Aqu¨ª no caben todos
?Habr¨¢ burbuja? Las empresas de Internet se la juegan con su salida a Bolsa
Las empresas de la nueva era de Internet se dividen en aquellas que han creado un servicio ¨²til, divertido y f¨¢cil de usar, pero que no me han sacado ni probablemente me sacar¨¢n nunca un c¨¦ntimo, como las redes sociales Facebook, Twitter o Pandora; las que viven de vender mi informaci¨®n a los anunciantes, como la red de perfiles profesionales LinkedIn o la cadena de vales de descuento Groupon; las que comercializan productos chungos como Zynga, creadora del popular videojuego FarmVille, y las que usan el trabajo esclavo como la web de noticias online Huffington Post o su compradora AOL.
Esta clasificaci¨®n, tan ingeniosa como seguramente exagerada, es de Duff McDonald, un reputado analista del mundo tecnol¨®gico que escribe para medios como Fortune, Newsweek o Wired. Su escepticismo ante el refulgir de las nuevas estrellas de la Red, cuya valoraci¨®n crece exponencialmente mes tras mes mientras calientan su salida a Bolsa, pone en el tapete el ya recurrente debate de si estamos otra vez ante una burbuja tecnol¨®gica como la que se vivi¨® entre 1997 y 2000, y de la que a¨²n no se han recuperado los mercados. O si por el contrario asistimos a los proleg¨®menos de una revoluci¨®n econ¨®mica gracias a la mundializaci¨®n de firmas que, a diferencia de lo que ocurri¨® hace diez a?os, cuentan con un modelo de negocio y son rentables.
El Nasdaq cotiza casi a la mitad que cuando toc¨® techo en marzo de 2000
La valoraci¨®n de Facebook es 30 veces superior a sus ingresos
Habr¨¢ que tener cuidado, porque de la debacle de las punto.com a¨²n queda un rastro de p¨¦rdidas en los mercados. Baste recordar que el 10 de marzo de 2000 el Nasdaq, el ¨ªndice donde cotizan las principales empresas tecnol¨®gicas, marc¨® un m¨¢ximo de 5.048 puntos. Apenas dos a?os despu¨¦s -el 9 de octubre de 2002- marc¨® un m¨ªnimo en 1.114 puntos. Por el camino se hab¨ªan esfumado cinco billones de d¨®lares. Actualmente, el Nasdaq ronda los 2.800 puntos. Las quiebras se multiplicaron y las empresas que sobrevivieron como Yahoo!, Amazon o eBay nunca volvieron a alcanzar el valor de entonces.
Hay s¨ªntomas que recuerdan mucho a aquella epidemia de riesgo incontrolado. El m¨¢s evidente es la falta de coherencia entre la valoraci¨®n de las startups -como se conoce a los proyectos de empresas innovadoras- y su capacidad de generar ingresos, que nada tienen que ver con los ratios que se aplican a las empresas de la econom¨ªa real. Las ¨²ltimas tasaciones de Facebook (65.000 millones de d¨®lares), Twitter (4.500 millones) y Groupon (25.000 millones) suponen una valoraci¨®n 30 veces superior a sus ingresos anuales. LinkedIn est¨¢ tasada (3.000 millones) en 12 veces m¨¢s de lo que factura y Zynga (7.000 millones) en 8 veces m¨¢s.
Para hacerse una idea de este desajuste, si aplic¨¢ramos el mismo multiplicador ingresos/valoraci¨®n de Facebook a Telef¨®nica, la operadora espa?ola valdr¨ªa en Bolsa 1,82 billones de euros (frente a los 81.700 millones a los que cotiza realmente), es decir, cuatro veces m¨¢s que toda la capitalizaci¨®n burs¨¢til de las 35 empresas del Ibex juntas. Con la diferencia, adem¨¢s, de que Facebook, que vive de la publicidad como muchas de las nuevas firmas, no factura directamente (ni tiene previsto hacerlo) ni un d¨®lar a ninguno de los 600 millones de usuarios que tiene en el mundo, mientras que la operadora espa?ola cobra religiosamente la factura cada mes a sus 287 millones de clientes.
Pero concluir de estas cifras que la historia est¨¢ a punto de repetirse y que se avecina el estallido de la segunda burbuja ser¨ªa demasiado simplista. Entre otras razones porque el mundo ha cambiado mucho en una d¨¦cada. Y lo que m¨¢s ha contribuido a cambiarlo ha sido Internet. En 2000, cuando estall¨® la burbuja de la Nueva Econom¨ªa, apenas un 5% de la poblaci¨®n mundial dispon¨ªa de conexi¨®n a Internet, y muchos a la velocidad de la l¨ªnea telef¨®nica (56 kbps), la llamada banda estrecha. Actualmente, 2.000 millones de personas disponen de banda ancha. A¨²n m¨¢s trascendente es que hace diez a?os solo el 12% de los habitantes del planeta ten¨ªa un m¨®vil. Hoy son 4.000 millones.
"El aumento de la penetraci¨®n de los smartphones [telef¨®nos inteligentes] y las tabletas va a incrementar el uso de Internet m¨®vil y el desarrollo de aplicaciones, lo que potencialmente cambiar¨¢ la forma que tenemos de comprar y consumir contenidos, creando y ampliando los mercados online, tanto de la publicidad y el entretenimiento como del comercio electr¨®nico", se?ala JPMorgan en su ¨²ltimo informe.
Los ecosistemas (la palabra de moda entre los ejecutivos del mundo tecnol¨®gico) de entonces y ahora son tan diferentes como los de los que le toc¨® vivir a los dinosaurios y a los mam¨ªferos. Empresas como Excite, Terra, Netscape o Infonet, que sucumbieron en la debacle de las punto.com, no solo no dispon¨ªan de un plan de negocio definido, sino que se mov¨ªan en un mundo casi anal¨®gico, en el que YouTube, iPhone, Skype, las tabletas, el streaming, Megaupload, o el cloud computing, por poner solo unos ejemplos, estaban a¨²n por aparecer. Los smartphones, que permiten la conexi¨®n a Internet, eran una quimera una d¨¦cada atr¨¢s y este a?o se vender¨¢n 400 millones.
"La diferencia es que hoy en d¨ªa no son expectativas, sino empresas con ingresos reales y bien estructuradas. Facebook ya ha llegado al equilibrio financiero. Y cuando la burbuja, no solo nadie se acercaba a esa meta, sino que adem¨¢s a nadie le importaba. Era secundario, una locura. El valor de algunas compa?¨ªas puede estar algo hinchado, pero no hay una segunda burbuja. Ahora se pueden medir y valorar con criterios muy alejados de la especulaci¨®n de finales de los a?os noventa. Se ha aprendido mucho", dice Alejandro Su¨¢rez, presidente de la red de blogs Ocio Networks, fundador de Yes.fm y asesor en nuevos proyectos digitales.
Resulta evidente que la burbuja punto.com y su posible r¨¦plica de la que ya se conoce como burbuja social tienen en com¨²n un aventurado manejo de fondos e inversiones en torno a proyectos que, por el momento, manejan m¨¢s expectativas de negocio que negocio real. Groupon es un caso se?ero de esa irracionalidad. Dedicada a vender cupones de descuento para todo tipo de establecimientos, desde restaurantes o salas de masaje, rechaz¨® en diciembre pasado una inesperada oferta de Google por 6.000 millones de d¨®lares. Esa negativa ha sido el acicate para que haya logrado completar una ronda de financiaci¨®n de 950 millones de d¨®lares, la mayor que consigue una empresa tecnol¨®gica desde Pixar y cuatro veces m¨¢s de lo que hab¨ªa logrado arrancar de los inversores desde su creaci¨®n. El objetivo de su fundador, Andrew Mason, es sacar a Bolsa la firma por un m¨ªnimo de 15.000 millones de d¨®lares, aunque las ¨²ltimas valoraciones elevan el list¨®n a 25.000 millones, aunque su facturaci¨®n no alcance los 800 millones.
Facebook juega en la misma liga de perspectivas astron¨®micas. La red social es el centro de la actual galaxia tecnol¨®gica virtual (Apple domina la real). La insultante juventud y fortuna de su fundador, Mark Zuckerberg, ha merecido una pel¨ªcula de ¨¦xito, y la atracci¨®n de los inversores. Goldman Sachs, que tambi¨¦n se mostr¨® muy activo en las punto.com de finales de los noventa, se ha asegurado una financiaci¨®n de 1.500 millones de d¨®lares, y de paso una valoraci¨®n sobre el papel de 50.000 millones, muy por encima de los 1.500 millones en los que la tas¨® Microsoft cuando se hizo en 2007 con un 1,6% del capital de la red social. Ha bastado, sin embargo, que el pasado mes de marzo el fondo General Atlantic anunciara que se iba a hacer con el 0,1% de su capital adquiriendo 2,5 millones de acciones de los empleados para que la tasaci¨®n se haya disparado hasta los 65.000 millones. Rodolfo Carpintier, presidente de la incubadora de negocios DaD, que particip¨® en la venta de Tuenti y Telef¨®nica, considera que esta cifra es alta pero justificable. "En estos 50.000 millones se tiene en consideraci¨®n el potencial de la red social y el resultado proyectado en los pr¨®ximos cinco a?os", se?ala.
Peter Garnry, analista de mercado de Saxo Bank y experto en firmas tecnol¨®gicas, considera que hoy las valoraciones est¨¢n m¨¢s relacionadas con los ingresos y los beneficios reales que en la d¨¦cada de 1990, lo que lo convierte en una burbuja m¨¢s peque?a. "Sin embargo, en el mundo de las redes sociales y las empresas en la nube, las valoraciones son muy altas y reflejan grandes expectativas cara al futuro", sostiene. "Los inversores probablemente no obtendr¨¢n una gran rentabilidad en sus inversiones en Facebook, Twitter o Salesforce.com debido a las valoraciones; Cisco es el principal ejemplo de ello, dado que su cotizaci¨®n ajustada lleg¨® a los 79,38 d¨®lares en 2000, mientras que ahora cotiza a 17,36, un descenso de casi un 78%. Aunque la diferencia radica en que los modelos de negocios de las empresas de Internet de hoy en d¨ªa son capaces de generar beneficios, mientras que en la d¨¦cada de 1990 los inversores pagaban por unos usuarios que no generaban ning¨²n beneficio".
Los inversores y analistas m¨¢s conservadores no dudan en hablar de una nueva burbuja ?C¨®mo no hacerlo -se preguntan- cuando una firma como Facebook, que realmente no vende nada m¨¢s que publicidad, duplica en valor a Inditex, que ha regado el planeta con m¨¢s de 5.000 tiendas de Zara, gana m¨¢s de lo que factura la red social (1.700 millones de euros) y acaba de inaugurar con enorme ¨¦xito su propia tienda online?
Tal vez a los inversores de los fondos de capital riesgo les interese contestar pronto esta pregunta, pero para los ahorradores de a pie es menos urgente. La raz¨®n es que una de las diferencias fundamentales entre esta y la anterior explosi¨®n tecnol¨®gica es que ahora se trata de una burbuja te¨®rica: est¨¢ en las carteras de las grandes firmas de inversi¨®n, pero a¨²n no se ha materializado en los mercados. En 2000 hubo m¨¢s de 300 salidas a Bolsa de firmas tecnol¨®gicas; en 2010 solo se registraron 20 estrenos burs¨¢tiles y ninguno significativo de acuerdo con las cifras de Morgan Stanley. Las sobrevaloraciones se producen por una extrapolaci¨®n te¨®rica realizada sobre las compras de peque?as participaciones, no sobre dinero real como ocurri¨® con Terra, donde los particulares vieron esfumarse miles de millones de sus bolsillos comprando acciones de un portal que sin actividad apreciable alguna lleg¨® a valer tanto como el BBVA.
El portal de Telef¨®nica es el ep¨ªtome de la burbuja anterior. El d¨ªa que se estren¨® en Bolsa -el 7 de noviembre de 1999- triplic¨® su valor desde los 11,81 euros por acci¨®n. El 14 de febrero de 2000, tan solo cuatro meses despu¨¦s, marc¨® un m¨¢ximo intrad¨ªa de 157 euros. Poco o nada se sab¨ªa de su actividad, apenas contaba con empleados, nunca gan¨® dinero y su sede social estaba en un pisito de la calle de Nicaragua de Barcelona. Pero lleg¨® a valer m¨¢s que Repsol. En su ¨²ltimo d¨ªa en Bolsa, el 18 de julio de 2005, las acciones cerraron a 3,02 euros.
"No creo que las empresas cuyos nombres salen relacionados con una posible burbuja 2.0, como son Groupon, Zynga, Facebook o Twitter se puedan considerar malos negocios. Otra cosa es que, posiblemente, dentro del panorama de crisis mundial e incertidumbre en inversiones en muchos negocios tradicionales eso haya provocado un exceso de inversi¨®n y valoraci¨®n en algunos negocios digitales. Facebook no es un negocio burbuja, y estoy seguro de que cuando salgan a Bolsa har¨¢ millonarios a sus fundadores, inversores y trabajadores", dice Carlos Blanco, fundador de Itnet, grupo de empresas de ocio digital, e inversor en m¨¢s de 15 startups (nuevos proyectos de innovaci¨®n) de distintos emprendedores.
Por el momento, no hay ninguna Terra en el nuevo universo de Internet. Las salidas a Bolsa de las estrellas de la web est¨¢n por llegar y ser¨¢ la verdadera prueba de fuego para todas ellas. Por eso, casi todas se resisten a dar el paso. Solo LinkedIn ha confirmado que tiene intenci¨®n de salir a finales de este a?o. El resto se lo est¨¢ pensando: Facebook se ha puesto como fecha orientativa abril de 2012; Skype ha aplazado la suya indefinidamente, y Twitter y Groupon desmienten insistentemente que se hayan planteado cotizar a corto plazo. Mientras esperan se dedican a consolidar su modelo de negocio y a rentabilizarlo. Y fondos y bancos de inversi¨®n calientan los valores, pagando fortunas por peque?as participaciones que compran a los fundadores o los empleados.
Por eso, el capital que se mueve ahora es infinitamente menor. Entre 1998 y 2000, las firmas de capital riesgo movieron 200.000 millones de d¨®lares, m¨¢s que en los 18 a?os precedentes, mientras que entre 2008 y 2010 se han movilizado 55.000 millones, seg¨²n apunta en The Wall Street Journal Ben Horowitz, cofundador de un fondo que invierte en estas startups.
"Si bien podemos ver muchos signos de una burbuja en estos d¨ªas, es importante tener en cuenta que los signos de una burbuja se parecen casi exactamente a los signos de un boom. De hecho, no suele ser una burbuja hasta que todos est¨¢n de acuerdo que es un boom, como dice Warren Buffet. ?Estamos todos emocionados con las oportunidades creadas por Internet y podemos pensar que el salto del cloud computing y el m¨®vil pueden conducir a una burbuja? Por supuesto. ?Estamos hoy ante una burbuja? No lo creo.
El propio Buffet, el multimillonario inversor estadounidense, ha advertido de la sobrevaloraci¨®n de la mayor¨ªa de las redes sociales pese a haber participado en alguna de las rondas de financiaci¨®n. "Habr¨¢ ganadores poderosos que tapar¨¢n al resto", ha dicho.
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