Un visionario entre la lava
De la casa museo de C¨¦sar Manrique en Taro de Tah¨ªche a la ruta de los volcanes en el parque nacional de Timanfaya. Un viaje por los paisajes que el artista canario so?¨®, cre¨® y preserv¨® en un Lanzarote tel¨²rico
C¨¦sar Manrique muri¨® el 25 de septiembre de 1992 en un cruce fat¨ªdico que ¨¦l hab¨ªa se?alado como uno de los emblemas de la isla, el lugar donde ya estaba su fundaci¨®n, y tambi¨¦n la vereda que iba de su vieja casa en Tah¨ªche, bajo el volc¨¢n, sobre el volc¨¢n, hasta su casa de Har¨ªa, donde iba a pasar con Corcho, su perro noble y grande, el resto de su vida. Pero quiz¨¢ su mala vista de entonces, sin duda la mala fortuna, pusieron su coche en el camino de otro m¨¢s grande, y este se lo llev¨® por delante.
Lanzarote perdi¨® a su hombre m¨¢s preclaro, a un combatiente por su belleza, el artista que volvi¨® a crear una isla que estaba ah¨ª, como pasto del sol, el viento y los lagartos. Una ma?ana de los a?os sesenta, este hombre estaba sentado, con los pies colgando, sobre el inicio de una cueva, que luego ser¨ªa la Cueva de los Verdes. Ven¨ªa de Nueva York, de una aventura pict¨®rica rica en una ciudad dura, y en el camino hab¨ªa so?ado una isla nueva. Ten¨ªa a su lado, en esa explicaci¨®n del sue?o, a su amigo Pep¨ªn Ram¨ªrez, presidente del Cabildo, padre del actual presidente de la Fundaci¨®n C¨¦sar Manrique, Pepe Juan Ram¨ªrez.
C¨¦sar explic¨®, con la abundancia de su energ¨ªa, la raz¨®n por la que quer¨ªa permanecer en la isla, en cuya playa de Famara, acaso la playa m¨¢s sosegada pero vibrante del mundo, corri¨® de chico "como una cabra loca". Quer¨ªa quedarse porque estaba convencido "de que esta isla tan bella no se merece la pobreza en la que vive". Una agricultura dif¨ªcil, escarpada y deprimida, una pesca insuficiente... Una isla a la deriva, pero de una belleza ind¨®mita, en su interior (las cuevas, los Jameos, que ser¨ªan luego los Jameos del Agua), y en su exterior: el caser¨ªo campesino, la voluntad de los hombres y de las mujeres (silenciosos, aguerridos pero acobardados por la distancia y la miseria) de permanecer con lo poco que la tierra daba.
Y as¨ª no se pod¨ªa seguir. C¨¦sar era un visionario, y Pep¨ªn era un pol¨ªtico raro: le hizo caso al latido. De ah¨ª nace Lanzarote. Una ma?ana de 1988 estuve en la casa de C¨¦sar, cuando a¨²n no era la fundaci¨®n, de modo que ah¨ª estaban la cocina blanca (siempre hab¨ªa higos reci¨¦n pelados, fresqu¨ªsimos), las habitaciones, para ¨¦l, para sus amigos, y hab¨ªa una chaise longue roja, dibujada sobre la cal blanca de toda la casa, donde ¨¦l le gritaba sus convicciones a los Pepines que fue ganando para la causa de hacer de Lanzarote la capital del mundo. En esta ocasi¨®n hablaba por tel¨¦fono con don Juan de Borb¨®n, el padre del Rey. Y la conversaci¨®n no era balad¨ª, no se compon¨ªa de parabienes. C¨¦sar estaba indignado: cada d¨ªa hab¨ªa m¨¢s coches, y habr¨ªa m¨¢s, en Lanzarote, y esta man¨ªa de construir (carreteras, esa era su obsesi¨®n) iba a acabar con la belleza que ¨¦l hab¨ªa so?ado.
No era solo con esas alturas de la vida nacional con quienes C¨¦sar trataba el futuro de la isla amenazada. Lanzarote era su militancia, su partido pol¨ªtico, su pasi¨®n. Y hab¨ªa nacido aquella tarde mientras le colgaban los pies sobre la cueva entonces inexplorada que luego ser¨ªa la madre de todas sus batallas simb¨®licas. Hab¨ªa que recuperar la belleza de la isla, hacerla visible. Rescat¨® la cueva, dibuj¨® los Jameos para hacerlo un paseo dentro de la lava, hizo su casa de vericuetos surrealistas debajo del volc¨¢n de Tah¨ªche, mezcl¨® la arquitectura popular con sus propias invenciones, y se impuso como un arquitecto extravagante cuya raz¨®n ven¨ªa de lo que la tierra ya albergaba. No toc¨® Lanzarote, por as¨ª decirlo: de su caricia m¨²ltiple y arriesgada naci¨® el Lanzarote que a mediados de los setenta maravill¨® al mundo, y atrajo a la isla a gente que no quer¨ªa tan solo playas, sino belleza.
Y esa belleza la puso de manifiesto C¨¦sar Manrique. Esa casa de Tah¨ªche, que fue su primera creaci¨®n personal, el Monumento al Campesino (entre cubista y cesarista, por decirlo as¨ª), su aventura al frente de El Almac¨¦n, una especie de ICA londinense en el centro de Arrecife, y su pasi¨®n por atraer grandes personalidades del mundo hacia su refugio fueron las primeras acciones de C¨¦sar. De pronto la isla se convirti¨® en una sucesi¨®n de miradas prestigiosas a las que C¨¦sar trataba con dedicaci¨®n y franqueza, como cuando se quejaba a don Juan de los desastres ecol¨®gicos que se avecinaban. Por all¨ª estuvieron Rafael Alberti, Jos¨¦ Hierro, Javier Gurruchaga, Pedro Almod¨®var, Francisco Nieva..., y despu¨¦s de su muerte tan prematura por all¨ª pasaron, y siguen pasando, intelectuales, artistas, gente que quiso saber c¨®mo hizo este hombre para regalar tanta energ¨ªa a su sue?o de juventud. Vi con mis propios ojos el asombro de Susan Sontag, el entusiasmo de Carlos Fuentes, el ensimismamiento maravillado de G¨¹nter Grass. Y durante a?os muchos compartimos la admiraci¨®n que le profes¨® a esta isla que fue suya el Nobel Jos¨¦ Saramago, a quien su mujer, Pilar del R¨ªo, atrajo a Lanzarote.
Los dibujos de G¨¹nter Grass
As¨ª que Lanzarote, cuando Pep¨ªn y ¨¦l acordaron refundarla, era simplemente un erial. Y primero fue aquella cueva, los Jameos del Agua, y despu¨¦s fue la Cueva de los Verdes, una especie de espectacular prospecci¨®n de la lava en la tierra, y despu¨¦s fue el descubrimiento p¨²blico de una riqueza ancestral, el paseo misterioso, sobrecogedor, de Timanfaya, el parque ennegrecido y rojizo provocado por las erupciones que trazaron en el centro de la isla un paisaje nuevo, un porvenir que parec¨ªa de pobreza y ahora era una belleza casi musical, a¨¦rea. Un d¨ªa paseaba por all¨ª G¨¹nter Grass, el Nobel alem¨¢n que adem¨¢s pinta. Se baj¨® del autob¨²s en el que recorr¨ªa esos paseos de lava, se sent¨® en una piedra, sac¨® un cuaderno y se puso a dibujar. "Esta belleza parece pintada", dijo.
A la memoria del artista que recorre los or¨ªgenes transformados de su isla regresan otros hechos que hicieron de Lanzarote su mejor memoria. Ah¨ª est¨¢ el Mirador del R¨ªo, enfrentado a la isla de La Graciosa, donde imagin¨® la lucha por la vida el escritor vasco Ignacio Aldecoa, el autor de Cuaderno de Godo y de Parte de una historia... Quiz¨¢ sea el Mirador, entre los trabajos de superficie, y los Jameos, las dos realizaciones m¨¢ximas de C¨¦sar. Pero si se visita la fundaci¨®n, la m¨ªtica creaci¨®n en lava de C¨¦sar Manrique (cerca de la Fundaci¨®n Jos¨¦ Saramago, la casa del Nobel abierta como lugar de encuentro), se habr¨¢ entrado al esp¨ªritu del artista, al origen de su apuesta personal por la belleza de su sue?o, la isla de Lanzarote.
Lanzarote es la huella de un volc¨¢n. Desde 1730 a 1736 sufri¨® la erupci¨®n m¨¢s larga de su historia: las lavas sepultaron varias aldeas asentadas en lo que actualmente constituye el Parque nacional de Timanfaya. Se abrieron entonces 35 cr¨¢teres, cuya lluvia de fuego y lava sepult¨® un tercio de la superficie de la isla, que era justamente el m¨¢s f¨¦rtil. En uno de esos jameos que soportaron el peso de la lava construy¨® un d¨ªa su casa C¨¦sar Manrique. Aldecoa lo dej¨® escrito: "Tao, drag¨®n, Timanfaya, monta?a de fuego. Tinecheyde, monta?a del Infierno. La tremenda mitolog¨ªa de los volcanes se derrama en los topon¨ªmicos de la isla (...). Se abren profundas grietas, nace el fuego. Basta escarbar cosa de un pie para que la tierra est¨¦ que arde. Hierven los pocillos de agua, que Satan¨¢s, el encargado de comprobaciones para indoctos y gentes que necesitan pruebas, atiende con malicia y tino". Esa casa improbable que se hizo C¨¦sar, para Francisco Nieva tuvo el valor del origen. Dice en Arquitectura in¨¦dita, el libro de C¨¦sar: "La m¨¢s notoria actividad de Manrique comenz¨® a partir de la demeure, de su propia casa. Casa, matriz, calor volc¨¢nico, refugio, evasi¨®n, meditaci¨®n salvaci¨®n".
Almodovariano
Pedro Alm¨®dovar era un mito para C¨¦sar, y C¨¦sar era un mit¨®mano que escog¨ªa muy bien sus pasiones. De los a?os ochenta (Pedro lo fue a ver en 1986), Javier Gurruchaga fue otro de sus grandes amigos, como lo fue Alberti, que le dej¨® escrito un poema que ¨¦l atesoraba como una monta?a. Almod¨®var escribi¨® en su blog cuando hizo all¨ª, en Famara, Los abrazos rotos: "Desde que escrib¨ª el gui¨®n siempre pens¨¦ que esta secuencia (la del accidente) tendr¨ªa como testigo una de las enormes esculturas m¨®viles que C¨¦sar Manrique sembr¨® por toda la isla... Cuando fuimos a localizar eleg¨ª una escultura que imita el continuo movimiento de la tierra y los planetas, dise?ada para ser movida por el viento. Los c¨ªrculos, tres c¨ªrculos, di¨¢fanos, tienen tambi¨¦n algo de la rueda de la fortuna. En este caso, de la mala fortuna. Despu¨¦s de haber elegido el lugar nos enteramos por la prensa local que el propio Manrique hab¨ªa muerto en ese lugar, hace 16 a?os. No s¨¦ por qu¨¦ encontr¨¦ la casualidad natural; la verdad es que en esta isla tan original todo me parece original".
C¨¦sar llen¨® Lanzarote de lo que Lanzarote ya ten¨ªa; como dice Almod¨®var, "Lanzarote debe ser uno de los pocos paisajes en el mundo que conserven su imagen original". Fue una voluntad de C¨¦sar. Lo explic¨® en una conferencia, en 1963: "En este empe?o, me he propuesto publicar (...) un libro sobre la arquitectura popular de Lanzarote, en todos sus matices, en el que tratar¨¦ de llevar a trav¨¦s de la imagen la realidad de las bell¨ªsimas muestras arquitect¨®nicas, blancas y humildes de nuestra isla. Este libro servir¨¢ de gu¨ªa para toda clase de construcciones que se realizar¨¢n en el futuro". Fue el manifiesto de C¨¦sar, ese fue el origen de todo. C¨¦sar visionario.
Fernando G¨®mez Aguilera, director de la Fundaci¨®n C¨¦sar Manrique, explic¨® la pasi¨®n de C¨¦sar, transmitida en Arquitectura in¨¦dita, de 1974. El libro fue "concebido como un repertorio tipol¨®gico de la arquitectura vern¨¢cula, que deber¨ªa servir de orientaci¨®n, de gu¨ªa o 'meta aconsejable' para la realizaci¨®n de nuevas construcciones insulares. Lo concibi¨®, en la segunda mitad de los sesenta, con el est¨ªmulo de Manolo Millares, quien en m¨¢s de una ocasi¨®n, en su comunicaci¨®n epistolar, le insisti¨® en el alcance de su iniciativa (...) como, en efecto, acab¨® ocurriendo, pues, adem¨¢s de testimoniar, condicion¨® el desarrollo de la arquitectura en la isla. (...) Ya en 1967 se reconoce que su gran caballo de batalla ha sido 'la conservaci¨®n de la pureza del paisaje y la arquitectura', mientras insiste en la necesidad de crear 'una aut¨¦ntica conciencia insular' para evitar que la isla sea devorada por el turismo de masas".
Aquellos gritos de C¨¦sar, desde su sill¨®n rojo, teniendo al otro lado del tel¨¦fono al padre del rey, iban en el sentido de la alarma que marc¨® su amigo y c¨®mplice el arquitecto Fernando Higueras: "?Se cargan la isla, don Juan!" Hoy hay otros que gritan lo mismo, aunque la belleza que C¨¦sar puso en evidencia sigue teniendo la fuerza con la que la abraz¨® el artista.
?Juan Cruz es periodista, novelista y autor del libro Islas Canarias, un viaje sentimental.
Las cifras
? Poblaci¨®n de Lanzarote: 141.437.
? Punto m¨¢s alto: pe?as de Chache (671 metros).
? Temperatura media: 22? C (m¨ªnima, 13; m¨¢xima, 30).
? Parque nacional de Timanfaya: cuenta con 27 volcanes y fue visitado por 1.434.705 personas en 2010. En el islote de Hilario la temperarura del suelo es de unos 100? C.
? Rotondas con m¨®viles de C¨¦sar Manrique: cuatro (Arrieta, Monta?a Blanca, aeropuerto y Tah¨ªche).
Gu¨ªa
La ruta de C¨¦sar Manrique
? Casa museo y sede de la Fundaci¨®n C¨¦sar Manrique (www.fcmanrique.org; 928 84 31 38). Taro de Tah¨ªche, Teguise. La casa se puede visitar de 10.00 a 18.00; domingos, de 10.00 a 15.00. Entrada adultos, 8 euros.
? Jameos del Agua (928 84 80 20). Cerca de Arrieta y Punta Mujeres, en el norte de Lanzarote. De martes a s¨¢bado, de 10.00 a 18.30, y los martes y s¨¢bados tambi¨¦n de 19.00 a 24.00. Entrada adultos, 8 euros (nocturna, 9 euros).
? Mirador del R¨ªo (928 52 65 48). En Risco de Famara, norte de la isla. De 10.00 a 17.45. Entrada adultos, 4,50 euros.
? Jard¨ªn de Cactus (928 52 93 97). En Guatiza, en el noreste de Lanzarote. Abre de 10.00 a 17.45. Entrada de adultos, 5 euros.
? Cueva de los Verdes (928 84 84 84). En el ¨¢rea volc¨¢nica del Malpais de la Corona. De 10.00 a 18.00. Entrada adulto, 8 euros.
? Casa museo del Campesino y Monumento a la Fecundidad. En las inmediaciones de San Bartolom¨¦. De 10.00 a 17.45. Gratis.
? Museo Internacional de Arte Contempor¨¢neo, MIAC (928 81 23 21). Castillo de San Jos¨¦, Arrecife. De 10.00 a 20.00. Entrada adultos, 2,50 euros.
? Las Monta?as del Fuego y ruta de los Volcanes. Parque Nacional de Timanfaya (928 11 80 42). De 9.00 a 17.45; ¨²ltima visita Ruta de los Volcanes, 17.00. Entrada adultos, 8 euros. El restaurante El Diablo se encuentra en el Islote de Hilario.
Informaci¨®n
? Oficina de Turismo de Lanzarote (www.turismolanzarote.com). La isla fue declarada Reserva de la Biosfera el 7 de octubre de 1993. El logotipo tur¨ªstico de Lanzarote Reserva de la Biosfera es obra de C¨¦sar Manrique y representa un volc¨¢n en erupci¨®n en visi¨®n a¨¦rea.
? Centros de Arte y Cultura del Cabildo de Lanzarote (www.centrosturisticos.com).
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