Encontrar la calma en la ciudad
Existe la creencia estereotipada de que la espiritualidad solo puede encontrarse en medio del campo, en una casa aislada frente al mar o entre los muros de un monasterio. Lo cierto es que la inmensa mayor¨ªa vivimos y trabajamos en medio del bullicio, por lo que si aspiramos a la armon¨ªa tendremos que aprender a hallar la serenidad en medio del caos.
Lo que podr¨ªa llamarse el zen del asfalto es una invitaci¨®n a buscar la paz y la lucidez, en medio de una metr¨®poli ruidosa o de un suburbio gris. Supone el reto de mantener el propio centro mientras los vecinos se pelean, el jefe nos convoca para una reuni¨®n absurda o nos encontramos atrapados en un atasco mientras dan malas noticias por la radio.
"Observe sus pensamientos con distancia y no los confunda con la realidad. As¨ª ser¨¢ capaz de distinguir lo neur¨®tico de lo ¨²til"
Antes de abordar c¨®mo cultivar la calma, revisemos algunos t¨®picos sobre la espiritualidad.
El t¨®pico de Oriente
"No puedes vivir en el reino de?Dios por mucho tiempo. No?hay restaurantes ni lavabos" (Suzuki Roshi)
En su hilarante libro de memorias El espejo vac¨ªo, el escritor de novelas policiacas Janwillem van de Wetering explicaba sus peripecias y calamidades en un monasterio zen japon¨¦s de la d¨¦cada de los sesenta, donde este holand¨¦s permaneci¨® a?o y medio.
Lo que ten¨ªa que ser una experiencia serena e iluminadora se convierte en una tortura, porque el disc¨ªpulo se ve obligado a unos madrugones de ¨®rdago, a interminables horas de inc¨®moda y tediosa meditaci¨®n, mientras se ve enfrentado a los enigm¨¢ticos koans, las preguntas disparatadas con las que el maestro de zen tortura a sus alumnos. Hacia el final de su relato, Janwillem acaba huyendo del monasterio y se interroga sobre la espiritualidad con una cerveza en la mano. El autor holand¨¦s ironiza sobre esta cuesti¨®n a trav¨¦s de una peque?a f¨¢bula: un hombre cada ma?ana antes de desayunar saca a su perro al patio delantero, lo coge por el rabo y le da unas cuantas vueltas en volandas. Un vecino le pregunta por qu¨¦ trata a su perro con tanta crueldad, a lo que el due?o responde: "No tiene ni idea de lo contento que se pone el perro cuando lo dejo en el suelo".
La pregunta es: ?no hay otros caminos a la espiritualidad? ?C¨®mo podemos purificar la mente en medio del caos?
Un profesor de yoga de Los ?ngeles, Arthur Jeon, aborda este tema en su manual Dharma urbano, que se centra en los desaf¨ªos de la vida cosmopolita para los que aspiran a la espiritualidad.
Este autor plantea estrategias para mantener la calma sin sucumbir a las tensiones diarias o a las continuas fricciones que supone moverse por una ciudad, tener vecinos y relacionarse con jefes y compa?eros de trabajo:
No hay ninguna duda sobre el hecho de que la mayor parte de las dificultades de la vida, excepto la enfermedad, vienen causadas por las relaciones entre la gente. Asumimos que la gente es la causa de nuestra tristeza, la fuente de nuestro "infierno". Cuando miramos a nuestro alrededor existen muchas razones para pensar as¨ª. Los dem¨¢s nos vuelven locos e infelices. Tendemos a pensar: no soy una persona enfadada; ellos me hacen enfadar". A lo largo de su libro, Arthur Jeon da numerosos consejos para sobrevivir espiritualmente a nuestra jungla de personas y problemas:
• Observe sus pensamientos con distancia y no los confunda con la realidad. As¨ª ser¨¢ capaz de distinguir lo neur¨®tico de lo ¨²til.
• Sea consciente de que cualquier cosa que suceda, buena o mala, cambiar¨¢.
• Evite atribuir la culpa de su infelicidad a los dem¨¢s. Pensamientos como "mi vida es horrible" o "si fuera rico, mis problemas desaparecer¨ªan" son solo falacias para no tomar el mando de nuestra vida.
• En lugar de impacientarse, lea o escuche m¨²sica mientras espera el tren o el autob¨²s.
• Trate de sonre¨ªr a la gente irritada que encuentre. Nunca menosprecie a los dem¨¢s.
• T¨®mese los contratiempos con sentido del humor.
• No alimente lo que le irrita, ni le d¨¦ m¨¢s importancia de la que tiene.
• Huya de la idea de que, en la ciudad, vive amenazado por las personas y las situaciones. Jam¨¢s se autocompadezca.
Puesto que la serenidad es un estado mental, este autor californiano sostiene que podemos alcanzar una relajaci¨®n plena cuando queramos, sea en la cima de una monta?a o en Times Square. El sufrimiento no lo generan las personas que nos rodean ni el lugar en el que nos encontramos, sino la lectura que hacemos de lo que nos sucede.
Otra fuente de padecimiento, vivamos en la ciudad o en el campo, es nuestra adicci¨®n a proyectarnos al pasado (traumas) o al futuro (miedos). Para practicar el zen del asfalto hay que tomar conciencia del momento presente, aprendiendo y disfrutando de lo que nos brinda cada instante.
Por ejemplo, el transporte p¨²blico es un desaf¨ªo porque borra las fronteras entre los dem¨¢s y uno mismo. En medio del atasco, en lugar de maldecir el tr¨¢fico, podemos convertir la cabina de nuestro veh¨ªculo en un zendo min¨²sculo donde escuchar nuestra m¨²sica favorita, relajarnos a trav¨¦s de la respiraci¨®n o pasar revista a los aspectos positivos de nuestra vida, dejando fuera las prisas.
'Zensaciones'
"Llama experiencias a tus dificultades y recuerda que cada?una de ellas te ayuda a?madurar" (Henry Miller)
Es innegable que en la rutina diaria nos enfrentamos a situaciones mon¨®tonas o desagradables que nos ponen a prueba, pero todas ellas son oportunidades de crecimiento personal. Veamos c¨®mo convertir algunos episodios estresantes en zensaciones equiparables al trabajo que realizar¨ªamos en un monasterio:
• Zensaci¨®n 1. Tenemos un encontronazo con un conductor col¨¦rico. Ejercicio: no nos contagiamos por su furia y guardamos el noble silencio del que hablaba Buda y compadecemos a esta persona que est¨¢ teniendo un mal d¨ªa.
• Zensaci¨®n 2. Un vecino nos increpa porque hemos faltado a una obligaci¨®n. Ejercicio: le agradecemos que nos lo recuerde y cambiamos su discurso pregunt¨¢ndole por alg¨²n aspecto agradable de su vida personal.
• Zensaci¨®n 3. Se han iniciado unas obras al lado de casa que hacen un ruido ensordecedor. Ejercicio: nos fijamos el reto de meditar, utilizando el estruendo como centro de atenci¨®n para vaciar nuestra mente.
• Zensaci¨®n 4. Nuestro trabajo ha llegado a unas cotas de monoton¨ªa que nos resulta insufrible. Ejercicio: para motivarnos, nos centramos en operaciones muy peque?as y nos proponemos alcanzar la excelencia en esa actividad como prueba espiritual.
• Zensaci¨®n 5. Las noticias informan de m¨¢s robos y violencia en nuestro barrio. Ejercicio: decidimos compensar la oleada de negatividad con m¨¢s empat¨ªa hacia los dem¨¢s y m¨¢s implicaci¨®n en la felicidad de nuestra comunidad.
Si practicamos de esta manera, entenderemos que un entorno urbano es perfectamente v¨¢lido para ir m¨¢s all¨¢ de nuestros horizontes mentales, con la ventaja de que contiene tantos mundos y situaciones diferentes que hay mil ocasiones para mejorar.
Terminaremos con la respuesta que dio el maestro Soyen Shaku a su disc¨ªpulo Senzaki cuando este le consult¨® sobre los peligros de trasladarse a una cosm¨®polis. La respuesta fue: "Simplemente, enfr¨¦ntate a la gran ciudad y comprueba si ella te conquista o si t¨² la conquistas a ella".
ILUMINARSE EN LA CIUDAD
1. Libros
- 'Dharma urbano', de Arthur Jeon (Ediciones B).
- 'El espejo vac¨ªo', de Janwillem van de Wetering (Kair¨®s).
2. Pel¨ªculas
- 'Sabidur¨ªa garantizada', de Doris D?rrie (Cameo).
3. Discos
- 'Everything and nothing', de David Sylvian (Virgin).
- 'The long journey of wolves', de Nikosia (Warner).
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