Espa?a apenas adapta el puesto a los que vuelven a medio gas de una baja: ¡°Es duro trabajar con dolor¡±
La ley reconoce el derecho a la adaptaci¨®n, pero sin concreci¨®n suficiente. Otros pa¨ªses europeos articulan programas de retorno paulatino al trabajo, muy poco frecuentes en Espa?a
Ana S¨¢nchez (37 a?os), camarera en un hotel, sufre una lesi¨®n cervical. ¡°No me han adaptado el puesto de trabajo. Me dicen que cargue lo que pueda, pero no ha venido nadie de prevenci¨®n de riesgos laborales a ver c¨®mo debo hacerlo para que no me haga da?o¡±, cuenta esta empleada canaria. Reconoce que trabaja a un ritmo muy parecido al de antes de su lesi¨®n, ya que si no ¡°cargas de m¨¢s trabajo a tus compa?eros; somos los que somos, si vas m¨¢s despacio el trabajo no sale¡±. Pablo Alc¨¢zar, de 28 a?os, tambi¨¦n ha trabajado con dolor: ¡°Tuve un problema de ligamentos en la mano por un accidente laboral, por coger mucho peso al vuelo¡±, rememora, sobre su etapa en un establecimiento de comida r¨¢pida. ¡°Los jefes fueron muy comprensivos al principio, pero a la larga como que sospechaban y me exig¨ªan cada vez m¨¢s. Nunca hubo una adaptaci¨®n formal de mi puesto de trabajo tras la baja. Es duro trabajar con dolor, pero ten¨ªa el alta. No me quedaba otra¡±, comenta este empleado de Castell¨®n.
Las situaciones que describen estos trabajadores son habituales en el mercado laboral espa?ol, seg¨²n denuncian los expertos sindicales en salud laboral. ¡°En Espa?a apenas se adapta el puesto de trabajo a las capacidades de las personas, no se hace una correcta evaluaci¨®n de riesgos¡±, denuncia Mariano Sanz, secretario confederal de salud laboral de CC OO. ¡°No hay voluntad por parte de las empresas. Apenas adaptan los puestos a las condiciones de los trabajadores. Ni se apuesta por cambiar el ritmo de las tareas, ni por la flexibilidad en los horarios, ni por la vigilancia de la salud. La gente vuelve de su baja como si no hubiera pasado nada¡±, agrega Ana Garc¨ªa de la Torre, secretaria de salud laboral en UGT.
Estos expertos analizan el problema de acuerdo a su experiencia, por sensaciones vinculadas a su d¨ªa a d¨ªa como representantes de los empleados. Pero la realidad es que no hay estad¨ªsticas oficiales que radiograf¨ªen este problema: sabemos que en Espa?a hay m¨¢s bajas laborales que nunca, pero no si ello est¨¢ conduciendo a un alza en las adaptaciones de puestos de trabajo. Sanz y Garc¨ªa de la Torre creen que no sucede en la medida que deber¨ªa y que en Espa?a apenas se adaptan las tareas de los trabajadores que han perdido parte de sus capacidades.
Tampoco hay estad¨ªsticas oficiales a nivel europeo que profundicen en ello, pero hay indicios de que Espa?a adapta menos que sus vecinos m¨¢s avanzados. Mar¨ªa del Mar Cresp¨ª, profesora de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universitat de les Illes Balears y experta en incapacidad temporal, hace referencia a un estudio de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo: solo la mitad de los negocios espa?oles encuestados dice tomar medidas para apoyar a los empleados al volver de una baja prolongada, lej¨ªsimos del Reino Unido, Alemania o Pa¨ªses Bajos, donde casi todas las empresas dicen hacerlo. Adem¨¢s, el dato espa?ol empeor¨® de 2014 a 2019 (del 53% al 50%), el ¨²ltimo disponible, mientras que el promedio europeo mejor¨® (del 60% al 63%).
Esta pobre adaptaci¨®n de puestos de trabajo en Espa?a es uno de los asuntos que los expertos en salud laboral han subrayado tras la pol¨¦mica de las bajas flexibles. La ministra de Seguridad Social, Elma Saiz, abri¨® el debate al respecto el 3 de octubre: ¡°Hay procesos como el de quien est¨¦ saliendo de un tratamiento de c¨¢ncer que quiz¨¢s, por supuesto desde la voluntariedad y desde la garant¨ªa de su salud, desde su seguridad, pueda incorporarse a trabajar, haciendo una incapacidad temporal que no sea estar de alta o estar de baja¡±. Despu¨¦s su departamento ha ido matizando esta posici¨®n, hasta indicar que el cambio que aspiran a introducir es una reincorporaci¨®n gradual al trabajo una vez se tenga el alta y siempre que el m¨¦dico lo recomiende para agilizar la recuperaci¨®n. Suena muy parecido a una adaptaci¨®n del puesto, algo que ya contempla la legislaci¨®n, pero sin concreci¨®n suficiente.
?Qu¨¦ dice la ley?
Hay varios art¨ªculos de la ley de prevenci¨®n de riesgos laborales que pavimentan este derecho de los trabajadores, aunque los expertos destacan que no aterrizan lo suficiente las obligaciones de las empresas, lo que impide que las adaptaciones sean tan frecuentes como deber¨ªan. El art¨ªculo 15 habla de ¡°adaptar el trabajo a la persona, en particular en lo que respecta a la concepci¨®n de los puestos de trabajo¡±; el 16 obliga a una evaluaci¨®n inicial de los riesgos que deber¨¢ ser actualizada ¡°cuando cambien las condiciones de trabajo y, en todo caso, se someter¨¢ a consideraci¨®n y se revisar¨¢, si fuera necesario, con ocasi¨®n de los da?os para la salud que se hayan producido¡±. El art¨ªculo 22 estipula que el empresario ¡°garantizar¨¢ a los trabajadores¡± un servicio de ¡°vigilancia peri¨®dica de su estado de salud en funci¨®n de los riesgos inherentes al trabajo¡± y el 25 detalla la protecci¨®n de trabajadores ¡°especialmente sensibles a determinados riesgos¡±.
¡°Esta es la parte te¨®rica¡±, explica ?lex Tisminetzky, abogado del Colectivo Ronda y especialista en salud laboral, ¡°por la cual al volver de una baja te deber¨ªan mandar al servicio de prevenci¨®n, que haya un informe m¨¦dico que dictamine si eres apto o no para seguir realizando tu puesto, y sin que la empresa conozca tus patolog¨ªas le deben quedar claras tus limitaciones¡±. Cree que las empresas ¡°priorizan maximizar beneficios y no la integridad f¨ªsica de sus trabajadores¡±. En su experiencia, asegura que es habitual que sea el propio trabajador el que se marcha: ¡°A veces el servicio de prevenci¨®n dice que el trabajador puede volver a su puesto habitual, pese a que no se encuentre en condiciones, y para no trabajar con dolor, para no atentar contra su integridad f¨ªsica, el empleado se va¡±.
Tisminetzky destaca que los servicios de prevenci¨®n, normalmente a cargo de empresas externas, ¡°a veces se pliegan al dictado de las compa?¨ªas¡± y dan la luz verde a la ligera. Sin embargo, dice Tisminetzky, si en un proceso judicial se demuestra que el empleado no estaba en condiciones ¨®ptimas la responsabilidad (y la consecuente indemnizaci¨®n por da?os) recae en el servicio de prevenci¨®n, no en la compa?¨ªa. ¡°Esto tambi¨¦n est¨¢ pasando, y est¨¢ haciendo que muchas empresas de prevenci¨®n extremen sus cautelas. Hay empresas de prevenci¨®n que hacen bien su trabajo¡±. Pone como ejemplo un caso que ganaron en junio, en el que una cadena de supermercados no adapt¨® correctamente el puesto de un empleado. El servicio de prevenci¨®n pidi¨® la adaptaci¨®n del mozo de almac¨¦n, ya que tras un accidente de trabajo le encontr¨® en situaci¨®n de ¡°apto con limitaciones¡±. Pero la empresa no adapt¨® y la justicia dio la raz¨®n al empleado, lo que oblig¨® a la empresa a adaptar el puesto y a indemnizarle.
El an¨¢lisis del servicio de prevenci¨®n puede conducir a otro lugar, a que al empleado no se le considere apto para volver y que, a la vez, no se encuentre la forma de adaptar el puesto. En ese caso la empresa puede despedir al trabajador por inaptitud sobrevenida, una causa objetiva con una indemnizaci¨®n de solo 20 d¨ªas por a?o trabajado. Cinta Vivancos, vicepresidente de la Asociaci¨®n Nacional de Laboralistas (ASNALA), indica que este escenario tambi¨¦n es frecuente, dado el tejido productivo espa?ol. ¡°La mayor¨ªa de empresas son pymes, no grandes compa?¨ªas con varios tipos de puestos y la capacidad de adaptar. Reincorporar a estos trabajadores es, muy a menudo, m¨¢s dif¨ªcil de lo que parece para estos empresarios. Si no tienen manera de hacerlo, la ley est¨¢ de su parte¡±, indica. Esa inaptitud no tiene por qu¨¦ ir acompa?ada de un reconocimiento de incapacidad permanente, ya que el trabajador puede no estar en condiciones de realizar esas tareas pero s¨ª otras en otras empresas. En ese escenario, el trabajador se va a la calle sin una prestaci¨®n por incapacidad.
Vivancos asegura que son habituales las denuncias por discriminaci¨®n tras estos despidos objetivos. ¡°Veo a muchas empresas en la tesitura de si aguantar con un trabajador que no est¨¢ en condiciones para no entrar en l¨ªos judiciales, a trabajadores que sufren y se callan dolores para no complicarse la vida, con miedo al desempleo que les espera si se van... Son situaciones complejas para las dos partes¡±. Esta experta cree que esta disyuntiva desincentiva la contrataci¨®n de trabajadores mayores de 50 a?os, los m¨¢s expuestos a enfermedades que conducen a una baja laboral.
Otros sistemas
Cresp¨ª compara el sistema espa?ol con el de otros pa¨ªses europeos en su estudio Incapacidad temporal y programas de retorno al trabajo: una reforma necesaria. ¡°La adopci¨®n de programas de retorno al trabajo es dif¨ªcilmente conjugable con nuestra legislaci¨®n actual¡±, critica, al contrario que en otros pa¨ªses europeos.
Inicia su estudio con el siguiente ejemplo: ¡°Imaginemos un dise?ador gr¨¢fico que es operado de una lesi¨®n de tobillo. En Espa?a, lo m¨¢s probable es que dicho trabajador permanezca en situaci¨®n de incapacidad temporal, no solo durante la primera fase, sino hasta que recupere la movilidad suficiente para poder desplazarse sin excesivas dificultades hasta su puesto de trabajo. En Suecia, en cambio, teniendo en cuenta que una lesi¨®n de tobillo es una patolog¨ªa que puede obstaculizar la movilidad, pero no impide desarrollar una actividad laboral sedentaria como es la de dise?o gr¨¢fico, lo m¨¢s probable es que el mismo trabajador se reincorpore al trabajo tras la primera etapa de reposo estricto¡±.
La diferencia, explica, est¨¢ en la normativa sueca, por la cual ¡°a partir de un determinado momento y sin estar completamente recuperado, el trabajador puede prestar servicios si se le dispensa la asistencia necesaria. En tal caso, la disposici¨®n de una cierta capacidad para generar un determinado rendimiento econ¨®mico hace que carezca de sentido seguir provey¨¦ndole de una prestaci¨®n sustitutiva de la mayor parte del salario¡±. Cresp¨ª abunda: ¡°El riesgo que fundamenta la incapacidad temporal ya no se concibe como un evento irremediable hasta que se produzca la plena recuperaci¨®n, sino como un conflicto que puede relativizarse y cuya resoluci¨®n depende, en parte, de los esfuerzos dedicados a favorecer la vuelta al trabajo¡±. Con este enfoque, parecido al de Alemania o Pa¨ªses Bajos, esta experta indica que se consigue un mejor aprovechamiento de las capacidades de los trabajadores y se aten¨²a el efecto de las bajas en las arcas p¨²blicas. Tambi¨¦n subraya el efecto negativo que las bajas de larga duraci¨®n y la inactividad tienen en la salud mental de los empleados.
Frente a esta visi¨®n choca la suspicacia de los representantes de los trabajadores, que temen que una mala articulaci¨®n de estos programas de retorno atente contra la salud de los empleados. El representante de CC OO asegura que las altas sin estar recuperado del todo, ¡°en las que incurren tantos trabajadores¡± ¡ªya sea por voluntad propia, por miedo a un castigo posterior o por presi¨®n de sus jefes¡ª, son ¡°una espada de Damocles, por la amenaza del despido por inaptitud sobrevenida¡±. Cree que esa amenaza cada vez es mayor ¡°dada la fuerza creciente del neoliberalismo, c¨®mo a cada trabajador se le ve como un lim¨®n a exprimir, por la deshumanizaci¨®n que estamos viendo en las relaciones laborales, la falta de empat¨ªa con sus problemas, con cada vez m¨¢s decisiones que toman algoritmos en vez de personas¡±. Esos argumentos le hacen desconfiar de estas v¨ªas.
¡°Al trabajador se le pide que pase de cero a cien, aunque la ley requiera la puesta en marcha del principio de acci¨®n preventiva. Pero sabemos que no se hace porque la misma ley es de m¨ªnimos¡±, insiste la representante de UGT. Defiende la necesidad de ¡°negociar protocolos de reincorporaci¨®n segura¡±, ya existentes en las empresas con m¨¢s fuerza de los trabajadores. Esta conversaci¨®n se est¨¢ dando en el Ministerio de Trabajo, en un di¨¢logo en marcha desde hace meses con el objetivo de reformar la ley de prevenci¨®n de riesgos laborales. ¡°Es una oportunidad para que la ley recoja la obligaci¨®n de los protocolos de incorporaci¨®n¡±, agrega Garc¨ªa de la Torre, que tambi¨¦n reclama m¨¢s recursos para que Inspecci¨®n sancione a las empresas que ponen en riesgo la salud de los trabajadores, ¡°lo que est¨¢ conduciendo a un aumento de la siniestralidad¡±. ¡°La externalizaci¨®n masiva de los servicios de prevenci¨®n ha ahondado en este problema¡±, insiste la sindicalista.
Israel, empleado madrile?o en log¨ªstica de 35 a?os, apuesta por una vuelta al trabajo paulatina: ¡°Tuve una lesi¨®n de rodilla por la que estuve varios meses de baja. Entonces, cuando empezaba a estar mejor pero a¨²n no para andar cargando cajas, si me hubieran dicho que pod¨ªa empezar poco a poco, o que pod¨ªa estar en un puesto de oficina, algo as¨ª, seguro que habr¨ªa dicho que s¨ª. Pero eso no sucedi¨®. Me habr¨ªa gustado¡±.
Bajas al alza
Las cifras oficiales dibujan una senda creciente preocupante respecto a las bajas laborales. Los datos de la Seguridad Social a cierre de 2023 indican que las incapacidades temporales por contingencias comunes registraron una prevalencia media de 47,3 por cada 1.000 asalariados. Es el máximo desde que hay cifras consolidadas, una serie que empieza en 2007. Entonces era 32,4, registro que cayó hasta un mínimo de 19,1 en 2012. El crecimiento también se da entre los autónomos, en máximos históricos, personas a las que una baja reduce muchísimo sus ingresos. La prevalencia de la incapacidad temporal por contingencias comunes por cada 1.000 autónomos protegidos ascendió en 2023 a 40,69, muy por encima del 27,73 que esta variable se anotó en 2014.
Los motivos principales del incremento, según los expertos, son el envejecimiento de la población trabajadora (hoy los ocupados de 50 años o más son el 35% del total, más que nunca; hace dos décadas eran el 19,6%) y el atasco en la sanidad pública (España registró en 2023 un récord de 849.535 personas en listas de espera quirúrgicas, casi el doble que hace 20 años, cuando había 9,78 personas en esta situación por cada 1.000 habitantes; hoy son 18,11).
Un informe reciente del Ivie pone en relación el impacto de la incapacidad temporal en España con respecto a sus vecinos europeos, un diagnóstico en el que el país queda mal parado. España es el segundo país con un mayor número de ocupados que se ausentan del trabajo por enfermedad (4,1%, empatados con Portugal y solo por detrás de Francia) y es el cuarto que más proporción de su PIB gasta en prestaciones por incapacidad temporal (un 1,4%, solo por detrás de Países Bajos, Alemania y Suecia).
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