Cuatro n¨²meros de la calle Desahucio
La misma suerte que a Consuelo, desalojada ayer de su casa, le espera a Luis y a otros dos vecinos - Esta v¨ªa de Torrej¨®n es como una maqueta de la crisis
La calle de Soria, en Torrej¨®n de Ardoz, es un microcosmos que resume el golpe asestado por la crisis a uno de los sectores m¨¢s vulnerables, la inmigraci¨®n. Es una calle corta, de unos 70 metros, con edificios de ladrillo a ambos lados, desde cuyos balcones se puede mantener una conversaci¨®n. Est¨¢ muy cerca de la estaci¨®n de Cercan¨ªas (desde donde se llega en 25 minutos a Atocha), lo que ha atra¨ªdo a muchos inmigrantes. Uno de cada cinco habitantes de Torrej¨®n (120.000 residentes) es extranjero.
Unos 20 antidisturbios evitaron ayer que unas 60 personas paralizaran por segunda vez el desahucio de Consuelo, una inmigrante ecuatoriana que debe dos a?os de hipoteca. Su marido est¨¢ en el paro y ella trabaja por horas en una empresa de limpieza por 370 euros al mes. El banco le sigue reclamando 183.000 euros. Consuelo tiene tres hijos que ha mandado de regreso a Ecuador. Ella tambi¨¦n se ir¨ªa si no fuera porque entre sus avalistas figura su hermana, que heredar¨ªa su deuda si ella se esfumara.
Un piso medio que en 2007 costaba all¨ª 210.000 euros ahora vale unos 60.000
El local desde donde los inmigrantes mandan dinero a su pa¨ªs est¨¢ vac¨ªo
Entre las personas que acudieron ayer en su apoyo, apocado y compungido, estaba su vecino de enfrente, Luis Mendes, un inmigrante de Guinea-Bissau que reside en el n¨²mero 7 de la calle y que tiene previsto su desahucio hoy a las once. A Luis, de 40 a?os y con ocho hijos en su pa¨ªs, le costaba ayer hablar sin emocionarse. "Es que ma?ana me toca a m¨ª", dec¨ªa apretando fuerte una carpeta con los documentos que explican su caso: en 2002 firm¨® una hipoteca de 118.000 euros por su piso, que tambi¨¦n figura a nombre de un amigo ("si no, no me la daban"). Hasta 2010, trabajaba en la construcci¨®n, ingresaba una media de 1.800 euros y mandaba 250 euros mensuales a su mujer. Desde entonces, est¨¢ desempleado. Hace unos meses se le acab¨® el paro. No sabe cu¨¢nto dinero le sigue reclamando el banco ni qu¨¦ har¨¢ cuando le echen de su casa.
Consuelo y Luis no son los ¨²nicos residentes de la calle de Soria que van a perder sus viviendas. En el n¨²mero 8 vive una familia de Filipinas que debe muchas cuotas de su alquiler. ?l (no quiere dar su nombre) era cocinero hasta hace cuatro a?os. Ella trabaja como interna en una casa y no ingresa lo suficiente para pagar la renta y sus gastos. En el n¨²mero 7, reside la familia de Nelly Moreira, ecuatoriana, que debe dos a?os de hipoteca y ya ha recibido las primeras notificaciones del desahucio. Trabajaba en una f¨¢brica de cosm¨¦tica. Ahora limpia por horas sueltas. "Hoy me han salido 25 euros por tres horas", explica al tel¨¦fono. "Pero tengo que restarle los siete euros del transporte".
David Mu?oz, socio de la inmobiliaria Arag¨®n, que hace esquina en uno de los extremos de esta calle, resume en un momento la crisis: "En 2007, un piso medio de esta calle costaba 210.000 euros. Ahora, tenemos varios por 60.000 y no los vendemos". La inmobiliaria anuncia con letras grandes en su escaparate que ofertan pisos desahuciados: "Viviendas procedentes de bancos con hipoteca 100% (...) ??Hay muchas viviendas en stock!!". Mu?oz aclara: "Tampoco es f¨¢cil venderlos, pero al menos facilitan la financiaci¨®n y adem¨¢s admiten ofertas".
Un paseo por esta calle da m¨¢s pistas de la crisis: hay al menos tres locales cerrados -dos bares y una carnicer¨ªa marroqu¨ª-, un segundo bar est¨¢ a punto de cerrar y Mar¨ªa, la due?a del locutorio (es portuguesa), se?ala las cabinas vac¨ªas: "Esto ha sido la decadencia". Estefan¨ªa, encargada de Universal de Env¨ªos, en el n¨²mero 1 de la calle, desde donde los inmigrantes mandan dinero a su pa¨ªs, est¨¢ sola en local. "Ahora se env¨ªa menos, 100 euros media, y muchos mandan el m¨ªnimo, 30 euros". Collins ("como Phil Collins"), el due?o de un colmado de productos africanos, hace tres meses que no paga el alquiler del local. El de al lado al suyo se alquila. ?Cu¨¢nto cuesta? "Antes 1.200 euros, pero ahora lo tenemos a 700. Negociables", dice la voz al otro lado del tel¨¦fono.
"Esto es un infierno", dice Antonio de Frutos, de 74 a?os. "Abrir un negocio aqu¨ª es como ir a la c¨¢rcel", afirma desde uno de sus locales, lleno de tragaperras y sin un alma a la hora del verm¨². Tanto ¨¦l como un "pensionista" que no quiere identificarse culpan del deterioro del barrio a la inmigraci¨®n. "Me parece mal que les echen de sus casas", dice este ¨²ltimo. "Pero lo que no puede ser es que no paguen la comunidad y la tengamos que pagar sus vecinos".
No es la opini¨®n de todos en la zona. Paco, de 52 a?os y empleado de un archivo (no especifica m¨¢s), es vecino de Luis. Fue ¨¦l quien le aconsej¨® que expusiera su caso a la asamblea 15-M de Torrej¨®n, que hoy intentar¨¢ evitar su desahucio con ayuda de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. "Ni soy del 15-M ni tengo intenci¨®n de serlo, pero fue lo ¨²nico que se me ocurri¨®", explica Paco. "Luis es una bell¨ªsima persona, me cae superbien, y me da pena su situaci¨®n. Espero que le ayuden y el banco le permita quedarse por un alquiler. Digo yo que ser¨ªa lo sensato".
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