Llega la verdadera reforma laboral
Sindicatos y patronal intentan cambiar los convenios para acabar con las escabechinas de empleo
La recesi¨®n estuvo a punto de llevarse por delante buena parte del sector del autom¨®vil en Espa?a. Con la crisis financiera y el cierre del cr¨¦dito, las ventas de coches se desplomaron. La producci¨®n se hundi¨®, tampoco era f¨¢cil exportar turismos. La amenaza para los 70.000 empleados de las 18 factor¨ªas de autom¨®viles que hay en Espa?a era muy real. De hecho, en abril de 2009, justo en lo peor del tsunami econ¨®mico, una mayor¨ªa aplastante de los trabajadores de Seat, Renault, Ford, Citro?n, PSA, General Motors... estaban afectados por regulaciones de empleo, en concreto, 46.000. Pocos pod¨ªan dormir tranquilos, sin miedo a perder su empleo, siquiera temporalmente.
Pero aquel sombr¨ªo panorama se ha resuelto dos a?os despu¨¦s con unos 4.200 puestos de trabajo destruidos, seg¨²n los datos de la patronal del sector, Anfac. Apenas un 6% del total, cuando la producci¨®n hab¨ªa ca¨ªdo en un tercio. Viendo estas cifras casi se puede hablar de un mal menor o de un golpe amortiguado. Todos los expedientes de regulaci¨®n, pactados, eran de suspensi¨®n de empleo (estancias temporales en el paro cobrando prestaci¨®n que, en ocasiones, completaban las empresas). Adem¨¢s, tambi¨¦n se jug¨® con la distribuci¨®n de las horas trabajadas a lo largo del a?o y con las reducciones de jornada. Todas estas son medidas de la tan tra¨ªda y llevada flexibilidad interna, algo no tan desarrollado en otros sectores, y que es uno de los temas estrella de las conversaciones sobre negociaci¨®n colectiva que sindicatos y patronal quer¨ªan cerrar esta semana y que finalizar¨¢n pasada la Semana Santa.
"Hay que dejar que la estructura de los convenios se acople a cada sector"
La mediaci¨®n y el arbitraje ganar¨¢n peso con la nueva regulaci¨®n
La negociaci¨®n colectiva es la ¨²ltima gran reforma de Zapatero
El gran objetivo es impulsar la flexibilidad interna en las empresas
El "sector del auto" es el primer ejemplo al que recurre Ignacio Fern¨¢ndez Toxo, secretario general de CC OO, cuando habla de la reforma de la negociaci¨®n colectiva como la medicina m¨¢s importante para recuperar al enfermo mercado laboral espa?ol. "El convenio es la herramienta que tienen los trabajadores y las empresas", arranca Fern¨¢ndez Toxo, uno de los protagonistas de las negociaciones junto con C¨¢ndido M¨¦ndez (UGT) y Juan Rosell (CEOE), "aqu¨ª se ha pretendido, con una medida o dos, contratos y despidos, resolver temas que luego tienen que operar en todo el mercado, en sectores distintos, desde el auto a la agricultura
[en referencia a las sucesivas reformas laborales]. Y el potencial de verdad est¨¢ en el convenio".
"Es una instituci¨®n fundamental", coincide Toni Ferrer, secretario de Acci¨®n Sindical de UGT. Para hacerse una idea de lo que habla el sindicalista y de su importancia, basta con dar un vistazo a las cifras. En Espa?a cada a?o se firman m¨¢s de 5.000 convenios colectivos que afectan a m¨¢s de 10.000 millones de trabajadores del sector privado, tres cuartas partes de todos los asalariados. "Adem¨¢s, hay que tener en cuenta el papel de los salarios en la distribuci¨®n de la renta", apostilla Ferrer, y es precisamente en la negociaci¨®n colectiva donde se fijan los sueldos.
Los sindicalistas no est¨¢n solos. Economistas, abogados laboralistas, catedr¨¢ticos de derecho del Trabajo, pol¨ªticos, dirigentes patronales y todo tipo de conocedores del mercado laboral espa?ol coinciden con ellos. "Determina el d¨ªa a d¨ªa de las empresas, aunque la negociaci¨®n colectiva ha cambiado muy poco en los ¨²ltimos 30 a?os -la norma se aprob¨® en 1980, con el Estatuto de los Trabajadores-. Tiene m¨¢s importancia que cualquier reforma laboral", sentencia Miguel Rodr¨ªguez-Pi?ero, catedr¨¢tico de derecho del Trabajo de la Universidad de Sevilla, "pero todav¨ªa m¨¢s la tiene la del contenido de los convenios". Mucho m¨¢s gr¨¢fico es un alto cargo del Gobierno: "Es la reforma fundamental. Al final los convenios acaban definiendo hasta la hora a la que te levantas".
Ante este consenso, UGT, CC OO, CEOE y CEPYME llevan semanas tratando de acordar los cambios: flexibilidad interna, pr¨®rroga indefinida de los convenios, descentralizaci¨®n... Es la primera vez que lo hacen en serio. Hasta ahora ha habido compromisos de hacerlo, como el firmado el a?o pasado en el pacto salarial de 2010 a 2012, pero la actualidad y la agenda ha acabado por atropellarlos. Las dos partes ya han consumido los plazos marcados en principio (19 de marzo, primero; mitad de abril, despu¨¦s). En cambio, el Gobierno ha decidido esperar. Se resiste a legislar unilateralmente. Ha optado por la paciencia. Est¨¢ convencido de que si la reforma se pacta, llegar¨¢ a los negociadores de los distintos sectores y de las empresas. Las tesis del Ministerio de Trabajo se han impuesto, por una vez, sobre las de Econom¨ªa. Le avala la historia. En 1994, el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez hizo el primer -y ¨²nico- cambio profundo de la norma. Provoc¨® una huelga general y los sindicatos bloquearon su aplicaci¨®n. Y eso, un fracaso, dejar¨ªa en muy mal lugar a la reforma que, con toda probabilidad, selle el testamento reformista de Zapatero.
De la negociaci¨®n colectiva, sobre todo, se espera que impulse la flexibilidad interna. Que cuando lleguen curvas las empresas opten por reducir jornadas, distribuir irregularmente las horas a lo largo del a?o, los descuelgues salariales, cambiar de puestos de trabajo o trasladar antes que despedir. En resumen, se conf¨ªa en que los convenios pongan su granito de arena para evitar una escabechina de empleo como la sufrida en los tres ¨²ltimos a?os, habituales cuando a actividad econ¨®mica se frena. Todos miran el ejemplo alem¨¢n (Alemania siempre al fondo) y al Kurzarbeit, una medida de reducci¨®n horaria subvencionada y pactada, que evit¨® que la ca¨ªda econ¨®mica (el 5,1% en 2009) se tradujera en un aumento indecente del paro (7,1% entonces).
Las coincidencias acaban aqu¨ª. Empieza una negociaci¨®n. "Lo que reclamamos es que el empresario, con consulta e informaci¨®n, pueda tener la iniciativa a la hora de tomar una medida temporal de modificaci¨®n de horarios, jornada, funciones", defiende el secretario general de CEOE, Jos¨¦ Mar¨ªa Lacasa. "Las medidas de flexibilidad interna tienen que ser pactadas", contrapone Ferrer, de UGT. En caso de desacuerdo, los sindicatos proponen acudir a "soluciones extrajudiciales r¨¢pidas y eficaces". Es decir, recurrir a mediadores y ¨¢rbitros que eviten ir a los tribunales. Tambi¨¦n lo propone la patronal, pero eso, para los empresarios, no tendr¨ªa que frenar su decisi¨®n, podr¨ªa actuar despu¨¦s.
La reforma laboral ya dio alg¨²n paso, muy criticado por UGT y CC OO, en esta direcci¨®n. Pero para la mayor¨ªa fue insuficiente. "La reforma laboral no ha resuelto el problema", explica Fabi¨¢n M¨¢rquez, abogado laboralista e interlocutor de CEOE en negociaciones anteriores, "ha ampliado el descuelgue [la posibilidad de no cumplir con lo que dicta un convenio], pero si no hay acuerdo, la decisi¨®n del empresario se bloquea". M¨¢s contenido se muestra Jos¨¦ Ignacio P¨¦rez Infante, de la Comisi¨®n Nacional de Convenios: "No est¨¢ muy perfilado lo que pasa si no hay acuerdo".
Y lo que va a pasar, si las negociaciones no descarrilan, es que la mediaci¨®n y los arbitrajes ganar¨¢n protagonismo para resolver conflictos. "Hay que profesionalizar a los mediadores y potenciar el arbitraje frente al recurso a la justicia", apunta Ferrer. "El objetivo es rebajar la judicializaci¨®n", abunda Ram¨®n G¨®rriz, secretario de Acci¨®n Sindical de CC OO.
Para lograr este objetivo, sindicatos y patronal buscan una f¨®rmula que esquive la inconstitucionalidad de hacerlo obligatorio. El camino probable ser¨¢ incluir cl¨¢usulas en los convenios. Ahora apenas un tercio contemplan procedimientos de arbitraje y un 20% de mediaci¨®n.
Entre las tareas de las que tendr¨¢n que ocuparse estos ¨¢rbitros, no estar¨¢ solo decidir sobre la flexibilidad interna, tambi¨¦n parece que tendr¨¢n que hacerlo sobre la pr¨®rroga de los convenios m¨¢s all¨¢ de su vigencia, ahora indefinida, de los convenios m¨¢s all¨¢ del periodo para el que se pactaron, la llamada ultraactividad.
"M¨¢s que un obst¨¢culo, la ultraactividad justifica el retraso de la negociaci¨®n respecto a Europa", analiza M¨¢rquez, "hay que fijar un plazo acotado de vigencia". Esta tesis es la que est¨¢ defendiendo la patronal en la mesa de negociaci¨®n. "Nosotros proponemos un periodo de pr¨®rroga, no muy dilatado, que est¨¦ en funci¨®n del plazo por el que se ha firmado el convenio. No es igual uno de un a?o, que uno de tres", cuenta Lacasa, de CEOE.
La postura de UGT y CC OO, de momento, est¨¢ lejos. "No vamos a ceder la ultraactividad. Hemos hecho propuestas sobre periodos de negociaci¨®n, tambi¨¦n para reforzar la mediaci¨®n y el arbitraje. Hay bases para el acuerdo. Pero no vamos a aceptar un recorte de derechos", opone G¨®rriz, de CC OO.
Aunque si las mayores esperanzas est¨¢n puestas en la flexibilidad interna, el protagonismo ha reca¨ªdo en otros aspectos como la estructura de los convenios o la pr¨®rroga indefinida de los convenios si no se renueva m¨¢s all¨¢ de su vigencia, la ultraactividad. "La estructura es una de las cosas m¨¢s oscuras de la negociaci¨®n colectiva", critica Rodr¨ªguez-Pi?ero, "tiene los peores defectos". El catedr¨¢tico se refiere a los tres niveles de convenios que hay Espa?a (el sector, la provincia y la empresa) y la confusi¨®n que hay entre ellos a la hora de tratar temas.
Descentralizar los convenios, llevarlos a las empresas es una de las reclamaciones b¨¢sicas del FMI y del Banco de Espa?a. "Una empresa tiene que poder empeorar las condiciones del convenio colectivo del sector si no puede cumplir", aclara Juan Jos¨¦ Dolado, catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad Carlos III. La legislaci¨®n espa?ola solo permite que los convenios de empresa mejoren lo que establecen los convenios de ¨¢mbito superior (sectores, autonom¨ªas o provincias), y esto, en opini¨®n de Dolado, ha sido una de las causas de la destrucci¨®n de empleo en los ¨²ltimos a?os. Lo explica con un ejemplo: "Si los salarios fueran lo suficientemente flexibles, el ajuste no tendr¨ªa que llegar por los despidos".
Pero aunque este recibe pocos apoyos, ni tan siquiera la patronal defiende la postura con una sola voz. "Hay que dejar que la estructura se acople a las necesidades de cada sector", explica Lacasa, de CEOE.
"No puede ser que el convenio de empresa se vea condicionado por uno superior", demanda F¨¦lix Mart¨ªn-Monz¨², director del departamento de Relaciones Laborales de Anfac. En cambio, en la patronal de la construcci¨®n (CNC), su secretario general, Pedro Fern¨¢ndez Al¨¦n, defiende otra estructura: un convenio sectorial y otro provincial.
En Espa?a, m¨¢s del 85% de las empresas tienen menos de 10 trabajadores, una descentralizaci¨®n absoluta de la negociaci¨®n colectiva se traducir¨ªa en atomizaci¨®n. "Implicar¨ªa su destrucci¨®n", sentencia Carlos Garc¨ªa Serrano, experto en econom¨ªa laboral de la Universidad de Alcal¨¢. Para hacer esa afirmaci¨®n se apoya en estos datos y en la realidad actual, apenas un 10% de los trabajadores con convenio disfrutan de un acuerdo de empresa, el resto est¨¢n bajo pactos de otro ¨¢mbito. "Debe haber una mejor articulaci¨®n, tienen que quedar claros los temas que hay que pactar en todos los niveles. Falta coordinaci¨®n", defiende P¨¦rez Infante.
A ¨²ltima hora, los agentes sociales han a?adido a la agenda nuevas materias (mutuas y absentismo laboral) que han retrasado el anhelado acuerdo. Sindicatos y empresarios no pueden postergarlo mucho m¨¢s. No solo est¨¢n las prisas del Gobierno. Tampoco el calendario electoral da mucho m¨¢s margen. No obstante, no falta quien advierte de que las reformas no llevan a la creaci¨®n directa de empleo y que tampoco otra regulaci¨®n hubiera evitado que subiera el paro. "El problema en Espa?a tambi¨¦n est¨¢ en la estructura productiva. La soluci¨®n va m¨¢s all¨¢ de las instituciones", recuerda Toni Ferrer, de UGT.
La revisi¨®n de los salarios
Al comenzar las conversaciones para reformar la negociaci¨®n colectiva, la canciller alemana, Angela Merkel, exigi¨® al resto de sus socios de la Uni¨®n Europea que vincularan los salarios a la productividad para ser m¨¢s competitivos. Sindicatos y empresarios no ten¨ªan intenci¨®n de abordar el tema en la reforma de la negociaci¨®n colectiva. Al final, lo han hecho. Ahora solo para ratificar el modelo espa?ol de revisi¨®n de sueldos (previsi¨®n de inflaci¨®n, evoluci¨®n de la productividad y cl¨¢usula de salvaguarda).
Pero este modelo precisamente es lo que critican desde el Banco de Espa?a o desde el FMI. Creen que provoca inflaci¨®n y da poco margen a las empresas. Tambi¨¦n economistas como Juan Jos¨¦ Dolado, de la Fundaci¨®n de Estudios de Econom¨ªa Aplicada, defienden esta opci¨®n como una de las f¨®rmulas para estimular la productividad y adaptar los salarios a la situaci¨®n de cada momento, lo que, en su opini¨®n, evitar¨ªa grandes ca¨ªdas de empleo.
No obstante, esta propuesta tropieza con problemas como la falta de fiabilidad de las estad¨ªsticas, de los c¨¢lculos sobre la productividad o de c¨®mo estimarla. Tambi¨¦n con el comportamiento at¨ªpico de la productividad en Espa?a, que hace que crezca mucho en ¨¦pocas de crisis o recesi¨®n, justo cuando peor est¨¢n las empresas y menos pueden subir los sueldos.
As¨ª que no falta quien proponga indicadores alternativos a los actuales para actualizar los salarios y que permita a las empresas ser competitivas en la Europa comunitaria. Jos¨¦ Carlos D¨ªez, economista jefe de Intermoney, recomienda que se tenga en cuenta la inflaci¨®n subyacente -la que elimina del c¨¢lculo los productos m¨¢s vol¨¢tiles- de la Uni¨®n Europea.
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