Vuelve el ¨¢ngel negro de Praga
Una monumental antolog¨ªa rescata a Vladim¨ªr Holan - El autor checo se recluy¨® en casa durante 30 a?os cuando el r¨¦gimen comunista le prohibi¨® publicar
Vladim¨ªr Holan no cre¨ªa en Dios, cre¨ªa en los milagros; cre¨ªa en el pueblo, no en los que se erigen en sus representantes exclusivos. Fueron estos los que en 1948, el a?o en el que los comunistas tomaron el poder en Checoslovaquia, le prohibieron publicar sus poemas. Acusado de "formalismo decadente", el poeta se encerr¨® en su casa de Kampa, una de las islas del r¨ªo Moldava a su paso por Praga. Ech¨® las cortinas y cambi¨® sus horarios: dorm¨ªa de d¨ªa, viv¨ªa de noche. "Muro por muro", escribi¨®.
La gran paradoja es que el veto llegaba justo despu¨¦s de que Holan aparcara el hermetismo de sus primeros libros -se hab¨ªa estrenado con Abanico en delirio en 1926, a los 21 a?os- en beneficio de una poes¨ªa de tintes sociales -"muri¨® mi soledad"- surgida en 1938 a ra¨ªz de la ocupaci¨®n nazi de Checoslovaquia. "El poeta y el artista digno de ese nombre", escribi¨® en 1946, "cambia el mundo y lo crea de nuevo, sea con la fuerza de la humildad, sea con la fuerza de la rebeli¨®n".
"Para ¨¦l todos los temas son grandes", dice Clara Jan¨¦s, su traductora
Buena muestra de ese cambio de estilo es Soldados del ej¨¦rcito rojo (1947), publicado completo por primera vez en Espa?a. Es tambi¨¦n el caso de t¨ªtulos como Avanzando y Miedo, escritos en la larga noche de la prohibici¨®n y hasta ahora traducidos fragmentariamente. Esos tres libros, otros cinco tambi¨¦n completos y una amplia muestra de dos m¨¢s conforman el volumen La gruta de las palabras (Galaxia Gutenberg / C¨ªrculo de Lectores), casi 700 p¨¢ginas traducidas por Clara Jan¨¦s.
La selecci¨®n de la poeta espa?ola se centra en los libros que Holan escribi¨® en sus a?os de reclusi¨®n voluntaria. Algunos como Dolor, Una noche con Hamlet y Toscana -el favorito de su autor- forman parte ya de la historia de la gran poes¨ªa europea del siglo XX. Holan era "el mejor poeta" de su generaci¨®n seg¨²n su amigo Jaroslav Seifert, que recibi¨® el Premio Nobel en 1984. Para entonces, Holan, al que llamaba "¨¢ngel negro", llevaba cuatro a?os muerto.
Igual que el hermetismo juvenil aprendido de Mallarm¨¦ hab¨ªa dado paso a una poes¨ªa popular y narrativa -algunos poemas son verdaderos microrrelatos-, esta dio paso a una metaf¨ªsica que consigue conjugar claridad y misterio. "Para Holan todos los temas son grandes", dice Clara Jan¨¦s. De ah¨ª que imagine a Hamlet como "un Mozart dado a la bebida" o prefiera el canto de un gallo a las trompetas celestiales para el d¨ªa de la resurrecci¨®n.
Cuando en 1980 sali¨® de su casa con 75 a?os para morir en un hospital, Holan no hab¨ªa dejado aquellas cuatro paredes m¨¢s que un pu?ado de veces. Ni siquiera acudi¨® a recoger los premios que empezaron a reconocer su obra cuando, a partir de 1963, la ef¨ªmera revoluci¨®n de terciopelo contribuy¨® a levantar el castigo a sus libros. Todas las distancias de su vida las hab¨ªa recorrido cuando era un ni?o de seis a?os que caminaba cuatro kil¨®metros diarios para estudiar lat¨ªn en un convento cercano a Podol¨ª, el pueblo al que se hab¨ªa trasladado su familia desde Praga, la ciudad en la que hab¨ªa nacido en 1905.
"?Por qu¨¦ es pesado tu vuelo, / por qu¨¦ se atrasa? / -He pasado quince a?os / hablando al muro / y ese muro lo arrastro yo solo / desde mi infierno / para que ahora / os lo diga todo...". Eso dice el poema que abre Miedo, escrito el mismo a?o en que dej¨® de ser un autor prohibido. Hablando contra el muro, Holan escribi¨® cinco novelas que destruy¨®, 10 libros de poemas y multitud de traducciones de poetas como Baudelaire, Rilke o G¨®ngora.
En Espa?a su nombre est¨¢ ligado para siempre al de Clara Jan¨¦s. Contra todos los consejos, la escritora barcelonesa consigui¨® romper el aislamiento del poeta checo en 1975. Ayer, en Madrid, record¨® una vez m¨¢s el episodio al que ella misma dedic¨® en 2005 el libro La voz de Ofelia (Siruela): "Llevaba seis a?os sin escribir un verso pero obsesionada con Hamlet cuando un amigo rob¨® un libro, solo por el t¨ªtulo, y me lo regal¨®. Era Una noche por Hamlet en la traducci¨®n de Josef Forbelsky revisada por Guillermo Carnero. Lo hab¨ªa publicado Barral, que me dijo que desistiera de conocer a Holan. ?l hab¨ªa estado en Praga y no hab¨ªa querido recibirlo, tampoco a Gallimard. Pero le mand¨¦ un poema y me respondi¨® que pod¨ªa visitarle".
Clara Jan¨¦s entr¨® en la casa de la isla de Kampa con un ramo de rosas que el huidizo anfitri¨®n utiliz¨® como parapeto. La siguiente visita tuvo lugar dos a?os despu¨¦s. Para entonces, Jan¨¦s hab¨ªa aprendido checo. Pudo as¨ª hablar con Vladim¨ªr Holan y traducir su obra. Tambi¨¦n seguir sent¨¢ndose en silencio junto a un hombre que decidi¨® encerrarse para ser libre.
Resurrecci¨®n
?Que despu¨¦s de esta vida tengamos que despertarnos un d¨ªa aqu¨ª
al estruendo terrible de trompetas y clarines?
Perdona, Dios, pero me consuelo
pensando que el principio de nuestra resurrecci¨®n, la de todos los difuntos,
lo anunciar¨¢ el simple canto de un gallo...
Entonces nos quedaremos a¨²n tendidos un momento...
La primera en levantarse
ser¨¢ mam¨¢... La oiremos
encender silenciosamente el fuego,
poner silenciosamente el agua sobre el fog¨®n
y coger con sigilo del armario el molinillo de caf¨¦.
Estaremos de nuevo en casa.
(Del libro Dolor. Traducci¨®n de Clara Jan¨¦s)
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