"La culpa desempe?a el papel primordial en la actuaci¨®n de los occidentales en los pa¨ªses pobres"
Hablamos con Paul Collier, profesor de la universidad de Oxford, director del grupo de Investigaci¨®n para el Desarrollo del Banco Mundial y experto en ?frica y en las dificultades de los pa¨ªses pobres
Controvertido a su pesar, Paul Collier no esquiva la pol¨¦mica, aunque ¨¦l prefiere decir que, simplemente, le gusta "afrontar la realidad". Profesor de Econom¨ªa en la universidad de Oxford, experto en pobreza, director del grupo de Investigaci¨®n para el Desarrollo del Banco Mundial, este brit¨¢nico, que acaba de publicar Guerra en el club de la miseria. La democracia en lugares peligrosos (Editorial Turner Noema) responde a las preguntas de ELPA?S.com por email. Azote de bienpensantes, Collier plantea estrategias atrevidas para que los africanos salgan de las trampas en las que han ca¨ªdo y que ya describi¨® en su anterior obra, El club de la miseria, apela al compromiso de los pa¨ªses m¨¢s poderosos con la estabilidad de los pobres y acusa de comodidad a quienes esquivan estas cuestiones.
En los pa¨ªses pobres, las elecciones, sin normas establecidas, las ganan aquellos que est¨¢n en la mejor posici¨®n para hacer trampas
Los brasile?os tienen 9.000 soldados manteniendo la paz en Hait¨ª. Eso no es colonialismo, es tomar la parte adecuada en la responsabilidad global
PREGUNTA. ?Ha habido alguna mejora en la situaci¨®n de los pa¨ªses m¨¢s pobres desde la publicaci¨®n de su primer libro, El club de la miseria?
RESPUESTA. S¨ª, muchos de ellos se han beneficiado del boom de las materias primas, pero ahora eso ha terminado y est¨¢n otra vez en problemas.
P. En Guerra en el club de la miseria. La democracia en lugares peligrosos trata el problema de las pol¨ªticas ¨¦tnicas en ?frica y propone al lector los ejemplos de Canad¨¢ y B¨¦lgica. ?Qu¨¦ tienen que hacer los pa¨ªses pobres para reducir las inmensas diferencias entre su situaci¨®n y la de estos pa¨ªses?
R. Primero, hacer frente a la realidad. Si una sociedad est¨¢ profundamente dividida, esta situaci¨®n no puede ser ignorada. Puedes hacer lo que Julios Nyerere, presidente de Tanzania, y construir deliberadamente un sentido de pertenencia a una naci¨®n o aceptar que no es posible y dise?ar la constituci¨®n y el acceso al empleo p¨²blico de manera que se respeten los intereses de cada grupo ¨¦tnico. Suiza lo hace, ?Por qu¨¦ no ?frica?
P. En su nuevo libro, propone una mayor implicaci¨®n del mundo occidental en ?frica ?A qu¨¦ se debe la resistencia a adoptar esa responsabilidad? ?Miedo? ?Ego¨ªsmo por encima de cualquier cosa? ?Correcci¨®n pol¨ªtica? ?Indiferencia?
R. La culpa desempe?a el papel primordial en la forma de actuar de los occidentales en los pa¨ªses pobres, porque es m¨¢s reconfortante pensar que esas situaciones se corregir¨¢n solas.
P.Si, como propone, en los pa¨ªses con problemas descartamos la democracia hasta que consigamos responsabilidad y buen gobierno, solo nos queda intervenci¨®n extranjera, preferentemente occidental. Podr¨ªa sonar a neocolonialismo. ?Qu¨¦ tiene que decir a quienes lo acusan de colonialista?
R. No existe de ninguna manera el deseo de volver a un imperio: ni los espa?oles ni los brit¨¢nicos lo desean. Pero la comunidad internacional tiene el papel leg¨ªtimo de fortalecer la responsabilidad de los gobiernos africanos hacia sus propios ciudadanos. ?C¨®mo puede ser ese papel otra cosa que no sea leg¨ªtimo?
P. ?C¨®mo organizar¨ªa eso que llama "la provisi¨®n de la seguridad y la responsabilidad" si, por ejemplo, la comunidad internacional no es ni siquiera capaz de ponerse de acuerdo en aspectos tan importantes como la acci¨®n contra el cambio clim¨¢tico?
R. No se necesitan tantos actores y, adem¨¢s, algunos pa¨ªses emergentes est¨¢n dispuestos a asumir la responsabilidad de la seguridad. Los brasile?os tienen 9.000 soldados manteniendo la paz en Hait¨ª. Eso no es colonialismo, es tomar la parte adecuada en la responsabilidad global.
P. Hablando de pa¨ªses pobres y ricos. En sus obras plantea las trampas en las que est¨¢n atrapados los pobres y que condicionan el desarrollo de ?frica y de otros pa¨ªses. ?Qu¨¦ hay de la responsabilidad de los pa¨ªses europeos en esta situaci¨®n? Escritores como Fran?ois- Xavier Verschave (autor de Fran?afrique) han demostrado ya hasta d¨®nde puede llegar el neocolonialismo.
R. En su conjunto, no veo que la referencia a la culpa sea muy ¨²til. El tema radica en encontrar la manera de ayudar a las sociedades a salir de esas trampas, y hay otras razones m¨¢s poderosas que el sentimiento de culpa por las que debemos hacerlo: compasi¨®n y nuestro propio inter¨¦s.
P. ?C¨®mo le explicar¨ªa a un joven europeo est¨¢ndar y bien educado que, a veces, la democracia no es la mejor soluci¨®n para un pa¨ªs con problemas, al menos no, por ejemplo, justo al principio de una situaci¨®n de posguerra?
R. La democracia depende de las instituciones y no solo de las elecciones. (En los pa¨ªses pobres) Las elecciones, sin normas establecidas, las ganan aquellos que est¨¢n en la mejor posici¨®n para hacer trampas y el vencedor abusa de su poder sobre el vencido. Desafortunadamente, se tarda tiempo en construir instituciones.
P. Es dif¨ªcil describir una situaci¨®n general en una regi¨®n formada por pa¨ªses tan diferentes como los latinoamericanos, pero ?Se encuentran atrapados en las mismas trampas que los africanos? Estoy pensando en zonas de Per¨² o El Salvador aisladas, sin nada parecido al buen gobierno...
R. Los problemas de Am¨¦rica Latina son estructurales. No hay nada de africano en ellos.
P. En una conferencia en Monterey, California, en febrero de 2008, dijo que las dos fuerzas que mov¨ªan el mundo en la direcci¨®n correcta eran la compasi¨®n y la atenci¨®n en el inter¨¦s propio y se?alaba eso porque, de no ser as¨ª, "el futuro de nuestros hijos ser¨ªa una pesadilla" ?Estamos, un a?o despu¨¦s, en la direcci¨®n correcta para evitar esta pesadilla?
R. S¨ª, es ahora cuando hemos empezado a hacerlo.
P. En todos sus art¨ªculos, adopta posturas distintas y controvertidas. ?C¨®mo se siente con este papel diferente y pol¨¦mico?
R. No busco la controversia. No soy un tipo agresivo. Solo quiero hacer frente a la realidad.
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