Los a?os m¨¢s oscuros de Renault
Los nietos acuden a los tribunales para intentar lavar la figura de su abuelo, expropiado por haber puesto su industria automovil¨ªstica al servicio de Hitler
El 23 de septiembre de 1944, Louis Renault, por entonces de 67 a?os, enfermo de afasia, fue arrestado en su se?orial casa a un paso del Arco del Triunfo. Par¨ªs era entonces una ciudad convulsa que acababa de sacudirse la dominaci¨®n de un Ej¨¦rcito nazi que se retiraba hacia Berl¨ªn en medio de una guerra todav¨ªa inacabada. El propietario del imperio automovil¨ªstico franc¨¦s, el genio de la mec¨¢nica que hab¨ªa comenzado a fabricar coches en un cobertizo en el jard¨ªn de la casa de su padre, fue conducido a la prisi¨®n de Fresnes. Varios peri¨®dicos parisienses llevaban semanas reclamando la detenci¨®n del due?o de las f¨¢bricas de autom¨®viles que hab¨ªan servido a Hitler para rearmar durante a?os sus columnas de carros de combate.
Charles de Gaulle nacionaliz¨® las f¨¢bricas por trabajar para el enemigo
Los herederos piden ahora resarcir los da?os morales y materiales
Renault, hasta ese momento uno de los industriales m¨¢s poderosos de Francia, fue encerrado y torturado por la noche, seg¨²n insin¨²a en una biograf¨ªa (Louis Renault, publicada por la editorial Plon en 1998) el autor, Enmanuel Chadeau. La enfermedad, la depresi¨®n y el encierro lo convirtieron en un despojo humano casi inconsciente, incapaz siquiera de abrocharse el pantal¨®n del pijama. Los carceleros se re¨ªan de eso al espiarle por el ventanuco de la puerta de la celda, seg¨²n explica el autor de la biograf¨ªa citada. Tras entrar en coma varias veces, muri¨® el 24 de octubre, en una cl¨ªnica de Par¨ªs, sin que hubiera tiempo para juzgarle. Al funeral, en uno de los barrios m¨¢s lujosos de Par¨ªs, acudieron cerca de 1.000 personas. Cuatro meses despu¨¦s, un Gobierno a¨²n provisional presidido por el General Charles de Gaulle, presionado por los comunistas franceses, nacionaliz¨® sus f¨¢bricas, debido a que estas "constituyeron un instrumento en manos del enemigo".
Ahora, los ocho nietos de aquel hombre -todos hijos del mismo padre y de cuatro esposas distintas- tratan, en los juzgados, de anular esa resoluci¨®n, intentando demostrar que Renault actu¨® con la misma connivencia ante el enemigo que otros tantos millones de franceses. "Si trabajar para el enemigo consist¨ªa en venderles bienes, todo el mundo lo hizo. Otra cosa es ir m¨¢s all¨¢ de las peticiones de los ocupantes. Esa es otra historia", asegura el abogado Thierry L¨¦vy, el letrado que asesora a la familia Renault.
"En casa, jam¨¢s se hablaba de ¨¦l", recordaba en un art¨ªculo de Le Monde su nieta H¨¦l¨¨ne. "Algunas veces, mi madre le preguntaba a mi padre por qu¨¦ nunca se refer¨ªa a su padre delante de nosotros, pero mi padre segu¨ªa en silencio, sin responder".
La demanda, 16 p¨¢ginas que aluden a los derechos humanos o al derecho a la propiedad, busca resarcir al fundador de Renault "del perjuicio moral y material" causado por esa nacionalizaci¨®n que los herederos del imperio consideran injusta. Entre otras consideraciones, el abogado de los Renault mantiene que la confiscaci¨®n debi¨® de producirse despu¨¦s de una condena penal del acusado, que nunca sucedi¨®. El Gobierno de De Gaulle calcul¨® que entonces las f¨¢bricas Renault, en poder de Louis Renault en un 97%, val¨ªan 240 millones de francos. La demanda solicita la intervenci¨®n de un experto que determine la colosal cuant¨ªa, de cientos de millones de euros, que sumar¨ªa la indemnizaci¨®n teniendo en cuenta el capital, los a?os pasados y los intereses creados desde 1945.
Los ocho nietos, de edades comprendidas entre los 32 y los 66 a?os, aseguran que no persiguen el dinero, sino la rehabilitaci¨®n hist¨®rica de la memoria de su abuelo, convertido desde entonces en una especie de s¨ªmbolo de los colaboracionistas. La devoluci¨®n de su imperio industrial es m¨¢s que improbable, ya que en los ochenta se comenz¨® a reprivatizar y actualmente el Estado regenta el 15% de las acciones.
Con todo, hace un a?o, los herederos de Renault consiguieron una primera y simb¨®lica victoria judicial: desde hac¨ªa tiempo reclamaban al Centro de la Memoria de Oradour-sur-Glane (Haute-Vienne) que retiraran de su exposici¨®n sobre la II Guerra Mundial una foto en la que aparec¨ªa Louis Renault, en 1939, en el Sal¨®n del Autom¨®vil de Berl¨ªn, explicando el funcionamiento de un coche al lado de Hitler y Goering. El pie de foto de la exposici¨®n era: "Colaboraci¨®n econ¨®mica. Louis Renault fabric¨® carros de combate para la Wehrmacht". Los herederos de Renault, al ver que el museo no acced¨ªa a su petici¨®n, recurrieron a la v¨ªa judicial. En julio de 2010, un juez de Limoges les dio la raz¨®n, oblig¨® al centro a retirar la fotograf¨ªa aduciendo que era "anacr¨®nica" y que el texto que la acompa?aba "establec¨ªa una relaci¨®n hist¨®rica infundada entre el papel de Renault bajo la ocupaci¨®n y la crueldad que sufrieron los habitantes de Oradour". Y a?adi¨®: "Es una manera de desvirtuar los hechos". El director del museo, Richard Jezierski, asegura que la decisi¨®n del juez ata?e a la forma, "pero no a los hechos".
Para el historiador Laurent Dingli (esposo de H¨¦l¨¨ne Renault), autor de una biograf¨ªa sobre Louis Renault que algunos juzgan demasiado condescendiente, las factor¨ªas de Renault construyeron casi 30.000 camiones que fueron a parar a los ej¨¦rcitos de Hitler, y piezas para tanques. Adem¨¢s, se repararon los carros de combate franceses incautados por los alemanes. "Pero Renault no fabric¨® armas ni puso m¨¢s celo en servir al ej¨¦rcito alem¨¢n que Peugeot o Citro?n", a?ade su esposa en France Soir.
La historiadora y profesora em¨¦rita de la Universidad de Par¨ªs VIII Annie Lacroix-Riz ha sostenido lo contrario en varios medios de comunicaci¨®n. Para ella, Renault no solo construy¨® camiones, sino tambi¨¦n tanques, bombas incendiarias y motores para los aviones alemanes, entre otras armas. "Esto son hechos indiscutibles, se dispone de documentaci¨®n que lo puede probar: Louis Renault fue uno de los personajes clave en la red de colaboraci¨®n francesa durante la ocupaci¨®n", asegur¨® hace alg¨²n tiempo al diario France Soir. La historiadora defiende incluso que el fundador del imperio automovil¨ªstico suministr¨® fondos al fascismo franc¨¦s desde 1930, financiando movimientos nacionalistas como la Cruz de Fuego. Y denuncia la existencia hoy de "una operaci¨®n para rehabilitar los nombres de los grandes empresarios y su labor durante la ocupaci¨®n".
Los nietos de Renault han demostrado que conf¨ªan en los tribunales, m¨¢s que en los historiadores, para rehabilitar el nombre y la memoria de su abuelo. Pero el abogado Thierry L¨¦vy avisa de que el proceso ser¨¢ largo y el a?o que viene "comenzar¨¢ a verse por d¨®nde respira el caso". Mientras, la memoria de Renault queda en suspenso, como muchas otras relacionadas con los a?os oscuros de Francia y las viejas heridas nunca curadas del todo.
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