A Red Bull le sobra energ¨ªa
Vettel saca provecho del b¨®lido m¨¢s r¨¢pido y se impone sin KERS a Hamilton, al sorprendente Petrov y a Alonso, lastrado por el galimat¨ªas de la salida, en el Gran Premio de Australia
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El meneo que la Federaci¨®n Internacional de Autom¨®vil le ha dado este a?o a la normativa que regula la f¨®rmula 1 ha provocado que la hinchada se haya pasado los ¨²ltimos meses angustiada y desorientada, sin saber a qu¨¦ atenerse. Suspendida la prueba inaugural, en Bahr¨¦in, el sinf¨ªn de interrogantes deb¨ªa resolverse en los jardines del Albert Park, en Melbourne, uno de los escenarios m¨¢s marchosos del calendario. A la espera de que los t¨¦cnicos de las distintas escuder¨ªas analicen los datos obtenidos ayer, el Gran Premio de Australia permite concluir que Adrian Newey, el ingeniero que marca la pauta en la F-1 actual, ha vuelto a acertar con el dise?o del RB7. Es la apuesta de Red Bull para este curso, que en manos de Sebastian Vettel parece un monoplaza casi supers¨®nico y, en cualquier caso, inalcanzable por ahora para los dem¨¢s. As¨ª pues, el equipo energ¨¦tico y su principal estrella han comenzado el Mundial de la misma forma que terminaron el anterior.
El espa?ol se pelea con el volante para conseguir que su Ferrari enfile los virajes
El campe¨®n alem¨¢n parece ir de paseo. Mete el coche donde y cuando quiere
Al campe¨®n le sale todo. Lo demostr¨® el s¨¢bado en la cronometrada y volvi¨® a dejarlo claro a la hora de la verdad, ya en la carrera: sali¨® disparado y complet¨® las 58 vueltas a sus anchas, sin meterse en l¨ªos y tras visitar dos veces el taller para cambiar de neum¨¢ticos (vueltas 14 y 36), la misma estrategia que siguieron Lewis Hamilton y Vitaly Petrov, quienes finalmente le acompa?aron en el podio. El cuarto fue Fernando Alonso, que corri¨® condicionado por el galimat¨ªas que se le vino encima en la salida, circunstancia que le oblig¨® a parar tres veces para quitarse a rivales de en medio. Como los dem¨¢s equipos, Ferrari llevaba meses trabajando a ciegas, sin referencias fiables, por m¨¢s que en Maranello no pudieran imaginarse que las prestaciones de su 150? Italia estar¨ªan tan lejos de las que ofrecen las propuestas de McLaren y Red Bull.
Antes de levantarse el tel¨®n, todos los corredores se reunieron debajo de los sem¨¢foros para guardar un minuto de silencio en solidaridad con el pueblo japon¨¦s. De vuelta a la primera plaza de la parrilla, Tommi, el asistente de Vettel, se dirigi¨® a su amigo y le ofreci¨® una toalla h¨²meda con la que el alem¨¢n se masaje¨® la cara antes de ponerse el casco, el Hans [el mecanismo que protege el cuello], y los guantes. Antes de meterse en el coche, el piloto de Heppenheim y el finland¨¦s cerraron sus pu?os y los chocaron. Cuando volvieron a verse, una hora y media despu¨¦s, el campe¨®n del mundo ya hab¨ªa conseguido su und¨¦cimo triunfo en la F-1 y ocupaba el liderato de la clasificaci¨®n provisional del certamen una vez completada una de las carreras m¨¢s pl¨¢cidas de su vida.
Como el RB6 del curso pasado, el RB7 es una endiablada delicia, una maravilla de la aerodin¨¢mica que mezcla de perlas el ¨ªndice de penetraci¨®n del aire y el downforce, la fuerza vertical que adhiere el coche al asfalto. El primer par¨¢metro es definitivo para no perder tiempo en las rectas, mientras que el segundo es important¨ªsimo en las curvas, sobre todo, en las r¨¢pidas. Alonso se pelea con el volante para conseguir que su Ferrari enfile los virajes; Vettel parece ir de paseo, conduce sin esfuerzo y mete el coche d¨®nde y cuando quiere. Las c¨¢maras de abordo ofrecen la mejor comparativa posible del comportamiento de unos prototipos y otros. Y, sobre todo, del esfuerzo de los pilotos para dominarlos. El del campe¨®n baila mientras ¨¦l se limita a dirigirlo, como si fuera sobre ra¨ªles, aprovechando todo el ancho de la pista para buscar la mejor trayectoria, un capricho que otros no se pueden permitir.
Por si todo eso fuera poco, Christian Horner, el jefe, reconoci¨® por la tarde que tanto Vettel como Mark Webber (termin¨® el quinto) hab¨ªan corrido sin KERS. Este dispositivo es opcional y tiene la funci¨®n de recuperar la energ¨ªa cin¨¦tica que generan las frenadas. Cuando las bater¨ªas est¨¢n cargadas, el piloto pulsa un bot¨®n del volante y recibe un empuj¨®n durante 5,5 segundos que puede llegar a ser de hasta 80 caballos. El departamento t¨¦cnico de Red Bull, con Newey a la cabeza, decidi¨® no tomar riesgos y prescindi¨® de esta ayuda extra. El campe¨®n m¨¢s joven de la historia de la F-1, de 23 a?os, demostr¨® que, al menos por el momento, no lo necesita para ganar.
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