Grecia echa gasolina a su propio incendio
Papandreu puso en peligro el plan de salvamento del euro y hundi¨® a su propio pa¨ªs en el pozo de la la incertidumbre
Natalia Nikolaou y Christine Kolokotroni buscan una moraleja a lo que ha pasado en su pa¨ªs y no la encuentran. Eso es, probablemente, lo m¨¢s frustrante para ellas. Jueves, 3 de noviembre. Es mediod¨ªa en el campus de la Universidad Polit¨¦cnica de Atenas, decorada con pintadas y carteler¨ªa de toda clase, con grupos de j¨®venes sentados en las escaleras, paseando folios de apuntes, entregados en realidad a un sol tan radiante que parece se lo han robado al mes de agosto. A lo lejos, un olor delata que alguien fuma algo m¨¢s relajante que el tabaco. Podr¨ªa ser, en fin, una Facultad de cualquier otro pa¨ªs, pero en esta los estudiantes se sienten se?alados por poco menos que haber incendiado Europa. Grecia ha puesto al euro al borde de un acantilado; es lo que no han dejado de o¨ªr, at¨®nitos, esta semana. Y ese pasaporte que une la palabra Grecia a un c¨ªrculo de estrellas podr¨ªa convertirse en una vieja reliquia de la que hablarles alg¨²n d¨ªa a sus nietos.
El euro se presenta ante el mundo como un proyecto reversible y fr¨¢gil
Papandreu gana el voto de confianza, pero su futuro sigue en el aire
Hay algo emocional en esta crisis, y tiene que ver con el orgullo herido
Grecia arrastra el estigma de haber mentido sobre sus cuentas p¨²blicas
Seg¨²n c¨¢lculos de UBS, el dracma se depreciar¨ªa un 60% frente al euro
El miedo al bloqueo de los dep¨®sitos bancarios lleva tiempo en las calles
"Yo quiero salir, salgamos ya del euro, volvamos al dracma. De un modo u otro, vamos a ser pobres, as¨ª que...", espeta algo enfadada Christine, enfundada en unos vaqueros agujereados y bajo unas gafas de sol enormes. Tiene 24 a?os. La diplomatura que obtuvo hace dos a?os no le ha permitido encontrar trabajo y se matricul¨® en Arquitectura. Su compa?era de clase, Natalia, de 21 a?os, responde m¨¢s estoica: "Papandreu no podr¨ªa haber hecho nada distinto en todo este tiempo. ?Y qu¨¦ promete Nueva Democracia, la oposici¨®n? ?Arreglarlo sin m¨¢s recortes? No me lo creo".
Mientras hablan, el primer ministro, Yorgos Papandreu, ha metido al pa¨ªs en un peque?o l¨ªo. El lunes puso en peligro el rescate financiero que iba a proporcionarle Europa al sacarse de la manga un refer¨¦ndum -ante la sorpresa de Bruselas y de la propia Grecia- para aceptar el plan de salvamento y los ajustes sociales consiguientes. Si en la consulta, finalmente suspendida, hubiese vencido el no -y las encuestas mostraban el rechazo frontal de los griegos a este plan-, el pa¨ªs hubiera perdido las ayudas econ¨®micas, hubiera suspendido pagos y se hubiera visto irremediablemente abocado a una salida de la zona euro. El gran tab¨² dej¨® de serlo.
Un libreto de cuatro actos explica la que pasar¨¢ a la historia como la semana del v¨¦rtigo, la semana en la que la uni¨®n monetaria europea, por primera vez, se present¨® ante el mundo como un proyecto reversible y fr¨¢gil.
Primer acto. Lunes. Papandreu pronuncia la palabra refer¨¦ndum y los mercados pierden los estribos. Alemania y Francia, el eje que lidera las negociaciones en esta crisis del euro, no dan cr¨¦dito a lo que oyen. Segundo acto. Mi¨¦rcoles. El dirigente griego se compromete ante Europa a celebrar la consulta cuanto antes para contener al m¨¢ximo la hemorragia de los mercados y obtener las ayudas en el menor tiempo posible. Tercer acto. Jueves. El ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, lidera una rebeli¨®n interna en el partido que obliga a Papandreu a aparcar el refer¨¦ndum, aunque intenta aferrarse al poder. La oposici¨®n, Nueva Democracia, exige elecciones generales inmediatas y ofrece un Gobierno de coalici¨®n de forma transitoria. Cuarto acto. Viernes. El primer ministro afronta una votaci¨®n de confianza en el Parlamento. Papandreu gana una igualada votaci¨®n con el apoyo de 153 diputados, avanza su deseo de formar un Gobierno de coalici¨®n aunque deja la puerta abierta a qui¨¦n debe liderar el nuevo Ejecutivo.
Atenas sabe que juega con fuego. "El primer ministro siempre hab¨ªa hablado de la necesidad de democracia directa, eso es cierto, y est¨¢ bien, pero hay un momento para todo y este era el peor, definitivamente. Venizelos fue muy consciente el lunes de que los europeos se estaban hartando de Grecia", explican fuentes del Ministerio de Finanzas.
La noticia sorprendi¨® a Venizelos en el hospital, aquejado de un dolor abdominal. Ese d¨ªa, en la cama, vio por un momento a su pa¨ªs fuera del euro. Los inversores, tambi¨¦n: la rentabilidad que ped¨ªan esta semana en el mercado a los bonos griegos a un a?o super¨® por primera vez el 200%. Las Bolsas se derrumbaron y las primas de riesgo -ese concepto antes tan t¨¦cnico y que ahora puede o¨ªrse en cualquier ascensor- se desbocaron. Se trata del diferencial de inter¨¦s que pagan los bonos a 10 a?os de un pa¨ªs respecto a los alemanes, que son la referencia. La de Grecia se encaram¨® a los 2.425 puntos b¨¢sicos, la espa?ola a los 364 y la italiana, cuya econom¨ªa acaba de pasar a supervisi¨®n europea, a 433.
?En qu¨¦ estaba pensando Papandreu cuando convoc¨® la consulta popular? Se le pudo cruzar por la mente la imagen del presidente argentino, Fernando de la R¨²a, abandonando la Casa Rosada en helic¨®ptero en 2001, cuando el pa¨ªs estaba a punto de suspender pagos. Papandreu hab¨ªa logrado en Bruselas un buen paquete de ayudas, pero no sab¨ªa c¨®mo defender -¨¦l, un socialista, l¨ªder del Pasok- m¨¢s sacrificios ante el pueblo de Europa que m¨¢s liquidado ha visto su Estado de bienestar en esta crisis: 350.000 empleados p¨²blicos menos, dr¨¢sticos recortes en sueldos y pensiones, m¨¢s impuestos...
Cuestionado por su partido, por su Gobierno, con la autoridad por los suelos y la petici¨®n incesante de dimisi¨®n, se agarr¨® al refer¨¦ndum para ganar legitimidad, pero tambi¨¦n tiempo, y una forma de presionar para que Alemania y Francia no se excedieran en los recortes. En el fondo, sabe que sus d¨ªas en el Gobierno est¨¢n contados, pero al menos intenta ahorrarse una fuga en helic¨®ptero. "Nunca se quiso poner en cuesti¨®n el euro", asegur¨®.
No vio venir que los pr¨¦stamos pendientes -8.000 millones del sexto tramo de ayudas del primer rescate- pod¨ªan paralizarse antes incluso que el refer¨¦ndum y provocar igualmente la suspensi¨®n de pagos. El pr¨®ximo viernes vence una deuda de 12.000 millones, y en la caja apenas quedan c¨¦ntimos. "El otro gran problema es el da?o que ha causado a la credibilidad de Grecia y a la de la UE, porque solo unos d¨ªas despu¨¦s negociar un acuerdo importante mostr¨® que no era seguro", apunta Nikos Konstantanaras, director adjunto de Kathimerini, un peri¨®dico de centro-derecha.
Los vasos conductores de la globalizaci¨®n explican por qu¨¦ la ca¨ªda de Grecia, tan solo el 2% de la econom¨ªa de Europa, deja a la Uni¨®n en el alambre: el impago de la deuda arrastrar¨ªa a la banca, el contagio podr¨ªa extenderse a las primas de riesgo del club de los pa¨ªses m¨¢s vulnerables y la credibilidad de Europa en el mundo sufrir¨ªa una profunda herida.
M¨¢s dura con Papandreu es Corina Vasilopoulou, experta pol¨ªtica de Eleftherotipia, un peri¨®dico de izquierdas. "Es un hombre que ahora solo piensa en el poder. Est¨¢ da?ando a su pa¨ªs. El rechazo social, los abucheos... han herido su orgullo enormemente. No hay que olvidar que es hijo y nieto de otros dos primeros ministros y tiene la sensaci¨®n de que debe seguir ah¨ª", opina.
Hay algo muy emocional en esta crisis, y tiene que ver precisamente con eso, con el orgullo herido. Los griegos viven en una especie de minor¨ªa de edad econ¨®mica: la troika (Comisi¨®n Europea, Fondo Monetario Internacional y Banco Central Europeo) tienen intervenida su econom¨ªa desde hace dos a?os. Arrastran la etiqueta de pa¨ªs de baja productividad y con un alto nivel de econom¨ªa sumergida y, lo m¨¢s hiriente para los ciudadanos, la condena por mentir sobre su d¨¦ficit. Hay que recordar c¨®mo empieza esta novela para entender el estigma. En diciembre de 2009, Yorgos Papandreu, reci¨¦n llegado al poder, levanta las alfombras y se encuentra con unos presupuestos de cart¨®n piedra: el d¨¦ficit anunciado, del 3,7%, iba a acabar en realidad en el 15%. La travesura contable fue posible gracias al uso de unos derivados dise?ados por Goldman Sachs.
"Quiz¨¢ el problema es que la gente no trabaja, que no trabajamos...", dice con sarcasmo Natalia. Los griegos gastan estos d¨ªas bromas socarronas sobre su condici¨®n de oveja negra de la UE. Es una forma de mantener la calma.
El humor tiene algo de colaboracionismo en tiempos as¨ª; la risa ayuda a convivir con lo que consideran injusto. La cuesti¨®n es hasta cu¨¢ndo, cu¨¢les son los riesgos de un estallido social. Porque no todo el mundo r¨ªe. Grecia lleva cinco huelgas generales, cada vez m¨¢s conflictivas, y ha visto nacer un movimiento de insumisi¨®n de impuestos, Del Plirono (no voy a pagar), contra los peajes y las nuevas tasas. Una marea de comercios ha bajado la persiana. Las concentraciones y manifestaciones son casi un elemento m¨¢s del mobiliario urbano de las calles de Atenas. En una de ellas, cercana a la plaza Sintagma, un ingeniero de obra civil, Ioannis Tzortziskis, protesta contra los recortes en empresas p¨²blicas como la suya, de construcci¨®n. "El Gobierno no ha tomado medida alguna que afecte a los ricos, no ha habido impuestos para ellos o las empresas, y se ha cebado en nosotros", se queja.
Grecia se ahoga en los recortes. Con un 16% de paro y el poder adquisitivo en ca¨ªda libre, la econom¨ªa es incapaz de levantar cabeza. Por eso a primeros de octubre tuvo que reconocer que no cumplir¨ªa los objetivos de reducir d¨¦ficit p¨²blico: el 7,6% previsto para este a?o subir¨ªa al 8,5% y el 6,5% de 2012, hasta el 6,8%. El coche no acaba de arrancar porque le falta gasolina. La econom¨ªa griega, en recesi¨®n desde 2009, no espera crecer de nuevo ni siquiera en 2012. As¨ª funciona el bucle griego: la austeridad persigue reducir el d¨¦ficit p¨²blico, pero recorta tanto los ingresos que merma el crecimiento econ¨®mico, lo que, de retruque, aleja a¨²n m¨¢s la meta de d¨¦ficit prometida.
El nuevo plan de salvamento supone una inyecci¨®n de 130.000 millones hasta 2014 por parte de la zona euro y el FMI, con el objetivo de aliviar un nivel de deuda insoportable -cercano hoy al 170% del PIB- al 120% hacia 2020. Adem¨¢s, la banca privada tendr¨ªa que dejar de cobrar la mitad del dinero que les deben los griegos, lo que supone una quita del 50%, nada menos que 100.000 millones de euros. La medida obliga a recapitalizar buena parte de la industria financiera europea. Esa es una de las v¨ªas de contagio de una eventual bancarrota griega. Porque cuando el premio Nobel Joseph Stiglitz dec¨ªa aquello de "no estamos rescatando a Grecia, sino a los bancos alemanes", se refer¨ªa a eso, a que los grandes perjudicados de una suspensi¨®n de pagos resultar¨ªan las entidades alemanas y francesas, las que m¨¢s bonos griegos acumulan.
Entre el miedo y la incredulidad, todos se preguntaban esta semana en Atenas qu¨¦ pasar¨ªa si el regreso al dracma se hiciera realidad. Gikas Hardouvelis, economista asesor del Gobierno del socialista Costas Simitis (1996-2004), tambi¨¦n pinta muy sombr¨ªo el escenario si los griegos recuperan su moneda nacional. "Salir de la eurozona no es sustitutivo de las medidas que deben tomarse para la econom¨ªa. No es la soluci¨®n, sino al contrario", ya que el adi¨®s a la divisa ¨²nica, advierte, llevar¨ªa a los pol¨ªticos a seguir "pol¨ªticas populistas" que arruinar¨ªan la econom¨ªa. Hardouvelis reclama un pacto entre los partidos pol¨ªticos para que convenzan a los ciudadanos de la urgencia de reorganizar el sector p¨²blico, frenar la econom¨ªa sumergida y simplificar el sistema fiscal. "Debe construirse un consenso sobre la estrategia de crecimiento a 10 a?os; solo as¨ª los ciudadanos podr¨¢n ver la luz al final del t¨²nel", recalca.
El adi¨®s a la moneda com¨²n presenta un vac¨ªo legal: hay un mecanismo complejo y largo para abandonar la Uni¨®n Europea, pero no hay ninguno para dejar la divisa comunitaria. Nadie puede ser expulsado, adem¨¢s. El euro es una suerte de Hotel California, en el que, como dice la canci¨®n de los Eagles, "podr¨¢s pagar la cuenta, pero nunca te podr¨¢s marchar". Los analistas de UBS han jugado con la imagen de ese Hotel California para ilustrar ese limbo de los tratados europeos. Y han dibujado escenarios truculentos ante un eventual abandono del euro por parte de Grecia: la vieja moneda helena se depreciar¨ªa alrededor de un 60% respecto al euro, seg¨²n los c¨¢lculos de la entidad, pero el argumento de que esta rebaja servir¨ªa para hacer m¨¢s atractivas las exportaciones tiene un recorrido muy corto. Bruselas, como reacci¨®n, aplicar¨ªa aranceles a los productos griegos que podr¨ªa equipararse a ese 60%. De hecho, los tratados europeos contemplan este tipo de medidas compensatorias ante un eventual abandono de la eurozona.
El impago de las deudas disparar¨ªa los costes de capitalizaci¨®n de la banca, y eso dando por hecho que el sector fuera capaz de captar dinero. El valor de los dep¨®sitos bancarios, adem¨¢s, caer¨ªa en picado, con el consiguiente castigo para los ahorradores. UBS cuantifica el desastre. Seg¨²n el banco suizo, el coste por ciudadano de un pa¨ªs peque?o como Grecia oscilar¨ªa entre 9.500 y 11.500 euros solo durante el primer a?o.
En el terreno de lo intangible quedar¨ªa la p¨¦rdida de fiabilidad del conjunto de la eurozona en los mercados, de influencia internacional y el riesgo de estallidos sociales por los precios prohibitivos y el m¨¢s que probable corralito financiero. El miedo al bloqueo de los dep¨®sitos de las familias en los bancos, de hecho, ya lleva tiempo recorriendo las calles, y los dep¨®sitos del Banco de Grecia menguaron en julio por s¨¦ptimo mes consecutivo. Hay sospechas de que parte del capital est¨¢ huyendo a Suiza.
Hay quienes le quitan hierro a una posible bancarrota griega. Dan por bueno el argumento de que el dracma, al cotizar a a?os luz del euro, animar¨ªa las exportaciones. La banca quebrar¨ªa, la inflaci¨®n se pondr¨ªa por las nubes y durante un tiempo el caos se apoderar¨ªa de la situaci¨®n, pero la econom¨ªa, con el Estado libre de las deudas, volver¨ªa a crecer, como ocurri¨® con Argentina, cuando en 2002 suspendi¨® pagos y abandon¨® la paridad con el d¨®lar.
El escritor John Cassidy es uno de los que restan importancia a un adi¨®s a la divisa comunitaria. "Si Grecia se queda en el euro, a pesar de quitas, la deuda sigue siendo colosal. Anclada a la moneda ¨²nica, solo podr¨ªa crecer reduciendo sus costes laborales a¨²n m¨¢s", advierte el autor de Por qu¨¦ quiebran los mercados: la l¨®gica de los desastres financieros. Al final, Cassidy coincide con la mayor¨ªa en algo: es necesaria una unidad que d¨¦ a los griegos lo que realmente quieren: "El rescate europeo y el derecho a protestar". Dimitri Hadjikakides, ingeniero industrial de 43 a?os, est¨¢ seguro de que salir de la divisa europea ser¨ªa la peor noticia para su pa¨ªs. "S¨ª, claro, ser¨ªa bueno para las exportaciones de las empresas durante un tiempo, pero muy malo para el pa¨ªs", cuenta cargado de carpetas, junto a la flamante Biblioteca Nacional de Grecia. Hadjikakides es de los muchos que no ven el momento de que Papandreu deje su puesto. "?C¨®mo se las ha arreglado para hacer crecer as¨ª la deuda en dos a?os pese a todos los ajustes econ¨®micos?", se pregunta.
A Papandreu se le acusa de haberse dormido en los laureles una vez recibido el primer rescate, as¨ª como de no haber llevado a cabo las privatizaciones prometidas. Pero, como en el caso de Espa?a, el Gobierno argumenta que las turbulencias en los mercados hubiesen obligado a malvender los activos. "El Pasok no ha privatizado nada, ha tardado y cada d¨ªa las compa?¨ªas se cotizan menos. Adem¨¢s, no ha bajado los impuestos. Si hubiese impulsado m¨¢s reformas, se hubiera podido mantener mayor bienestar social", reconoce el responsable del programa del partido, Bripides Stilianides.
El presidente de la patronal griega, SEVE, Dimitrious Laskasas, no deja de reclamar un pacto entre los dos partidos para aplicar los acuerdos de salvamento alcanzados el 26 y 27 de octubre y convocar las elecciones ya, para enseguida impulsar reformas fiscales y laborales.
El sindicalista Ioannis Tzortzis y el presidente de la patronal coindicen en un diagn¨®stico de fondo. Tambi¨¦n en la necesidad de un Gobierno estable que fije una estrategia. El verdadero tumor de la econom¨ªa no se origin¨® en aquellos trucos contables, sino en que "en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas solo nos hemos dedicado a consumir productos y no a producirlos, y no hemos dejado de tomar m¨¢s y m¨¢s dinero prestado", se lamenta el Tzortzis. "La lecci¨®n de esta crisis es que nos hemos dedicado a importar en vez de a fabricar y a pedir demasiado dinero prestado", abunda Laskasas.
Muy dependiente del turismo, aunque con una de las industrias navieras m¨¢s importantes del mundo, la econom¨ªa griega tiene un d¨¦bil tejido productivo, despu¨¦s de haber disfrutado y visto morir su particular milagro econ¨®mico entre 2000 y 2008. Los precios de las viviendas se duplicaron, seg¨²n los datos del Banco de Grecia, y el turismo pas¨® de 10 millones de visitantes anuales a 17. La armonizaci¨®n con Europa, en definitiva, se logr¨® con la moneda, pero no mucho m¨¢s all¨¢.
El cuento s¨ª tiene una moraleja, aunque Natalia y Christine, las estudiantes de Arquitectura que se preguntan tantas cosas sentadas en la escalera de la Facultad, no se la vean. Lo que pasa es que la ense?anza aparec¨ªa al principio del relato, y no al final. El expresidente de la Comisi¨®n Europea Romano Prodi dio una pista en diciembre de 2001, cuando el euro estaba a punto de debutar en la calle: "Estoy seguro de que el euro nos obligar¨¢ a introducir nuevos instrumentos de pol¨ªticas econ¨®micas. Hoy es pol¨ªticamente imposible proponer eso, pero alg¨²n d¨ªa habr¨¢ una crisis y esos instrumento ser¨¢n creados".
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