"Le llamo de parte de alguien que le busca desde hace mucho tiempo"
Mediadores y adoptados describen el proceso de reencuentro madre-hijo
"?Ser¨¢ mi madre biol¨®gica una famosa? ?Una artista que viajaba mucho y que me dio en adopci¨®n para no interrumpir su carrera? ?Una prostituta que se qued¨® embarazada de un cliente? ?Una mujer seducida y abandonada?". Estas eran las preguntas que varios adoptados consultados por este diario confiesan que se hac¨ªan cuando pensaban en su madre. A todas estas, ahora, a?aden una mucho m¨¢s inquietante: ?mi madre me dio en adopci¨®n o fue enga?ada y soy un ni?o robado? Algunos tienen indicios para pensar que pudo ser as¨ª, pero otros muchos no. Para casi todos ellos, resolver esa duda ser¨¢ imposible.
"Para nosotros es m¨¢s agradable imaginar que somos ni?os robados, es decir, que a nuestras madres las enga?aron, que pensar que simplemente fuimos dados en adopci¨®n", explica David Rodr¨ªguez, adoptado en la cl¨ªnica San Ram¨®n (Madrid) en 1981.
"?Me abandon¨® mi madre o fui robado?" se preguntan ahora muchas personas
A las madres biol¨®gicas suele ocurrirles algo similar. "Prefieren creer que a su hijo se lo quitaron y muchas han terminado autoconvenci¨¦ndose de que fue as¨ª", explica Jaime Ledesma, psicopedagogo y mediador familiar que trabaja desde 2010 con la asociaci¨®n de afectados de San Ram¨®n.
Ledesma se dedica a preparar psicol¨®gicamente a esa madre biol¨®gica y su hijo dado en adopci¨®n antes de que entren en contacto. El apasionante proceso, que suele prolongarse durante meses, se inicia con una llamada:
-?Est¨¢ sola? ?Puede hablar?
-?Qui¨¦n es?
-Le llamo en nombre de una persona que la est¨¢ buscando desde hace mucho tiempo. Naci¨® el d¨ªa ....".
"Normalmente, caen enseguida en la cuenta, aunque hayan pasado muchos a?os, porque esa fecha se les ha quedado grabada para siempre", explica Ledesma. A partir de ah¨ª, y antes de que se produzca el reencuentro, trabaja para ajustar las expectativas de ambas partes. "Despu¨¦s de esa llamada, las madres, en general, esperan recuperar un hijo. Pero ese hijo cree que su madre es la adoptiva. No busca una nueva familia, no quiere sustituir a nadie, sino conocer su origen. Ese deseo de saber suele despertar generalmente cuando se produce alg¨²n cambio importante en sus vidas. Por ejemplo, si se casan o van a tener un hijo. A veces solo quieren conocer sus antecedentes gen¨¦ticos".
Ledesma tambi¨¦n prepara a los adoptados contra las fantas¨ªas que han alimentado durante a?os. "La reacci¨®n de la madre puede ir del rechazo a casi el acoso. Y es importante que el hijo est¨¦ preparado para todo. Sobre todo, para que ella no sea lo que esperaba. Recuerdo un caso en que la madre biol¨®gica se hab¨ªa prostituido ocasionalmente y el padre estaba preso. El hijo lo pas¨® mal, retrasamos un poco el proceso, pero al final todo sali¨® bien".
Para cuando se produce el reencuentro, explica el mediador, "todo est¨¢ ensayado. Incluso el saludo. El abrazo suele producirse al final, nunca al principio. Y antes de todo eso madre e hijo han intercambiado fotograf¨ªas y cartas cont¨¢ndose su historia".
La mayor¨ªa de las madres ya ha creado una familia cuando recibe esa llamada del pasado. "El 50% aproximadamente le ha hablado a su marido de ese ni?o que dio en adopci¨®n, pero la otra mitad no. Por eso siempre les digo que no est¨¢n obligadas a nada y que todo se har¨¢ con la m¨¢xima confidencialidad".
Es despu¨¦s de ese primer encuentro, cuando lo hay -muchos adoptados no quieren conocer f¨ªsicamente a su madre biol¨®gica sino solo saber qui¨¦n era- cuando las madres se animan a contar en casa lo sucedido. El entorno familiar suele reaccionar con suspicacia, piensa que el chico/chica quiere pedirles algo. Para los hijos que han vivido siempre en casa tambi¨¦n es dif¨ªcil porque cambia el concepto de su madre y se preguntan: '?pod¨ªa haber sido yo?"
Los adoptados suelen ser hijos ¨²nicos, por eso uno de los mayores incentivos a la hora de iniciar sus b¨²squedas es la posibilidad de tener hermanos. "Es curioso, tienen m¨¢s ganas de conocer a los hermanos que al padre. En alg¨²n caso, luego han conocido al padre por las se?as que da la madre y la reacci¨®n ha sido buena. Para el padre es m¨¢s f¨¢cil porque socialmente se ve de otra manera que la madre que abandon¨® a su hijo".
La clave del proceso, concluye Ledesma, es buscar un equilibrio, no siempre f¨¢cil, entre el derecho a la intimidad de la madre biol¨®gica y el derecho a conocer su origen del hijo adoptado. La ley 54/ 2007 permite a este ¨²ltimo conocer el nombre de su progenitora, pero en la pr¨¢ctica no siempre tiene los medios para hacerlo. "Cuando nacen en instituciones religiosas, por ejemplo, las monjas se amparan en el voto de sigilo para no dar informaci¨®n sobre las madres, a las que dicen que prometieron guardar el secreto". En cualquier caso, a?ade, "es muy peligroso que no exista un mediador y un adoptado llame un d¨ªa al timbre y diga: 'soy tu hijo'. Precipitarse puede frustrar una relaci¨®n en el futuro".
Santiago Gonz¨¢lez, que acaba de encontrar a su familia biol¨®gica y ha fundado adoptados.org para ayudar a otros a hacerlo, comparte la misma opini¨®n. Tambi¨¦n en el caso de los ni?os robados. "?Debe ser ese ni?o, hoy adulto, contra su voluntad, el que ha de pagar con sus emociones el robo que sufri¨® su madre biol¨®gica? Yo creo que no". El psic¨®logo Guillermo Fouce a?ade: "Quienes descubren que son de otra familia suelen pasar una fuerte crisis de identidad. En un primer momento, es frecuente que no quieran saber nada para que les dejen 'tranquilos'...". En el caso de los que piensan que fueron robados, todav¨ªa es m¨¢s dif¨ªcil, porque tienen sentimientos contradictorios hacia los padres adoptivos. Fouce a?ade que la curaci¨®n, en cualquier caso, "es que conozcan la verdad".
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