Un paso adicional
El real decreto-ley aprobado por el Gobierno va en la buena direcci¨®n, pero podr¨ªa ser insuficiente
Desde que hace cuatro a?os comenzara la crisis financiera m¨¢s importante de la historia reciente, el sistema bancario mundial ha tenido que reforzar su posici¨®n de capital con 1,2 billones de d¨®lares, cifra equivalente al 85% del PIB espa?ol. Resultar¨ªa dif¨ªcil encontrar otro sector en la econom¨ªa que en un periodo de tiempo tan reducido haya tenido que reforzar su posici¨®n de capital de forma tan intensa. Este proceso responde en gran medida a la estructura de los balances de los operadores bancarios, as¨ª como a su enorme sensibilidad al ciclo econ¨®mico, al contar ¨²nicamente con un 10% de capital sobre el total de activo. Como consecuencia de ello, y a pesar de la regulaci¨®n bancaria, esta situaci¨®n provoca que deterioros relevantes en el valor de los activos pueda generar movimientos sustanciales en la estructura de capital de las entidades.
Sin embargo, la forma en la que se ha ido produciendo la recapitalizaci¨®n en los pa¨ªses de nuestro entorno ha estado muy condicionada por la tipolog¨ªa de activos que cada sector bancario ten¨ªa en sus balances. As¨ª, aquellos con una mayor presencia de activos cotizados, valorados a precio de mercado, hicieron el proceso de ajuste de forma inmediata, empujados por la ca¨ªda en las cotizaciones de esos activos y la consiguiente necesidad de reconocer los saneamientos oportunos que, cuando generaron p¨¦rdidas, obligaron a reforzar la posici¨®n de capital. Ese fue el caso de la mayor parte de pa¨ªses anglosajones. Muy distinta ha sido la evoluci¨®n en Espa?a, donde en los balances de los bancos predominan los cr¨¦ditos, sin cotizaci¨®n de mercado, y cuyo saneamiento viene vinculado a las normas de contabilidad bancaria. Ello ha llevado a un reconocimiento de p¨¦rdidas m¨¢s lento y vinculado a la introducci¨®n de nuevas normas. L¨®gicamente, al ser un proceso din¨¢mico, mientras los activos permanezcan en los balances, el deterioro del ciclo no hace sino acentuar la necesidad de reconocer un valor de los activos cada vez menor.
En este contexto, el real decreto-ley recientemente publicado supone un nuevo paso en el proceso de saneamiento de los activos bancarios en nuestro pa¨ªs, con una hoja de ruta que guarda muchos elementos comunes con las iniciativas anteriores, y que, como ya ocurriera entonces, no cabe pensar que sea definitivo en la consecuci¨®n de su objetivo ¨²ltimo. Es previsible que el deterioro c¨ªclico actual y estimado para pr¨®ximos meses provoque un incremento de morosidad en segmentos que no son objeto de saneamiento relevante en esta nueva norma, y que por tanto requerir¨¢n nuevas provisiones.
Las consecuencias del RDL cabe analizarlas al menos en una doble dimensi¨®n. En primer lugar, por su impacto en el sector bancario. El reconocimiento inmediato de estos saneamientos ¡ªsin menoscabo de que puedan existir necesidades adicionales por otros activos¡ª podr¨¢ generar nuevas fusiones en las que posiblemente participar¨ªan aquellas con una posici¨®n inicial menos holgada. Una de las ventajas de estos procesos es que permitir¨ªa a las entidades reconocer los saneamientos contra patrimonio en lugar de generar p¨¦rdidas contables. Pero m¨¢s all¨¢ de las consideraciones contables, las nuevas necesidades de capital tendr¨¢n que ser cubiertas con ampliaciones de capital privadas ¡ªprevisiblemente mediante canje de participaciones preferentes y pago de dividendos en acciones¡ª o mediante nuevas apelaciones a fondos del FROB. Seg¨²n nuestras estimaciones, de los 50.000 millones de euros que se estima que puedan requerirse con este nuevo RDL, el sector ya tiene fondos para absorber 25.000 millones. Y el resto podr¨¢ ser absorbido solo de forma parcial por la propia generaci¨®n de resultados de las entidades. Por tanto, la mera aplicaci¨®n del RDL podr¨ªa requerir nuevo capital por un importe de entre 15.000 y 20.000 millones de euros, que habr¨¢ de ser cubierto mediante ampliaciones de capital o inyecci¨®n de fondos del FROB. ?nicamente si todas las entidades participaran en procesos de fusi¨®n podr¨ªamos concluir que el sector tendr¨ªa capacidad para absorber esta fase del proceso de recapitalizaci¨®n de forma end¨®gena, mediante la combinaci¨®n de entidades con posiciones excedentarias con entidades deficitarias.
En segundo lugar, por su impacto en el sector inmobiliario, cuya situaci¨®n patrimonial puede verse deteriorada si estos saneamientos de los balances bancarios se trasladan a una ca¨ªda de la valoraci¨®n de todos los activos inmobiliarios. Como es previsible que este efecto se produzca, ser¨ªa necesario dise?ar mecanismos que permitan que los proyectos viables puedan seguir avanzando. Si no se instrumentan estas medidas, la segunda derivada de los ajustes, en el peor de los casos, podr¨ªa ser un mayor deterioro de la solvencia de estas compa?¨ªas y, por tanto, un mayor deterioro del cr¨¦dito en el balance de las entidades bancarias, sin lograr dinamizar la actividad y sin resolver definitivamente el problema del sector bancario. Menos claro resulta el impacto que el nuevo RDL pueda tener de forma directa en el precio de la vivienda. Si tenemos en cuenta que actualmente las entidades tienen provisionado el 31% del valor de las viviendas adjudicadas, y que la nueva norma les obliga a llegar al 35%, el margen de diferencia parece reducido como para tener un impacto directo significativo.
En definitiva, dadas las caracter¨ªsticas del sector bancario espa?ol, el proceso de saneamiento de los balances resulta imprescindible para que se produzca un desapalancamiento mayor, que a su vez es una condici¨®n necesaria para la reactivaci¨®n de los flujos crediticios. La velocidad con la que este proceso se lleve a cabo depender¨¢ de la capacidad que tengan las entidades para reconocer el menor valor de los activos y, en su caso, de captar m¨¢s capital. El nuevo RDL va en la buena direcci¨®n, pero podr¨ªa ser insuficiente, especialmente si atendemos a la posici¨®n c¨ªclica en la que nos encontramos.
Alfonso Garc¨ªa Mora y Enrique Mart¨ªn son socios de Analistas Financieros Internacionales (AFI).
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