"?No entienden nada, Fomento ya no existe, est¨¢n hablando con Defensa!"
El jefe del Ej¨¦rcito del Aire y el abogado del Estado debatieron si los controladores deb¨ªan obedecer ¨®rdenes militares antes de la militarizaci¨®n del espacio a¨¦reo
No iba a ser un Consejo de Ministros cualquiera y no lo fue. Algunos ministros llegaron el pasado viernes poco antes de las diez de la ma?ana al complejo de La Moncloa, como casi siempre, para compartir el t¨ªpico caf¨¦ previo al discurrir del protocolario orden del d¨ªa. Algunos ya hab¨ªan descansado poco. El jueves hab¨ªa sido otra jornada complicada en lo econ¨®mico. Tanto, que el presidente anul¨®, por primera vez en nuestra historia democr¨¢tica, la presencia del jefe del Ejecutivo en la celebraci¨®n de la vig¨¦sima Cumbre Iberoamericana en Mar del Plata porque lleg¨® a temerse que tendr¨ªa que acudir a una eurocumbre para la salvaci¨®n de Espa?a. Pero esa amenaza no se concret¨®. Los controladores a¨¦reos, un colectivo de apenas 2.400 personas muy bien pagadas, pararon esa tarde noche el pa¨ªs y llevaron al Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero al l¨ªmite. Las desbocadas demandas de los controladores se ve¨ªan venir, pero nadie previ¨® que llegar¨ªan tan lejos. Los miembros del Gobierno no estaban preparados para lo que se desat¨® esa tarde. Al principio casi no se lo pod¨ªan creer. Y luego fue el propio Zapatero el que impuls¨® la soluci¨®n del estado de alarma. Pero hubo confusiones. Y alguna discusi¨®n. En plena tormenta, fue el propio Jefe del Estado Mayor del Aire, el general Jos¨¦ Jim¨¦nez Ruiz, el que dijo que no pod¨ªa ni deb¨ªa asumir el mando sobre los controladores civiles antes de su militarizaci¨®n. As¨ª se lo hizo saber al abogado general del Estado, Joaqu¨ªn de Fuentes Bardaj¨ª.
Fue Zapatero el primero en pedir estudios sobre el estado de alarma
El JEMA lo vio claro: una cosa es asumir el mando y otra dar ¨®rdenes a un civil
El primer decreto no bast¨®; hubo que hacer el de alarma para militarizarlos
Los controladores cambiaron de cara al leer el C¨®digo Penal Militar
Los ministros fueron abandonando el viernes La Moncloa paulatinamente. Acababan de ratificar un real decreto, que no se comunic¨® entonces p¨²blicamente, para clarificar el nuevo computo que deb¨ªan trabajar los controladores para sumar las 1.670 horas fijadas en el decreto de la pasada Semana Santa que les rebaj¨® de golpe el sueldo de 350.000 euros de media a solo 200.000. Sab¨ªan que el conflicto estaba ardiendo. Pero nadie alert¨® por la ma?ana de lo que iba a suceder por la tarde. En Fomento, como ha explicado estos d¨ªas el ministro Jos¨¦ Blanco, sospechaban que los incidentes registrados en el aeropuerto de Lavacolla (Santiago) pod¨ªan extenderse algo. Y se barruntaba que los controladores pod¨ªan preparar una gorda para Navidades. En Defensa s¨ª hab¨ªan puesto en alerta a la Unidad Militar de Emergencias (UME).
Pero los controladores, concentrados en un hotel cercano a Barajas, no pudieron o no quisieron sujetar a sus bases. El sindicato USCA pareci¨® sorprenderse de que, mientras ellos daban una rueda de prensa, los controladores empezaran a ausentarse masivamente de sus puestos de trabajo. Estaban malos para controlar aviones pero no para ir de asamblea. En esa hora, entre las cinco y las seis de la tarde del viernes, las alarmas ya se dispararon. Primero en AENA, el organismo dependiente de Fomento que regula la navegaci¨®n en Espa?a, luego en el ministerio, donde el ministro pas¨® los peores momentos. No daba cr¨¦dito al ¨®rdago. El contacto entre Blanco y Zapatero se multiplic¨® y el de este con el vicepresidente primero, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, y la ministra de Defensa, Carme Chac¨®n. Fue Zapatero el primero que pidi¨® estudios jur¨ªdicos sobre el estado de alarma.
Se mont¨® el gabinete de crisis en Fomento y all¨ª acudieron, adem¨¢s de los cargos de ese departamento, el secretario de Estado de Defensa, Constantino M¨¦ndez, el Jefe del Estado Mayor del Aire (JEMA), Jos¨¦ Jim¨¦nez Ruiz, y el abogado general del Estado, Joaqu¨ªn de Fuentes. Esas incorporaciones ni fueron casuales.
Blanco compareci¨® p¨²blicamente sobre las siete de la tarde. De reglamento. Primero pidi¨® disculpas por las molestias, luego marc¨® con contundencia que hab¨ªa un plan de salida a la crisis y situ¨® el mensaje del chantaje inaceptable de un colectivo privilegiado dispuesto a fastidiar el mayor puente festivo del a?o a cientos de miles de espa?oles. Termin¨® y volvieron a reunirse. Se esperaba una rectificaci¨®n o marcha atr¨¢s de los controladores, pero con poca fe. En realidad se empez¨® a preparar la declaraci¨®n institucional del vicepresidente Rubalcaba para las nueve de la noche, poco antes del cambio de turno de los controladores de las diez. Y se esbozaron los primeros borradores del nuevo real decreto, el que impondr¨ªa por primera vez en esta etapa democr¨¢tica de Espa?a la militarizaci¨®n de un sector b¨¢sico del sistema productivo.
En ese tr¨¢nsito, cuando las televisiones aullaban protestas y los ciudadanos a¨²n so?aban con apa?ar el largo fin de semana, surgi¨® el primer gran debate entre los miembros del gabinete de crisis. Alg¨²n ministro defend¨ªa a esa hora, con el respaldo del abogado del Estado, que en cuanto el JEMA tomara el mando del espacio a¨¦reo de Espa?a los controladores civiles depender¨ªan org¨¢nicamente de ¨¦l. Es decir, que el general Jos¨¦ Jim¨¦nez o los comandantes del aire que ¨¦l nombrase para dirigir cada torre de control o cada centro de mando, podr¨ªan ordenar a los controladores civiles que se sentasen a trabajar ya. El propio Jos¨¦ Jim¨¦nez vio claro el problema. Una cosa era tener el mando gen¨¦rico y otra obligar a ejecutar instrucciones a un civil. La discusi¨®n no dur¨® mucho. La asistencia del general Jos¨¦ Luis Poyato Ariza, asesor jur¨ªdico de la Defensa, ilustr¨® a todos. No pod¨ªa ser. Hac¨ªa falta otro decreto para instaurar la militarizaci¨®n y que los controladores pasasen de hecho a ser personal militar. Fue lo que se aprob¨® en el nuevo Consejo de Ministros convocado para las nueve de la ma?ana del s¨¢bado. Desde las nueve de la noche y hasta las dos de la madrugada, cuando Rubalcaba volvi¨® a aparecer en las pantallas, ya m¨¢s ojeroso y a¨²n m¨¢s firme, los ministros y dem¨¢s asesores compartieron bocadillos y bebidas. Intercambiaron despachos y salas.
Entre la una y las dos de la madrugada los ocho representantes de los controladores volvieron a ser llamados al ministerio. Creyeron que iban a negociar y plantearon preguntas. Se les aclar¨® la situaci¨®n. Pero ya habl¨® el secretario de Estado de Defensa.
-"Vengo a informaros de vuestra situaci¨®n. Fomento ya no pinta nada ahora. Y hasta que no se aclare todo esto nadie se volver¨¢ a sentar en una mesa de negociaci¨®n. Si ma?ana por la ma?ana no se arregla todo esto, el Consejo de Ministros habr¨¢ firmado el estado de alarma y la militarizaci¨®n no solo del espacio a¨¦reo sino de todos vosotros".
Los ocho representantes de los portavoces hicieron el amago de no comprender todo el mensaje. Argumentaron que no todas sus bases les ten¨ªan que obedecer en bloque. Quer¨ªan volver a negociar su convenio.
- "?Todav¨ªa no han entendido ustedes nada. Fomento ya no existe. Est¨¢n hablando con el secretario de Estado de Defensa!".
Cambiaron de cara y de actitud cuando leyeron el real decreto de militarizaci¨®n y los art¨ªculos de la ley org¨¢nica del C¨®digo Penal Militar (13/1985 de 9 de diciembre) que prev¨¦ la incautaci¨®n de bienes para el pago de posibles indemnizaciones.
A las cuatro de la madrugada Blanco se qued¨® solo en su despacho. Rubalcaba y Chac¨®n se marcharon a los suyos. A las siete empezaban los nuevos turnos de los controladores. A las nueve llegaron de nuevo los ministros a La Moncloa. No hubo debate. Sab¨ªan a lo que iban. Los controladores empezaron a reintegrarse a sus puestos. El s¨¢bado a las 16.00 ya lo hab¨ªan hecho casi todos.
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