Cuando el f¨²tbol sirve para dejar atr¨¢s la pobreza
'Hermano' retrata la actual sociedad venezolana por medio del balompi¨¦
Oliver y Benji, pero en pobre y en Venezuela. "?Era esa serie de dibujos en la que no se ve¨ªa el final de los campos de f¨²tbol, que se confund¨ªa la hierba con el horizonte?". Esa, Campeones. "Solo he visto alguna imagen, nunca un cap¨ªtulo entero". Marcel Rasquin, venezolano de 34 a?os, ha debutado en la direcci¨®n con Hermano, y tras un fruct¨ªfero paso por festivales como el de Los ?ngeles, La Habana, Mosc¨² o Huelva, llega ahora a las salas espa?olas. Rasquin es un apasionado del f¨²tbol —"me gusta much¨ªsimo, pero si leen esta entrevista mis amigos, todos fan¨¢ticos, se van a re¨ªr de m¨ª, te dir¨ªan que no lo vivo lo suficiente"—, y con muy poco dinero y mucho ojo al usar el deporte m¨¢s universal ha logrado una pel¨ªcula que engancha con el p¨²blico a trav¨¦s de la vida de dos hermanos, uno adoptado, que sue?an con ser futbolistas profesionales. Para su desgracia, juegan en el equipo de su barrio, La Ceniza, en los arrabales de Caracas, rodeados de pandillas, de asesinatos y droga, "y en un pa¨ªs que prefiere con mucho el b¨¦isbol".
Aun as¨ª, Rasquin ha querido huir del manido drama con mensaje pol¨ªtico. "Es un g¨¦nero demasiado habitual en Latinoam¨¦rica, y no quer¨ªa caer en el t¨®pico". En cambio, reconoce que le ha salido un an¨¢lisis sobre la vida en Venezuela nada complaciente, que ense?a sin tapujos la miseria y la alegr¨ªa que circundan la cancha de tierra: "Porque hablo de personajes, es cine humano y no social". ?Eso no acarrea problemas en un pa¨ªs cuyo presidente, Hugo Ch¨¢vez, controla f¨¦rreamente la imagen? "Como artista individual no he tenido ning¨²n problema. Otra cosa ser¨ªa que un creador metiera el dedo en la llaga con una obra pol¨ªtica; su vida se complicar¨ªa. Yo he contado con mucha ayuda. Los cineastas de generaciones anteriores lucharon en Venezuela por un fondo econ¨®mico que ahora sostiene los filmes por encima de los cambios de Gobierno".
Gracias a esas ayudas, Rasquin, por ejemplo, pudo estudiar cine en Melbourne (Australia): "Cuando me fui mis amigos me dijeron que estaba loco, que ad¨®nde iba. Cuando volv¨ª, mis amigos me recibieron acus¨¢ndome de loco, que por qu¨¦ retornaba. En fin, creo en cambiar las cosas desde dentro, en que pase lo que pase con mi carrera no abandonar¨¦ para siempre Venezuela". Lo dice porque ya tiene muy avanzado el guion de su segundo largometraje, al que ha llegado contratado por una productora estadounidense: "Estoy revisando el libreto en Los ?ngeles. Es un drama sobre un superdotado, un tipo con gran cociente intelectual que en un momento de su vida se pierde".
Antes de que Rasquin se vaya al preestreno con famosos, una ¨²ltima duda: ?c¨®mo rod¨® las secuencias de los partidos? El f¨²tbol ha tenido muy mala suerte en su reflejo en el cine, y el mejor ejemplo es que la primera imagen que recuerda cualquier cin¨¦filo es a Sylvester Stallone parando un penalti. "Fue lo m¨¢s dif¨ªcil. Solo ten¨ªamos una c¨¢mara, y la met¨ª lo que pude dentro de la cancha. Ten¨ªa escritas todas las jugadas, coreografiadas con los jugadores del Caracas F¨²tbol Club. Pero nadie es un robot. Recuerdo al final del rodaje, presionados porque se nos acababa el tiempo. Gato [uno de los hermanos] robaba la pelota, driblaba a dos o tres defensas, tiraba al larguero, el bal¨®n ca¨ªa en extra?a par¨¢bola y Julio [el otro hermano] lo cabeceaba a mil¨ªmetros del poste. Yo quer¨ªa rodar, la script me pidi¨® un ensayo previo y acced¨ª. La coreograf¨ªa sali¨® perfecta, y todos nos quedamos con la boca abierta... y la c¨¢mara apagada. Nunca pudimos repetirlo igual".
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