siendo un ¨¦xito, hasta el punto de que, en 15 a?os, se ha pasado de conocer solo los ocho planetas que giran en torno al Sol (entonces nueve, porque Plut¨®n se consideraba planeta de pleno derecho) a 505. Y, como buena cacer¨ªa, la competici¨®n por obtener m¨¢s presas -planetas- y m¨¢s interesantes es feroz, sobre todo entre dos familias de astr¨®nomos, una estadounidense, liderada por Geoff Marcy, y otra europea, con Michael Mayor a la cabeza. Esta ¨²ltima, por cierto, lleva ¨²ltimamente la delantera.
Los exoplanetas tienen algo especial en la cultura y la imaginaci¨®n social, incluidos los astr¨®nomos. Es algo que toca una fibra sensible de la gente: "Todos nos preguntamos si estamos solos, y la astrof¨ªsica intenta responder a esta cuesti¨®n, pero estamos dando solo los primeros pasos", dice Eva Villaver, de la UAM.
"Creo que toda la comunidad astron¨®mica estaba convencida, antes de que se descubrieran, de que deb¨ªan existir planetas en torno a otras estrellas", apunta Benjam¨ªn Montesinos, del Centro de Astrobiolog¨ªa. "Era pretencioso pensar que nuestro sistema planetario fuera ¨²nico, as¨ª que era cuesti¨®n de tiempo el descubrirlos, y sucedi¨® cuando las t¨¦cnicas de detecci¨®n y an¨¢lisis estuvieron suficientemente pulidas", a?ade.
El gran ?eureka! planetario, en 1995, fue del suizo Mayor (Observatorio de Ginebra), trabajando con su entonces joven disc¨ªpulo Didier Queloz. Ellos pusieron a punto un m¨¦todo sutil para notar la presencia de un cuerpo en ¨®rbita de una estrella similar al Sol, y triunfaron con el descubrimiento de 51 Pegasi b, un planeta grande, como J¨²piter, girando alrededor de una estrella -y muy cerca de ella- que est¨¢ a una distancia de unos 42 a?os luz de la Tierra.
Tres a?os antes se hab¨ªan detectado tres cuerpos en ¨®rbita de un pulsar (un remanente de estrella muerta) y se consideran m¨¢s bien precursores peculiares, dando la primicia a Mayor y Queloz.
Su hallazgo despert¨® enorme inter¨¦s y vol¨® la imaginaci¨®n buscando mundos como el nuestro -y, a ser posible, con vida extraterrestre- alimentada, a veces, por t¨¦rminos que para los cient¨ªficos no tiene el significado corriente. "Hay que tener mucho cuidado para no confundir a la gente", advierte Montesinos. "Por ejemplo, cuando usamos la definici¨®n de zona habitable alrededor de una estrella, nos referimos a un conjunto de ¨®rbitas en las cuales un planeta similar al nuestro, rocoso y con atm¨®sfera, podr¨ªa tener agua l¨ªquida, que los bi¨®logos consideran solvente indispensable para la formaci¨®n de la vida, en nuestro caso". De momento, ni siquiera se ha descubierto un planeta como la Tierra (el menor tiene una masa varias veces superior), y la vida exige m¨¢s condiciones que el agua. As¨ª que de identificar habitable con lugar al que viajar, nada de nada, por mucho tiempo.
"Cuando uno tiene pocos ejemplos, y en el caso de nuestro sistema solar era un ejemplo ¨²nico, tiendes a pensar que todos los dem¨¢s ser¨¢n m¨¢s o menos iguales; pero no, con los exoplanetas estamos descubriendo la enorme variedad de la naturaleza, porque son muy distintos", explica Ribas. "La verdad es que, hasta ahora, clones de nuestro sistema solar no hemos encontrado ninguno, as¨ª que no sabemos c¨®mo es de com¨²n este modelo de sistema planetario", a?ade.
El nombre del primer exoplaneta, 51 Pegasi b, como todos los dem¨¢s, es escuetamente t¨¦cnico, tal vez, como dice Mayor, "porque no puedo bautizar de otro modo algo que no veo".
Solo una docena de planetas extrasolares han sido vistos directamente y aparecen en las fotograf¨ªas como un puntito tenue. El resto se ha detectado por m¨¦todos indirectos. El m¨¢s com¨²n consiste en medir en la estrella el efecto de la interacci¨®n gravitatoria que tiene con el planeta. Una forma de entenderlo es imaginando una persona adulta que hace girar a su alrededor a un ni?o muy peque?o sujet¨¢ndole por las manos: de lejos no se distinguir¨¢ al ni?o, pero de su existencia informa el bamboleo del adulto al darle vueltas. Los tama?os no se ajustan ni de lejos a la realidad de las observaciones de los astr¨®nomos, pero el adulto es la estrella y el ni?o, el planeta que no se ve. "J¨²piter induce en el Sol un cambio de su velocidad de 13 metros por segundo", explica Eiroa.
Otra t¨¦cnica se denomina de tr¨¢nsito, que es como un minieclipse en el que el planeta se cruza por delante de la estrella en la l¨ªnea de visi¨®n del telescopio terrestre, provocando un m¨ªnimo oscurecimiento del astro. "El tr¨¢nsito de un planeta tipo J¨²piter produce una disminuci¨®n del brillo de la estrella del orden del 1%", explica Eiroa. Y aun as¨ª se puede medir con las t¨¦cnicas actuales. Pero si el planeta es mucho m¨¢s peque?o, como la Tierra, "la disminuci¨®n del brillo de la estrella es en torno a 0,01% y eso no lo podemos apreciar a¨²n desde observatorios terrestres, aunque no podemos excluir que pronto haya una noticia en este sentido desde telescopios espaciales", a?ade.
?Tan dif¨ªcil es verlos directamente? "Es como intentar fotografiar una bombilla de un ¨¢rbol de navidad que est¨¢ encendida junto a cinco estadios de f¨²tbol de primera divisi¨®n iluminados", responde Montesinos. Lo que se hace es intentar tapar la estrella en el telescopio con una m¨¢scara, o restar luz al astro en el detector, pero aun as¨ª solo se ven, de momento, algunos casos especiales, como planetas grandes en torno a estrellas de poco brillo intr¨ªnseco.
Estas dificultades de observaci¨®n tienen mucho que ver en el extra?o zool¨®gico de exoplanetas encontrados. "Estamos limitados por las t¨¦cnicas de detecci¨®n, que son sensibles, sobre todo, a los planetas grandes que est¨¢n cerca de su estrella, porque as¨ª esta se agita mucho", dice Villaver. Pero se estudian caracter¨ªsticas f¨ªsicas y qu¨ªmicas de estos cuerpos y sus sistemas planetarios (se han hallado m¨¢s de medio centenar). En algunos casos, los astr¨®nomos incluso aprecian la existencia de atm¨®sfera en un planeta y, analizando en su luz las firmas qu¨ªmicas, deducen su composici¨®n.
Si alguien pens¨® en apuntar los telescopios para dar con sistemas como el solar y planetas como la Tierra, a estas alturas puede decir que ha visto casi de todo menos esos dos ejemplos. Estrellas mucho m¨¢s masivas que el Sol, similares, enanas blancas, gigantes rojas... todas ellas pueden, al parecer, tener planetas (rocosos o gaseosos). La mayor¨ªa de ellos son enormes, como J¨²piter o m¨¢s, y est¨¢n tan cerca de su estrella que deben ser infiernos.
La investigaci¨®n de esos mundos tiene inter¨¦s cient¨ªfico por partida doble: por un lado, se trata de conocer el universo en s¨ª mismo, como sea, y por otro, de averiguar, por comparaci¨®n, qu¨¦ procesos originaron el sistema solar hace unos 4.500 millones de a?os, seguramente a partir de un disco de materia suelta.
"Hasta ahora, los exoplanetas m¨¢s peque?os que se han visto son las llamadas supertierras, de unas cinco veces la masa del nuestro, pero posiblemente dentro de poco tengamos alg¨²n candidato de exoplaneta similar a la Tierra", dice Eiroa. En los observatorios espaciales -los actuales y, sobre todo, los futuros- se pone mucha esperanza por su gran resoluci¨®n y la posibilidad de que observen en el infrarrojo adecuado para ver objetos fr¨ªos como los planetas. Pero tambi¨¦n los telescopios terrestres tendr¨¢n algo que decir. "Con el gigante europeo E-ELT posiblemente se puedan detectar directamente planetas tipo J¨²piter alrededor de estrellas tipo Sol", dice Eiroa. Para ver una foto de un exoplaneta con resoluci¨®n espacial, como se fotograf¨ªa ahora Neptuno o J¨²piter, habr¨¢ que esperar bastante tiempo.
En cuanto a encontrar en esos mundos condiciones de vida y, tal vez, ejemplos de ella, primero hay que dar con los habitables. Pero no bastar¨¢: "Para saber si un planeta alberga alg¨²n tipo de actividad biol¨®gica debemos estudiarlo de forma directa: detectarlo directamente y, despu¨¦s, sacar an¨¢lisis de su luz que nos revelen las propiedades f¨ªsico-qu¨ªmicas de la atm¨®sfera", concluye Eiroa. "A partir de ah¨ª, podr¨ªamos deducir si esa atm¨®sfera est¨¢ modulada por la existencia de vida en el planeta".
Exoplanetas en cifras
- De los 505 planetas extrasolares descubiertos hasta ahora, 470 se han detectado indirectamente por el bamboleo que inducen en su estrella; 395 forman sistemas planetarios, y 47 son m¨²ltiples (de m¨¢s de dos cuerpos en ¨®rbita del astro).
- Uno de los exoplanetas m¨¢s peculiar es HIP 13044 b, que gira en torno a una estrella originaria de otra galaxia vecina y que acab¨® en la V¨ªa L¨¢ctea tras una colisi¨®n entre ambas. Es algo mayor que J¨²piter y su estrella ha pasado ya la fase de gigante roja.
- El primer planeta extrasolar descubierto (1995) alrededor de una estrella como el Sol fue 51 pegasi b y, pese a ser tan grande como J¨²piter, gira muy cerca de su estrella, m¨¢s pr¨®ximo a¨²n que Mercurio del Sol, por lo que clasific¨® despu¨¦s como un 'J¨²piter caliente'.
- Hasta ahora no se ha identificado un sistema planetario como el solar, con planetas rocosos en sus ¨®rbitas inferiores y gaseosos en las exteriores.
- El planeta extraterrestre m¨¢s peque?o detectado hasta ahora tiene un di¨¢metro ligeramente inferior al terrestre, se llama COROT-Exo-7b y da una vuelta a su estrella cada 20 horas y tan cerca de ella que su temperatura estimada ronda los 1.000 o 1.500 grados cent¨ªgrados.
- Se denominan supertierras los planetas, presumiblemente rocosos, que tienen una masa comprendida entre dos y seis veces la de la Tierra.
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