Letras de C¨¢diz
La Constituci¨®n de C¨¢diz (1812)
Antonio Fern¨¢ndez Garc¨ªa, editor
Este texto fue -lo dijo el inolvidable Francisco Tom¨¢s y Valiente- "origen, modelo y mito" del constitucionalismo progresista espa?ol. Lo que contiene se dec¨ªa por vez primera, aunque hoy pueda parecernos candoroso, que "el objeto del Gobierno es la felicidad de la Naci¨®n" o que los espa?oles vienen obligados al "amor a la Patria" y a "ser justos y ben¨¦ficos". Pero tal era el l¨¦xico de la Ilustraci¨®n y esto fue tan serio como consagrar la "libertad de escribir, imprimir y publicar sus ideas pol¨ªticas", "prohibir el tormento" o que "en todos los pueblos de la Monarqu¨ªa se establecer¨¢n escuelas de primeras letras". En cambio, tambi¨¦n leeremos que "la religi¨®n de la naci¨®n espa?ola es y ser¨¢ perpetuamente la cat¨®lica, apost¨®lica y romana, ¨²nica verdadera".
La Constituci¨®n de C¨¢diz (1812) y Discurso preliminar a la Constituci¨®n (1812) (editor: Antonio Fern¨¢ndez Garc¨ªa. Castalia, Madrid, 2003).
Los poetas y la Constituci¨®n
Blanco White, S¨¢nchez Barbero
El poema m¨¢s largo fue La Constituci¨®n, librito publicado en 1820 por el aragon¨¦s Jos¨¦ Mor de Fuentes, escritor torp¨®n y afanoso que tradujo a Goethe y Rousseau, y estuvo en el sitio zaragozano de 1809. El clima preconstitucional palpit¨® en un poema de Jos¨¦ Mar¨ªa Blanco White, 'Oda a la instalaci¨®n de la Junta Central de Espa?a' (Sevilla, 1809), donde leemos que "los vientos entretanto / por la faz de la Europa conmovida / susurran Libertad". El poema m¨¢s hermoso fue el de un liberal salmantino, Francisco S¨¢nchez Barbero, que muri¨® en 1819 en el presidio de Melilla donde lo recluy¨® Fernando VII. En 1814 ley¨® en Madrid 'El patriotismo. A la nueva Constituci¨®n', justo el a?o en que se derogaba: "Entre el ronco tronar de los ca?ones, / su augusta voz imperturbable alzando / hablar¨¢ as¨ª la majestad hispana: / La espa?ola naci¨®n es soberana".
Recuerdos de un anciano
Antonio Alcal¨¢ Galiano, 1862-1863
No son las Memorias de ultratumba de Chateaubriand, pero no tenemos mejor autobiograf¨ªa pol¨ªtica de nuestro XIX que la de este radical gaditano, buen bebedor y bastante chisgarab¨ªs, que al final sent¨® cabeza, y en tanto intervino en pol¨¦micas literarias, cont¨® como nadie el paso de la est¨¦tica clasicista al romanticismo e hizo el mejor retrato de unos gaditanos "finos en sus modales, no al par con la gente cortesana, sino de una finura cual es la de personas del alto comercio donde el trato con los extranjeros es frecuente". Los cap¨ªtulos 'Un tumulto en una ciudad de provincia en 1809' y 'C¨®mo se pasaba el tiempo en una sociedad sitiada' han sido la fuente de todos los cronistas posteriores, Gald¨®s incluido.
Recuerdos de un anciano. Antonio Alcal¨¢ Galiano, 1862-1863 (edici¨®n moderna: Cr¨ªtica, Barcelona, 2009).
C¨¢diz (Episodios Nacionales)
Benito P¨¦rez Gald¨®s, 1874
Su protagonista, Gabriel Araceli, era un muchacho en el episodio Trafalgar, donde como grumete de la Trinidad, aprendi¨® su lecci¨®n de patriotismo popular. En C¨¢diz lleva los entorchados de alf¨¦rez, ganados en el sitio de Zaragoza, y est¨¢ enamorado de In¨¦s, hija natural de una noble y un estudiante plebeyo. No hay novela que narre con m¨¢s gracejo la vida gaditana de 1810, las conversaciones de sal¨®n, los primeros pasos de las Cortes y el bullir de pol¨ªticos y escritores conocidos. Que estamos en v¨ªsperas del romanticismo lo certifica la rivalidad-simpat¨ªa de Araceli por lord Gray, un brit¨¢nico amigo de lord Byron (y contrafigura del poeta), con el que se bate en duelo y a quien quiz¨¢ mata al final de la novela, antes de salir de la ciudad rumbo a Castilla.
C¨¢diz (Episodios Nacionales, serie I, 8), Benito P¨¦rez Gald¨®s, 1874 (edicci¨®n moderna a cargo de Pilar Ester¨¢n. C¨¢tedra. Madrid, 2002).
En las Cortes de C¨¢diz
Rafael Salillas, 1910
'Revelaciones acerca del estado pol¨ªtico-social' fue el subt¨ªtulo de este libro del criminalista y antrop¨®logo Rafael Salillas. Tales "revelaciones" fueron, en rigor, los comentarios de un regeneracionista espa?ol -esto es, de un pesimista ret¨®rico- que cre¨ªa en la bondad ing¨¦nita del pueblo, la supervivencia nacional de la picaresca y la maldad de los "Dominadores" (el "teocr¨¢tico" y el "pol¨ªtico-jur¨ªdico"). Al hilo de las actas de las Cortes (y del divertido Diccionario cr¨ªtico-burlesco, de Bartolom¨¦ Gallardo), Salillas nos hace un diagn¨®stico retrospectivo que pod¨ªa valer tambi¨¦n para la Espa?a de su tiempo, entonces reci¨¦n salida de la f¨¦rula de Maura y bajo el Gobierno reformador de Canalejas.
En las Cortes de C¨¢diz. Rafael Salillas, 1910 (editor: Alberto Gonz¨¢lez Troyano. Ayuntamiento de C¨¢diz, 2010).
Cuando las Cortes de C¨¢diz
Jos¨¦ Mar¨ªa Pem¨¢n, 1934
Estrenado en 1934, el "poema dram¨¢tico" Cuando las Cortes de C¨¢diz ofrece una visi¨®n de los hechos de 1810-1812 bajo las expectativas pol¨ªticas derechistas del bienio negro republicano. Mientras el pueblo de C¨¢diz combate contra el franc¨¦s (y muere heroicamente como suceder¨¢ a Lola la Piconera), los fr¨ªvolos diputados masones conspiran para que triunfen las ideas revolucionarias francesas. Nada menos que el Padre Alvarado, "El Fil¨®sofo Rancio", es quien proclama la moraleja de la obra. Todo esto, sin embargo, viene dicho en unos versos que tienen br¨ªo y gracejo: Lola es la anti-Mariana Pineda lorquiana, pero la pieza es m¨¢s soportable que El divino impaciente, estrenada el a?o anterior, y es tan reaccionaria como Cisneros, que lo fue al a?o siguiente y constituye una apolog¨ªa del dictador Primo de Rivera.
El C¨¢diz de las Cortes
Ram¨®n Sol¨ªs, 1958
A Sol¨ªs -novelista y gestor cultural oficial en los a?os sesenta- se le recuerda, sobre todo, por esta tesis doctoral que le public¨® el Instituto de Estudios Pol¨ªticos. No tiene mucho que ver con ese g¨¦nero acad¨¦mico y una versi¨®n algo abreviada, en 1969, fue uno de los ¨¦xitos de El Libro de Bolsillo, de Alianza. Se trata del inventario ameno de una ciudad y de un tiempo (1810-1813) que repasa los lugares de paseo y los ventorrillos, los comercios y los teatros, la gente del pueblo y los flamantes diputados, al hilo de la historia y de la an¨¦cdota y manufacturado todo en una prosa jugosa. Gregorio Mara?¨®n, que lo prolog¨® con afecto (y dej¨® all¨ª una clara apolog¨ªa de los liberales docea?istas), lo consideraba uno de los grandes libros sobre Espa?a.
El C¨¢diz de las Cortes. Ram¨®n Sol¨ªs, 1958 (S¨ªlex. Madrid, 2000).
El Rey Fel¨®n
Jos¨¦ Luis Corral Lafuente, 2009
Las novelas del profesor de historia Jos¨¦ Luis Corral tienen todos los alicientes que buscan los lectores de la nueva narrativa hist¨®rica y la ventaja, sobre la mayor¨ªa de las otras, de que no son patrioteras y se esmeran bastante en la documentaci¨®n. El Rey Fel¨®n (Fernando VII) cierra una trilog¨ªa que comprende tambi¨¦n Trafalgar e ?Independencia! Sus protagonistas, el coronel Francisco Faria, arist¨®crata y guardia de Corps, y el forzudo sargento Isidro Morales, participan en la defensa de C¨¢diz y siguen en pos de Napole¨®n hasta su derrota. A partes casi iguales, viajan, combaten, se encuentran con personajes conocidos y todos peroran sobre los acontecimientos -con bastante pesimismo- para la instrucci¨®n pol¨ªtica del lector.
El Rey Fel¨®n. De las Cortes de C¨¢diz a Waterloo. Jos¨¦ Luis Corral Lafuente. Edhasa, 2009.
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