No a la UE a tres velocidades
La verdad es que hab¨ªa hecho el firme prop¨®sito de no volver a escribir sobre los problemas de la Uni¨®n Europea en unas cuantas semanas. Incluso, me lo hab¨ªa recomendado alguno de los expertos que opinan en economismo. El tema europeo puede llegar a ser cansino. Pero es que, pr¨¢cticamente cada semana, los pol¨ªticos del Viejo Continente nos sorprenden con una ocurrencia, mientras todos acudimos a un espect¨¢culo de decadencia y desuni¨®n que sit¨²a el proyecto europeo al borde del abismo.
La semana que hoy se cierra ha estado marcada por las alarmas que han vuelto a saltar en Grecia e Italia, por sus respectivas mascaradas pol¨ªticas, que han dado carnaza a los especuladores y han estado a punto, una vez m¨¢s, de romper la Europa del euro en mil pedazos. Y, en medio de la tormenta, ha surgido a modo de globo sonda la ¨²ltima idea del eje franco-alem¨¢n (Merkozy-Sarkel): el lanzamiento de un n¨²cleo duro europeo en el que est¨¦n solamente los pa¨ªses capaces de mantener la disciplina fiscal.
Los pa¨ªses m¨¢s aventajados presionan a los 'perif¨¦ricos' para que ejecuten los ajustes fiscales exigidos
En medio de la tormenta, surge a modo de globo sonda la ¨²ltima idea del eje franco-alem¨¢n
El proyecto supondr¨ªa avanzar hacia una Europa a tres velocidades. En la primera estar¨ªan los seis alumnos aventajados del actual Eurogrupo (Alemania, Francia, B¨¦lgica, Pa¨ªses Bajos, Luxemburgo y Austria). A continuaci¨®n se formar¨ªa un segundo grupo con los 11 pa¨ªses del euro considerados de segunda divisi¨®n (Chipre, Estonia, Grecia, Irlanda, Italia, Malta, Portugal, Eslovaquia, Eslovenia, Finlandia y Espa?a, aunque hay quien incluye a estos dos ¨²ltimos en el primer pelot¨®n). Y, por ¨²ltimo, quedar¨ªa el grupo de los 10 Estados de la Uni¨®n Europea que no forman parte de la moneda ¨²nica europea (Reino Unido, Dinamarca y Suecia, porque no han querido, y Bulgaria, Rep¨²blica Checa, Hungr¨ªa, Letonia, Lituania, Polonia y Ruman¨ªa, porque no les ha dado tiempo a examinarse).
Tres velocidades distintas y una sola Europa verdadera. Un aut¨¦ntico disparate que llevar¨ªa a la desaparici¨®n definitiva del proyecto europeo nacido hace justamente 60 a?os. Tanto es as¨ª, que un portavoz del Gobierno alem¨¢n se ha apresurado a desmentirlo "categ¨®ricamente" al verlo escrito en los peri¨®dicos de todo el continente. Aunque casi siempre las noticias desmentidas se acaban confirmando, con matices, al cabo del tiempo.
En este caso, la filtraci¨®n ha surgido horas antes de que la Comisi¨®n Europea confirmara que hay serias posibilidades de que la mayor¨ªa de los pa¨ªses de la UE vuelvan a entrar en recesi¨®n en 2012.
Adem¨¢s, el martes por la noche (un d¨ªa antes de la filtraci¨®n), el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, hab¨ªa dicho durante un encuentro en Estrasburgo con estudiantes que "habr¨¢ claramente dos velocidades europeas, una de mayor integraci¨®n en la zona euro y otra m¨¢s confederal a nivel de la UE". Y a?adi¨® sin recato que "quiero que Francia se aproxime a Alemania y no se conforme con liderar simplemente a los pa¨ªses del sur".
En la misma l¨ªnea, el ministro de Exteriores de Alemania, el liberal Guido Westerwelle, lleg¨® a ir un poco m¨¢s lejos al hablar de una "cooperaci¨®n diferenciada en la que todos los pa¨ªses estar¨ªan invitados a participar, pero habr¨ªa posibilidad de diferenciar". Esa era su aportaci¨®n a la idea de la canciller, Angela Merkel, que dijo el mismo martes: "Ha llegado el momento de dar un paso adelante hacia una nueva Europa". Aunque el jueves, tras la polvareda de noticias, afirm¨® que "Alemania solo tiene un objetivo: estabilizar la eurozona tal y como es ahora".
Al margen de afirmaciones, filtraciones y desmentidos, est¨¢ claro que el eje franco-alem¨¢n y sus vecinos m¨¢s pr¨®ximos est¨¢n m¨¢s que hartos de tirar de un carro abarrotado de gente que, adem¨¢s, no cumple con las m¨ªnimas normas del club al que pertenece. El espect¨¢culo pol¨ªtico en Grecia e Italia de los ¨²ltimos d¨ªas ha colmado la paciencia de Berl¨ªn y Par¨ªs.
Adem¨¢s, la situaci¨®n se ha agravado con una nueva y fort¨ªsima inestabilidad en los mercados europeos, que ha llevado al Gobierno italiano a tener que pagar cerca de un 7% por su nueva emisi¨®n de bonos, superando las l¨ªneas rojas para un posible rescate. No hay que olvidar que la deuda p¨²blica italiana supera los 1,9 billones de euros, un cuarto del total de la deuda soberana de la zona euro y un 120% del PIB de Italia. Y, por supuesto, los bancos alemanes y franceses est¨¢n en los primeros puestos de la lista de acreedores.
La respuesta ante el presunto proyecto de Europa a tres velocidades no se ha hecho esperar. El presidente de la Comisi¨®n Europea, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, advert¨ªa el mi¨¦rcoles en Berl¨ªn de que "una Uni¨®n dividida no funcionar¨¢", y a?ad¨ªa que "las instalaciones supranacionales son las que mejor garantizan el respeto a los principios y las normas de la Uni¨®n".
El presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, se alineaba con Barroso al defender como objetivo prioritario "la uni¨®n de la eurozona, con todos los 17 miembros a bordo". Y un portavoz del Gobierno espa?ol insist¨ªa en que "Espa?a es partidaria de avanzar tan r¨¢pido y tan lejos como se pueda en la integraci¨®n europea, pero con la condici¨®n de que no se deje a nadie atr¨¢s".
Esa es la clave del problema: la ambici¨®n del proyecto y las distintas velocidades posibles. Los pa¨ªses m¨¢s aventajados de la Europa del euro querr¨ªan dar por concluida la crisis cuanto antes para evitar la temible segunda recesi¨®n, y presionan a los perif¨¦ricos para que ejecuten los ajustes fiscales exigidos con rapidez y eficacia. Por su parte, los Estados m¨¢s castigados por la crisis tienen serios problemas para llevar a cabo sus compromisos de estabilidad fiscal sin que ello suponga varios a?os m¨¢s de recesi¨®n econ¨®mica.
Sea como fuere, no tiene sentido plantear en estos momentos una nueva Uni¨®n Europea sobre la base de un n¨²cleo duro de elegidos y varios pelotones de pa¨ªses que avanzar¨ªan a distintas velocidades. Ser¨ªa el fin del proyecto europeo, nacido en 1952 con seis pa¨ªses: B¨¦lgica, Francia, Alemania, Italia, Luxemburgo y Pa¨ªses Bajos. Curiosamente, cinco de ellos quieren volver a los or¨ªgenes de un club que consideran demasiado multitudinario, y el sexto, Italia, puede ser el detonante de la explosi¨®n europea.
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