?Qu¨¦ priorizar el 1? de Mayo?
Como todos los a?os, los sindicatos mayoritarios de Espa?a, CC OO y UGT, han convocado las manifestaciones "reglamentarias" para celebrar el Primero de Mayo. Los l¨ªderes de ambos sindicatos, Ignacio Fern¨¢ndez Toxo y C¨¢ndido M¨¦ndez, han elegido Valencia para marchar juntos y hay convocadas manifestaciones en todas las grandes ciudades espa?olas. Lo mismo suceder¨¢ en la mayor¨ªa de las capitales europeas.
Surgen varias preguntas en estos momentos: ?Qu¨¦ reivindicaciones deber¨ªan ser prioritarias en los tiempos de corren? ?Cu¨¢l debe ser el papel de los sindicatos en el siglo XXI? Y la respuesta que han dado UGT y CC OO se resume en el lema que presidir¨¢ los actos del D¨ªa de los Trabajadores: "Empleo con derechos contra los recortes sociales".
Todos los actores sociales deber¨ªan colaborar para crear un marco que ayude a la creaci¨®n de empleo
Los sindicatos quiz¨¢ deber¨ªan replantearse sus pol¨ªticas y adecuarlas a los nuevos tiempos
En el manifiesto de convocatoria del Primero de Mayo, los sindicatos afirman que "celebramos el D¨ªa Internacional del Trabajo inmersos en un contexto de continuas tensiones financieras, econ¨®micas y pol¨ªticas que provocan en los pa¨ªses m¨¢s vulnerables mayores destrucciones de empleo, disminuci¨®n de las rentas salariales, deterioro de las condiciones de trabajo y recortes significativos en las prestaciones sociales y los servicios p¨²blicos, a los que hay que hacer frente con la movilizaci¨®n social, reclamando para salir de la crisis otras pol¨ªticas de mayor equidad y equilibrio en el reparto de los ajustes".
As¨ª, sobre el papel, las reivindicaciones sindicales pueden parecer razonables. Tiene sentido que los representantes de los trabajadores se opongan a los recortes sociales derivados de las pol¨ªticas de ajuste y defiendan el mantenimiento del Estado del bienestar conseguido tras largos a?os de lucha. No hay que olvidar que la fiesta del Primero de Mayo es una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los M¨¢rtires de Chicago, sindicalistas anarquistas ejecutados en Estados Unidos en 1888, por su participaci¨®n en las huelgas iniciadas el 1 de mayo de 1886, para consolidar la jornada de ocho horas en ese pa¨ªs.
El problema es que, en la situaci¨®n actual, los sindicatos (y tambi¨¦n las organizaciones empresariales, de las que hablaremos otro d¨ªa) quiz¨¢ deber¨ªan replantearse sus pol¨ªticas y adecuarlas a los nuevos tiempos. Muchas veces, el peso de la historia nos impide asumir la evoluci¨®n de la sociedad en donde vivimos y se puede acabar perdiendo la perspectiva real de las cosas.
El ejemplo m¨¢s claro es la p¨¦rdida de poder real de los sindicatos, medido en t¨¦rminos de afiliaci¨®n sindical. En Espa?a, tan solo el 15% de los trabajadores est¨¢n afiliados a un sindicato, dos puntos porcentuales menos de los que lo estaban en el a?o 2000. Y en el conjunto de la Uni¨®n Europea, la tasa de afiliaci¨®n sindical ha ca¨ªdo del 27,8% en 2000 al 23,4% actual. Tan solo Francia, Estonia y Letonia est¨¢n por debajo de nuestro pa¨ªs.
Otro dato a tener en cuenta lo pudimos leer el pasado 19 de abril en este peri¨®dico, dentro de la opini¨®n p¨²blica de los espa?oles respecto a las principales instituciones o grupos sociales. Los sindicatos ocupaban el tercer lugar empezando por la cola de entre los grupos menos valorados, con una nota de 3,6 sobre 10, tan solo superado en negativo por las multinacionales y los partidos pol¨ªticos.
Y todo ello sin olvidar la enorme brecha abierta en toda Europa entre los sindicatos y los partidos pol¨ªticos de orientaci¨®n socialista o socialdem¨®crata en los ¨²ltimos a?os. La crisis iniciada en 2008 ha llevado a la Uni¨®n Europea, a los Gobiernos de sus pa¨ªses miembros y a la mayor¨ªa de sus partidos pol¨ªticos a asumir pol¨ªticas econ¨®micas basadas en duros ajustes fiscales para mejorar la competitividad y que llevan consigo recortes de prestaciones sociales y servicios p¨²blicos.
El caso de Espa?a es probablemente uno de los m¨¢s claros de distanciamiento entre el Gobierno socialista y los sindicatos, a pesar de los intentos realizados por uno y otro lado para evitarlo. Despu¨¦s de una legislatura y media de "luna de miel" entre el Ejecutivo y los sindicatos, las relaciones se dieron la vuelta en mayo de 2010, cuando el Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero cambi¨® de rumbo econ¨®mico y emprendi¨® una pol¨ªtica de ajustes que provoc¨® un enfrentamiento frontal con los l¨ªderes sindicales.
Esa relaci¨®n tortuosa llev¨® a la convocatoria de una huelga general el 29 de septiembre de 2010, que abri¨® una herida profunda entre el PSOE y UGT y CC OO. El llamado Acuerdo Econ¨®mico y Social firmado el pasado 2 de febrero parece m¨¢s una tregua, que se podr¨ªa volver a romper en las pr¨®ximas semanas cuando el Gobierno tenga que legislar sobre negociaci¨®n colectiva, una vez que patronal y sindicatos reconozcan la imposibilidad de llegar a un acuerdo, cuyo plazo venci¨® ya hace semanas.
El dilema con que se encontrar¨¢n los sindicatos espa?oles en las pr¨®ximas semanas es qu¨¦ hacer cuando el Gobierno presente un nuevo marco de negociaci¨®n colectiva en el que se ponga en tela de juicio la indexaci¨®n a la inflaci¨®n de las subidas salariales y se planteen criterios de productividad, cl¨¢usulas de descuelgue y arbitraje forzoso que quiten poder a la ya famosa ultraactividad (extensi¨®n de los convenios m¨¢s all¨¢ de la fecha acordada sin haberse llegado a nuevos acuerdos).
Mientras tanto, los pa¨ªses de la UE se levantar¨¢n el Primero de Mayo con 23 millones de parados, de los que 4,9 corresponden a Espa?a. Y, lo que es peor, esta misma semana el Ministerio de Econom¨ªa ha augurado que hasta 2014 solo se generar¨¢ la mitad de los puestos de trabajo perdidos desde que se inici¨® la crisis.
Por todo ello, a la pregunta de cu¨¢les deber¨ªan ser las prioridades el Primero de Mayo, creo que la respuesta es que todos (partidos pol¨ªticos, empresarios y trabajadores) deber¨ªan colaborar en el establecimiento de un marco que ayude a la creaci¨®n de empleo sostenido en Espa?a a medio y largo plazo.
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