Las divisiones internas del BCE entorpecen su respuesta a la crisis
El programa de compra de deuda abre la primera grieta en 13 a?os de historia
Mientras lucha contra la crisis de la deuda de la eurozona, el Banco Central Europeo (BCE) se enfrenta a las divisiones internas m¨¢s graves respecto a su pol¨ªtica en sus 13 a?os de historia, unas divisiones que corren el riesgo de poner a la regi¨®n en una situaci¨®n de vulnerabilidad ante cualquier nuevo ataque de los mercados.
La ruptura en el Consejo de Gobierno del BCE, formado por 23 miembros, se produce en su decisi¨®n de principios de este mes de recuperar un controvertido programa de compra de bonos de Estados d¨¦biles, con el fin de tratar de estabilizar unos mercados financieros muy nerviosos.
Las diferencias sobre pol¨ªtica monetaria entre los representantes de los 17 pa¨ªses de la eurozona, que los fundadores del banco central ya hab¨ªan previsto, son importantes e inevitables. Pero seg¨²n aseguran algunos analistas, como la controversia actual implica mucho m¨¢s que un ajuste de pol¨ªtica y afecta a la manera esencial en que el BCE define su misi¨®n, es posible que mine la capacidad del BCE para contener la crisis.
Un empeoramiento de la situaci¨®n econ¨®mica podr¨ªa restaurar la unidad
Draghi se enfrentar¨¢ a un dif¨ªcil reto diplom¨¢tico cuando asuma el cargo
Las divergencias reducen la capacidad para repeler un nuevo ataque
Cuatro consejeros votaron en contra de la ayuda a los pa¨ªses con problemas
"Probablemente sea la mayor ruptura interna -o la ruptura interna m¨¢s importante- en la historia del BCE", indica con cautelas el economista del banco Berenberg, Holger Schmieding. "Cualquier insinuaci¨®n p¨²blica de que existe una divisi¨®n debilita, o puede llegar a debilitar, el mensaje del BCE y la eficacia de su programa de adquisici¨®n de bonos".
Se cre¨ªa que los miembros del Consejo de Gobierno procedentes de los pa¨ªses de la eurozona altamente endeudados apoyaban firmemente la decisi¨®n del BCE de reanudar la compra de bonos este mes despu¨¦s de un par¨®n de 19 semanas. El proceso de toma de decisiones del BCE hace hincapi¨¦ en el consenso, pero, en ¨²ltima instancia, se basa en el principio de una persona, un voto.
La decisi¨®n ha logrado que la rentabilidad de los bonos a 10 a?os de los Gobiernos espa?ol e italiano, que superaba el peligroso nivel del 6% antes de que el banco central interviniera, se reduzca hasta cerca del 5%.
Pero el jefe del banco central alem¨¢n, Jens Weidmann, y Juergen Stark, otro de los alemanes que dise?an las pol¨ªticas a seguir del BCE, encabezaron en el Consejo el grupo de cuatro personas que se opuso a la reanudaci¨®n, se?alan fuentes del banco central.
Los partidarios de la l¨ªnea dura creen que con la compra de bonos se corre el riesgo de estimular la inflaci¨®n, fomentar el gasto irresponsable de los Gobiernos y poner en peligro los principios monetarios conservadores. Su influencia se puso de manifiesto en c¨®mo el BCE anunci¨® que iba aumentar la compra de bonos. El banco central enterr¨® la noticia en el ¨²ltimo de los seis puntos que incluy¨® en una declaraci¨®n del 7 de agosto, y a?adi¨® la aclaraci¨®n de que con su decisi¨®n pretend¨ªa "garantizar la estabilidad de los precios en la eurozona".
Esto ha dejado a los inversores con una fuerte impresi¨®n de que el BCE tiene poco inter¨¦s en comprar bonos y de que solo lo har¨¢ a rega?adientes, hasta que se autorice la aplicaci¨®n del fondo de rescate de la eurozona, lo que parece poco probable antes de octubre como muy pronto.
Parece que la opini¨®n de los partidarios de la l¨ªnea dura no ha cambiado desde la decisi¨®n del BCE. A principios de esta semana, el banco central alem¨¢n, el Bundesbank, criticaba p¨²blicamente las compras oficiales de bonos del mercado secundario ya que reduc¨ªan los incentivos para "una pol¨ªtica fiscal adecuada".
La divisi¨®n en el Consejo arroja dudas en cuanto a si el BCE tendr¨¢ la voluntad de incrementar su compra de bonos en caso de que se produzca un nuevo ataque de los mercados a Italia y Espa?a, o a otros pa¨ªses.
"Significa que existen dudas sobre el alcance de su compromiso", afirmaba Andrew Bosomworth, director de carteras de Pimco, el fondo de inversi¨®n m¨¢s importante del mundo, cuando le preguntaron si el BCE pod¨ªa mantener la rentabilidad de los bonos italianos y espa?oles en torno al 5%. "Est¨¢ comprando lo que es necesario para mantenerla en ese nivel, pero es lo que pasa cuando se produce otra fuga de capital considerable o cuando vuelve a empezar la oferta primaria; ?seguir¨¢n estando comprometidos a estabilizarlo en ese nivel del 5%?".
El BCE redujo su compra de bonos la semana pasada hasta los 14.300 millones de euros, cuando una semana antes fue de 22.000 millones, lo que muestra una pauta similar a la de mayo de 2010, cuando inici¨® el programa con unas compras por valor de 16.500 millones de euros antes de reducir r¨¢pidamente su volumen. Finalmente, el programa no impidi¨® el dr¨¢stico aumento de la rentabilidad de los bonos irlandeses y portugueses, que oblig¨® a estos pa¨ªses a solicitar rescates internacionales.
El banco central trata de neutralizar el impacto monetario de las compras y de la presi¨®n internacional que se produjo al quitarles dep¨®sitos a los bancos comerciales. Pero Myron Scholes, el economista ganador del Premio Nobel, asegura que el BCE no podr¨¢ mantener durante mucho tiempo su compra de bonos antes de verse obligado a imprimir dinero si no reduce las compras. "Al BCE le quedan unas ocho semanas antes de tener que imprimir dinero", se?al¨® Scholes a Reuters.
La divisi¨®n dentro del BCE es peligrosa, en parte porque se arriesga a inflamar a la opini¨®n p¨²blica en los pa¨ªses ricos en los que las dudas respecto a la ayuda a los pa¨ªses d¨¦biles de la eurozona est¨¢n aumentando.
Christian Wulff, el presidente en gran parte testimonial de Alemania, cuestionaba la legalidad del programa del BCE de adquisici¨®n de bonos en su discurso del mi¨¦rcoles dirigido a los economistas. Los medios de comunicaci¨®n convencionales en Alemania, donde la gente todav¨ªa recuerda la hiperinflaci¨®n de la d¨¦cada de los veinte, destacaban la informaci¨®n sobre el discurso. "Si se produce una reacci¨®n hostil popular en estos pa¨ªses -Holanda y sobre todo Alemania- la gente perder¨¢ fe en el poder adquisitivo del euro", afirmaba Bosomworth. "Y si se pierde la fe, la gente vota con sus ahorros. Entonces es cuando se produce la fuga de capital fuera de la eurozona o hacia activos verdaderos. Ese es un peligro mayor que el desacuerdo en el Consejo de Gobierno".
La divisi¨®n promete lastrar al presidente entrante, Mario Draghi, quien asumir¨¢ el mando a principios de noviembre despu¨¦s de los ocho a?os de Jean-Claude Trichet en el cargo, con un dif¨ªcil reto diplom¨¢tico justo en el momento en que trata de imponer su autoridad en el banco central.
Tambi¨¦n podr¨ªa complicar los esfuerzos del banco central por enviar se?ales claras a los mercados sobre la pol¨ªtica de tipos de inter¨¦s, si la lucha interna por la compra de bonos influye en la ret¨®rica del BCE sobre la pol¨ªtica monetaria en general.
Durante su rueda de prensa mensual a principios de agosto, Trichet adopt¨® un tono duro que sorprendi¨® a algunos analistas teniendo en cuenta el enfriamiento de las econom¨ªas europea y mundial. Sus comentarios difirieron m¨¢s que de costumbre con las expectativas de los mercados, que ya no prev¨¦n otra subida de los tipos este a?o y que incluso especulan con la posibilidad de una bajada a principios de 2012.
Mientras tanto, el BCE ha procurado mantener una l¨ªnea p¨²blica coherente sobre las consecuencias de un impago de la deuda griega. El mes pasado, el jefe del banco central de Austria, Ewald Nowotny, adopt¨® una postura diferente a la de Trichet antes de cambiar radicalmente de opini¨®n e insistir en que comparte el punto de vista del banco. Esto recordaba a un episodio que tuvo lugar en junio, cuando el BCE emiti¨® una nueva versi¨®n de los comentarios sobre Grecia de su vicepresidente Vitor Constancio.
En ¨²ltima instancia, puede que se requiera una desaceleraci¨®n mayor de la econom¨ªa en la eurozona para restaurar la unidad dentro del BCE, al obligar a todos los miembros del Consejo a centrarse en evitar una repetici¨®n de la recesi¨®n de 2008. Los malos datos econ¨®micos de la semana pasada en Alemania, donde la confianza empresarial registr¨® su mayor ca¨ªda mensual desde el hundimiento de Lehman Brothers a finales de 2008, podr¨ªan acelerar este proceso.
"La econom¨ªa sufre ahora una crisis de confianza como consecuencia de las crisis de la deuda en Europa y en Estados Unidos... es el aumento de la turbulencia en el mercado, que hasta cierto punto est¨¢ relacionada con la crisis de la deuda europea", afirmaba Schmieding, del banco Berenberg. "La oposici¨®n del Bundesbank (a la compra de bonos) podr¨ªa calmarse si hay pruebas claras de que la crisis financiera ha afectado al menos en cierta medida a la econom¨ªa real".
Con informaci¨®n de Eva Kuehnen. Edici¨®n de Andrew Torchia. Traducci¨®n de News Clips.
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