A la caza del man¨¢ oriental
Parados en busca de empleo y profesionales espa?oles quieren hacer el agosto con la apertura del mayor parque empresarial chino de Espa?a
"?D¨®nde est¨¢n los mil empleos que anunciaron?", se pregunta una mujer enfadada despu¨¦s de abrir decenas de puertas. Ha escuchado en la televisi¨®n que los promotores del mayor parque empresarial chino, que el jueves abri¨® sus puertas en Fuenlabrada, tienen previsto emplear a m¨¢s de mil personas en las instalaciones. Pero al atravesar la puerta de los comercios solo obtiene dos respuestas. O no buscan empleados o simplemente menean la cabeza con cara de no entender ni palabra.
El primer d¨ªa de actividad del Plaza de Oriente no se parece en nada a la imagen de un macrocentro de venta al por mayor. Despu¨¦s de atravesar las bulliciosas y estrechas calles del pol¨ªgono Cobo Calleja, en las que hay m¨¢s de 350 almacenes chinos, llegar al parque empresarial es como entrar en un oasis.
El alquiler de los locales es de 3.000 euros al mes, seg¨²n los comerciantes
La fama de buenos trabajadores descarta la resaca de la gran fiesta que se celebr¨® el jueves para inaugurar el parque como responsable de la quietud. La raz¨®n es que a¨²n hay locales sin ocupar y pocos comercios abiertos. Pero no ser¨¢ por mucho tiempo. Decenas de comerciantes se afanan en dar los ¨²ltimos retoques a sus locales, que seg¨²n ellos cuestan unos 3.000 euros mensuales de alquiler. "Abierto domingo", anuncia uno. "Abierto lunes", dice otro. La cadena de aperturas promete ser constante.
Los ¨²nicos que se impacientan por la falta de clientes son los pocos -unos 20- que ya tienen las puertas abiertas. Como Jiang, de 21 a?os, que ha comprado con su familia un local para una tienda de ropa y que, "por si no viene la gente", mantiene "por ahora" otro almac¨¦n en otra parte del pol¨ªgono. Salvo ellos, los primeros del Plaza de Oriente, todo el mundo est¨¢ convencido de que el parque ser¨¢ un ¨¦xito. Incluidas las asociaciones de empresarios madrile?as. Para no quedarse sin un trozo del pastel, un buen pu?ado de profesionales espa?oles se dejaron ver ayer.
Sheng Ou sube y baja cajas y mueve maniqu¨ªes en su local. Fernando Santos, escaparatista, enseguida ve un potencial cliente a trav¨¦s del cristal. Tras una breve conversaci¨®n Sheng Ou se guarda una tarjeta de visita. "Los chinos han cambiado, ahora cuidan m¨¢s los detalles", dice Santos, que ya tiene varios cliente en Cobo Calleja.
Entrar en la comunidad de empresarios chinos -m¨¢s de 13.000 en la regi¨®n- es la puerta del ¨¦xito. Para Manuel Gea, corredor de seguros, aunque son "desconfiados al principio", una vez que te ganas un cliente tienes "cliente para toda la vida". Por eso recorre el Plaza de Oriente con Juan, un chino con el que hablan directamente los comerciantes, y con un folio con el contrato escrito en los complicados caracteres.
Entre tanto ajetreo de ofertas, los comerciantes llenan sus carteras de tarjetas y tel¨¦fonos. Sheng promete pensarse si contrata a un escaparatista y Gea ha conseguido firmar alg¨²n seguro. La b¨²squeda de trabajo, sin embargo, ha sido en vano. Mil empleos s¨ª, pero entre primos y dem¨¢s familia.
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