Los ataques al juez Pedreira dividen y tensan al tribunal del 'caso G¨¹rtel'
Los magistrados se tiran los trastos a la cabeza a cuenta de las grabaciones en prisi¨®n
La divisi¨®n y la tensi¨®n son totales entre los tres magistrados de la Sala de lo Civil y lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que dirime los recursos del caso G¨¹rtel. Emilio Fern¨¢ndez Castro, el juez partidario de dejar libre bajo fianza al jefe de la trama, Francisco Correa, ha sido ponente de un auto (al que se ha adherido con su firma el presidente del tribunal, Francisco Vieira) en el que ataca con extrema dureza al instructor del caso, Antonio Pedreira.
Este auto, que revoca una decisi¨®n de Pedreira sobre los pasos a seguir para eliminar de las diligencias las grabaciones de las conversaciones entre los cabecillas de la red y sus abogados en la c¨¢rcel, emplea t¨¦rminos casi insultantes y aleccionadores sobre c¨®mo debe abordar el instructor el incidente de nulidad de las citadas escuchas.
Robledano considera "innecesarias e impropias" las cr¨ªticas al instrutor
Uno de los magistrados de la Sala, Jos¨¦ Manuel Su¨¢rez Robledano, ha emitido un voto particular en el que respalda a Pedreira y sostiene que las expresiones que Fern¨¢ndez Castro vierte son "innecesarias, inadecuadas e impropias del funcionamiento ordinario y regular de las instituciones del Poder Judicial, y que adem¨¢s no responde a la realidad de lo ocurrido en el caso".
Fern¨¢ndez Castro recrimina a Pedreira una supuesta demora en la instrucci¨®n del proceso, y trata de darle clases sobre c¨®mo debe tramitar la anulaci¨®n de las escuchas. Su¨¢rez Robledano le replica recordando la complejidad de un sumario que acumula ya "632 tomos con aproximadamente 265.000 p¨¢ginas", comisiones rogatorias en tres continentes y "m¨¢s de 60 imputados". La propia Sala ha tenido que resolver casi 200 recursos presentados por las partes, lo que da idea de la enorme actividad de las investigaciones que desarrolla Pedreira desde hace casi dos a?os.
Fern¨¢ndez Castro y Vieira dejan entrever que Pedreira no ha escuchado todas las conversaciones grabadas. Le instan pues a hacerlo y a eliminar, palabra por palabra y anotando periodos concretos del di¨¢logo, aquellos pasajes que atenten contra el derecho de defensa, as¨ª como cuestiones referidas a la intimidad.
Su¨¢rez Robledano sugiere que los firmantes del auto, que suman mayor¨ªa de dos a uno, tampoco han escuchado las grabaciones.
El auto de Fern¨¢ndez Castro estima tres recursos presentados por los imputados Alberto L¨®pez Viejo (exconsejero del Gobierno madrile?o de Esperanza Aguirre), Isabel Jord¨¢n y Alfonso Bosch, contra una decisi¨®n de Pedreira que ordenaba eliminar en bloques las grabaciones entre abogados y clientes en la c¨¢rcel, as¨ª como todos aquellos pasajes que afectaran a su intimidad.
Dice as¨ª la Sala: "Lo cierto [es] que la formulaci¨®n de los tres citados recursos de apelaci¨®n ha puesto antes que nada de manifiesto la singular forma en que el instructor, sin acompa?ar o exponer, como es imprescindible en derecho, sin motivaci¨®n alguna al respecto (...)".
En su voto particular, Suarez Robledano rechaza esta afirmaci¨®n. Recuerda que en el auto de Pedreira s¨ª existe "la motivaci¨®n" que marca la ley, y que se desarrollan -a lo largo de ocho folios- los pasos a seguir para eliminar las partes del sumario afectadas por la nulidad.
Los abogados de los tres procesados afirman que Pedreira ha hecho "una poda excesiva de las grabaciones", y exigen tener acceso a ellas ¨ªntegramente.
El auto de Fern¨¢ndez Castro da la raz¨®n a los apelantes y se?ala, entre otras consideraciones: "Esa no es la tarea que se espera del instructor. Es, por el contrario, preciso que este, dig¨¢moslo con prop¨®sito no solo did¨¢ctico, sino en estricto ejercicio de la potestad funcional que a esta Sala incumbe, lea detenidamente las transcripciones de todas las conversaciones intervenidas".
A continuaci¨®n, en una suerte de ejercicio pedag¨®gico, trata de aleccionar a Pedreira: "Todo lo que no sea actuar as¨ª, implicar¨¢ una persistencia en el error y una p¨¦rdida de tiempo tan lamentable como insubsanable".
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