Maggie, la eterna
Sab¨ªa que no tardar¨ªa en ocurrir. Fueron muchos matrimonios, muchas enfermedades y muchas operaciones a las que ha sobrevivido esta mujer esplendorosa.
Desde que Tennessee Williams la escribiera, ha debido haber cientos de Maggie, la gata pero ninguna como la que Elizabeth Taylor interpret¨® al lado de Paul Newman, dirigida por Richard Brooks. La he visto miles de veces y siempre me ha impactado su fuerza, su belleza, su garra, su humanidad, su pasi¨®n, lo bien que le sienta la combinaci¨®n y su ancestral conocimiento y tolerancia de esa cualidad tan masculina (y femenina) que es la homosexualidad. No es un secreto que Nick, igualmente bordado por Paul Newman, beb¨ªa hasta anegarse por el dolor de la muerte de su ¨ªntimo amigo (no recuerdo el nombre del personaje) cuya amistad ni el propio autor se atrevi¨® a especificar hasta qu¨¦ punto era ¨ªntima (la moral de la ¨¦poca y del propio Hollywood se lo habr¨ªan impedido).
He conocido a muchas estrellas, pero nunca tuve la oportunidad de conocerla a ella. Pero mi dvdteca y mi memoria est¨¢ llena del arte que nos regal¨® en sus pel¨ªculas y en su propia vida. Cuando ya no hubo personajes, o no estaban a su altura, en esa industria cegata que ha dilapidado el talento de tantas actrices geniales de m¨¢s de 40 a?os, Elizabeth Taylor tuvo lo que Billy Wilder calificar¨ªa como un gran tercer acto en su propia vida. Supo llenar el vac¨ªo de personajes con el mejor de ellos, el personaje solidario que dedic¨® los ¨²ltimos casi 30 a?os de su vida y la potencia arrolladora de su fama a favor de los enfermos de sida, en un pa¨ªs en el que todav¨ªa sigue siendo un estigma. Elizabeth Taylor fue mucho m¨¢s que una de las mejores actrices americanas desde los a?os cuarenta hasta los ochenta. La mujer que interpret¨® como nadie la vulgaridad hortera (Reflejos en un ojo dorado, de Huston, o su m¨ªtica ?Qui¨¦n teme a Virginia Woolf?) fue tambi¨¦n icono de moda, modelo de mujer independiente que no escond¨ªa sus pasiones, ingeniosa, vital, inconformista. Una mujer a la que su propia importancia no le imped¨ªa poseer algo que pocas actrices guapas poseen: sentido del humor.
Ha muerto una de las actrices m¨¢s hermosas de la historia del cine. El milagro de los ojos violeta. Mejor dicho, no ha muerto. El cine es eterno. Las pel¨ªculas nos sobrevivir¨¢n. Maggie es eterna.
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