Prohibido prohibir las redes sociales
Tres de cada cuatro empresas no dejan a sus empleados acceder a Facebook o Twitter
Las empresas ya no se f¨ªan ni de sus empleados. As¨ª podr¨ªa interpretarse la decisi¨®n de la mayor¨ªa de las grandes compa?¨ªas en nuestro pa¨ªs de bloquear el acceso a ciertos contenidos online en el trabajo. Las cifras hablan por s¨ª mismas: el 76% impide a sus trabajadores acceder a redes sociales en la oficina, seg¨²n la firma de seguridad inform¨¢tica Kaspersky Labs. Y no es solo cosa nuestra. Un 50% de las empresas en Reino Unido, un 23% en Alemania o un 40% mundialmente hace exactamente lo mismo.
Seg¨²n las organizaciones, el bloqueo est¨¢ m¨¢s que justificado. Primero, por la p¨¦rdida de productividad. Un estudio reciente de Cisco se?ala a Espa?a como uno de los pa¨ªses europeos donde m¨¢s tiempo se dedica a las redes sociales en horario laboral, 30 minutos al d¨ªa, frente a los 25 en Francia o 20 en Alemania. En Reino Unido un 6% de los trabajadores se cuelga m¨¢s de una hora diaria en Facebook y Twitter, asegura el portal de empleo MyJobGroup, generando una p¨¦rdida de productividad agregada de 17.000 millones de euros. Si a ello sumamos el riesgo de recibir virus inform¨¢ticos o filtrar informaci¨®n confidencial a trav¨¦s de estas p¨¢ginas, la ¨²nica salida, aseguran, pasa por el bloqueo.
Para Lilly, BBVA, Vodafone, Shell o Everis, el acceso motiva a la plantilla
Sin embargo, en opini¨®n de Acciona o Iberdrola, no aporta nada
El debate est¨¢ servido. En la era de Internet y las redes sociales, ?tiene sentido vetar su acceso en el trabajo? Miguel Pereira, fundador de la agencia Social Noise, que asesora en asuntos digitales a firmas como L'Or¨¦al o Mahou, diferencia dos tipos de bloqueo, el t¨¦cnico, en el que se restringen ciertas p¨¢ginas por peligro de virus inform¨¢ticos, como contenidos pornogr¨¢ficos, y el asociado a productividad, en el que se "capan" redes sociales, diarios online, p¨¢ginas de juegos... "Mi consejo es claro: no bloquear nada a no ser que se haya detectado y cuantificado un problema de distracci¨®n inasumible. E incluso as¨ª, la soluci¨®n no est¨¢ en prohibir sino en formar al empleado".
Ricardo P¨¦rez, profesor del IE Business School, atribuye el elevado porcentaje de bloqueo de las redes sociales en Espa?a a un problema cultural. "Es el pa¨ªs del presentismo, pensamos que si alguien est¨¢ sentado delante del ordenador, est¨¢ produciendo; si se queda hasta las 21.00, est¨¢ produciendo. Falso. Cuanto m¨¢s abierta sea una empresa, mejor. La opci¨®n paternalista de vigilar al empleado est¨¢ obsoleta, hay que evolucionar hacia una relaci¨®n de confianza para que los trabajadores sean m¨¢s productivos", a?ade.
La vida personal y profesional se confunden cada vez m¨¢s. Desde un smartphone corporativo respondemos e-mails de trabajo, pero tambi¨¦n recibimos llamadas personales. LinkedIn ya no se utiliza solo para encontrar trabajo, tambi¨¦n para mantener el contacto con clientes. Y Twitter es una fuente inagotable de ideas e informaci¨®n en todos los ¨¢mbitos. Es la llamada "consumerizaci¨®n" de la tecnolog¨ªa, la penetraci¨®n en la empresa de m¨®viles, tabletas y servicios online inicialmente pensados para el uso particular. "Vivimos en un mundo donde lo personal y lo profesional se mezclan, es imposible separarlos artificialmente, las empresas deben intentar que ambas parcelas fluyan lo mejor posible", se?ala P¨¦rez.
En Espa?a, Vodafone, BBVA, Ferrovial o la farmac¨¦utica Lilly practican una pol¨ªtica de libre acceso a redes sociales. "El fondo de la cuesti¨®n est¨¢ en la motivaci¨®n de los empleados. Un empleado que pierde el tiempo no lo hace por tener acceso a las redes sociales. Si se las proh¨ªbes perder¨ªa el tiempo en otra cosa. El problema est¨¢ en su motivaci¨®n, no en Internet", explica Juan Pedro Herrera, director de recursos humanos de Lilly, con una plantilla de 1.300 personas en Espa?a. "Aqu¨ª todos trabajan por objetivos, mientras los cumplan son libres de administrar el tiempo como les plazca", agrega.
Lilly ha desarrollado una especie de gu¨ªa b¨¢sica de uso de redes sociales que comunica a sus empleados en formaciones. La petrolera Shell tampoco bloquea Facebook ni otras redes, pero cuando un empleado entra, aparece una ventanita (pop-up) que le recuerda usarlas con moderaci¨®n. "El sentido de dar pleno acceso est¨¢ en motivar al empleado, en demostrarle que conf¨ªas en ¨¦l, en ayudarle a conciliar su vida personal y profesional y, sobre todo, en facilitarle una herramienta fundamental de informaci¨®n y contacto que le hace m¨¢s productivo. Quitarle hoy las redes sociales ser¨ªa como quitarle el tel¨¦fono hace 10 a?os", dice Alfonso Garc¨ªa, director de personal de Everis, firma tecnol¨®gica espa?ola que tampoco impone restricciones a sus 6.000 empleados.
Algunas empresas que s¨ª limitan su uso, en cambio, son m¨¢s reticentes a dar explicaciones. "Hay una brecha entre discurso y realidad", apunta Garc¨ªa. En muchas se produce una curiosa paradoja: promueven perfiles corporativos en Facebook, Twitter o YouTube, pero a la vez proh¨ªben a la mayor¨ªa de sus empleados entrar en las redes. "Por cuestiones organizativas el acceso todav¨ªa permanece cerrado, pero estamos analizando diversas posibilidades para permitir a los trabajadores conectarse", explica un portavoz de Iberdrola.
En Acciona solo el 50% de los 10.000 empleados que trabajan con ordenadores pueden acceder a Facebook o Twitter. El resto lo tiene vetado. "No es una pol¨ªtica restrictiva, son p¨¢ginas que no aportan nada positivo en seg¨²n qu¨¦ puestos. Pero si un empleado nos pide Twitter porque lo necesita, se lo ponemos", dice Juan Manuel Cruz, director general de recursos humanos de Acciona. Cruz no se cree que los espa?oles perdamos m¨¢s tiempo que el resto de los europeos en redes sociales. "Somos igual de productivos o m¨¢s". Entonces, ?por qu¨¦ no abrir el acceso a toda la plantilla? "Les hemos preguntado y no nos lo han pedido. El d¨ªa que lo hagan, lo haremos".
C¨®mo abrirse a los foros
El consenso entre especialistas y directores de recursos humanos es claro: bloquear el acceso a redes sociales no tiene sentido en una sociedad hiperconectada. Pero saltar de una cultura restrictiva a otra de plena apertura tampoco es f¨¢cil. Aqu¨ª van algunas claves para conseguirlo:
Desarrollar una pol¨ªtica de uso. "Lo primero es preguntarle a los empleados qu¨¦ necesitan, qu¨¦ medidas considerar¨ªan razonables", dice Miguel Pereira, de Social Noise. Esa informaci¨®n ser¨¢ fundamental para desarrollar una pol¨ªtica corporativa de uso correcto de redes sociales.
Ofrecer formaci¨®n. Javier Curtichs, fundador de la agencia de medios sociales
Tinkle, aconseja formar a los empleados en el uso correcto de las redes. Y a todos: "No vale dejar a algunos departamentos fuera, hay que incluir al ciento por ciento de la plantilla".
Una vez abierto, no espiar. "Igual que no medimos cu¨¢nto tiempo pasan en la cafeter¨ªa, tampoco lo hacemos con las redes", dice Garc¨ªa, de Everis. La confianza en el trabajador debe ser plena.
Ajustar bien los objetivos. "Si las reglas, objetivos e incentivos est¨¢n claros, la gente sabe qu¨¦ tiene que hacer. Si no se cumplen, no es problema de Facebook", se?ala Ricardo P¨¦rez, del IE.
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