"Sin mi perfeccionismo obsesivo quiz¨¢ mis canciones no ser¨ªan buenas"
La mejor compositora estadounidense, seg¨²n la revista Time, o, simplificando a¨²n m¨¢s, la Bob Dylan femenina: esos son algunos de los halagos con los que pecha Lucinda Williams (Lake Charles, Luisiana, 1953) desde hace a?os, sin que le pesta?ee su arrastrado acento sure?o. "Yo encuentro dif¨ªcil hacer el tipo de canci¨®n sociopol¨ªtica con el que Dylan se labr¨® primero la fama", admite desde su refugio en Los ?ngeles. Acaba de estrenar Blessed, su d¨¦cimo trabajo de estudio, una maravilla, y no hac¨ªa falta la aclaraci¨®n. Lo suyo va de otra cosa: la propia vida expuesta en canal. "Nunca me planteo un tono o un concepto antes de escribir cada ¨¢lbum; mis canciones hay que considerarlas individualmente y expresan el momento por el que atravieso".
"Nunca me planteo un tono o un concepto antes de cada ¨¢lbum"
Tanta transparencia puede llevar a equ¨ªvocos: "Me ocurri¨® con Real love, uno de los temas de Little honey [2008], mi disco previo. Todo el mundo cre¨ªa que alud¨ªa a mi marido, pero en realidad la escrib¨ª antes de conocerle y estaba destinada a West, mi trabajo anterior". Con West y su melanc¨®lica producci¨®n a cargo de Hal Willner, la cantautora se zambull¨® en el dolor por una ruptura sentimental y por la p¨¦rdida de su madre. Nada que ver con el nuevo disco, al que Williams, casada desde 2009 con el ex ejecutivo discogr¨¢fico (ahora su representante) Tom Overby, a?ade las maquetas que grab¨® en su cocina.
La dulzura conyugal, sin embargo, no se apodera del ¨¢lbum mucho m¨¢s all¨¢ de esa Kiss like your kiss del cierre, escrita a medias con Elvis Costello para la serie True blood y por la que Williams aspir¨® en febrero, sin ¨¦xito, a su cuarto grammy. Como contraste, Costello incendia alg¨²n tema con la guitarra. "Estaba en Los ?ngeles grabando su disco con T Bone Burnett y se pudo pasar por el estudio: nunca le hab¨ªa visto tocar con semejante sa?a". La canci¨®n que titula el ¨¢lbum s¨ª refleja optimismo y el valor de las peque?as cosas. "No nos damos cuenta de su importancia y de la fortuna que tenemos", apostilla.
Blessed se vuelve sombr¨ªo para hablar de la muerte con apellidos: la de un antiguo representante o la de Vic Chesnutt, el cantautor de la silla de ruedas. "No pod¨ªa creer que se hubiera suicidado, fue un shock. Creo que la depresi¨®n y una monta?a de facturas m¨¦dicas pudieron con ¨¦l, pero siempre me enfado cuando alguien se quita la vida. Ten¨ªa otro amigo al que vi por ¨²ltima vez en un festejo: pocas semanas despu¨¦s me lleg¨® la noticia de su suicidio". Y hay un ¨²nico amago de canci¨®n protesta, la escalofriante Soldier's song. "Prueba de que no es lo m¨ªo, casi me ha salido una canci¨®n amorosa. A Steve Earle, por decir uno de mi generaci¨®n, estas se le dan mejor", bromea Williams, que reconoce haberse inspirado para la estructura (acciones paralelas, la de la guerra y la del hogar) en dos composiciones de Jimmy Webb, Galvestone y la muy versionada By the time I get to Phoenix. "Aunque la m¨ªa es m¨¢s oscura, por real: vivimos inmersos en un oc¨¦ano b¨¦lico".
?Y qu¨¦ hay de los estereotipos? Lucinda Williams, la perfeccionista y poco prol¨ªfica. Lo segundo resulta falso desde Car wheels on a gravel road (1998), su obra maestra, de larga forja: ya no se dan eternas esperas entre discos. "En este me han sobrado temas", ironiza. "Y respecto a lo primero, soy obsesiva-compulsiva, pero creo que mi tendencia a posponer las cosas supera mi perfeccionismo. Aunque sin ¨¦l quiz¨¢ las canciones no ser¨ªan buenas".
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