No est¨¢n todos: falta Ai Weiwei
Recorrido por una Bienal de Venecia marcada por la ausencia del disidente
?Se imaginan un d¨ªa sin arte? ?Toda una jornada sin creaci¨®n contempor¨¢nea precisamente aqu¨ª, en la Bienal de Venecia? Es la audaz propuesta de la superestrella de la escultura hipn¨®tica Anish Kapoor para protestar por la detenci¨®n ilegal el pasado abril de Ai Weiwei, por parte de las autoridades chinas. Por el momento, la idea no ha prosperado. Mientras, triunfa una ocurrencia m¨¢s vistosa. Desde el mi¨¦rcoles unas bolsas rojas con el nombre del disidente chino dibujado en letras blancas bien grandes (Free Ai Wei-wei) alzan su voz en cada esquina. El propio presidente de la Bienal, Paolo Baratta, ha recordado por escrito al embajador chino que en la Bienal falta la voz del disidente.
- De protestas y colas. Medio centenar de manifestantes clamaron el mi¨¦rcoles contra las centrales nucleares en Italia y la impunidad de los ped¨®filos en el seno de la Iglesia cat¨®lica. La polic¨ªa vel¨® porque las colas siguieran nutridas en las jornadas de puertas abiertas. ?Qu¨¦ protestas atrajeron m¨¢s miradas? Mike Nelson en el pabell¨®n de Reino Unido o el tanque de Allora y Calzadilla en el de EE UU. En el circuito paralelo a la Bienal, dos exposiciones copan el protagonismo. Tra (Edge of becoming) -en el palacio Fortuny, una colectiva de 60 artistas- y The world belongs to you en el Palazzo Grassi, con tesoros de la colecci¨®n de Fran?ois Pinault, en torno a una instalaci¨®n de la portuguesa Joana de Vasconcelos.
- El tsunami de Jap¨®n. El pabell¨®n de Jap¨®n es hist¨®ricamente uno de los m¨¢s exitosos. Imaginativos y radicales, siempre hay expectaci¨®n con sus propuestas. No han decepcionado. La amenaza del terremoto permanente ha inspirado a muchos de sus artistas. Con dibujos hechos con ordenador, Tabaimo presenta una obra titulada Teleco soup. Las olas que arrancan desde lo m¨¢s hondo lanzan casas, ramas, manos y piedras que parecen ir contra el visitante. Las paredes de espejos crean un ambiente en el que se multiplica la sensaci¨®n de peligro y de que las cosas van en la direcci¨®n equivocada.
- El premio Vel¨¢zquez. En el pabell¨®n de Brasil, el artista Artur Barrio charla sin prisa sobre lo que le rodea. Dos cajas con pescado y hielo picado para conservarlo ocupan la parte central de la pieza. Unas cuerdas atraviesan de lado a lado el espacio. En las paredes, ma¨ªz que sirve para comer y para pensar. Las explicaciones sobran.
- En la bas¨ªlica de San Giorgio. Anish Kapoor ha creado una escultura de humo blanco que atraviesa la iglesia desde arriba y frente al altar mayor. Todo un espect¨¢culo que compatibiliza sin pesta?ear, virtudes del arte contempor¨¢neo, con la presentaci¨®n de unas nuevas tazas de caf¨¦ y de un modelo de la relojera suiza Swatch, patrocinadores de la Bienal. La firma ha aprovechado para presentar sus ¨²ltimos inventos rebosantes de dise?o, esta vez responsabilidad del fot¨®grafo ingl¨¦s Rankin.
- Con la pol¨¦mica hemos topado. Otro espacio religioso intervenido, no sin controversia, es el de Santa Mar¨ªa de la Misericordia. All¨ª, Jan Fabre presenta su peculiar homenaje a la Piedad de Miguel ?ngel. Sobre el cl¨¢sico m¨¢rmol blanco, la calav¨¦rica Virgen sujeta en su regazo a un Jes¨²s vestido con un traje impecable sobre el que revolotean mariposas y salen y entran cucarachas por las mangas de la chaqueta. Delante de ellos, seis esculturas muestran una gran cruz ensartada sobre el coraz¨®n, en un caso, y los pulmones, en otro. De las paredes de madera cuelgan grandes larvas verdes. Ayer al menos, nadie se llevaba las manos a la cabeza. En esto del arte contempor¨¢neo ya se sabe, el esc¨¢ndalo tampoco era para tanto.
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