Impuestos indefendibles
Los impuestos bajos para los ricos son indefendibles en un momento en que se pide que los pobres y la clase media deben sufrir en nombre de la honradez fiscal
Ll¨¢menme raro, pero de verdad que estoy disfrutando con el espect¨¢culo de Mitt Romney interpretando la danza de los siete velos, en parte, claro est¨¢, por voyeurismo, pero tambi¨¦n porque ya era hora de que tuvi¨¦ramos esta conversaci¨®n.
El tema de esta danza, para aquellos que no han estado prestando atenci¨®n, son los impuestos, sus propios impuestos. Aunque divulgar la declaraci¨®n de la renta es una pr¨¢ctica habitual entre los candidatos pol¨ªticos, Romney nunca lo ha hecho y, al principio, puso trabas al asunto, a pesar de que se presenta para presidente. M¨¢s tarde dijo que seguramente paga solo el 15% de sus ingresos en impuestos, y dio a entender que a lo mejor divulga su declaraci¨®n de 2011.
En 2008, los ricos pagaban solo el 18,1% de sus ingresos en impuestos federales
Sin embargo, con todo y eso, se ver¨¢ presionado para que d¨¦ a conocer tambi¨¦n las declaraciones anteriores, como hizo su padre, que divulg¨® 12 a?os de declaraciones cuando fue candidato a la presidencia. (Romney padre, por cierto, pagaba el 37% de sus ingresos en impuestos).
Y la opini¨®n p¨²blica tiene derecho a ver los a?os anteriores: es posible que en 2011, con la campa?a en el horizonte, Romney haya reorganizado su cartera para restar importancia a temas inc¨®modos como sus cuentas en las islas Caim¨¢n o su uso de la justamente vilipendiada exenci¨®n fiscal de la "participaci¨®n en beneficios".
Pero la gran pregunta no es lo que las declaraciones de la renta de Mitt Romney nos dicen sobre Mitt Romney; es lo que nos dicen sobre la pol¨ªtica fiscal estadounidense. ?Hay una buena raz¨®n por la que la carga fiscal de los ricos deba ser tan incre¨ªblemente ligera?
Porque lo es. Si Romney est¨¢ diciendo la verdad sobre sus impuestos, es m¨¢s o menos t¨ªpico de los muy ricos. Desde 1992, el Internal Revenue Service [la Hacienda estadounidense] ha estado publicando datos sobre ingresos e impuestos de los 400 contribuyentes con las rentas m¨¢s altas. En 2008, el a?o m¨¢s reciente del que se dispone de datos, estos contribuyentes pagaron solo el 18,1% de sus ingresos en impuestos sobre la renta federales; en 2007 pagaron solo el 16,6%. Si tenemos en cuenta que los ricos pagan bien poco en impuestos sobre n¨®minas o en impuestos estatales y locales -unas cargas importantes para las familias de clase media-, esto significa que los contribuyentes con las rentas m¨¢s altas tienen que pagar menos impuestos que muchos trabajadores de a pie.
Durante el primer mandato de Clinton, los 400 contribuyentes con las rentas m¨¢s altas pagaban cerca del 30% de sus ingresos en impuestos
La raz¨®n principal por la que los ricos pagan tan poco es que la mayor parte de sus ingresos adoptan la forma de plusval¨ªas, que est¨¢n gravadas con un tipo m¨¢ximo del 15%, muy por debajo del m¨¢ximo que se aplica a sueldos y salarios. De modo que la cuesti¨®n es si las plusval¨ªas -tres cuartas partes de las cuales van a parar al 1% m¨¢s alto de la distribuci¨®n de la renta- merecen un tratamiento especial.
Los defensores de los impuestos bajos para los ricos esgrimen fundamentalmente dos argumentos: que los impuestos sobre plusval¨ªas bajos son un principio consagrado por el tiempo, y que se necesitan para fomentar el crecimiento econ¨®mico y la creaci¨®n de puestos de trabajo. Ambas afirmaciones son falsas.
Cuando oigan hablar de los impuestos tan, tan, bajos de gente como Romney, lo que necesitan saber es que no siempre ha sido as¨ª, y los d¨ªas en que los superricos pagaban impuestos mucho m¨¢s altos no son tan lejanos. En 1986, Ronald Reagan -s¨ª, Ronald Reagan- firm¨® una reforma fiscal que igualaba los tipos m¨¢s altos sobre los rendimientos del trabajo personal y las plusval¨ªas en un 28%. El tipo del impuesto aument¨® m¨¢s, hasta superar el 29%, durante el primer mandato de Bill Clinton.
Los impuestos sobre plusval¨ªas bajos se remontan a 1997, cuando Clinton alcanz¨® un pacto con los republicanos en el Congreso por el cual redujo los impuestos para los ricos a cambio de la creaci¨®n del Programa de Seguro de Salud Infantil. Y los tipos ultrabajos de hoy en d¨ªa -los m¨¢s inferiores desde los tiempos de Herbert Hoover- no se introdujeron hasta 2003, cuando el expresidente George W. Bush presion¨® parra que se aprobara una rebaja del impuesto sobre plusval¨ªas y una reducci¨®n del impuesto sobre dividendos en el Congreso, algo que consigui¨® explotando la quimera del triunfo en Irak.
Los bajos impuestos de los muy ricos tambi¨¦n son un acontecimiento reciente. Durante el primer mandato de Clinton, los 400 contribuyentes con las rentas m¨¢s altas pagaban cerca del 30% de sus ingresos en impuestos federales, e incluso despu¨¦s del pacto fiscal pagaban considerablemente m¨¢s de lo que han estado pagando desde el recorte de 2003.
Entonces, ?es esencial que los ricos reciban unas exenciones fiscales de ese calibre? Hay razones te¨®ricas para otorgar un tratamiento especial a las plusval¨ªas, pero tambi¨¦n hay argumentos te¨®ricos y pr¨¢cticos en contra de ese tratamiento especial. En concreto, el enorme desfase entre los impuestos sobre rendimientos del trabajo personal y los impuestos sobre rendimientos no salariales crea un perverso incentivo para organizarse de modo que los ingresos aparezcan en la categor¨ªa "correcta".
Y est¨¢ claro que el historial econ¨®mico no corrobora la idea de que los impuestos superbajos para los superricos sean la clave de la prosperidad. Durante aquel primer mandato de Clinton, cuando los muy ricos pagaban impuestos mucho m¨¢s altos que ahora, la econom¨ªa cre¨® 11,5 millones de puestos de trabajo, lo cual desluce todo lo logrado durante los a?os buenos del Gobierno de Bush.
Por eso, el baile fiscal de Romney nos est¨¢ haciendo un favor a todos al poner de relieve las insensatas, injustas y caras atenciones con que se est¨¢ colmando a la clase alta-alta. En un momento en que la gente que se autodenomina seria est¨¢ dici¨¦ndonos que los pobres y la clase media deben sufrir en nombre de la honradez fiscal, unos impuestos as¨ª de bajos para los muy ricos son indefendibles.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.