La cl¨ªnica Sant Antoni de Barcelona pide a los pacientes que lleven las medicinas
Los familiares contratan a cuidadores porque los empleados ya no dan abasto
Un hospital sin m¨¢s de 40 medicamentos b¨¢sicos, con escaso material de curas y con una plantilla que no puede atender a los pacientes. Los recortes sanitarios de la Generalitat han dejado en esa situaci¨®n a la cl¨ªnica Sant Antoni de Barcelona.
Los 184 trabajadores de la cl¨ªnica no solo sufren una reducci¨®n del 35% del salario de septiembre, la misma cantidad que el Departamento de Salud ha pagado de menos al centro. Tambi¨¦n se ven en la tesitura de pedir a los familiares de los pacientes, m¨¢s de 200, que traigan de sus casas algunos de los medicamentos que necesitan.
La mayor¨ªa de los 40 f¨¢rmacos que faltan son b¨¢sicos, como analg¨¦sicos, inhibidores de co¨¢gulos que favorecen la circulaci¨®n sangu¨ªnea y complementos alimenticios, seg¨²n explica Margarita Capit¨¢n, una de las presidentas del comit¨¦ de empresa. "La direcci¨®n dice que no puede hacerse cargo de los gastos", a?ade. Este peri¨®dico trat¨® ayer de obtener la versi¨®n del centro, sin ¨¦xito.
"Los enfermeros nos negamos a solicitar ayuda a los familiares. Se lo comunican los m¨¦dicos", dice otro trabajador, que no quiere dar su nombre. Ante tal situaci¨®n, los parientes acuden a los centros de atenci¨®n primaria en busca de recetas para comprar las medicinas. "Es una verg¨¹enza", comenta Juan L. R., que admite adquirir f¨¢rmacos para su mujer.
Los empleados tambi¨¦n denuncian la escasez de material de curas. "En lugar de tener ap¨®sitos de ¨²ltima generaci¨®n, utilizamos gasas convencionales", explica un miembro del comit¨¦ de empresa. Y critica que la cl¨ªnica "se excuse con los recortes" para no comprar el material necesario.
Los enfermeros del centro tambi¨¦n revelan que tienen a su cargo m¨¢s pacientes de lo que les corresponde. Ayer, dos auxiliares de enfermer¨ªa atendieron a 36 pacientes, y un enfermero, a 83. Es el caso de Jes¨²s Pizarro, enfermero de 29 a?os, que trata a 76 enfermos. "La calidad en la asistencia brilla por su ausencia", lamenta mientras confiesa no sentirse "realizado". "No hago ni la mitad de lo que podr¨ªa hacer", puntualiza.
A los familiares les explican las carencias que sufren. Algunos lo entienden. Otros no. "Se deben de acumular las quejas", pronostica Juan mientras entra en la cl¨ªnica por detr¨¢s (la entrada principal est¨¢ cerrada) custodiado por dos vigilantes que el centro ha contratado para impedir que los trabajadores lo invadan.
Familiares y empleados afirman que hay enfermos que aguantan m¨¢s de una hora con el pa?al sucio y a los que no se les levanta de la cama cuando toca. De ah¨ª que la mayor¨ªa de los pacientes dispongan de un cuidador. Es el caso de Ana Velasco, de 57 a?os. Asiste a su paciente siete horas al d¨ªa. "Se lo hago todo", dice. "Sus familiares pueden pagar mis servicios, pero ?qu¨¦ pasa con los que no pueden?", se pregunta mientras se encoge de hombros.
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