El amigo virtual
Nuestros adolescentes est¨¢n cambiando su forma de relacionarse. Antes eran muy sociables y pasaban el d¨ªa en la calle. Ahora prefieren estar en casa. Y si es en su habitaci¨®n sin compa?¨ªa mucho mejor. Que para acompa?arles ya tienen el ordenador o el m¨®vil con conexi¨®n a Internet.
Han encontrado un nuevo amigo, virtual, que les permite ir a cualquier sitio en cualquier momento. Cuanto m¨¢s utilizan el ordenador m¨¢s quieren seguir us¨¢ndolo. Es como la pescadilla que se muerde la cola, con una soluci¨®n harto dif¨ªcil. Al final nos encontramos con chavales que han cambiado sus conductas, que experimentan una tremenda adicci¨®n a la tecnolog¨ªa y a los cuales es imposible ayudar porque suelen estar solos en casa. Est¨¢n totalmente enganchados y cada d¨ªa aumenta m¨¢s su dependencia.
Tanto estas adiciones digitales como otras conductas an¨®malas que se producen en la adolescencia provienen en gran parte de esa soledad en la que viven los muchachos en sus hogares. Los padres est¨¢n muy atareados, llegan muy tarde y no tienen ganas de pasar un rato con sus hijos para ver qu¨¦ tal les ha ido el colegio. Solo quieren cenar y engancharse a la tele o al port¨¢til. Porque muchos padres, con la excusa de que tienen que trabajar y no pueden desconectarse porque la empresa se hundir¨ªa, sufren una dependencia atroz; siempre conectados al port¨¢til, el m¨®vil o lo que sea, da igual. Los hijos, como tales, tienden a imitar muchas de las conductas de sus padres, y esta, desde luego, es una de las m¨¢s imitadas.
La situaci¨®n se agrava con los hijos ¨²nicos, que campan a sus anchas por la casa durante todo el d¨ªa, sin un hermano mayor que les eche un ojo o sin un hermano peque?o al que cuidar.
La soluci¨®n no es quitarles el dichoso aparatito, ni prohibir su uso. Tenemos que intentar educarles en la responsabilidad. Que sepan cu¨¢ndo pueden y no pueden usar el ordenador. Que entiendan que primero son los deberes y luego el juego. Y que comprendan que por muy bien que vayan en el colegio y hagan las tareas con total diligencia, no pueden estar chateando en su Tuenti hasta las dos de la madrugada, que al d¨ªa siguiente hay clase. Claro, es dif¨ªcil. ?Qu¨¦ me lo digan a m¨ª que tengo seis hijos y me cuesta sudor y l¨¢grimas conseguirlo! Y no siempre lo logro.
Juan Manuel Romero es fundador de la ONG Adicciones Digitales.
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