La sonrisa de Liz
Tenia los ojos de color violeta como tantas veces se ha dicho. Con ellos cautiv¨® Liz a la audiencia de San Sebasti¨¢n cuando fue a presentar en el festival su pel¨ªcula -mala- Una hora en la noche. La an¨¦cdota de la visita se centr¨® en el retraso con que lleg¨® al teatro la noche de su estreno. Algunos testigos presenciales cuentan que lleg¨® cerca de una hora tarde, mientras que otros dicen que no fue una hora sino tres. Hay quienes dieron la explicaci¨®n de que la actriz hab¨ªa exigido un coche con aire acondicionado para atravesar los cincuenta metros que hay entre el hotel y el teatro, unos lujos inexistentes entonces por all¨ª; seg¨²n otros, m¨¢s imaginativos, la actriz pidi¨® en la habitaci¨®n botellas de champ¨¢n hasta agotarlas, y lleg¨® como una cuba a la cita. El caso es que la Taylor fue recibida con un pateo descomunal al salir al escenario, y que voces del p¨²blico la llamaron "gorda", o con m¨¢s contundencia "hija de puta". Como Liz sonre¨ªa ante aquel foll¨®n y mandaba besos a la platea, se consider¨® que no estaba en sus cabales. Alguien incluso la vio secar con su bello sari, hincada de rodillas, el suelo del teatro...
Todos se ponen de acuerdo, sin embargo, en recordar que la Taylor fue serenando suavemente a los espectadores mientras los envolv¨ªa de forma parsimoniosa en su irresistible mirada con cierta actitud de reto... pero sin dejar de sonre¨ªrles. No se supo entonces que no hab¨ªan llegado con ella en el vuelo las maletas que la estrella necesitaba, ni que la suite en que la hab¨ªan alojado carec¨ªa de un buen espejo y de suficiente iluminaci¨®n para apreciar los m¨¢gicos pliegues del sari con que quer¨ªa presentarse ante el p¨²blico. A ella le dieron igual los pitidos y los insultos. Al concluir la ceremonia, susurr¨® a un organizador del festival que entend¨ªa lo suficiente el castellano, por sus estancias en Puerto Vallarta, como para comprender lo que el p¨²blico le hab¨ªa gritado. Pero ella sab¨ªa que, a la postre, lo que quedar¨ªa en la historia del festival ser¨ªan su mirada y su sonrisa.
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