Eurobonos y 'eurotesoro'
Qu¨¦ sentido tiene que la eurozona tenga una sola moneda -el euro-, un solo banco central -el Banco Central Europeo (BCE)- y 17 Tesoros? Probablemente, ninguno. La crisis financiera y econ¨®mica mundial ha puesto de manifiesto que el ambicioso proyecto europeo se sustenta sobre pilares de barro y que cuando ha llegado el maremoto, todo se ha tambaleado. Los problemas de la deuda soberana de los pa¨ªses perif¨¦ricos han afectado a las finanzas de los 17, poniendo a prueba un sistema de gobierno imperfecto que exige reformas urgentes. Es la hora de avanzar, de verdad, hacia una gobernanza europea que armonice las pol¨ªticas fiscales y unifique las emisiones de deuda soberana. Es la hora de los eurobonos, pero tambi¨¦n la del eurotesoro.
Es urgente un mecanismo de emisi¨®n de eurobonos que sustituya a las emisiones nacionales
Es hora de avanzar hacia una gobernanza europea que armonice emisiones de deuda y pol¨ªticas fiscales
La Uni¨®n Europea se encontr¨® en 2008 con una crisis sobrevenida de Estados Unidos, que afect¨® inicialmente a algunos de sus grandes bancos. Al poco tiempo, y mientras las autoridades del eurogrupo pon¨ªan pa?os calientes para mitigar la crisis financiera, estallaba la crisis de la deuda soberana en Grecia, que evidenciaba la falta de confianza de los inversores internacionales no solo en la capacidad griega de hacer frente a sus deudas, sino tambi¨¦n hacia los pol¨ªticos europeos, que no eran capaces de buscar soluciones coordinadas y solidarias para atajar el problema r¨¢pidamente.
A pesar del rescate de la UE a Grecia, el problema se contagi¨® a Irlanda y a Portugal, que tambi¨¦n fueron rescatados, y empez¨® a amenazar de forma directa a Espa?a, Italia y B¨¦lgica. Los duros ajustes fiscales y las reformas estructurales emprendidas no consiguieron frenar la sangr¨ªa. Tampoco consiguieron restablecer la confianza los cientos de miles de millones de euros destinados a prestar a los pa¨ªses intervenidos el dinero que no pod¨ªan captar en el mercado, o a inyectar liquidez al sistema financiero.
Los l¨ªderes pol¨ªticos europeos evidenciaban una notable falta de liderazgo, acuciados por sus problemas internos y por la dur¨ªsima crisis econ¨®mica causada por la crisis financiera y de la deuda soberana. Angela Merkel y Nicolas Sarkozy intentaban asumir el liderazgo y gobernaban la eurozona a impulsos, en una especie de baile (dos pasitos adelante y un pasito para atr¨¢s), sin partitura clara y sin director de una orquesta cuyos instrumentos sonaban desafinados.
Fue entonces cuando empezaron a surgir las voces pidiendo un Ministerio de Finanzas Europeo. Jean Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, vio muy claro que no ten¨ªa un interlocutor claro en la eurozona y que cada propuesta suya, o del presidente de la Comisi¨®n Europea, Jos¨¦ Manuel Durao Barroso, requer¨ªa un rosario de negociaciones e incluso votaciones en los Parlamentos de los 17 pa¨ªses miembros de la Europa del euro.
A pesar de todas las peticiones de avanzar hacia una aut¨¦ntica gobernanza econ¨®mica europea, los pol¨ªticos europeos siguen embarrancados en un sistema de toma de decisiones que hace imposible actuar con agilidad, coordinaci¨®n y solidaridad ante un problema global, que exige acciones y soluciones globales. Por mucha buena voluntad que quieran poner los pol¨ªticos nacionales, el sistema dilapida cada acci¨®n y Europa avanza hacia su segunda recesi¨®n en menos de un lustro. A veces es necesario llegar al l¨ªmite para tomar decisiones dif¨ªciles. Por eso, probablemente, 1.300 empresarios y expol¨ªticos europeos, encabezados por el especulador y fil¨¢ntropo estadounidense de origen h¨²ngaro, George Soros, lanzaron un manifiesto el pasado martes pidiendo al BCE y a la UE un acuerdo vinculante con tres objetivos:
1. Establecer un Tesoro com¨²n que pueda captar fondos para la zona euro en su conjunto y asegurar que los Estados miembros se adhieran a la disciplina fiscal.
2. Reforzar la supervisi¨®n com¨²n, la regulaci¨®n y los sistemas de garant¨ªa de los dep¨®sitos en la zona euro.
3. Desarrollar una estrategia que conduzca al crecimiento y a la convergencia econ¨®mica, porque el problema de la deuda no se puede resolver sin crecimiento.
Estando de acuerdo con los tres puntos, yo insistir¨ªa en el primero, que da t¨ªtulo a este art¨ªculo: eurobonos y eurotesoro.
Para acabar de una vez por todas con el problema de la deuda soberana de Grecia, Irlanda, Portugal..., y de todos los pa¨ªses europeos, es urgente la aprobaci¨®n de un mecanismo de emisi¨®n de eurobonos, que sustituya a las emisiones nacionales. El problema actual es que el mercado de deuda de determinados pa¨ªses no se forma con precios, sino con un s¨ª o no del inversor, dependiendo de la confianza en recuperar su dinero. Y los compradores habituales de deuda (bancos centrales, bancos privados, fondos de inversi¨®n y empresas de seguros) han dicho no a la deuda perif¨¦rica europea. Sin embargo, los eurobonos tendr¨ªan una alt¨ªsima calificaci¨®n y podr¨ªan emitirse a un inter¨¦s promediado del bono alem¨¢n (el Tesoro alem¨¢n emite al 0,50% a dos a?os y al 1,80% a diez a?os), solucionando el estrangulamiento econ¨®mico que supone vender bonos por encima del 10%.
Y todo ello, sin olvidar el necesario y urgente camino hacia una pol¨ªtica fiscal com¨²n y, por supuesto, hacia un Tesoro europeo que acabe con las disfunciones del actual sistema. Cuanto antes se emprenda este camino, antes podr¨¢ Europa volver a la senda del crecimiento sostenido.
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