El ocaso de las grandes librer¨ªas
?Qu¨¦ ha sido de las grandes librer¨ªas? En Washington, ten¨ªamos muchas, enormes almacenes donde se pod¨ªa tomar un caf¨¦ mientras se ojeaban los libros antes de comprarlos. Equipadas con sof¨¢s, grandes mesas y redes de Internet; eran sitios que invitaban a entrar y a no marcharse. Para alguien criado entre libros, eran un buen sustituto de las librer¨ªas aut¨¦nticas, las de barrio, donde el librero conoc¨ªa su g¨¦nero y pod¨ªa pedir cualquier t¨ªtulo del cat¨¢logo de las editoriales. Esas grandes tiendas se han convertido ahora en carcasas vac¨ªas. O en restaurantes.
Enfrente de la corresponsal¨ªa de EL PA?S en Washington, en el National Press Building, hab¨ªa hasta hace aproximadamente un a?o una tienda Border's, parte de una cadena que entr¨® en quiebra y que cerr¨® la ¨²ltima de sus 503 tiendas en EE UU el pasado 18 de septiembre. Era un punto donde encontrar libros, revistas y diarios internacionales, adem¨¢s de pel¨ªculas, discos, peluches, juegos de mesa y cualquier art¨ªculo de imprenta y paqueter¨ªa. Ahora es un restaurante en construcci¨®n, de nombre The Hamilton, donde, adem¨¢s, cada ma?ana se manifiestan miembros de un sindicato por problemas con sus salarios.
La transici¨®n a un mercado donde el papel es un vestigio se ve en el metro
Con aquel Border's cerraron otros, como el de Foggy Bottom, en el que se dejaban ver grandes jefes de la anterior Administraci¨®n, como el exvicepresidente Dick Cheney o el exsecretario de Defensa, Donald Rumsfeld, ojeando normalmente libros de pol¨ªtica e historia militar. A¨²n nos queda en la capital una librer¨ªa Barnes & Noble, con una cafeter¨ªa Starbucks en su interior, que es la parte m¨¢s visitada. Pero dentro, junto a la puerta, lo que recibe a los clientes es un enorme estante donde se venden libros electr¨®nicos Nook.
Esa es precisamente la raz¨®n por la que Barnes & Noble pervive y se mantiene relevante: una buena parte de su negocio consiste en su agresiva estrategia de penetraci¨®n en el mercado digital. En el trimestre fiscal que acab¨® en agosto, la empresa registr¨® unos ingresos de 1.400 millones de d¨®lares (1.000 millones de euros), lo que supone un aumento del 2% respecto al a?o anterior. La venta de lectores Nook y de libros destinados al dispositivo aument¨® un 140%, hasta los 277 millones de d¨®lares. Con esas ganancias, Barnes & Noble puede permitirse tener, al menos, una tienda principal en la capital del pa¨ªs.
La transici¨®n a un mercado en el que el papel es un vestigio se ve a diario en el transporte p¨²blico. En los autobuses y el metro es muy habitual ver a pasajeros con un Kindle de Amazon en la mano. Son mayor¨ªa. Los libros tradicionales se ven ya poco. Sobre todo despu¨¦s de que Amazon bajara los precios de sus lectores electr¨®nicos por debajo de los 100 d¨®lares. Seg¨²n un an¨¢lisis de la consultora IDC, hasta hace un a?o se hab¨ªan vendido unos 12,8 millones de lectores digitales en todo el mundo, una cifra que ha seguido aumentando s¨®lidamente a lo largo de los meses pasados.
Los cierres de las grandes superficies vienen acompa?ados de algunas ventajas: en Washington han aparecido, surgidas de la nada, nuevas tiendas de libros, peque?os negocios, como aquellos de barrio que eran tan comunes hace d¨¦cadas. En Dupont Circle, centro social de la ciudad, hay dos de segunda mano: Second story, veterana, y Kultura, nueva. Otras son puntos de encuentro para los literatos de la capital. Cuando el a?o pasado, los due?os de Politics & Prose pusieron el negocio en venta, dos periodistas de The Washington Post se apresuraron a comprarla y salvarla del cierre. Algo que ya no podr¨¢ ocurrir con ninguno de los 503 Border's.
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