Ganan m¨¢s, pagan menos
La presi¨®n fiscal sobre las rentas m¨¢s altas ha ca¨ªdo 10 puntos en Espa?a desde 1995
Los impuestos nos definen como pa¨ªs y como personas. Muestran buena parte de la naci¨®n que somos y la que queremos ser: solidaria o insolidaria, comprometida o ego¨ªsta, abierta o ensimismada, generosa o avara. Sobre estos ant¨®nimos hay que escoger. No hay opciones intermedias, y menos en una sociedad que convive con casi cinco millones de parados y que soportaba en 2010 en sus cuentas un d¨¦ficit de 98.227 millones de euros. El debate impositivo es ahora mismo uno de los m¨¢s trascendentes.
Que Warren Buffet (tercera fortuna del planeta) pida pagar m¨¢s impuestos y que 16 ricos franceses y 50 alemanes reclamen lo mismo tiene un valor testimonial en lo econ¨®mico, pero enorme en lo moral, sobre todo para un pa¨ªs como Espa?a, "en el que casi se admira a quien defrauda al fisco", afirma Miguel ?ngel Garc¨ªa, economista del Gabinete T¨¦cnico de CC OO.
Solo 6.829 espa?oles declaran ingresos superiores a 600.000 euros
Las ¨²ltimas reformas del IRPF han beneficiado m¨¢s a las rentas altas
La presi¨®n fiscal sobre quienes m¨¢s ganan tambi¨¦n ha bajado en la UE
Solo Portugal, Reino Unido y Francia han subido sus tipos m¨¢ximos
La SICAV es el veh¨ªculo m¨¢s utilizado para pagar menos
No se descarta recuperar el impuesto sobre patrimonio
Frente a un mundo econ¨®mico que apenas emite buenas noticias, ya hay algunas iniciativas alentadoras de la sociedad civil. El movimiento Ricos por una Tasa para los Ricos, impulsado por el psiquiatra retirado de 68 a?os Dieter Lehmkuhl, propugna que los dos millones de alemanes cuyo patrimonio supere los 500.000 euros -y aqu¨ª se incluye ¨¦l mismo- paguen un 10% m¨¢s, al menos durante dos a?os. Una propuesta que aportar¨ªa 100.000 millones de euros a las arcas p¨²blicas. "No s¨¦ si suceder¨¢ lo mismo en Espa?a, pero en mi pa¨ªs en los ¨²ltimos 15 a?os ha aumentado la brecha entre pobres y ricos", reflexiona Lehmkuhl en conversaci¨®n telef¨®nica desde Berl¨ªn. "Es imposible sostener un modelo de sociedad en el que un 10% de los alemanes tiene el 70% de la riqueza".
Nicholas D. Kristof, ganador en dos ocasiones del Premio Pulitzer, narraba en un imprescindible art¨ªculo en The New York Times, titulado gr¨¢ficamente Our Banana Republic, que los consejeros de las mayores compa?¨ªas estadounidenses ganaban en 1980 unas 42 veces m¨¢s que el trabajador medio, y que en 2001 el promedio era ya de 531 veces. Algo va mal en un sistema que crea y tolera semejantes desigualdades, y esto es extensivo a Europa.
Sin embargo, Dieter Lehmkuhl se aferra al optimismo y, citando a Bob Dylan, recuerda que los "tiempos est¨¢n cambiando". Quiz¨¢, pero ?hacia d¨®nde? "Los Gobiernos tienen que hacer aquello para lo que han sido elegidos: trabajar buscando el bien com¨²n y el inter¨¦s general, y no el del sector financiero ni el beneficio de unos pocos privilegiados", apunta el m¨¦dico alem¨¢n.
Pero estas voces se escuchan de forma desigual en Europa. El Gobierno italiano ha retirado su propuesta de gravar con un 5% a?adido las rentas que superen los 90.000 euros, y con un 10% las que sobrepasen los 150.00. Al menos Francia mantiene intacta su decisi¨®n de penalizar con un 3% adicional a quienes declaren m¨¢s de 500.000 euros, y Portugal anunciaba esta semana dos nuevos impuestos del 3% y 2,5% dirigido a las empresas con beneficios superiores a 1,5 millones anuales y a los contribuyentes con ingresos elevados, respectivamente.
?Y en Espa?a? ?Veremos a las grandes fortunas patrias levantar la mano y decir: "Quiero pagar m¨¢s"? "Dudo mucho que algo as¨ª ocurra", afirma el responsable de grandes patrimonios de un bufete madrile?o. "El rico espa?ol tiene miedo a reconocerse como tal, nunca act¨²an de forma conjunta. En esto son diferentes de las fortunas francesas o alemanas, que siempre han tenido un gran reconocimiento social".
Quiz¨¢ una buena pista de qu¨¦ piensa la gran empresa espa?ola nos la d¨¦ la opini¨®n del primer espada de uno de los grandes bancos del Ibex 35. Pide no ser identificado, pero sus palabras son una piedra de Rosetta para saber qu¨¦ podemos esperar. "La posible reforma impositiva para gravar las rentas puede ser una medida demag¨®gica que poco o nada va a solucionar los problemas de d¨¦ficit que tiene el pa¨ªs. Me preocupa este tipo de discusiones, ya que desv¨ªan la atenci¨®n de los problemas reales y sus posibles soluciones. No hay p¨®cimas m¨¢gicas y no se puede enga?ar a los ciudadanos cuando se dice que tal o cual iniciativa podr¨ªa resolver los problemas tan graves y complejos que atraviesa la econom¨ªa real". Y a?ade: "Sin duda, hay que revisar el sistema fiscal, pero en su totalidad, teniendo en cuenta los efectos positivos y negativos que tiene cada modificaci¨®n".
Desde luego, en un tema de este calado hay que desterrar algunas ideas preconcebidas. Las rentas altas en Espa?a -frente a la opini¨®n m¨¢s generalizada- s¨ª contribuyen a la riqueza del pa¨ªs. El 2,2% de los contribuyentes, o sea 294.583 personas, que son quienes declaran unos ingresos superiores a 90.000 euros, aportan un 24,8% de la cuota l¨ªquida del IRPF, lo que se traduce en 15.769 millones de euros.
La pregunta entonces es: ?aportan lo suficiente? Miguel ?ngel Garc¨ªa, de CC OO, cree que no. Las retribuciones de los consejos de administraci¨®n, por ejemplo, se consideran rentas del trabajo, y por tanto pagan el tipo marginal m¨¢ximo en el IRPF (entre el 45% y el 50%, dependiendo de la comunidad aut¨®noma). Pero gran parte de sus ingresos no es sueldo, sino bonos, dividendos o stock options que tributan, b¨¢sicamente, al 21%. Adem¨¢s, las rentas superiores a 600.000 euros, recuerdan los t¨¦cnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), pagan un tipo medio efectivo del 27,8%, inferior al tipo de quienes est¨¢n en la horquilla entre 60.000 y 600.000 euros.
Estos n¨²meros no apuntan en la direcci¨®n que debe seguir todo sistema tributario contempor¨¢neo: el de la progresividad; quien m¨¢s gana debe pagar m¨¢s. Aumentar la tributaci¨®n a las rentas muy elevadas tiene toda la l¨®gica, el problema es que no aparecen. En Espa?a solo 6.829 personas declararon en 2009 tener unos ingresos superiores a 600.000 euros. Hablamos del 0,04% de los contribuyentes. En total, aportan 2.667 millones de euros anuales, ¨²nicamente el 3,93% de la recaudaci¨®n del IRPF.
Ante un n¨²mero tan limitado y con tan poca repercusi¨®n econ¨®mica, elevar la cuant¨ªa m¨¢xima que pagan en el IRPF ahora parece m¨¢s una medida ejemplarizante que de otra ¨ªndole. "Es inviable [debido a las anteriores subidas] establecer un nuevo tramo adicional para rentas por encima de 600.000 euros. No obstante, si se creara y se subiera un punto la tarifa general, hasta el 50%, la recaudaci¨®n ser¨ªa de unos exiguos 26,28 millones de euros al a?o, y si se elevara dos puntos, hasta el 51%, hablar¨ªamos de 52,57 millones", calcula Jos¨¦ Mar¨ªa Mollinedo, secretario general de Gestha. Pero, como recuerda Javier D¨ªaz-Gim¨¦nez, profesor de Econom¨ªa del IESE, tambi¨¦n estamos necesitados de gestos. "A corto plazo me parece una buena medida subir los impuestos a las rentas m¨¢s altas con el fin de compensar las escapatorias legales que tienen los ricos".
A la vez ser¨ªa una forma de mitigar la percepci¨®n de que las m¨²ltiples reformas del IRPF han beneficiado en mayor medida a las rentas altas que a las medias. Alberto Montero, presidente del Centro de Estudios Pol¨ªticos y Sociales, plantea los n¨²meros con crudeza. "En 1993 quien declaraba m¨¢s de 180.000 euros (30 millones de pesetas de la ¨¦poca) estaba sometido a un tipo efectivo del 49,37%. Ahora, el que declara una cantidad superior a 290.000 euros lo hace por un tipo efectivo del 30,8%. O sea, un 37,6% menos". Trasladada esta operaci¨®n a las rentas medias, nos da un resultado bien diferente. Si en 1993 el tipo para quien hubiera declarado unos ingresos de 18.000 euros (tres millones de pesetas) se situaba en el 16,92%, en nuestros d¨ªas quien lo haga por 29.200 euros afronta un gravamen del 15,5%. Hablamos de una rebaja muy peque?a.
Es dif¨ªcil, pues, exigir sacrificios si los n¨²meros muestran muy distintos raseros. Entre 1995 y 2011 (ver cuadro) la presi¨®n fiscal sobre quienes m¨¢s ganan, seg¨²n Eurostat, cay¨® en 10,2 puntos en la Europa de los 27. Nada menos que 20 Estados miembros recortaron su exigencia fiscal m¨¢xima a los m¨¢s pudientes, y tan solo Portugal, Reino Unido y Francia han subido su tributaci¨®n l¨ªmite. En Espa?a, quien tenga memoria financiera recordar¨¢ que en 1995 se pagaba un m¨¢ximo del 56%. Hoy, 17 a?os despu¨¦s, el marginal medio es del 45,8%.
Todo esto contribuye a que se instale en buena parte de la sociedad la sospecha de que son siempre los mismos, quienes tienen n¨®mina y no pueden eludir el control de Hacienda, los que realmente pagan. "Es muy importante que la fiscalidad, los ingresos y los gastos formen parte de los pilares de la cohesi¨®n social de la ciudadan¨ªa", apunta Elena Cach¨®n, economista de UGT. Esta desconfianza o desconocimiento procede de la "falta de pedagog¨ªa tributaria de todas las Administraciones pasadas", critica Juan Carlos Mart¨ªnez L¨¢zaro, profesor de Econom¨ªa del Instituto de Empresa.
Y si existe un veh¨ªculo que utilizan las grandes fortunas para evitar pasar por ese control del IRPF son las sociedades de inversi¨®n de capital variable (SICAV), que permiten tributar a un ventajoso 1%. En Espa?a hab¨ªa registradas el a?o pasado 3.133 de estas sociedades, con un patrimonio en movimiento de 26.200 millones de euros. Y desde el principio han sido el refugio de los nombres propios del capital espa?ol: Koplowitz, Amancio Ortega, Del Pino, Bhavnani, Rosal¨ªa Mera...
A pesar de sus evidentes ventajas, es cierto que las SICAV han vivido tiempos mejores. Su n¨²mero ha ca¨ªdo un 3,1% con respecto a 2009, como describe el director general de un banco privado suizo: "Algunas, por ejemplo la de Ram Bhavnani, se fusionaron, mientras que otros inversores han optado por veh¨ªculos m¨¢s eficientes, como las SIF
[fondos de inversi¨®n especializados, por sus siglas en ingl¨¦s] luxemburguesas". Pero ?hay algo m¨¢s eficiente que tributar al 1%?
Los t¨¦cnicos argumentan que ese porcentaje tan bajo solo se mantiene si los beneficios no salen de la SICAV, pues lo que realmente "permiten estos instrumentos es diferir la tributaci¨®n de forma similar a un fondo de inversi¨®n o un Unit Linked", puntualiza Paula Ameijeiras, de AFI. Pero la realidad es que estas sociedades son una especie de tr¨¢gala fiscal. La lucha entre pa¨ªses por captar capital es feroz, y la forma de atraerlo es crear esta clase de instrumentos, "que es verdad que tienen una tributaci¨®n baja, pero no son herramientas de evasi¨®n", aclara Jes¨²s Sanmart¨ªn, presidente del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF). "Otra discusi¨®n es si hay que gravar m¨¢s o menos estas figuras". Pero si se quiere recaudar m¨¢s, habr¨¢ que hacerlo. Ya que para ellas eludir la fiscalidad es f¨¢cil: "Solo tienen que invertir en activos no espa?oles", matiza el responsable de tributos de un bufete internacional con sede en Madrid.
Otro caballo de Troya por donde hist¨®ricamente se ha colado m¨¢s de un insolidario es el impuesto de sucesiones y donaciones. Transferido a las comunidades aut¨®nomas, cada una ha hecho de su capa un sayo. "En Andaluc¨ªa, Extremadura o Asturias, por ejemplo, se sigue pagando, mientras que en Castilla-La Mancha, Castilla y Le¨®n, Baleares, Canarias o Madrid se paga una cantidad insignificante", describe Javier Ragu¨¦, socio del ¨¢rea fiscal de Cuatrecasas. Si lo mir¨¢ramos desde el aire, nuestro modelo impositivo nos parecer¨ªa un "Estado fiscal federal".
El sistema provoca circunstancias singulares. Una familia de abolengo, de las que a¨²n quedan, cuyos hijos tengan su domicilio fiscal en la capital espa?ola y que recibieran una herencia en vida de su madre por unos 100 millones de euros, al tener la comunidad madrile?a bonificado el impuesto de sucesiones al 99% apenas dejar¨ªa en las arcas p¨²blicas un mill¨®n de euros. Es m¨¢s, si el receptor de la herencia viviera solo del capital mobiliario (bonos, dividendos, acciones) que le generan esos 100 millones, tributar¨ªa al tipo que lo hacen las rentas del ahorro (21%), como cualquier peque?o inversor. ?Es equitativo obtener 100 millones de euros del cielo y tributar al 21%? No lo parece. "Si las grandes fortunas utilizan resquicios legales para eludir el pago del impuesto, la opci¨®n correcta es mejorar la normativa y la eficacia contra el fraude, pero no eliminarlo como proponen algunos", sostiene Jos¨¦ Mar¨ªa Mollinedo, de Gestha.
As¨ª las cosas, bastantes expertos reconocen (la mayor¨ªa en privado) el valor del impuesto de sucesiones cuando las arcas p¨²blicas sufren. En 2009 canaliz¨®, seg¨²n datos de la Agencia Tributaria (AEAT), 2.470 millones de euros, y lo hizo a pesar de ir perdiendo fuerza recaudatoria a medida que las comunidades incentivaban las bonificaciones.
Una vida paralela ha llevado el impuesto sobre el patrimonio. Suprimido en 2008, la propia ministra de Econom¨ªa, Elena Salgado, ha reconocido que "tal vez hacerlo fue un error", y podr¨ªa volver a implantarse. En su ¨²ltimo ejercicio (2007) recaud¨® 2.121 millones de euros, una cantidad nada desde?able. Pero si vuelve a la vida tendr¨¢ que ser de otra manera, ya que en su antiguo dibujo afectaba sobre todo a los patrimonios medios y no a los altos. De los 981.498 declarantes de 2007, solo 47.614 (4,85%) afirmaba tener un patrimonio superior a 1,5 millones de euros. Para evitarlo, el sector, una vez m¨¢s en voz baja, cree que "habr¨ªa que establecer un umbral de cantidad elevado sobre el que aplicar el tipo".
Ahora bien, si se trata de recaudar, que en gran parte es de lo que estamos hablando, hay quienes, como Eduardo Sanfrutos, socio responsable de Tributaci¨®n de Empresas de Ernst & Young Abogados, ven en la subida de los impuestos indirectos una opci¨®n m¨¢s clara. "Espa?a tiene el tercer IVA (18%) m¨¢s bajo de la Uni¨®n Europea. Solo es m¨¢s reducido en Chipre y Luxemburgo".
El desaf¨ªo es dif¨ªcil, y hay voces que reclaman un nuevo sistema tributario, pues el actual resulta complicado, opaco y poco equitativo. Pero junto a una lectura t¨¦cnica, nos encontramos ante un problema social. El d¨ªa que defraudar a Hacienda tenga la misma reprobaci¨®n p¨²blica que la violencia de g¨¦nero o que conducir bajo los efectos del alcohol (por citar dos ejemplos donde la percepci¨®n social ha cambiado radicalmente en los ¨²ltimos a?os), estaremos cercanos a resolver nuestro atolladero econ¨®mico. Seg¨²n Gestha, en 2009 la evasi¨®n fiscal fue de 59.515 millones de euros. Imaginen qu¨¦ pa¨ªs ser¨ªamos si esa cifra defraudada sumara cero.
Los dineros, en el para¨ªso
"?Viva el mal, viva el capital!", gritaba la bruja Aver¨ªa en el programa de televisi¨®n de los a?os ochenta La bola de cristal. En la actualidad, el verdadero "mal" para la comunidad financiera a¨²n lo representan los para¨ªsos fiscales. "Mientras existan, los poderosos tendr¨¢n una v¨¢lvula de escape para su dinero", observa Carlos Mart¨ªnez, presidente de la plataforma Attac-Espa?a. Este experto tiene claro que si al capital se le brinda un refugio lejos de la mirada de Hacienda, lo utilizar¨¢. Y no solo los particulares, sino tambi¨¦n las empresas. Algo que ha provocado un r¨¢pido efecto de acumulaci¨®n.
La firma de asesoramiento financiero Merrill Lynch estima que en los para¨ªsos fiscales hay depositados casi seis billones de d¨®lares, lo cual equivale a un tercio de los activos de las fortunas particulares del mundo. La OCDE cree que a partir de sus Estados miembros llegan a estos territorios offshore 600.000 millones de d¨®lares. Quien cita estas cifras es Jos¨¦ Mar¨ªa Mollinedo, secretario general de los t¨¦cnicos de Hacienda (Gestha), y lo hace con su conocida mirada cr¨ªtica: "Estos espacios de la insolidaridad deber¨ªan desaparecer en el futuro". De momento siguen conviviendo con el circuito financiero regulado, pero bajo mayor vigilancia.
?Y qu¨¦ sucede en Espa?a? Pues se est¨¢ produciendo un fen¨®meno sordo muy interesante. El dinero invertido en para¨ªsos fiscales procedente de nuestro pa¨ªs ha ca¨ªdo con fuerza. Si en el primer trimestre de 2010 se invirtieron, acorde con Gestha, 343,8 millones de euros, en ese mismo periodo de este a?o la cifra fue de 27,9 millones. Esta brusca bajada se debe al punto final de Andorra como para¨ªso y a que Luxemburgo, tras muchos dimes y diretes, tambi¨¦n ha perdido esa consideraci¨®n. Adem¨¢s, la mayor vigilancia fiscal est¨¢ provocando que "muchos altos patrimonios est¨¦n viendo c¨®mo se pueden regularizar", afirma un banquero suizo que trabaja en Espa?a. -
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