?Tiene la culpa el euro?
?Tiene el euro la culpa de los precios?
Una ruidosa y heter¨®clita coalici¨®n de euroesc¨¦pticos, cabreados, populistas, bondadosos e ignorantes aprovecha el d¨¦cimo aniversario de la circulaci¨®n f¨ªsica del euro, que acaba de cumplirse al inicio de este a?o, para desacreditar a la moneda ¨²nica, a Europa y al mundo mundial.
Para algunos, el caso es presentarse como muy cr¨ªtico, aunque sea sin base estad¨ªstica alguna, o falsa. Su principal argumento es que el euro ser¨ªa el causante de un enorme aumento de los precios. El culpable de la inflaci¨®n. Falso de toda falsedad. El euro no ha sido culpable de una alta inflaci¨®n. Sobre todo por un peque?o detalle: porque la inflaci¨®n no ha aumentado sino que, por el contrario, ha disminuido.
Es falso achacar los altos precios a la moneda, porque la inflaci¨®n no ha subido: se ha desplomado
La OCU retuerce la realidad al usar periodos no homog¨¦neos y criterios no homologados
En la eurozona, el alza de la inflaci¨®n, medida por los ¨ªndices oficiales de precios al consumo (IPC) que indican la evoluci¨®n de la carest¨ªa de la vida, alcanz¨® en los a?os ochenta un promedio del 7,5%. Cay¨® bruscamente en 4,7 puntos, en los a?os noventa, situ¨¢ndose en el 2,8%. Y volvi¨® a desplomarse en el primer decenio del 2000, al 2%.
De forma que la inflaci¨®n no solo ha disminuido en la eurozona. Es que se ha reducido casi a una cuarta parte en 30 a?os, de 7,5 puntos a 2; y en casi un tercio, de 2,8 a 2, en 20 a?os. Los datos, en EMU@Succeses and challenges after 10 years of Economic and Monetary Union, Comisi¨®n Europea, 2008: las cifras de los dos ¨²ltimos ejercicios incluidos en el estudio, 2008 y 2009, eran previsiones.
Les debo unas m¨ªnimas precisiones de calendario, en beneficio de la honestidad metodol¨®gica: el euro empieza como moneda-unidad de cuenta en 2000, aunque los billetes no circulen hasta 2002. Por tanto, el 20? aniversario real fue en 2010, y no ahora en 2012, aunque tampoco la elecci¨®n de uno u otro l¨ªmite temporal ser¨ªa relevante, pues este bienio no modifica en sustancia las tendencias.
?Por qu¨¦ hay que contar desde antes? Porque los principales efectos econ¨®micos de la nueva divisa empiezan a producirse desde antes de su circulaci¨®n. En realidad, desde un periodo preparatorio previo, al menos desde principios de los noventa, cuando los Gobiernos inician en masa pol¨ªticas antiinflacionistas y de control presupuestario: es la ¨¦poca en que todos los Estados miembros pugnan por lograr la convergencia nominal, la aproximaci¨®n de sus datos macroecon¨®micos, que les permita acceder al selecto club de la moneda ¨²nica.
Bueno, si la realidad de la eurozona es que, contra lo que algunos proclaman, los precios se han desplomado, vamos a ver lo que ha sucedido en Espa?a.
En Espa?a ha sucedido lo mismo. Los precios al consumo han ca¨ªdo en tres decenios casi tanto como en la eurozona: a un tercio. En efecto, el alza promedio de la inflaci¨®n fue en los a?os ochenta del 9,86% anual; en los noventa, del 4,03%; y del 2,93% en el primer decenio del 2000 (con datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica). Ergo, en Espa?a los precios no han subido. Han ca¨ªdo en barrena.
Estas comparaciones, las de la inflaci¨®n consigo misma (antes y despu¨¦s del euro), son las l¨®gicas para quienes quieran dilucidar seriamente si los precios han aumentado o han disminuido. ?Respecto a qu¨¦? Pues, obviamente, respecto de s¨ª mismos.
Ocurre que la cosa es algo m¨¢s compleja. El IPC mide cient¨ªficamente el alza del coste de la vida, imputando distintas cuotas o pesos porcentuales a diferentes productos y servicios. Pero cada ciudadano tiene su propia impresi¨®n de c¨®mo le va personalmente la feria. Los componentes del IPC menos visibles (comunicaciones, ocio, cultura, tambi¨¦n medicinas) o han bajado o han subido muy poco. Y los m¨¢s visibles, sobre todo alimentos (pero tambi¨¦n carburantes, restauraci¨®n, vivienda) se han disparado, a veces por causa del redondeo. Aunque solo supongan la mitad del IPC, dan la impresi¨®n de hipertrofia. Es la inflaci¨®n psicol¨®gica (Del caf¨¦ a 20 duros al euro de propina, Negocios / EL PA?S del 31 de diciembre), una percepci¨®n estad¨ªsticamente falsa, pero que le parece individualmente ver¨ªdica a quien la tiene, porque se fragua cada ma?ana en las colas del mercado, en la experiencia personal¨ªsima, pero claro, parcial. Adem¨¢s, a cualquiera le incomoda que suba el precio de un producto: se acuerda. Le agrada, y lo ve m¨¢s bien l¨®gico, que baje: se olvida. La memoria, como el amor y como el odio, es selectiva.
Pero una cosa es la leg¨ªtima percepci¨®n del ciudadano individual, aunque sea colectivamente err¨®nea, y otra la agitaci¨®n. La Organizaci¨®n de Consumidores y Usuarios (OCU), quiz¨¢ sesgada por su dogma de que "el euro fue impopular desde el principio" celebra el decenio con un estudio (10 a?os del euro: precios que suben y no bajan, www.ocu.org) que agita redacciones y esp¨ªritus y es, por eso, digno de estudio. Sostiene la OCU que el aumento de precios relevante es el alimentario y que ha sido del 48% acumulado; mientras que el IPC del INE solo registra un 32%; y los compara con el salario medio, que aument¨® solo el 14%. Conclusi¨®n obvia: con el euro, los precios se disparan, triplicando o m¨¢s las alzas de los salarios, y pues, la moneda ¨²nica no trae bienestar, sino malestar.
Todo eso retuerce la realidad. Primero porque nadie ha demostrado que los precios alimentarios sean m¨¢s relevantes que el IPC. Segundo, porque el periodo que escoge para los precios (2002- 2011) es ?dos a?os m¨¢s largo! que el de los salarios (2002-2009), con lo que la comparaci¨®n no solo no es homog¨¦nea, sino abiertamente distorsionadora. Tercero, porque no justifica por qu¨¦ elige como baremo el salario medio: aument¨® solo el 14%, pero el salario m¨ªnimo lo hizo en un 41,1% en igual periodo, de 442,50 euros a 624 euros.
Y cuarto y definitivo: el criterio para evaluar el poder adquisitivo no es un salario u otro, sino el PIB per capita. Y este aument¨® en el decenio de los noventa un promedio anual del 3,9%, y en los 10 a?os que van de 2001 a 2011, un 3,5% anual, cifras equivalentes a los aumentos del IPC del 4,03% y del 2,93% en esos periodos. En realidad, algo superiores.
A¨²n m¨¢s: ni siquiera esa comparaci¨®n vale del todo. Porque si los precios dependen mucho de la moneda y la pol¨ªtica monetaria, salarios y renta cuelgan m¨¢s de factores como la negociaci¨®n colectiva y la estructura de los impuestos.
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