La denunciante pierde credibilidad
"No te preocupes, este tipo tiene mucho dinero. S¨¦ lo que estoy haciendo", dijo la mujer supuestamente violada a un amigo preso 28 horas despu¨¦s de la denuncia
La grave merma de credibilidad de la presunta v¨ªctima ha dejado el caso Dominique Strauss-Kahn al borde de su sobreseimiento, a pesar de que muchas de las mentiras y contradicciones en que ha incurrido la mujer guineana implicada no afectan a aspectos fundamentales del procedimiento. Los expertos creen casi imposible que se pueda seguir adelante un juicio por violaci¨®n y agresi¨®n sexual en el que la persona atacada no es digna de confianza y no existe ning¨²n testigo imparcial.
Un caso de violaci¨®n siempre es, en ¨²ltima instancia, la palabra de la v¨ªctima contra la del criminal. Hasta hace unos d¨ªas, este era el caso de una camarera de hotel de 32 a?os, una inmigrante africana, pobre e indefensa, contra el director del Fondo Monetario Internacional y principal candidato a la presidencia de Francia. Ahora, el poderoso sigue ah¨ª, con menos t¨ªtulos y prestigio, pero a¨²n con la credibilidad que conlleva pertenecer a la clase dirigente. Frente a ¨¦l, en cambio, est¨¢ ahora una mujer que minti¨® para mejorar su situaci¨®n en EE UU y que estaba dispuesta a sacar provecho de su percance con Strauss-Kahn, una chica de mundo conectada con traficantes de drogas y que recibi¨® misteriosamente un dinero que no se justifica con su salario en el hotel Sofitel, que ella hab¨ªa asegurado que era su ¨²nica fuente de ingresos.
La mentira de la empleada sobre sus ingresos es la m¨¢s dif¨ªcil de explicar
El fiscal admite que el encuentro en el hotel est¨¢ rodeado de sospechas
De todas las mentiras encontradas por la fiscal¨ªa y expuestas al juez que el viernes decidi¨® la libertad sin fianza de Strauss-Kahn, es la del dinero -los 100.000 d¨®lares de varios ingresos en Arizona, Nueva York, Georgia y Pensilvania a una cuenta a su nombre- la m¨¢s dif¨ªcil de explicar. El dinero es la raz¨®n para pensar en la intervenci¨®n de una mano negra en este caso. El resto, incluido el contenido de la conversaci¨®n que la presunta v¨ªctima tuvo al d¨ªa siguiente de lo ocurrido en el Sofitel con un preso en Arizona, precisamente el autor de uno de esos dep¨®sitos, se corresponde con las mentiras propias de una superviviente, de una persona desesperada por obtener residencia en EE UU que no repara en medios para salir adelante.
"Les pregunt¨¦ a los fiscales si mi representada se ha desdicho de la versi¨®n que dio sobre el ataque sexual y me contestaron que no", ha declarado el abogado de la joven guineana, Kenneth Thompson. Efectivamente, Mafissatou Diallo insiste en que fue atacada por Strauss-Kahn, golpeada y obligada a practicar sexo oral. Existen pruebas de ADN del semen del presunto atacante en la pared y en el suelo de la suite 2806 del Sofitel. El abogado dice poseer tambi¨¦n informes m¨¦dicos y fotos sobre los da?os causados a Diallo en la vagina y en el hombro. El fiscal de Manhattan, Cyrus Vance, reconoce que el encuentro sexual ocurrido el 14 de mayo est¨¢ rodeado de sospechas, y por esa raz¨®n se mantienen los cargos contra el pol¨ªtico franc¨¦s.
Pero, ?es eso suficiente para acudir a un juicio? Probablemente, no. Incluso pudiendo probarse la existencia de violencia, no es bastante para demostrar violaci¨®n. El sexo agresivo o con dolor es una pr¨¢ctica, quiz¨¢ infrecuente, pero no autom¨¢ticamente identificable con el sexo forzado.
Es el relato de la v¨ªctima, la fuerza de su sinceridad, la que tiene que convencer a un jurado. Y es ese aspecto el que ha sido destruido, quiz¨¢ de forma irreversible. El ¨²ltimo dato en ese sentido es la conversaci¨®n de Diallo con el amigo detenido en una c¨¢rcel de inmigrantes de Arizona por venta de marihuana.
"No te preocupes, este tipo tiene mucho dinero. S¨¦ lo que estoy haciendo", le dijo la joven a su interlocutor, seg¨²n la versi¨®n que una fuente de la investigaci¨®n ha facilitado al diario The New York Times. Esa conversaci¨®n, grabada 28 horas despu¨¦s de la supuesta violaci¨®n, fue sostenida en un dialecto de Guinea y no ha podido ser traducida hasta el mi¨¦rcoles pasado. En ella se revela a una persona dispuesta a sacar rendimiento del ataque que dec¨ªa haber sufrido. No parece el comportamiento de una mujer asustada y desorientada. Confirma, como las mentiras detectadas por la fiscal¨ªa, una personalidad atrevida y dispuesta a todo.
Anteriormente, hab¨ªa mentido sobre su pasado para justificar su solicitud de asilo en EE UU. Como ella misma reconoci¨®, su casa no fue atacada por soldados en Guinea ni fue masivamente violada por ellos. Eso era solo la historia que un facilitador de documentos norteamericanos le hab¨ªa dado grabada para que se la aprendiese y la contase a las autoridades. Pero es el tipo de mentira con el que los responsables de inmigraci¨®n se encuentran muy frecuentemente entre los solicitantes de residencia.
Aunque puede acabar cost¨¢ndole a Diallo la expulsi¨®n de EE UU, su abogado afirma que ella decidi¨® voluntariamente asumir ese riesgo y acabar cont¨¢ndoles la verdad a los fiscales, despu¨¦s de muchas horas de interrogatorios que tambi¨¦n dejan algunas dudas: ?fue Diallo presionada en exceso por los funcionarios?, ?por qu¨¦ estuvo m¨¢s de 10 d¨ªas sin acudir a las entrevistas con la justificaci¨®n de su mala salud?
Tampoco ayuda a su credibilidad la confusi¨®n sobre los instantes que siguieron a la supuesta violaci¨®n. Primero dijo que esper¨® en un corredor hasta que Strauss-Khan tom¨® el ascensor. Despu¨¦s reconoci¨® que acudi¨® a limpiar una habitaci¨®n pr¨®xima y regres¨® m¨¢s tarde a la 2806. ?Por miedo a que sus superiores no la creyesen y la despidieran? Es posible. Pero parecen demasiados interrogantes para que un jurado lleve a un hombre a la c¨¢rcel por 20 a?os.
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