M¨¢s calidad tur¨ªstica
La econom¨ªa espa?ola crece gracias al buen comportamiento del sector exterior. Las exportaciones de bienes y servicios est¨¢n compensando el debilitamiento de la demanda interna, afectada por el descenso en el consumo de las familias, producido a su vez por una erosi¨®n de la confianza que, tambi¨¦n, impide la recuperaci¨®n de la inversi¨®n empresarial. Adem¨¢s, la inversi¨®n acusa el largo periodo de contracci¨®n del cr¨¦dito bancario. El resultado es un ritmo de crecimiento inferior al previsto por las autoridades. Los resultados favorables de la demanda exterior se fundamentan sobre todo en los ingresos por turismo. De las estad¨ªsticas conocidas en los cinco primeros meses puede deducirse que tanto el n¨²mero de visitantes como los ingresos probablemente cerrar¨¢n el ejercicio 2011 con los mejores resultados desde el inicio de la crisis, hace casi cuatro a?os. Los buenos resultados se explican por dos razones: la evoluci¨®n favorable de la renta en las econom¨ªas que son las principales emisoras de turistas a Espa?a, Alemania, de forma destacada (en menor medida, Francia, Italia, pa¨ªses escandinavos), y el desv¨ªo desde otros destinos. El norte de ?frica y Oriente Medio siguen sin ofrecer seguridad suficiente a los turistas europeos. La ca¨ªda de entradas en T¨²nez y Egipto contin¨²a siendo importante.
A la seguridad, los destinos espa?oles a?aden la existencia de infraestructuras aceptables, a pesar de la insuficiente mejora en la calidad de la oferta de ese binomio "sol y playa" en el que sigue bas¨¢ndose de forma casi dominante la oferta espa?ola. Los ingresos por turismo crecen, a pesar del relativo abandono de las autoridades espa?olas de una pol¨ªtica tur¨ªstica bien articulada. La degradaci¨®n administrativa de la Secretar¨ªa de Estado es una muestra, pero la ausencia de puesta en valor de la oferta complementaria es el hecho que mejor revela el descuido de la industria principal generadora de ingresos exteriores. Esas limitaciones son impropias de la segunda potencia tur¨ªstica del mundo. Tambi¨¦n es dif¨ªcil de entender, a la vista del potencial que ofrecen los visitantes procedentes de algunos pa¨ªses asi¨¢ticos.
El aumento de los entrantes provenientes de Jap¨®n y, muy especialmente, de China, requiere en primer lugar dar a conocer suficientemente los destinos culturales e hist¨®ricos que conforman las preferencias de esos visitantes. En no menor medida, velar por las condiciones de seguridad de los mismos. A diferencia de pa¨ªses como Francia o Italia, el nuestro no parece valorar suficientemente la mayor calidad de esos visitantes, y prima aquellos otros mucho menos generadores de ingresos y m¨¢s demandantes de servicios baratos, no siempre suficientemente rentables en t¨¦rminos agregados.
Esa adecuaci¨®n de la oferta, aumentando servicios y destinos complementarios a los tradicionales, tendr¨ªa la virtud de neutralizar la competencia de destinos en otros pa¨ªses m¨¢s baratos, sin menoscabar las ventajas comparativas del litoral espa?ol. Espa?a debe dejar de ser la referencia mundial de un sector tur¨ªstico m¨¢s cercano a la especulaci¨®n inmobiliaria y al descuido del medio ambiente, y hacerlo mucho m¨¢s dependiente de los valores culturales y la calidad de vida. Estos atributos de la oferta no es necesario inventarlos; es suficiente con que se conviertan en prioridades de una pol¨ªtica sectorial.
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